«La política fue hecha para funcionarios, por eso hay pocos alcaldes ganaderos»

Repetirá en la alcaldía de Castroverde cuatro años más. Ya lleva 22 como alcalde pero como ganadero lleva "toda la vida". José María Arias tiene una explotación de leche y se está pasando a ecológico. Hablamos con él de cómo ve el sector y del papel a jugar por las Administraciones

José María, no momento de ir buscar as vacas ao prado, acompañado de Calcetines, o seu can

José María, no momento de ir buscar as vacas ao prado para muxir, con Calcetines, o seu can

Cuando en plena crisis por los bajos precios de la leche, el 3 de septiembre de 2015, 1.500 tractores colapsaron la Ronda da Muralla de Lugo, donde después permanecerían varios meses aparcados para exigir un precio justo que cubriese los costes de producción, el tractor que guiaba al grupo de ganaderos llegados desde Castroverde era el de José María Arias, alcalde de la localidad. Había muchos políticos que se habían acercado allí a dar apoyo, pero él estaba como ganadero.

«La única manera de no perder la perspectiva del sector es seguir formando parte de él. No se puede hacer una política agrícola o forestal desde un despacho. Hay que venir y pisar el territorio», dice. Es algo que achaca a otros políticos, a los de la Xunta. «El Gobierno gallego cambia cada 6 meses la Ley del Suelo, eso es que no saben que hacer, que no tienen las cosas claras ni tienen una idea de país. Es necesario avanzar en la ordenación del territorio, es una tarea pendiente», considera.

«Castroverde es un pulmón de leche en Galicia, junto a otros ayuntamientos de la provincia de Lugo como A Pastoriza, Castro de Rei, Cospeito, Sarria, Chantada, Pol, Guntín o Guitiriz. Tenemos 14.000 cabezas de ganado en el municipio entre leche y carne y explotaciones muy buenas, que están trabajando bien, dimensionadas y profesionalizadas, pero tenemos el mismo problema que hay en toda Galicia, tenemos muy pocas concentraciones, hay parroquias con un minifundio que es insostenible y que es un problema grave para la producción porque encarece mucho los costes de producción», describe.

«Tenemos 14.000 cabezas de ganado en el municipio pero tenemos parroquias con un minifundio que es insostenible porque encarece mucho los costes de producción»

Por eso reclama soluciones, como ganadero y como político. «El campo en Galicia perdió más de 100.000 puestos de trabajo en la última década y no sale en ningún lado, no abre los informativos. Si hay una amenaza sobre Alcoa o sobre Citroën la Administración se mueve. Sin embargo, esa reconversión del campo en Galicia le salió gratis a la Administración», denuncia.

Defiende que las subvenciones a los ganaderos y agricultores «tenían que ser más grandes porque cada euro invertido en el campo repercute en el resto de sectores, es dinero que quedan en el territorio», dice, aunque reconoce que «a veces no se usan bien las subvenciones en cosas que de verdad creen valor y mejoren la producción». De 2007 a 2011 José María Arias fue diputado provincial, ocupándose del área de Medio Rural en el Gobierno de la Diputación de Lugo, desde donde fue uno de los impulsores del Centro de Recría de la Granxa Gayoso Castro. Son esos los proyectos que considera «útiles para el sector».

Conversión hacia lo ecológico

As vacas da Gandeiría Portela volvendo do pasto

As vacas da Gandeiría Portela volvendo do pasto

José María repite como regidor municipal cuatro años más, un cargo en el que lleva desde 1997. Tenía entonces 30 años y hacía dos que se había incorporado a la explotación familiar, Ganadería Portela, que sigue manteniendo. «Yo tengo que mantener mi explotación porque es mi medio de vida y hoy estás en política y mañana dejas de estar. Tengo una persona de aquí al lado contratada porque a veces me es difícil compatibilizar los horarios y las ocupaciones de alcalde con las de la granja. La política fue hecha para funcionarios, por eso hay pocos alcaldes ganaderos», dice.

Su explotación cuenta hoy con 60 cabezas en total, unas 40 en ordeño, y está dando el paso hacia la producción ecológica. «Yo ya hacía pastoreo y animado por la subida de precios y porque en este momento la leche ecológica tiene demanda y salida, comencé hace año y medio el periodo de conversión, que en marzo de 2020 tendré plenamente finalizado», cuenta. Al tener que recurrir a mano de obra contratada le resultaba difícil lograr que una explotación del tamaño de la suya resultara viable pero espera que la diferencia de precio en ecológico sirva para incrementar la rentabilidad de su granja.

Para una explotación del tamaño y características de la suya está siendo «fácil» la adaptación a los requisitos de la producción ecológica. «Contamos con 26 hectáreas de superficie entre propias y alquiladas en un radio de acción de menos de un kilómetro, se adapta bien para esto», considera. En Furís, su parroquia, tampoco hubo concentración parcelaria.

Prescindir del maíz

Hace 3 años que no echa maíz. «Antes sembraba unas 10 hectáreas y la cosecha era buena pero con los cambios exigidos en el abonado y prescindiendo de los herbicidas sería imposible sacar maíz aquí, porque es una tierra fuerte y hecha mucha hierba», argumenta. Ahora hace silo de hierba para suplementar en invierno la alimentación a base de pasto.

Las vacas de la Ganadería Portela están fuera de día y en el establo por la noche. «El invierno aquí es duro, la explotación está a 700 metros de altitud y la zona alta de la parroquia llega a los 975 metros», relata.

«Lo ecológico tiene futuro, pero no vale para todo el mundo. Hay granjas a las que por nuestras características nos encaja mejor ese modelo»

En su caso la producción ecológica casa a la perfección, pero asegura que «no es para todas las explotaciones la leche ecológica, no sería fácil para una granja de 200 vacas», alega. «Lo ecológico es una buena solución para explotaciones de pequeño tamaño pero no se adapta para otro tipo de explotaciones», considera.

José María ya hacía poca renovación de praderas, tan sólo en aquellas fincas en las que echaba maíz, y, aunque en Furís de Abaixo hay otra explotación lechera en intensivo, Granxa do Río, no tiene problema alguno con la contaminación cruzada. El último paso que le queda es el pienso. Considera que no tendrá problema de adaptación del ganado, ya que «solo daba entre 6 y 7 kilos de concentrado por vaca y día en convencional, mi explotación ya no era de altísimas producciones antes de pasarme a ecológico», reconoce.

Considera que los dos modelos, el ecológico y el convencional, tienen futuro en Galicia. Sin embargo, advierte de determinadas circunstancias que juegan en contra del sistema de producción intensivo: «La leche convencional tiene un handicap importante porque los mercados están lejos de Galicia y los márgenes en los precios son muy pequeños como para hacer frente a ese incremento de costes y al mismo tiempo, Europa está apretando en el tema medioambiental y al purín hay que darle una salida», opina.

«Los beneficios que genera el eucalipto hay que repartirlos con los propietarios que conservan los carballos»

El sector agroganadero sigue manteniendo un peso importante en Castroverde, pero este es también un municipio con una importante riqueza forestal. Hace dos años un borrador presentado por la Xunta de Galicia ponía en riesgo esa rentabilidad del monte, lo que provocó que los propietarios forestales se uniesen en contra de la decisión de la Administración autonómica de prohibir as plantaciones de eucalipto en el término municipal.

«Ese decreto dividía a Galicia en dos mitades, permitiendo plantar eucalipto en una de las partes y prohibiéndolo en la otra, por lo que suponía una penalización injusta para 29 ayuntamientos en la provincia de Lugo, como el de  Castroverde, que quedaría del otro lado de la línea del eucalipto», explica su alcalde.

En este ayuntamiento de transición entre la comarca de Lugo y la Montaña, la producción de madera mueve 4 millones de euros al año. Hay plantadas unas 700 hectáreas de eucalipto y hay 8 empresas, que generan 40 empleos, dedicadas a los distintos procesos y trabajos forestales.

«Hay que asignarle un valor económico al medio ambiente y darle una renta al propietario que lo mantiene»

Por eso José María critica esa «prohibición drástica» por parte de la Xunta. «En Castroverde, como en el resto de Galicia, tiene que haber pino, eucalipto y carballeiras, pero si queremos que los de la Montaña y los Ancares conserven las carballeiras hay que compensar a los propietarios por mantenerlas», defiende.

«Hay que asignarle un valor económico al medio ambiente y darle una renta al propietario que mantiene el medio ambiente, tiene que haber una compensación, una rentabilidad compartida entre los propietarios de explotaciones forestales de eucalipto y los propietarios de espacios protegidos», argumenta. Y propone: «en cada corta de eucalipto debería haber una parte de los ingresos obtenidos destinada a compensar al que no puede plantarlo y las plantaciones de frondosas autóctonas deberían poder meterse en la PAC para que también generasen una renta por esa vía».

El eucalipto, compatible con la ganadería

Para el alcalde de Castroverde «la riqueza forestal es muy importante en Galicia, igual que lo es la agroganadera». Por eso dice: «hay que salvar el prado pero hay que dejar producir madera en el monte». «Pienso que son sectores perfectamente compatibles», afirma. Pero insiste en reclamar «un programa de ordenación forestal y ganadera del territorio a nivel gallego, que es algo que no existe».

El caos existente en este momento entre plantaciones forestales y terrenos agrícolas, entrelazados y mezclados sin criterio alguno en la mayoría de las parroquias gallegas, hace que un problema como el del jabalí alcance dimensiones cada vez mayores sobre las zonas productivas.

«Soy cazador y miembro de la directiva del Tecor de Castroverde. El año pasado matamos 250 jabalís, el cupo que teníamos. En el ayuntamiento se echan unas 1.500 hectáreas de maíz y los daños son cuantiosos todos los años», explica.

En la casa de José María, además de las vacas de su explotación hay también otros animales de referencia, sus perros de caza. Y uno acogido, de nombre Calcetines, un border collie de un año que llegó perdido hace unos meses. No se separa de su nuevo dueño. Va con él a todos lados, como cuando va a buscar el ganado. Si le dejase, incluso le acompañaría al despacho de la Alcaldía.

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