«Pretendemos defender mejor lo que producimos, nos parece justo»

Nace, impulsada por tres productores de los municipios de Lourenzá, Mondoñedo y Trabada, la marca 'Faba Verdina de Galicia', bajo la que intentarán comercializar este año 15 hectáreas de este producto

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Rocío, Alfonso e Jesús, cunha caixa de faba verdina

Rocío, Alfonso e Jesús, cunha caixa de faba verdina en Santo Tomé, no Val de Lourenzá

La unión de tres productores de haba de A Mariña, Alfonso Cartoy, de Santo Tomé, en Lourenzá; Rocío Maseda, de Vilamor, en Mondoñedo; y Jesús Monasterio, de Sante, en Trabada, alumbra el nacimiento de la marca colectiva Faba Verdina de Galicia, con la que pretenden comercializar inicialmente unas 5 toneladas de esta legumbre.

La verdina es quizás la menos conocida de las habas cultivadas en Galicia pero está ganando protagonismo en los últimos años frente a su hermana mayor, la haba blanca comercializada bajo la IGP Faba de LourenzáDe la familia Phaseolus Vulgaris, la conocida también como haba del marisco es de mucho menor tamaño y su característico color verde se logra recogiendo las vainas cuando aun están verdes y secándolas en penumbra.

La haba verdina comenzó a producirse en A Marina procedente de Asturias y su comercialización también se producía hasta ahora principalmente a través de intermediarios asturianos, lo que provocaba una merma de precio en origen.

Es algo a lo que quieren poner remedio Alfonso, Rocío y Jesús. «Se trata de defender nuestro producto lo mejor posible y buscar nichos de mercado que no están copados», explica Jesús, que añade que «no es una guerra contra nadie, ni contra los intermediarios ni contra la IGP, porque nos necesitamos todos».

La marca Faba Verdina de Galicia nace al margen de la IGP Faba de Lourenzá, que se centra solo en la haba blanca

La marca Faba Verdina de Galicia nace al margen de la IGP Haba de Lourenzá, que se centra solo en la haba blanca. «Son parientes pero no tiene nada que ver una haba con la otra. Las dos son leguminosas que vienen del mismo origen, pero son variedades distintas. Los productores en esta zona echan mayoritariamente haba blanca, pero yo echo de las dos para diversificar la producción y correr menos riesgos, porque unos años tiene mejor precio una y otros va mejor a otra, y también lo hago para tener dos referencias en el mercado a la hora de ir a vender el producto a las tiendas», explica Alfonso.

Alfonso comercializaba hasta ahora su producción de habas bajo la marca Alma do Val, que va a seguir manteniendo para la haba blanca. Este año ha sembrado más de 6 hectáreas en el Val de Lourenzá, de las que más de la mitad son haba verdina, una especie que comenzó a echar hace 3 años.

Rocío, tiene sembradas 6 hectáreas de verdina y 8 de haba blanca en el concello de Mondoñedo. Su explotación, Murias Masedaes una de las mayores productoras de haba fresca de Galicia y comenzó hace dos años con la verdina.

La tercera pata del proyecto, Jesús, por el contrario, se dedica solo a la haba verdina. Lleva 5 años cultivándola y echa unas 5 hectáreas «de manera escalonada para que no venga toda junta y dé tiempo a recogerla después, porque la infraestructura y la mano de obra de la que dispongo es la que es», explica. Este año además, «van con mucho retraso porque el tiempo no ayudó, con una primavera húmeda y con poco calor», aclara.

«El tiempo lo hace todo»

A faba verdina de mata baixa e non precisa estacado

A faba verdina é de mata baixa e non precisa estacado

La haba verdina se siembra directamente en la tierra fresada con una separación entre los pies de entre 10 y 15 centímetros. La época de echarla son los meses de mayo y junio. La verdina tiene un ciclo más corto, de unos 90 días, mientras que a la blanca le hace falta un mes más.

La calidad del suelo de A Mariña se adapta a la perfección para la producción de haba. Y también la climatología. «Es un cultivo de verano que necesita horas de sol y algo de agua de vez en cuando, lo que es un verano típico de esta zona», indica Jesús, que aclara que «este año les falta calor y si no hay calor no crecen, las plantas están achicadas y no se desarrollan». «El tiempo lo hace todo», resume.

Proceso de secado da faba, colgada e a escuras

Proceso de secado da faba, colgada e a escuras

«El tiempo y también el trabajo», matiza Alfonso, porque «las habas requieren atención y hacer las distintas labores (sembrado, sachado, aterrado, etc) en su momento óptimo, no vale dejarlas porque si se escapan o si la hierba las domina después es difícil reconducirlas», dice.

A diferencia de la blanca, que hay que estacala, la verdina es de mata baja, solo levanta entre 30 y 50 centímetros del suelo, y no precisa malla para trepar. En ese aspecto requiere menos trabajo que la haba blanca pero, por el contrario, es más delicada a la hora de recogerla. «La principal peculiaridad de la verdina es su secado en penumbra, sin que le dé el sol, para que mantenga su color verde característico, que es lo que le da la gracia a la hora de comercializarla. Pero para eso cuando se recoge la vaina tiene que estar aún verde, por lo que hay que recogerla en el momento justo, si te despistas enseguida blanquea y pierde el color verde», indica Alfonso.

Se recoge verde y se seca en penumbra dentro de la vaina para que no pierda su color verde característico

La secan, bien colgada boca abajo o bien en el suelo, en unas instalaciones creadas con la estructura de un invernadero pero cubierto con pástico negro que se usa para el ensilado en las explotaciones ganaderas. Murias Maseda, por ejemplo, dispone de un secadero de este tipo de 1.000 metros cuadrados. Una vez secas se mallan para sacarlas de la vaina y se congelan a -20 grados centígrados durante un mínimo de 48 horas para evitar el gorgullo. «Después se descongelan y pueden aguantar en perfecto estado varios años sin problema», explica Alfonso.

Los vaivenes del mercado

«Tenemos que creer algo más en lo que tenemos, el producto responde, tenemos un buen producto, no es que lo digamos nosotros, sino que lo dice el mercado, los cocineros, los consumidores, etc. pero no está valorado como se merece», dice Jesús. «Es injusto que se nos vaya el valor del producto a través de los compradores asturianos que nos vienen a comprar nuestra verdina para después venderla ellos con la marca Verdina de Asturias», añade Alfonso.

Esa fue la razón que los empujó a crear su propia marca, Faba Verdina de Galicia, donde la trazabilidad es una característica principal. Nace con la finalidad de garantizar el origen gallego del producto y la profesionalidad de los productores, al tiempo que les ayuda a comercializarlo.

«Lo óptimo sería que antes de plantar tuviésemos ya un contrato para la venta del producto a un precio fijo determinado», defiende Alfonso

«Uno de nuestros caballos de batalla como productores son los vaivenes en los precios. De un año a otro la oscilación puede llegar a más de 2 euros el kilo, eso es algo que siempre penaliza al productor», argumenta Alfonso, que defiende que «lo óptimo sería que antes de plantar tiviésemos ya un contrato para la venta del producto a un precio fijo determinado».

Jesús, Alfonso y Rocío empiezan juntos esta nueva aventura esperanzados. «Estamos muy satisfechos con la iniciativa porque la marca fue muy bien acogida por otros productores», asegura Alfonso. En una primera fase tratarán de afianzar y estabilizar la marca con su producción, pero la intención es abrirla a cualquier otro productor que se quiera sumar. «Es el inicio de algo que esperemos sea sólido para que la gente se anime a entrar cuando la marca ya esté asentada y afianzada en el mercado», afirma Jesús.

Marca registrada

Logotipo da nova marca colectiva

Logotipo da nova marca colectiva para a faba verdina

Faba Verdina de Galicia es una marca colectiva que pertenece a la Asociación de productores de haba verdina creada en paralelo, que es la que impulsa la marca y que va a ser su propietaria. La marca está siendo tramitada ante la Oficina Española de Patentes y Marcas para ser usada en el conjunto del territorio español.

«Somos simplemente tres productores, sin el apoyo del Ayuntamiento de Mondoñedo y los conocimentos en materia de marcas de Zoila Gulín, que es experta en propiedad intelectual, y que nos asesoró, este proyecto para nosotros sería imposible. Constituir y sacar adelante una marca tiene su aquel, es una tramitación muy específica», cuenta Alfonso.

La marca amparará inicialmente a estos tres productores, que concentran la mayor parte de la producción gallega profesional de esta legumbre. Dentro de Galicia, la zona de A Mariña es una zona de referencia en la producción de este tipo de habas, debido a la idoneidad del suelo y la climatología. En municipios como Riotorto o Ribadeo también hai productores.

Los promotores del proyecto acaban de registrar la marca para España. Protege dos clases de producto: haba verdina fresca y seca. La marca cuenta con un reglamento en el que se establecen aspectos como los objetivos de la marca o los requisitos para obtener la licencia de uso, entre otros. El proyecto refuerza la imagen de los productos agroalimentarios en origen para impulsar su justa comercialización.

La haba seca en Galicia mueve cada año cerca de 1.400 toneladas, que se reparten casi a partes iguales entre las provincias de A Coruña y Lugo. Cada una de ellas cuenta con alrededor de 35 hectáreas dedicadas a este cultivo.

Es una haba muy versátil, que va bien para cocinar con carne, pescado o marisco

La producción de la marca Verdina de Galicia se estima que podría superar las cinco toneladas en sus inicios. La haba verdina se va a comercializar en formatos de consumo de medio kilo y de un kilo dirigidos a las familias. También se venderá en formato a granel de 25 kilos debidamente identificado pensado para restauración.

«Es una haba usada para cocinar con marisco, pero queremos salir de ahí, porque no es una haba exclusiva para eso, es una haba muy versátil, que va bien para cocinar con caza o con pescado», asegura Alfonso, que destaca la textura y la cremosidad de esta pequeña gran legumbre.

La necesidad de mano de obra, un arma de doble filo

Faba branca e faba verdina producidas no Val de Lourenzá

Faba branca e faba verdina producidas no Val de Lourenzá

O Val de Lourenzá es un territorio fértil en el que históricamente siempre se sembraron habas. Pero fue a raíz de las cuotas lácteas cuando muchos ganaderos encontraron en este cultivo estacional un complemento a sus explocaciones. La creación en los años 90 de la Festa da Faba a comienzos de octubre fue el espaldarazo definitivo a esta producción que se da muy bien en tierras que mantienen la humedad.

«El Val es todo muy llano pero las parcelas son muy pequeñas. Eso dificulta trabajarlas», dice Alfonso. En Vilamor Rocío dispone de tierras más grandes y para Jesús el problema en Sante es la pendiente.

«Si se pudiesen mecanizar todos los procesos se sembrarían hectáreas y hectáreas de habas de Lourenzá en otros lugares y acabarían con nosotros», dice Alfonso

Con sus diferencias, los tres tienen algo en común: «la haba precisa mucha mano de obra, cualquiera de ellas, la blanca para estacar, la verdina para recogerla, la fresca para desgranarla. Esa necesidad de mano de obra es un arma de doble filo, porque por un lado impide que podamos crecer todo lo que nos gustaría, pero por otro lado es lo que nos salva, porque si se pudiesen mecanizar todos los procesos podrían sembrar hectáreas y hectáreas de habas de Lourenzá en otros lugares, tirarían los precios y acabarían con nosotros. La haba sigue siendo hoy en A Mariña y en Asturias una producción en buena medida artesana y básicamente manual en muchos de sus procesos. Mantener esa esencia es necesario para poder sobrevivir», argumenta Alfonso.

En la mayoría de los casos los que cultivan las habas son pequeños productores. «En el Val de Lourenzá quedamos tres grandes: Fabas Maruxa, Fabas O Pontigo y yo», indica. Hay, eso si, otros muchos productores no profesionales que tienen en el cultivo de haba un complemento a otras actividades o una fuente de ingresos extra.

Alfonso conta con rexistro sanitario propio e comercializa as súas fabas coa marca Alma do Val

Alfonso conta con rexistro sanitario propio e comercializa as súas fabas coa marca Alma do Val

No es el caso de Jesús, Rocío y Alfonso. Los tres apuestan por la profesionalización. «Los tres somos agricultores profesionales, estamos dados de alta y pagamos nuestros impuestos». Este será uno de los requisitos que deberá cumplir todo aquel que quiera vender bajo la marca Faba Verdina de Galicia.

Alfonso y Jesús se dedican solo a la haba, mientras que Rocío, aunque tiene en ella su actividad principal, echa también otros cultivos. De los tres, el único que dispone de registro sanitario propio es Alfonso, que al ser envasador tiene capacidad para comercializar él mismo su producción. «En este momento logro dar salida de esta manera tan sólo al 30% de mi producción», reconoce. Una cifra que espera que se incremente después del lanzamiento de la nueva marca para la haba verdina. De mayo a octubre está centrado en cultivar y el resto del año se dedica a comercializar la producción. Reparte él mismo los pedidos dentro de Galicia directamente a tiendas y a restaurantes para no depender de intermediarios.

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