«Usando la genómica podemos hacer en dos partos que una holstein produzca la grasa de una jersey»

Juan Moreno procede de una familia de ganaderos en Colombia y comenzó haciendo trasplante de embriones en vacas de carne en Texas (EEUU). Desde hace 13 años trabaja con genética de vacas de leche desde la empresa Sexing Technologies

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La publicación de la cadena de ADN en la revista Nature en el año 1953 supuso un hito histórico que abrió nuevas puertas para la investigación tanto en el ámbito de la salud humana como en la mejora genética para la producción agrícola y ganadera. Juan Moreno es un experto en el campo de la genómica y defiende las posibilidades que abre para la producción de leche. «Podemos usar la genética para aumentar la producción de manera vertiginosa, pero también para mejorar su relación con el medio ambiente», asegura.

Allí donde va, como en las últimas Jornadas Técnicas de Vacuno de Leche organizadas por Seragro en Lugo, donde intervino como poniente, Juan, que es el responsable de la empresa Sexing Technologies (ST Genetics), siempre defiende que se deben aprovechar las nuevas tecnologías disponibles en el campo de la genómica para avanzar más rápidamente en distintos aspectos de la producción lechera de lo que se hizo hasta ahora con la simple selección genética y asegura que otros sectores tomaron la delantera.

Los avances en la producción de leche han sido menores que en otros ámbitos, porque mientras en la producción de cereales o en sectores como el avícola o porcino se aumentó un 600% la productividad, en el lechero en el mismo tiempo solo se logró duplicar

«En el último medio siglo gracias a la mejora genética de las semillas y a los fertilizantes se logró una producción de cereales seis veces mayor empleando la misma tierra. El avance en la producción de pollos y de cerdos en los últimos años fue semejante gracias también a la mejora genética y en la alimentación. Por eso el pollo o los cereales son tan baratos en los supermercados, porque lograron producir más con menos. Eso mismo es lo que hay que hacer en la producción de proteína láctea, un campo en el que vamos más retrasados, porque mientras en la producción de cereales la productividad se multiplicó por seis, en la producción de leche en el mismo periodo de tiempo los avances fueron menores. La producción lechera solo se multiplicó por dos, una mejora del 100% frente a la mejora del 600% en los cereales», ejemplificó.

Genotipar para acertar

Para avanzar más rápidamente, aseguró el responsable de Sexing Technologies, «hay que genotipar». «La tecnología del ADN es muy poderosa y está en nuestras manos para usarla ya a día de hoy. Por primera vez tenemos una tecnología que nos permite predecir el futuro. A los 15 días de vida de la ternera ya podemos predecir con el 80% de fiabilidad cual va a ser su ganancia de peso, su producción y calidad de leche, su fertilidad, su salud y su eficiencia alimentaria. ¿Por qué esperar dos años a que para y comience a dar leche para saberlo?», se preguntó.

Por eso, dijo, lo que deben plantearse los ganaderos no es cuánto les cuesta el genotipado, sino cuanto les va a ahorrar por evitar una decisión equivocada. «¿Cuál es el coste de criar, alimentar y cuidar dos años a una ternera que después no nos da el rendimiento esperado y cuál es la ganancia de acertar con una ternera que además de mayores beneficios nos permite mejorar la genética de nuestro rebaño?», argumentó.

¿Cuál es el coste de criar, alimentar y cuidar dos años una ternera que después no nos da el rendimiento esperado? Antes era una lotería, una adivinanza, pero hoy tenemos la tecnología que nos permite trabajar con certezas

«Antes era una lotería, una adivinanza, pero hoy tenemos la tecnología que nos permite trabajar con certezas y no solo podemos saber cómo va a ser la vida de ese animal, sino también de su descendencia porque también podemos saber cuál es el mejor toro para esa vaca y cuál va a ser el animal resultante, por lo que podemos adivinar más a futuro, porque podemos predecir dos generaciones, la de esa ternera que acaba de nacer y la de sus hijas, la siguiente generación», afirmó.

Mejorar el porcentaje de grasa en poco tiempo

Esta capacidad de predicción permite, aseguró este experto, que haya aspectos de la producción de leche que se puedan mejorar muy rápidamente a través del empleo del genotipado. «En dos generaciones y solo usando la genómica y la selección genética podemos convertir una vaca holstein, cuya producción media de grasa es del 3,2%, al nivel de producción de grasa de una jersey, por encima del 4%, es algo que antes nos llevaba 50 años y ahora logramos en 4 años», ejemplificó.

Juan explicó que esto se debe al hecho de que el porcentaje de grasa de la leche que produce un animal tiene un nivel de heredabilidad del 60%. «Por eso es muy fácil y rápido mejorar los porcentajes de grasa de una granja a través de herramientas como la genómica y la selección genética, pero al mismo tiempo también es fácil empeorar si descuidamos este aspecto en la selección del semen que le ponemos a nuestras vacas», advirtió.

Puso un ejemplo real, que le tocó intentar correxir. «Hace 5 años nos llamaron de la cooperativa Aurora, de Santa Catalina, en Brasil, que procesa la leche de sus 100.000 socios. Estaban preocupados porque el Gobierno brasileño había fijado por ley el porcentaje mínimo de grasa y proteína que debía contener la leche en el mercado y la leche que les llegaba de sus productores tenía un contenido en grasa inferior al 3%. Primero pensaron que todos los ganaderos estaban cometiendo la maldad de echarle agua a la leche y hasta contrataron a investigadores privados que comprobaron que no era por eso. Luego lo achacaron a un problema de nutrición y contrataron a expertos nutrólogos que comprobaron que no se trataba de un problema nutricional. Así que finalmente nos contrataron a nosotros para que les hiciésemos 5.000 test genómicos a las vacas de la cooperativa y cuando llegaron los resultados quedaron asustados. Habían logrado genéticamente una vaca que podía producir leche desnatada. Lo que había pasado es que en esa zona de Brasil durante 20 años los ayuntamientos hacían licitaciones públicas y compraban semen que luego distribuían gratuitamente entre los ganaderos para ganar votos y lo que hacían los alcaldes era fijarse solo en el precio para tener más dosis para regalar, por lo que las multinacionales que les vendían el semen mandaban para allí el peor semen que tenían, el más barato, el que no podían vender en ningún otro lugar del mundo porque tenían características negativas en grasa y proteína, así que al final crearon un grupo genético de vacas en esa zona que producían leche con un porcentaje de grasa del 2,8%, es decir, habían logrado algo que parece imposible, empeorar en vez de mejorar sus vacas de producción de leche usando genética e inseminación artificial porque no se preocuparon de los rasgos genéticos que tenía el semen que ponían», explicó.

Hoy, cinco años después, dijo, y seleccionando simplemente toros con los mayores índices de grasa y proteína, la cooperativa logra ya cumplir con los mínimos de calidad exigidos por el Gobierno brasileño y están avanzando muy rápidamente en porcentajes de grasa y proteína «porque son caracteres con mucha heredabilidad, igual que el tema del tamaño, es muy fácil hacer una vaca grande o pequeña y cambiar el tamaño medio del rebaño», aseguró.

Soy totalmente agnóstico en el tema de las razas, porque hay animales buenos y malos en todas las razas, pero la ventaja de las holstein con respeto al resto es que hay muchos más animales de esta raza en el mundo y eso permite tener mucho más donde escoger

A respeto de la introducción de otras razas distintas a la frisona para el aumento del porcentaje de sólidos en la leche, afirmó que «hay animales buenos y malos en todas las razas». «Soy totalmente agnóstico en el tema de las razas, yo me crié en una ganadería con vacas pardo alpinas y pienso que no hay diferencias en la manera de seleccionar los animales. Pero la ventaja de las holstein con respecto a otras razas es que hay muchos más animales de esta raza en el mundo y eso permite tener mucho más donde escoger. Por eso es mucho más fácil avanzar más rápidamente y también por eso es mucho más fácil rectificar y corregir si cometes un error», argumentó.

Mandan los habitantes de las ciudades

Para Juan Moreno, el proceso de creciente urbanización de la sociedad está teniendo repercusiones sobre la producción de alimentos y sobre la forma de producirlos. Una de las consecuencias de este proceso de concentración de la población en las ciudades es que es allí donde se toman las decisiones. «El 78% de la población europea vivirá solo dentro de 10 años, en el 2030, en las ciudades. Eso significa que el 78% de los votos van a estar en las ciudades y que va a ser esa población la que va a tomar las decisiones de qué tenemos que producir y cómo lo tenemos que producir», afirmó.

«Y de nada sirve resistirse, es una pérdida de tiempo, lo que hay es que adaptarse. En las ciudades llevaban 20 años diciendo que comer grasa láctea era malo pero ahora se puso de moda comer mantequilla y por eso se demanda contenido graso en la leche, porque los señores de la ciudad decidieron que comer mantequilla es sabroso y sano, por eso la grasa de la leche hoy vale dinero», ejemplificó.

Solo dentro de 10 años el 78% de la población europea vivirá en las ciudades y serán ellos los que decidirán cómo tenemos que producir porque allí es donde estará el 78% de los votos

Del mismo modo, dijo, «el consumidor quiere que eliminemos las hormonas y los antibióticos y tenemos que usar la tecnología genómica para adelantarnos en la predicción de enfermedades del ganado para usar menos antibióticos porque así nos lo va a exigir el consumidor desde las ciudades». Y añade: «En los próximos 5 años usaremos la bioelectrónica igual que empleamos todos el teléfono móvil y eso supondrá una trazabilidad total del productor al consumidor. En Japón la carne en el supermercado ya tiene un código de barras que se lo dice todo al consumidor y eso va a extenderse a todos los productos. No pensemos que vamos a poder seguir ocultando determinadas prácticas que usábamos hasta ahora porque nos van a descubrir», afirma. Aunque dejó claro que «el consumidor tiende a ser romántico y a pensar siempre que los alimentos eran mejores y más sanos los producidos en el pasado, pero eso no es cierto, es un mito», aseguró.

Lograr mayor eficiencia en la conversión alimenticia

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Un momento de la ponencia de Juan Moreno en las jornadas de Seragro

El incemento previsto en la población mundial (la ONU calcula que en el planeta habrá 2 billones de personas más dentro de 30 años, pasando así de los 7,7 billones actuales a los 9,7 billones previstos en el 2050) hará que la demanda de alimentos para esa población también se incremente, trasladando a los agricultores y ganaderos tanto la responsabilidad del cuidado del planeta como la de la producción de alimentos para la población.

«Las distintas culturas tienen preferencias culturales distintas a la hora alimentarse y de ingerir las diferentes proteínas animales, sea leche, carne de vaca, de cerdo o de pollo, pero cuanto mayor poder adquisitivo tiene la población mayor es el consumo de proteína animal, la relación es directa y clara», afirma Juan Moreno.

El consumidor de ciudad hoy en día acepta que se usen los avances genéticos para crear órganos en cerdos para trasplantar luego a las personas y salvar vidas humanas en el primer mundo, pero por el contrario no acepta comer carne ni alimentar a la población con animales modificados genéticamente

Sin embargo, dijo, la actitud del consumidor actual no está exenta de cinismo cuando se trata de aprovechar los avances que permite la genética para alimentar a la población mundial. «El consumidor de ciudad hoy en día acepta que se usen los avances genéticos para crear órganos en cerdos para trasplantar luego a las personas y salvar vidas humanas en el primer mundo, pero por el contrario no acepta comer carne ni alimentar a la población con animales modificados genéticamente», contrapone.

«Los señores de ciudad quieren que plantemos más árboles, pero no quieren que usemos más tierra para producir alimentos. Son ellos los que mandan, así que tenemos que adaptarnos y la única forma de hacerlo es mejorando la eficiencia alimenticia de los animales. El Gobierno de EEUU lleva ya 5 años trabajando en un proyecto para mejorar la conversión alimenticia en las vacas, es algo que ya hicieron antes los productores de pollos y de cerdos», indicó.

Y explicó que en las pruebas hechas en EEUU se comprobó que las hijas de los mejores toros en conversión alimenticia comen hasta tres toneladas menos de alimento para la misma ganancia de peso en los dos años de crianza que las hijas de toros que son menos eficientes en conversión del alimento, es un aspecto que tiene un factor de heredabilidad del 0,21 -indicó- por lo que es posible mejorar genéticamente las vacas de producción de leche en este parámetro, dijo. Además, aclaró «la eficiencia en la conversión alimenticia no tiene relación con el tamaño del animal ni tampoco con la cantidad de leche que produce, es un rasgo genético diferenciado».

El Gobierno de EEUU lleva ya 5 años trabajando en un proyecto para mejorar la conversión alimenticia en las vacas porque para poder alimentar a la población mundial en las próximas décadas tenemos que lograr duplicar la cantidad de leche que logramos por hectárea de terreno

«Como no podemos multiplicar la tierra que hay en el planeta tenemos que tener vacas más eficientes porque sino las vacas necesarias para alimentar a esos 2.000 millones más de personas que se prevén dentro de 30 años no nos cogerían en el planeta Tierra, hoy tenemos 274 millones de vacas en el mundo pero si no logramos mejorar su eficiencia en 2050 tendríamos que tener 525 millones de vacas, así que como eso no es posible tenemos que producir más con menos, que es lo que hicieron también los productores de cereales en las últimas décadas, es decir, como mínimo tenemos que lograr duplicar la cantidad de leche por hectárea de terreno en las próximas décadas para poder alimentar a la población mundial, eso significa una mejora del 1,25% cada año», justificó.

Para Juan Moreno, las exigencias para los productores de leche son cada vez mayores. «Nuestro objetivo final como productores de proteína animal es producir un producto de excelente calidad para satisfacer al consumidor final de nuestro producto en la ciudad de una manera ética, cuidando el medio ambiente y protegiendo el bienestar animal de los animales que cuidamos. Por eso tenemos que mejorar la genética y la alimentación de las vacas para producir más con menos y para eso contamos con numerosas herramientas genéticas, como el genotipado, que podemos utilizar para competir con otros sectores de producción de alimentos, mejorando la conversión de alimento», resumió.

E negocio mundial de la genética

«Las pajuelas para inseminación artificial son un invento que tiene ya 50 anos, lo único que hemos mejorado es lo que va dentro», afirma el responsable de Sexing Technologies, una de las empresas punteras del sector de la genómica que procesa semen sexado para las grandes compañías de genética del mundo.

En el mundo se venden a día de hoy 400 millones de dosis de semen de toro al año. «Donde más se vende es en la India, unos 80 millones, porque como no comen carne de vacuno tienen que alimentar a la población con proteína láctea», explica Juan. El segundo consumidor mundial de genética bovina es EEUU, con 73 millons de dosis anuales, mientras que los países de Europa Occidental en su conjunto gastan la mitad de esta cifra, unos 36 millones de dosis de semen al año.

Pero el negocio de la genética ha ido evolucionando de la simple venta de semen para inseminación artificial y en la actualidad camina hacia las evaluaciones genómicas de los animales receptores y la implantación en las vacas y novillas de semen sexado de los toros que mejor se adapten a sus características y que asegure de esta forma una descendencia femenina.

El semen sexado fue inventado en el año 1984 por Larry Johnson y Glenn Welch en los EEUU. En la actualidad se venden ya más de 16 millones de dosis de semen sexado al año (según los datos del año 2018) y hay ya 28 laboratorios en 16 países del mundo creando semen sexado, que representa alrededor del 4% del semen usado para la inseminación de vacas a nivel mundial. Aunque se produce semen sexado de otras especies como benados, caballos, ovejas o cabras, la producción de vacuno de leche acapara la mayor producción de semen sexado.

Un estudio de la Universidad de Cornell asegura que el sexo del feto influye en la cantidad de leche que se produce en la lactación y que cuando una vaca trae una ternera da 220 litros más de leche en ese parto que cuando pare un ternero

Juan aseguró que «el sexo del feto influye en la cantidad de leche que produce la vaca en su lactación» y según un estudio de la Universidad de Cornell, en la que analizaron un millón y medio de animales, «las vacas dan más leche si la cría que paren es una hembra», por lo que defendió la utilidad del uso de semen sexado en las vacas de producción de leche. El estudio de esta Universidad americana asegura que cuando una vaca trae una ternera produce 220 litros más de leche por lactancia que si pare un ternero.

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