«Los pequeños viticultores somos auténticos sufridores del viñedo, pero no nos rendimos»

La bodega Fausto Rivero, de Oímbra, fue la última en incorporarse a la DO Monterrei. Tras varias generaciones de viticultores, Fausto dio el paso para crear su bodega y embotellar su vino. Los primeros tiempos están siendo complicados, hablamos con él para conocer cómo afronta las dificultades

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«Los pequeños viticultores somos auténticos sufridores del viñedo, pero no nos rendimos»

Fausto Rivero, en uno de los viñedos de su propiedad.

Los pequeños viticultores somos auténticos sufridores del viñedo, cada día encontramos más trabas que hacen que dedicarse a esto sea una actividad heroica aunque no estemos en la Ribeira Sacra. Pero, pese a los obstáculos no nos rendimos, hace falta ser optimistas», así de rotundo es Fausto Rivero con respeto a la situación que atraviesa desde que hace un par de años decididó construir una bodega, Quinta Soutullo, en Oímbra (Ourense). La suya fue la última en incorporarse a la Denominación de Origen Monterrei.

Fausto procede de una familia con una honda tradición vitivinícola en esta zona. Ya su bisabuelo se dedicaba al mundo del vino y tanto su abuelo, como su padre, continuaron con el cultivo de la vid, con una producción que elaboraban en una pequeña bodega sita en el bajo de la casa familiar, asentada en el casco antiguo de esta villa ourensana.

Aunque durante años Fausto mantuvo cierta distancia con los viñedos, poco a poco fue apreciando las satisfacciones de la viticultura y preocupándose, cada vez más, por la vid y por ofrecer una continuidad al legado familiar. «Por motivos laborales me marché para Madrid y fue allí cuando comencé a echar de menos el viñedo y a interesarme porque se mantuviese, así como a implicarme cada vez más», apunta Fausto.

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Vista de la bodega Fausto Rivero, situada en Oímbra.

Construir la bodega, superar obstáculos

La idea de construir la bodega surgió a modo de reconocimiento a esas cosechas anónimas que durante años realizaron en su familia, al comercializar el vino a granel. Fue también por una cuestión de propia supervivencia puesto que la bodega familiar en la que se procesaba el vino estaba obsoleta para elaborar vinos de calidad. Se decidió por edificar una bodega con forma de nave, con una fachada personalizada, en la que contar con el espacio suficiente para la producción actual y poder seguir creciendo.

En el 2017 echó a andar este proyecto y su producción se sitúa ahora en los 40.000 kilos de uva, aunque cuenta con capacidad para llegar a procesar entre 300.000 y 400.000 kilos. «Mi intención es situarme en una producción entre los 40.000 y los 100.000 kilos en los próximos años. Somos conscientes de que no podemos competir con las grandes firmas en cuanto a producción, por eso queremos situarnos en una producción media y diferenciarnos ofreciendo mayor calidad», apunta el bodeguero.

«Estuve a punto de tirar la toalla por los obstáculos que iban surgiendo conforme iba avanzando la tramitación del proyecto»

Valora que el sector atraviesa un momento de pujanza donde cada vez hay más demanda de viñedos y bodegas. «Sólo en los primeros meses ya me preguntaron en varias ocasiones se vendería la bodega, eso es una muestra del interés que hay por hacerse con viñedos en la DO Monterrei», comenta Fausto. Sin embargo, en estos dos años de andadura, fueron muchos los atrancos que encontró para poner en marcha el proyecto.

Uno de los atrancos que más acusa en estas primeras etapas fue la demora de los trámites burocráticos. «Llegué a esperar más de 12 meses por un informe, al ser el proyecto una licencia autonómica e intervenir las tres administraciones (local, provincial y autonómica). A veces no queda claro hasta dónde llegan las competencias de cada una de ellas, solapándose entre sí, y esto provoca que tengas que contratar expertos para estas tramitaciones tan complejas. No pido que la administración ayude cuando decides afrontar un proyecto así pero, al menos, que no sean todo trabas», indica.

En el proceso de tramitación del proyecto, Fausto también reconoce que comprobó como «la ventanilla única es aún una utopía en la administración gallega», comenta. Reconoce que la pasividad que encontró en estos años de trámites incluso le hicieron dudar de seguir adelante. «Estuve a punto de tirar la toalla por los obstáculos que iban surgiendo conforme iba avanzando la tramitación del proyecto», recuerda.

Fausto tiene claro, ahora que la bodega echó a andar, que lo más importante a la hora de afrontar un proyecto de estas características es tener mucha paciencia. «Puede que te hagan retrasar el proyecto pero, lo importante es no doblegarse y resistir», anima el productor.

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Fueron de los primeros en afrontar una reestructuración de los viñedos que les permitió mecanizar las labores.

Reestructuración del viñedo

Aunque Fausto se decidió ahora por abrir la bodega, hace ya más de 20 años que comenzó a implicarse de una manera más activa en el viñedo, cuando afrontaron la reestructuración de las parcelas, adecuándose a la normativa. En el año 1995 decidieron modificar sus viñedos para contar con documentación, al mismo tiempo que optaron por plantar variedades autóctonas y en un marco de plantación que les permitiera mecanizar las labores en el viñedo.

Hace 24 años que empezaron a adaptar su viñedo para poder acceder con el tractor y plantaron variedades autóctonas

De este modo pasaron de antiguos viñedos en vaso, con un marco de plantación de 1,5 x 1,8 metros, que los obligaba a trabajar la tierra con animales; a contar con una conducción de cordón doble con marco de plantación 1,20 x 2,5 metros que les permitió acceder con el tractor para tareas como el sulfatado y el laboreo de la vid. Por aquel entonces arrancaron unas 1.200 vides. «Fuimos de los primeros en afrontar esos cambios en las viñas en esta zona», apunta Fausto.

Sin embargo, labores como la vendimia continúan haciéndola de manera manual por lo que suelen contratar alrededor de media docena de trabajadores, así como para la poda. Aunque, el resto del año no cuentan con trabajadores fijos. «Cada vez es más difícil encontrar gente que quiera trabajar en la campaña. En los últimos años contamos con trabajadores de Rumanía que, pese a que no conocían el trabajo de la viña y no habían realizado la vendimia antes, enseguida entendieron cómo se debía hacer y hicieron un muy buen trabajo», comenta.

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Trabajos de poda en los viñedos.

En la actualidad cuentan con unas 6 hectáreas de viñedo repartidas en varias fincas sitas en Oímbra. Destacan dos parcelas de mayor tamaño, una de ellas asentada en la ladera del monte Soutullo, con una superficie de 2,5 hectáreas, llamada Tocos, y otra contigua, de 1,2 hectáreas, llamada Lavandeira, a escasa distancia de la frontera con Portugal. Estas fincas, de donde toman el nombre sus vinos, comercializados bajo la marca Quinta Soutullo, son viñas con rendimientos bajos pero con calidades superiores al resto.

A estos viñedos se sumaron otros 4.500 metros cuadrados que plantaron esta temporada. En los próximos años espera continuar incrementando la superficie de viñas y llegar a disponer de 10 hectáreas de viñedo.

Cuentan con unas 6 hectáreas de viñedo, algunas de ellas próximas a la frontera con Portugal

Su producción se encuentra dividida, casi a partes iguales, entre los tintos y los blancos. En lo referido a las variedades, en los tintos predomina el Mencía, junto con Arauxa, Bastardo y Sousón, estas dos últimas con una presencia muy reducida pero por las que quiere seguir apostando. En los blancos, la mayor parte de las cepas son de Godello, junto con Treixadura, Albariño y Dona Blanca, con apenas unos 1.500 metros cuadrados de esta última.

«La Dona Blanca es una variedad muy buena pero problemática con las lluvias. Aún así, nosotros queremos conservarla por el aporte que le da a nuestro vino», señala Fausto. El viticultor también reconoce las ventajas que le está ofreciendo el Albariño al adaptarse mejor en determinados terrenos. «Estamos probando con esta variedad en vetas del terreno donde con otras tuvimos problemas y nos está resultando muy bien. Hay que estudiar en cada terreno las viñas que mejor se adaptan», apunta.

Uno de los viñedos con los que elaboran los vinos Quinta Soutullo.

Uno de los viñedos con los que elaboran los vinos Quinta Soutullo.

Fausto trabaja por una producción adaptada al terreno por eso procura variedades que se aclimaten mejor a las características de las parcelas. «Preferimos no interferir demasiado aportando minerales o labrando la tierra a todas horas, buscamos una viticultura más respetuosa con el medio», aclara.

Dificultades para entrar en el mercado

En estos momentos, en la bodega están comercializando bajo la marca «Quinta Soutullo» vinos varietales tinto y blanco además de un monovarietal de Godello del que elaboraron alrededor de unas 4.000 botellas. Fausto baraja ampliar su oferta y comenzar a elaborar un crianza envejecido en barricas de madera de roble, una apuesta que espera llevar a cabo ya en esta próxima cosecha.

Las dificultades para comercializar el vino lo obligaron a tener que vender parte de la producción a granel a otras bodegas de la DO

El bodeguero reconoce que esta decisión de diversificar y ampliar la producción está condicionada por la comercialización de sus vinos ya que, en estos primeros años, está resultando una tarea ardua. Precisamente, en ese esfuerzo por comercializar sus vinos, Fausto valora que pertenecer a la DO Monterrei le está facilitando la labor ya que esa distinción le ofrece al consumidor la garantía de calidad de la denominación de origen.

«Es muy complicado entrar en el mercado. Resulta difícil que los distribuidores se interesen por comercializar vinos de marcas que acaban de salir frente a otras que ya son conocidas y tienen una trayectoria detrás con lo que, a veces, tienes que hacerlo tú directamente», concreta.

Las dificultades para comercializar su vino lo obligaron a tener que vender una parte de la producción a granel a otras bodegas de la propia DO Monterrei. Con todo, por el momento, ya consiguió abrirse mercado en distintos puntos de Galicia y sus vinos se comercializan en ciudades como Lugo, A Coruña, Ferrol, Ourense, así como en la zona centro de Galicia.

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