Un estudio de la UE recomienda apoyar las cooperativas para evitar la volatilidad del mercado lácteo

Un estudio de la UE recomienda apoyar las cooperativas para evitar la volatilidad del mercado lácteo

El Diario Oficial de la Unión Europea (DOUE) acaba de publicar un dictamen del Comité Económico y Social Europeo (CESE) con recomendaciones para el sector lácteo ante el fin del sistema de cuotas, que acabó el pasado 31 de marzo. El dictamen data del 21 de enero pasado -dos meses antes del final del régimen de cuotas lácteas vigente en la UE desde 1984- y señala la conveniencia de hacer un seguimiento y una «revisión continua» de las «insuficientes medidas de ‘red de seguridad’ de la nueva PAC» para que tengan una relación «más directa» con los costes reales de producción.

En concreto, el CESE propone las siguientes medidas para garantizar la rentabilidad de las explotaciones lácteas de la Unión Europea ante un escenario a largo plazo de volatilidad de los precios de la leche tras el fin de las cuotas lácteas:

 Instrumentos de gestión de riesgo y una mejor «red de seguridad»

El estudio de Ernst and Young también recomienda encarecidamente reforzar la red de seguridad en casos de crisis de mercado. Destaca la importancia de ayudar a los productores de leche a que hagan frente a la nueva volatilidad de los ingresos causada por la volatilidad de los precios de la leche y del coste los insumos, y se refiere a instrumentos de gestión de riesgos, desde la cobertura al recurso a mercados de futuros, etc.

La UE deberá permitir a los Estados miembros ofrecer soluciones de tipo fiscal que ayuden a los agricultores a reservar fondos durante los años favorables y que solo se contabilizarán y gravarán en los años peores pero podrán ser utilizados como palanca de inversión en los períodos intermedios por quienes tengan previsto expandirse.

La UE también debe fomentar, promover e incluso regular además la puesta en marcha, por parte del sector de los productos lácteos, de opciones de cobertura de los precios y de los márgenes que permitan a los agricultores beneficiarse, de la manera más sencilla posible, de posibilidades para fijar el precio/margen de la leche de un porcentaje de su producción durante un período determinado de tiempo (sin tener que meterse en todas las complejidades de las transacciones en los mercados de futuros). Los agricultores de los EE. UU. pueden acceder ya a este tipo de instrumentos a través cooperativas lecheras; algunos compradores de leche (Glanbia en Irlanda y Fonterra en Nueva Zelanda) ofrecen regímenes de precios/márgenes fijos de valor para los agricultores. Disponer de más opciones de este tipo en toda Europa revestirá una importancia vital.

El régimen de precio fijo vinculado al índice de la leche instaurado por Glanbia permite a los agricultores bloquear voluntariamente un porcentaje de la leche que producen a un precio fijo durante un período de tres años. El precio se corrige cada año gradualmente para añadir en parte el coste de la inflación de modo que los agricultores se garantizan también una proporción considerable de su margen. Desde 2010 se han realizado cuatro campañas trienales y todas han superado las suscripciones, ya que ofrecen a los agricultores un elevado grado de certidumbre sobre los ingresos que percibirán por un porcentaje de la leche que venden. Se calcula que Glanbia adquiere un 22 % del total de la leche mediante este régimen; la mayoría de los agricultores que se acogieron al régimen en la primera campaña volvieron a hacerlo.

Desde un punto de vista económico, es también fundamental que la UE revise la base de sus disposiciones sobre la «red de seguridad». Inalterados desde mediados de 2008, los precios de intervención de los productos lácteos ofrecen un nivel de «ayuda» equivalente a aproximadamente 19 cents por litro del coste neto de transformación, lo que no guarda ya ninguna relación ni con la banda —mucho más elevada ahora— en que se mueven los precios del sector a nivel mundial o en la UE ni con el incremento significativo de los costes de producción primaria. La UE debe revisar al alza los niveles de su red de seguridad aumentando el precio de intervención de la leche desnatada en polvo y de la mantequilla para adecuarlo al menos al incremento de los costes de producción y debe asimismo hacer un seguimiento regular de la pertinencia de dicha red de seguridad en relación con los costes de producción.

El sector necesitará examinar si puede desarrollarse un instrumento adicional para la gestión de crisis, en particular, en el caso de una volatilidad muy acusada de los precios que pueda poner en peligro la subsistencia de los agricultores.

Desde el punto de vista del agricultor, la cooperativa es el marco jurídico de mayor éxito para gestionar una empresa de productos lácteos. Las cooperativas dan prioridad a los beneficios de sus accionistas (agricultores), ya sea en forma de dividendos o del precio de la leche. Su actividad se basa en el bienestar y el máximo interés empresarial de sus miembros.

Las cooperativas se hallan en una situación única para ser el canal que preste a los agricultores opciones de gestión para afrontar la volatilidad: contratos de precios fijos o la posibilidad de «bloquear» un precio y/o un margen durante un período de tiempo determinado.

En el futuro toda política del sector lácteo deberá tener debidamente en cuenta la importancia capital de las cooperativas, y no deberá poner traba alguna a lo que se considera la estructura ideal desde el punto de vista del agricultor.

Debe abordarse también la cuestión de que los agricultores no consigan recuperar costes en la cadena de venta al por menor. Los consumidores obtienen escasas ventajas de las caídas extremas de precios de los productos lácteos básicos, pero los minoristas siempre tratan de obtener los máximos beneficios presionando a los proveedores cuando los precios de los productos lácteos caen a nivel mundial, como sucede actualmente. Unos precios al por mayor más bajos obtenidos mediante presiones —a veces cuestionables moralmente, aunque sean legales— por los minoristas les proporcionan mayores márgenes de beneficios y cobros abusivos a expensas del resto de la cadena y del consumidor. Los agricultores, que se hallan al extremo de esa cadena, carecen de medios para preservar un margen que permita mantener el nivel de los ingresos familiares. Una intervención más rápida en el mercado por parte de la Comisión Europea contribuiría a superar más rápidamente las crisis del mercado y reduciría al mínimo la presión de los minoristas mencionada en este punto.

La producción sostenible de leche en zonas desfavorecidas

La ganadería del sector lácteo realiza una contribución vital, desde el punto de vista socioeconómico y medioambiental en todas las regiones de la UE. Reconocer y apoyar esta contribución, que en muchas regiones se basa en explotaciones vulnerables y de reducido tamaño, viene formando parte desde hace tiempo de la vocación de la PAC. El pilar II de la PAC incluye numerosas medidas pertinentes en este contexto, igual que lo son las nuevas disposiciones, ahora incluidas en la PAC/OCM que se introdujeron por primera vez en el paquete de medidas sobre la leche.

No obstante, es concebible que la expiración del régimen de cuotas acelere en la UE el desplazamiento de las zonas de producción de leche hacia el norte y el oeste, donde la producción puede llevarse a cabo de la forma más eficaz. Esto podría conducir a un descenso o al abandono de la producción en las zonas de Europa donde el coste es más elevado (que son las más pobres), agudizando los desequilibrios económicos entre las regiones.

La inmensa mayoría de las explotaciones ganaderas de los Estados miembros de la UE tiene un número muy reducido de vacas: en el 75 % de las explotaciones el número no excede de nueve (10). Aunque muchas explotaciones sin duda producen leche para consumo de las familias de agricultores, su vulnerabilidad económica es evidente, tanto más teniendo en cuenta que muchas están situadas en zonas montañosas o desfavorecidas de otra manera.

La Comisión de la UE debe lanzar un proyecto coherente de desarrollo rural y lechero para las zonas de montaña, las regiones de producción lechera desfavorecidas y los Estados miembros en los que la mayor parte de la producción lechera depende de vacadas muy reducidas.

Además del paquete de transferencia de conocimientos —o quizá como parte de él— sería sumamente importante que estas explotaciones tengan acceso a servicios de asesoramiento y formación empresarial que les ayuden a tomar decisiones empresariales inteligentes para su futuro y el de quienes les sucedan. Se les podría orientar sobre cómo diversificarse en mayor medida, ser más eficaces, aumentar de tamaño si es económicamente viable y también, si es el caso, asesorarles sobre actividades profesionales alternativas que el agricultor a cargo o su sucesor podrían considerar (reorientación profesional).

En regiones con riesgo de abandono de tierras, infrautilización de los pastos u otros factores negativos para el medio ambiente, los pagos medioambientales del pilar II podrían dirigirse específicamente, en determinados casos, a los productores de leche.

Es preciso animar a los agricultores vulnerables de todas las regiones a comprometerse con las organizaciones de productores y las organizaciones interprofesionales a fin de promover producciones de calidad e incrementar su peso e influencia en la cadena de suministro.

Los pagos a jóvenes agricultores podrían utilizarse también para fomentar el relevo generacional cuando el éxodo rural resulte preocupante debido a la limitada capacidad de generación de ingresos. Para estos agricultores, la inversión podría fomentarse mediante préstamos en condiciones ventajosas u otros regímenes semejantes.

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