Nuevos condicionantes en la producción de leche: El papel de los productores

Artículo de César Resch Zafra, investigador del INGACAL/CIAM y vocal de la asociación Terra e Leite. Analiza los factores que puede mejorar el ganadero para ser más competitivo y resistir las oscilaciones del precio de la leche

Nuevos condicionantes en la producción de leche: El papel de los productores

Vacas de la ganadería de Manuel Veiga en Miñotelo (A Pastoriza)

Galicia tiene unas condiciones agroclimáticas idóneas para la producción de leche. Estas capacidades fueron aprovechadas en gran medida por nuestros productores ya que en los últimos treinta años el país casi que dobló su producción, pasando a estar en estos últimos años entre en el “top ten” de las regiones productoras de leche de Europa con algo mas de dos millones y medio de toneladas de leche producidas anualmente.

En Galicia se consume entre un 15 y un 20% de la leche que se produce por lo que el resto, cuatro de cada cinco litros, deben de viajar para ser colocados en otros mercados.

No debemos tampoco olvidar que estamos rodeados de zonas que también producen leche: entre el Occidente asturiano, la provincia de León y el norte de Portugal producen casi que dos millones de toneladas de leche que podrían suministran la industria galaica o competir con nosotros en los mercados.

Por lo tanto, deberemos de ser capaces de colocar nuestros productos en mercados lejanos y ser capaces de llegar a esos mercados siendo competitivos en precio. No es esta la única razón pero esto hace que debamos de tener que afinar los costes de producción a la hora de producir nuestra leche. Debemos de ser capaces de producir leche barata aprovechando nuestros potenciales y mejorando parámetros que a día de hoy están lejos de ser satisfactorios en gran parte de las explotaciones lecheras de Galicia.

La intensificación del modelo de producción

Desde mediados de los años ochenta y hasta el año 2007 los productores de leche en Galicia disfrutaron de una situación de precios de insumos relativamente estable: el precio de concentrados y fertilizantes prácticamente se repetía año tras año sin grandes variaciones, y el precio percibido por la venta de la leche también tuvo un comportamiento bastante estable en el tiempo durante este período de casi que treinta años.

Recordamos todos un precio de los concentrados de 30 pesetas por kilo y la leche pagada a 50 pesetas por litro. Esta relación de casi 2 a 1 en estos precios junto con políticas que desincentivaron la querencia por la tierra, dieron lugar a que en general no se valoraran los recursos propios de las explotaciones y la producción de forraje en muchos casos fuese vista como un mal menor que tenemos que abordar, pero que carecía de importancia.

En los gráficos que se presentan se pueden ver por una parte la tendencia del precios de la leche en la Unión Europea desde el año 2001 (Gráfico 1) hasta el año pasado. La variación de los precios anuales hasta el año 2007 obedecía las subidas del otoño/invierno y bajadas de primavera, con un precio que se volvía a recuperar a inicios del verano. A partir del año 2007 esta estabilidad de precios mudó radicalmente y empezamos a ver toboganes sin ningún tipo de armonía.

Evolución de los precios de la leche: 

RESCH_GRAFICO_1

Fuente: Milk Market Observatory (Alan Matthews)

Del mismo modo podemos ver que en las materias primas que conforman los alimentos concentrados (Gráfico 2) vino pasando algo semejante, creándose turbulencias importantes en el mercado a partir también de mediados del año 2007.

Evolución del precio de las materias primas: 

RESCH_GRAFICO_2

Fuente: FAO

Por lo tanto, aconteció que teníamos un sector productor de leche que hasta el año 2007 convivía con una situación en la que tanto insumos como precio pagado por la leche no daba grandes sobresaltos, y podíamos casi que actuar con la certeza de que esos precios iban a permitir tener un beneficio que aún no produciendo una leche barata, dejaba un margen interesante por las relaciones de precios explicadas con anterioridad.

Como todos sabemos, la situación cambió radicalmente desde el año 2007 y comenzaron a aparecer altos y bajos en los que el precio de un mes podía ser doblado en menos de un año, y en otro período equivalente volver al precio de partida.

Nuestros productores estaban acostumbrados a otra forma de producir la leche y gran parte de ellos comenzaron a tener problemas financieros en sus explotaciones, básicamente por dificultades de tesorería, ya que no siempre las subidas de materias primas y leche venían en los mismos momentos.

Además, al haber convivido durante tan largo período con un sistema de producción con alta dependencia de los concentrados hacía que no fuese fácil, y en muchos casos imposible, volver a un sistema con menos dependencia de concentrados.

Cuando las explicaciones de la efectividad de los sistemas vienen exclusivamente basadas en datos macroeconómicos o de eficiencia energética de las raciones, se cometen errores o malas interpretaciones que provocan confusiones entre productores y técnicos. Pensar que las granjas familiares que producen la leche son capaces de reaccionar ante los vaivenes del mercado como si fuesen grandes empresas o macrogranjas, si bien no es un error conceptual, en la práctica ofrece serias dudas en cuanto a su aplicabilidad.

Esta otra forma de producir leche, absolutamente factible, en granjas con una estructura empresarial, las mas de las veces tienen capacidad financiera y asesoramiento para poder abordar las subidas y bajas del mercado, lo que les confiere condicionantes diferentes a los de nuestras explotaciones familiares.

Sin embargo, considero que esta manera de producir leche no encaja bien en la casuística de nuestras explotaciones, en gran medida hablamos de explotaciones en las que mano de obra y patrimonio son una o dos familias, en las que la fortaleza financiera es la que aporta la propia familia con su patrimonio y en la que lo que se pretende en la mayoría de los casos es conseguir una renta digna para poder vivir.

Está por lo tanto claro que estamos ante dos maneras diferentes de abordar la producción láctea, ambas válidas, pero con condicionantes muy diferentes.

Un sistema de producción resiliente a los vaivenes del mercado

Se define como sistema resiliente a aquel que económicamente tiene la capacidad de adaptarse a situaciones de tensión en los mercados. Tal y como se explicó con anterioridad, esta situación de los mercados es la que se está dando en las explotaciones de leche desde hace casi que una década.

Entonces, ¿en qué consiste ese sistema resiliente (resistente) que se pretende diseñar?. Básicamente será un sistema que se adapte a la forma que tenemos de producir leche en Galicia: explotaciones familiares de tamaño medio, que sea capaz de dar renta tanto en situación de precios favorables como en situaciones de precios desfavorables, porque como se dijo con anterioridad la manera de abordar esta volatilidad del mercado de las explotaciones familiares no puede ser lo mismos que tengan macroexplotacións en las que otro tipo de consideraciones serán tenidas en cuenta a la hora de continuar o no con la actividad. El gran problema de nuestras explotaciones es que si fallan una vez, desaparecen para siempre jamás y no vuelven a estar en el mercado nunca más.

Tampoco pretendo con este texto reabrir el debate sobre si las vacas de alta producción son más o menos rentables que las de menos, pienso que con un buen manejo ambas pueden serlo. Quiero transmitir que tanto un establo con un promedio de 40 litros por vaca como otro con un promedio de 28 pueden tener sistemas de alimentación resilentes a situaciones de mercado tan volátiles como las que estamos viviendo.

 “Lo importante es si puedo producir forrajes que tengan una alta digestibilidad y cuantas toneladas”

El meollo de lo que estoy presentando está en qué calidad y cantidad de forraje soy capaz de producir. Es obvio que si comparamos un forraje de mala calidad que proviene de un cultivo de bajo rendimiento con cualquiera concentrado, el coste por unidad de energía es muy superior en el caso de la materia prima que en la del forraje producido en la casa. Ahora bien, la cuestión es saber cuál es la capacidad que tengo en mi explotación de producir forrajes que tengan una alta digestibilidad y cuantas toneladas por hectárea soy capaz de producir.

Un ejemplo práctico

El maíz en rotación con leguminosas o gramínea lleva produciendo en una parcela en la finca del Centro de Investigaciones Agrarias de Mabegondo, durante estos últimos cinco años un promedio que supera, descontando pérdidas, las 17 toneladas de materia seca anuales. La contabilización de los costes de la rotación supone un gasto medio anual que no supera los 1.800 euros por hectárea.

Con estas cifras se estima un coste medio del kilo de materia seca en el entorno de los 10 céntimos de euro. Considero que esta producción que estaría reservada a determinadas zonas de las explotaciones junto con una producción forrajero menos intensiva en praderas semi o permantes debería de darnos una calidad y cantidad de forraje que complementada con cantidades suficiente de concentrado, en el entorno de los 200 gramos por litro de leche, nos darían unos costes de alimento para las vacas que estaría sobre los 12 céntimos de euro por litro de leche producida.

 “El objetivo es un coste de alimentos de 12 céntimos por litro de leche”

Ahora bien, tal y como dije con anterioridad, la cuestión no es argumentar que si vacas de cuarenta o de veintiocho litros de leche. Denle la vuelta a la cuestión y háganse la pregunta: si quiero tener un coste de producción de 12 céntimos de euro en alimento por vaca y día ¿cuanto puedo gastar por vaca y en qué?

Si somos capaces de producir los forrajes descritos con anterioridad en calidad y cantidad les auguro capacidad de tener explotaciones rentables y capaces de aguantar momentos de bajo precio de la leche y alto precio de insumos.

Si siguen dependiendo básicamente de que la relación precio leche/concentrado sea muy favorable, bien cambien de sistema, bien vayan haciendo caja, fondo de reserva en términos financieros, pues sino están abocados a probablemente no aguantar situaciones futuras.

Aspectos mejorables en las explotaciones

Con anterioridad se trató el tema de la producción de alimentos en las granjas de leche debido a la importancia vital que tiene este factor en la economía de las explotaciones. A continuación voy a desgranar algunas cuestiones con las que pretendo que tanto técnicos como productores reflexionen y vean oportunidades de mejora en las explotaciones.

Recría
Como es bien sabido, es el segundo coste en cuantía de las explotaciones de leche. Muchas veces intentamos ahorrar en el coste unitario de la recría sin tener en consideración cuál es la cantidad de recría que necesito. Hacer un análisis serio y profundo sobre la cantidad de recría que realmente necesito en la explotación puede llevarnos a recriar menos.

Si tal y como se puede ver en los anuarios de los Africores gallegos la cantidad de novillas de reemplazo que anualmente se utilizan en las explotaciones ronda el 33%, me pregunto ¿por qué una gran parte de las explotaciones gallegas están inseminando el 100% con frisón?. No nos hagamos trampas al solitario con argumentos como que lo que sobra se lo voy a vender a otro, esto puede ser un buen negocio para determinadas explotaciones, pero para la mayoría de las que hacen esta práctica no lo es. ¿Acaso vamos a vender las mejores novillas para otras explotaciones?, ¿realmente estas explotaciones que compran nuestra oferta están haciendo un buen negocio?.

“Debemos recriar solamente lo que realmente necesitamos”

Considero que debemos recriar lo que realmente necesitamos, incrementado un pequeño porcentaje que será la presión de selección que queramos hacer, pero no más de esas cifras.

Hace falta tener en cuenta que estos dos últimos años el valor de los terneros de recría vendidos como cruce industrial (frisónxrubio) de promedio fue 200 euros superior al valor de los pintos. Esta cantidad de dinero supondrían unos cuatro mil litros de leche extra en una explotación con un margen neto de cinco céntimos por litro. Multipliquen y hagan sus cuentas.

Días en leche

Tirando también de datos de los Africores estamos hablando de un período parto/parto que supera durante estos últimos años los 430 días, superando por tanto las lactancias con creces el año de duración.

Sabido es que las vacas en producción van perdiendo eficiencia, capacidad de transformar alimento en leche, a medida que va avanzando la lactancia. La eficiencia de las vacas con ciento cincuenta días en leche es casi que un 50% superior a la eficiencia que tienen cuando están en el día tres cientos y esta eficiencia continúa descendiendo a medida que avanza la lactancia (Gráfico 3).

Relación entre eficiencia alimentaria y días en leche: 

RESCH_GRAFICO_3

Fuente: Normand St-Pierre. Ohio State University

Esto quiere decir que si bien un animal puede dar una cantidad de leche interesante en cola de lactancia, a medida que los días en leche de la vaca van aumentando esa leche tiene un mayor coste alimentario ya que el animal necesita comer más para producir la misma leche.

Por lo tanto, cuando esté en su establo y vea dos animales que están produciendo la misma cantidad de leche y uno de ellos leve ocho meses en lactancia y otro once, estén seguros de que el segundo animal esta consumiendo mayor cantidad de alimento que el primero.

Las vacas más eficientes dejarán mejor margen neta en la explotación y también debemos de tener en cuenta que las vacas más productoras son más eficientes que las que producen menos.

Entonces podríamos decir de una manera general que a igualdad de otras variables, los establos con menos días en leche serán mas eficientes transformando alimento en leche y por lo tanto tendrán mejores rendimientos económicos que los que tengan más días en leche.

Ajuste de raciones

En la mayoría de las granjas se sigue racionando para una vaca media virtual que muchas veces no existe. Me explico: Cuando llegamos a un establo y hacemos una ración básicamente tenemos en cuenta los parámetros medios de la explotación, promedio de litros de leche por vaca, días en leche del establo, condición corporal y en la mayoría de los casos poco más. La cuestión es que casi que no se analiza cuál es la dispersión de la población que tengo que alimentar con respeto a los parámetros dichos con anterioridad.

Dicho de otro modo, si un técnico llega a dos explotación en las que encuentra los mismos índices productivos y reproductivos y en las que las características de los alimentos son semejantes, haría dos raciones prácticamente iguales. La cuestión es que este diseño de ración puede funcionar mejor o peor dependiendo de la dispersión que tengamos en la población de la granja.

Si un gran número de animales de la granja estuvieran en el entorno del promedio de producción a la ración propuesta por el técnico, esta ración se ajustaría mucho mejor a las necesidades de los animales que si la dispersión fuera mayor. Por ello, introducir parámetros estadísticos como la desviación estándar a la hora de realizar raciones nos ayudaría mucho a la hora de economizar alimento en las explotaciones y no sobrealimentar las vacas poco productivas y subalimentar a aquellas que más producen.

Conclusiones

Desde hace mas de ocho años los precios de los insumos y el precio que por la leche perciben los productores cambiaron drásticamente su comportamiento, pasando de tener unos valores casi que constantes a ser absolutamente impredecibles y muy volátiles. Estas nuevas circunstancias, deberían de hacer mudar la forma en que producimos leche en Galicia a sistemas más resilientes que sean capaces de hacer que las explotaciones gallegas familiares puedan sobrepasar situaciones de estrés económico como la que se está viviendo en la actualidad por algunas de ellas.

 “Las claves: importante producción de forraje de alta calidad con un consumo moderado de concentrados”

Estos sistemas deberían de basarse en una importante producción de forraje de alta calidad con un consumo moderado de concentrados. También hay parámetros que se deben de mejorar en general en las explotaciones, no sólo los aquí enumerados, que son retos a superar por técnicos y ganaderos.

Afortunadamente hay una margen de mejora importante que redundará también en la mejoras de los márgenes económicos y por lo tanto también en la renta de las explotaciones.

Produciendo una leche barata aseguramos una renta digna para las explotaciones, aseguramos que puedan superar momentos de crisis de precios y garantizamos que la leche gallega sea competitiva con la que se produce en otros lugares a los que tenemos que pretender llegar con nuestro producto.

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