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La eliminación de micotoxinas en piensos compuestos destinados a la alimentación animal centra una de las líneas de trabajo en las que está investigando el grupo de investigación “GI 1682 Toxinas Marinas: Mecanismos de transdución, usos terapéuticos y métodos de detección (Farmatox)”, un equipo con sede en la Facultad de Veterinaria del Campus Terra de Lugo y coordinado por el catedrático del área de Farmacología de la Universidad de Santiago, Luis M. Botana.
Las pesquisas que está realizando el grupo Farmatox de la USC en este campo se desarrollan en el marco de un proyecto del programa Interconecta, en el que también está implicada la multinacional francesa de soluciones nutricionales Evialis. La spin-off de la USC Cifga, con sede en Lugo, y el grupo de Física de la USC liderazgo por el catedrático de Electromagnetismo de la USC José Rivas Rey son otros de los agentes implicados en este proyecto de investigación, en el que se están empleando nanopartículas para suprimir las micotoxinas de los piensos, según indica Luis M. Botana.
“La presencia toxinas en los cereales está aumentando con el cambio climático”
“La presencia toxinas en los cereales está aumentando con el cambio climático, que, sobre todo, es un problema de seguridad alimentaria”, afirma Botana. “Por tanto, como las cantidades de pienso que se manejan para la alimentación animal son tan altas, en la práctica resulta imposible controlar su presencia”, relata. Este investigador señala al mismo tiempo que los animales alimentados con piensos que contienen micotoxinas son proclives a manifestar problemas de reproducción graves, sobre todo en el caso de ganado porcino y vacuno, así como en los conejos. La ingesta de estos piensos compuestos que contienen micotoxinas provoca abortos y constituye un problema económico importante, ya que tiene difícil solución si no se consiguen erradicar las toxinas, afirma.
El estudio de métodos adecuados para suprimir las toxinas de la materia prima original centra las primeras pesquisas que están realizando al amparo de este proyecto de investigación desde hace un par de meses. “De hecho, Cifga trabaja en la obtención de patrones de micotoxina de cereales para luego proceder a su certificación y posterior venta, pues el mercado de las micotoxinas es muy grande”, dice Luis M. Botana.
“Las grandes multinacionales que venden cereales para niños están sometidas a un férreo sistema de control, pues tratar de un problema global que va a peor con la creciente incidencia del cambio climático”, explica este investigador, al tiempo que incide en el hecho de que las micotoxinas proliferan solas en aquellas áreas húmedas y con calor.
Muchas de estas toxinas no están legisladas y su presencia no es conocida
Respecto de los procedimientos que se están siguiendo en el desarrollo de este proyecto de investigación, Luis Miguel Botana comentó que “el grupo de la profesora de la USC María Jesús Sáenz es el que se ocupa de identificar los hongos, nosotros vemos que toxinas producen, Física nos aporta nanopartículas y Evialis nos hace llegar las harinas problemáticas”. Este proceso posibilita tener una visión en conjunto de cómo funciona el sistema, señala el catedrático de Farmacología de la USC, quien sostiene que “incluso la leche, el pan, los pistachos y todos los cereales son susceptibles de contener micotoxinas, muchas de las que provocan cáncer”, afirma.
“Las toxinas marinas te matan mientras comes, pero estas, sin embargo, tienen un camino de más largo recorrido”, explica este investigador, al tiempo que aclara que muchas de estas toxinas no están legisladas y su presencia no es conocida. “De hecho, en los alimentos ecológicos, que no son tratados con pesticidas pero que no son mucho mejor que los demás alimentos, los hongos crecen solos y nadie controla su presencia”, advierte. “La supresión de pesticidas favorece el crecimiento de las micotoxinas”, explica Botana, que defiende su eliminación antes de se lleguen a detectar.
