“El paso a pastoreo significó más rentabilidad y más tiempo libre”

Visitamos SAT Margá, una ganadería de vacuno de leche de Guitiriz (Lugo) que decidió hace dos años pasar de un sistema intensivo a tener las vacas en pastoreo en extensivo. Óscar Morado Corral habla de los cambios en su ganadería y de las ventajas e inconvenientes del nuevo sistema

“El paso a pastoreo significó más rentabilidad y más tiempo libre”

Óscar Morado con sus vacas en el prado

Decía Albert Einstein que “Es más fácil desintegrar un átomo que un perjuicio”. Y quizás esto le sucedió al sistema de alimentación basado en el pastoreo para el vacuno de leche, hasta hace unas décadas mayoritario en Galicia y que a medida que fue desplazado por la estabulación en intensivo se le fue atribuyendo el perjuicio de poco productivo, poco moderno y de escasa rentabilidad.

La ganadería SAT Margá, en Guitiriz (Lugo), es un ejemplo de ruptura con estos perjuicios y de vuelta al pastoreo. Con 250 cabezas de ganado, una producción que superaba los 1,2 millones de kilos al año, más de 35 litros por vaca y día una tasa de reposición superior al 40%, sus parámetros eran los de una ganadería en intensivo moderna y competitiva. Sin embargo, hace dos años decidieron que o reorientaban la explotación o tendrían que cerrar. “Estábamos en un sistema en el que teníamos que estar invirtiendo continuamente y llegó un momento en que veíamos que no era rentable económicamente porque no nos remuneraba las muchas horas que teníamos que echar ordeñando y trabajando”, resume Óscar Morado, un joven ganadero socio de la SAT junto a sus dos hermanos y sus padres.

Decidieron entonces, con asesoramiento técnico especializado, reorientar la explotación hacia el pastoreo en extensivo, aprovechando de que disponían de unas 50 hectáreas de terreno en un radio inferior a un kilómetro de los establos. Hoy, dos años después, Óscar Morado resume los cambios de este modo: “Antes producir 10 euros nos costaba 9 y hoy producir 6 euros nos cuesta 2 euros, y con mucha más calidad de vida”.

Importante bajada de la producción

Y es que quizás uno de los aspectos en los que más notó esta ganadería el paso del sistema de intensivo a extensivo fue en la producción: “Pasamos de un promedio de 1,3 millones de kilos al año a 750.000, o lo que es lo mismo, de un promedio de producción de 35 litros por vaca y día a 25 litros en la temporada de pastoreo y a entre 18 y 21 litros por vaca y día cuando no hay pasto”, explica Óscar Morado.

El reverso positivo está en el aumento de las calidades de la leche y en la importante bajada de los costes de producción, que este ganadero sitúa “en por lo menos un 50% menos de gastos”. Así, el gasto en alimentación, que viene representando el 60% de los costes de producción de una explotación media, se redujo notablemente por el descenso del consumo de pienso, pasando a estar la alimentación basada en el pasto, en el silo de hierba y en la hierba seca, todos ellos forrajes producidos en la explotación.

De este modo, SAT Margá pasó hace dos años de emplear 17 kilos de pienso por vaca y día a un promedio de 2,5 kilogramos. “Es decir, pasamos de emplear 550 gramos por litro de leche a 117 gramos, y esto en dinero supuso dejar de pagar una factura mensual de más de 23.000 euros a alrededor de 3.500 euros al mes”, destaca Óscar Morado.

 “Nuestra factura mensual de pienso pasó de 23.000 euros a 3.500”

Otra mejoría que destaca este ganadero con el paso a pastoreo fue la importante mejora en el estado de salud de las vacas. “Desaparecieron los problemas de patas, de ubres, de retenciones y de estómago, y mejoró la fertilidad general del rebaño”, asegura. Una mejoría que también se tradujo en dinero, pasando de gastar un promedio anual de algo más de 8.000 euros en productos veterinarios y poco más de 1.800 euros.

La mejora de la salud y de la longevidad del rebaño también se está traduciendo en un menor gasto en reposición y cría de novillas, el segundo gasto, después del de alimentación, más importante en una explotación de vacuno de leche. “Pasamos de estar en un 45% de reposición a marcarnos un objetivo del 18 o del 20%”, un proceso de reducción del rebaño en el que aún están y que persigue bajar de las 120 vacas en ordeño actuales a 100 o 105 y también reducir la recría de 60 a un máximo de 40 novillas.

La menor tasa de reposición también supuso en esta ganadería un aumento de los ingresos complementarios por la venta de terneros de cruce con razas cárnicas. Así, en este momento en SAT Margá inseminan alrededor del 85% de las vacas con razas cárnicas, principalmente Azul Belga, que venden a los 15 o 20 días a un precio medio de 200 euros por novillo.

En cuanto a calidades de la leche, el cambio a pastoreo, junto con la introducción de la raza Jersey -de la que ya cuentan con unos 40 animales y que piensan seguir aumentando-, le permitió a esta ganadería pasar de unas calidades de 3,60 de grasa y alrededor de un 3,25 de proteína a 4,20 de grasa y un 3,30 en proteína. Unas calidades que valora y paga la industria a la que le venden la leche, Queserías Entrepinares, con un precio base de 0,30 euros más certificación, calidades e IVA.

En SAT Margá también experimentaron una importante mejoría en el recuento de células somáticas, bajando de un promedio de 260.000 a 170.000 con el sistema de pastoreo en extensivo día y noche.

Dosificador de pienso en la sala de ordeño

Una importante innovación que introdujeron en esta ganadería fue un dosificador de pienso en la sala de ordeño, que proporciona la cantidad de pienso adecuada a las necesidades de cada vaca. “Con la entrada en pastoreo teníamos claro que queríamos optimizar el consumo de concentrado y la instalación de los comederos en la sala de ordeño supuso una inversión importante, pero que la vemos compensada porque la vaca come los gramos que necesita, en función de los días que lleva en leche”, explica Óscar Morado. Así, hay vacas comiendo 6 kg cuando están en pico de lactancia y otras con solo 500 gramos cuando están en cola de lactación, situándose el promedio en los 2,5 kilos por vaca y día.

“Es un sistema con el estamos encantados: cada vaca come lo que precisa, el animal entra a sala sin necesidad de ir a por él, y la bajada de la leche es excepcional de forma que tan pronto limpias los pezones la vaca ya está estimulada”, destaca este ganadero.

Además, el sistema va aumentando o reduciendo progresivamente la cantidad de pienso que le suministra a cada vaca en función de su estado, evitando así cambios bruscos en la alimentación.

Organización del sistema de pastoreo y de alimentación

¿Cómo organizan el sistema de pastoreo en esta ganadería? Como consideraciones previas que hay que tener en cuenta, Óscar Morado recomienda contar siempre con asesoramiento técnico. Aspectos clave a tener en cuenta según este ganadero son que el paso a pastoreo debe ser progresivo (en su caso empezaron con 2 horas diarias y fueron aumentando progresivamente hasta llegar a pastoreo día y noche), que las vacas deben ser desparasitadas dos veces al año y que los pastos deben estar en un radio no superior a 1,5 kilómetros de la sala de ordeño.

Óscar Morado: “El primer año es el de mayor trabajo”

En el caso de SAT Margá contaban con la ventaja de tener 52 hectáreas de superficie en un radio de no más de un kilómetro. Su base territorial se complementa con otras 55 hectáreas a mayor distancia y que aprovechan para ensilado, hierba en verde y hierba seca.

“El primer año es el de mayor trabajo, porque tienes que vallar las fincas. En nuestro caso lo hicimos con postes de madera y alambrada y por dentro ponemos pastor eléctrico para ir cambiando las vacas dentro de cada parcela”, explica Óscar. Dotar de uno o de varios puntos de agua a cada parcela, bien sean fijos o móviles mediante cisterna, fue otra de las medidas que tomaron en esta ganadería.

A día de hoy su sistema de pastoreo es de día noche, alternando una parcela de una hectárea de día con otra hectárea de noche para un rebaño de 100 vacas. “El objetivo al dividir el terreno en 50 parcelas de una hectárea, fue darle al pasto el tiempo necesario para renovarse después de cada pastoreo, asegurando así que las vacas siempre tienen comida suficiente en el prado”, explica Óscar.

Así, día a día en SAT Margá sigue una rutina establecida: las vacas se van a recoger al prado a las 7:30 o 7.45 para empezar a ordeñar sobre las 8:00 de la mañana y sobre las 10:00 o 10:30 están de nuevo en el prado. Permanecen en los pastos hasta las siete de la tarde, cuando son recogidas para el segundo ordeño y, una vez finalizado, vuelven a una nueva parcela donde pasarán la noche hasta el día siguiente”.

El pastoreo lo realizan entre la segunda semana de marzo y finales de diciembre. Durante los tres meses de estabulación la alimentación es en base a silo de hierba de zanja y pienso. En los meses de verano en los que no hay pasto suficiente, la ración se complementa de noche con silo de hierba en rolos, hierba seca y pienso en la sala de ordeño.

Además, en primavera complementan la alimentación con hierba verde que recogen en las parcelas más alejadas con un autocargador rotativo. Se la dan a las novillas, que permanecen estabuladas, y también a las vacas durante la noche.

Al tratarse de un sistema de alimentación del ganado basado casi en exclusiva en la hierba, el cuidado de las calidades de la misma es fundamental. En total ensilan unas 45 hectáreas de raigrás inglés y trébol blanco, que completan con unos 400 rollos de hierba seca.

“Cuanto más pasten las vacas más bajan los costes de producción”

En cuanto al pasto, junto a estas dos especies también están introduciendo la festuca para resistir mejor las épocas de sequía en verano. Empezaron trabajando con una altura de pasto para introducir el ganado de alrededor de 17 centímetros, que fueron reduciendo hasta 12 centímetros, “porque veíamos que se estropeaba mucha hierba que las vacas no pacían”.

“Nuestro objetivo es lograr que las praderas vayan tupiendo cada vez más y pacer lo más bajo posible para que el pasto tenga mayor calidad”, explica Óscar Morado. “Todo lo que pasten las vacas y que sea de buena calidad supone bajar los costes de producción”, subraya.

Vacas no prado

Aspectos a mejorar de cara al futuro

Como aspectos a mejorar de cara al futuro, en SAT Margá quieren seguir renovando parcelas que estaban a raigrás italiano, una especie que no es la óptima para el pastoreo; lograr que los pasteros cada vez sean más tupidos para aumentar la cantidad y la calidad del pasto y seguir aumentando la base territorial y reduciendo el rebaño hasta llegar unas 100 vacas en ordeño y a sobre 40 novillas. En cuanto a las razas, pretenden seguir con una parte de Frisona pura, pero de una estirpe más rústica como la Danesa, y aumentar el porcentaje de Jersey por las excelentes calidades de grasa y de proteína de su leche, apreciadas y pagadas, sobre todo para la elaboración de quesos.

“Nos más dinero y mejoramos la calidad de vida”

Además, esta ganadería tiene un proyecto de ampliación y mejora del establo actual que confían en poder ejecutar en los próximos meses. Óscar Morado explica que “se trata de aumentarle dos tramos a la nave para que, en los meses de invierno que están estabuladas, tener cornadizas y camas suficientes para las vacas en ordeño, aumentar los bebederos y también crear un espacio para las vacas secas, pues ahora mismo no tienen dónde abrigarse”. El proyecto también contempla la ampliación de las trincheras de los silos, construir una fosa de recolección de lixiviados de los silos y ampliar la fosa de purín. “Tenemos una fosa de 1,2 millones de litros y queremos ampliarla y cubrirla para acumular todo el purín que se pueda hacer en los meses de estabulación y durante el ordeño, con el objetivo de poder abonar en el momento óptimo, en primavera, reduciendo la fertilización química”, asegura.

Como conclusión, Óscar Morado valora como “muy positivo” el cambio de sistema en estabulación intensiva a pastoreo en extensivo, a pesar de las reticencias y las dudas iniciales. “Si no hubiésemos dado este paso tendríamos que cerrar por la falta de viabilidad económica. A día de hoy, con menos producción, nos queda bastante más dinero y mejoramos mucho nuestra calidad de vida”, concluye.

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