La lucha biológica contra la avispilla del castaño naufraga en Galicia

Un muestreo de 'Torymus sinensis', el insecto empleado para combatir la plaga, constata en Galicia un parasitismo case nulo tras las sueltas del periodo 2015-2017. Se precisan más estudios y datos sobre el impacto de las sueltas del 2018 y 2019

La lucha biológica contra la avispilla del castaño naufraga en Galicia

Agalla causada por la avispilla en un castaño.

La avispilla del castaño, la peor pesadilla de los productores de castaña, está completando la infestación de todos los sotos gallegos sin encontrar apenas resistencias, pues la lucha biológica emprendida contra la plaga cosechó hasta el momento un éxito escaso. Las sueltas de ‘Torymus sinensis’, el insecto encargado de combatir a la avispilla, se demostraron ineficaces en los primeros años, según revela un estudio en el que participaron investigadoras de la Escuela Politécnica de Lugo (USC).

Los efectos de la avispilla del castaño ya se han dejado sentir en la cosecha de castañas del pasado año, por lo que el sector tenía puestas sus esperanzas en la lucha biológica contra la plaga, el único método conocido para encarar el problema. Las puestas de huevos de la avispilla generan agallas que dificultan el desarrollo de los árboles, los debilitan y reducen su producción de frutos, con las conseguientes pérdidas en el campo.

Las sueltas masivas de 2018 y 2019 podrían cambiar el escenario, una cuestión a la que parecen apuntar los últimos muestreos

Con el fin de encarar el problema, la Xunta procedió a sueltas experimentales de 220.395 individuos de ‘Torymus sinensis’ en el periodo 2015-2017, en tanto que en el 2018 se liberaron 704.000 y para la campaña 2019 se anunciaron sueltas de 1,6 millones de ‘Torymus’.

El resultado de las primeras sueltas se demostró casi nulo, como revela un estudio realizado por la Escuela Politécnica de Lugo. De 4.871 agallas recolectadas en 33 puntos de Galicia entre el 2017 y principios de la primavera del 2018, sólo se logró la recuperación de un único ‘Torymus sinensis’ en Riós (Ourense), donde comenzó la liberación controlada en el 2017.

Otra investigación logró la recuperación en Galicia de 12 ‘Torymus’, pero en cualquier caso, se trata de una baja tasa de establecimiento del insecto, en comparación con lo que es habitual. En Málaga, en el periodo 2015-2017, se soltaron 41.000 ‘Torymus’ y el estudio en el que participó la Escuela Politécnica de Lugo logró la recuperación de 275, confirmando una tasa de parasitismo de las puestas de huevos de la avispilla del 0,51%.

Son datos que apuntan a un establecimiento exitoso de la plaga en Andalucia, un buen resultado que también se repitió en Madrid, donde se hizo una primera suelta experimental y se confirmó posteriormente una tasa de parasitismo del 3,69%.

Es una incógnita el motivo del fracaso de las primeras sueltas en Galicia, aunque se espera que las liberaciones masivas de ‘Torymus’ del 2018 y del 2019 estén cambiando el escenario de manera importante. Los datos de las investigadoras de la Escuela Politécnica María Josefa Lombardero y Diana Blanco apuntan a la emergencia de ‘Torymus’ en muestras adicionales recolectadas en el 2018-2019, según se indica en un artículo recientemente publicado en la revista ‘Forest Systems’. En concreto, las investigadoras señalan la recuperación de 5 individuos en el lugar de Merouzo Pequeno (Ourense).

El artículo, en el que se aborda la situación de las poblaciones de ‘Torymus sinensis’ en la Península Ibérica, apunta la necesidad de más estudios para comprender si la liberación de ‘Torymus sinensis’ es más probable que falle en ciertas condiciones ambientales o climáticas, como las que se dan en Galicia.

Dispersión natural de ‘Torymus’ procedentes de Francia

La liberación masiva de ‘Torymus sinensis’ en España fue postergada durante años por el Gobierno con el argumento de que había que comprobar su impacto sobre las poblaciones autóctonas de insectos y valorar también posibles hibridaciones. Son prevenciones que los investigadores consideran correctas, pero también es cierto que entre tanto, los ‘Torymus’ estaban ya entrando de manera natural por la frontera francesa, según revela el estudio de la especie ahora publicado en ‘Forest Systems’.

Los investigadores recuperaron ‘Torymus’ en tres puntos del País Vasco, en otro en Navarra y en dos puntos de Cataluña. Son todas ellas comunidades en las que no se hizo ninguna suelta hasta el momento y que están muy distantes de los puntos de liberación autorizados en España, por lo que se da por seguro que los ‘Torymus’ allí recuperados proceden de Francia.

Especialmente significativa fue la tasa de parasitismo de las puestas de huevos de la avispilla del castaño en Guipuzcoa. En Lezo, en uno de los enclaves muestreados, fue de un 4,88%, en tanto que en el Jaizkibel, a escasos kilómetros de la frontera, se llegó a un 8,29% de parasitismo.

Capacidad de expansión
En puntos más distantes de la frontera, como la provincia de Vizcaya (País Vasco) o Cantabria, no se detectan por el momento ‘Torymus’, pero se espera que la dispersión natural de los individuos ya presentes en Guipuzcoa y Navarra continúe a lo largo de los próximos años por todo el norte de la Península Ibérica. Es una incógnita saber a qué velocidad se van a dispersar. Estos primeros años de presencia en los bordes con la frontera francesa parecen haber sido de una expansión lenta, pero los datos que se tienen sobre la dispersión natural de la especie son esperanzadores.

En Japón, el primer país donde se introdujo el ‘Torymus’ para luchar contra la avispilla del castaño, se comprobó que en los primeros años su dispersión natural era inferior a 1 kilómetro, pero iba aumentando de forma progresiva hasta llegar a una capacidad de expansión constante de 60 kilómetros por año. En Italia también se comprobó que la dispersión natural del ‘Torymus’ puede alcanzar los 70 kilómetros al año.

Ante esa capacidad de expansión, en Galicia sería de interés conocer la implantación que logran las sueltas de ‘Torymus’ que se están haciendo en el norte de Portugal, pues existe una posibilidad de dispersión natural al sur ourensano en los próximos años, una cuestión ya comentada entre productores en los últimos años.

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