(III) La presión del eucalipto sobre la superficie agrícola: 240.000 hectáreas plantadas desde la entrada en la UE

Al tiempo que desde el año 1986 se han ido perdiendo en Galicia cerca de 200.000 hecráreas de superficie agraria, las plantaciones de pino y eucalipto pasaron a ocupar 378.718 hectáreas más de territorio

Plantación de eucaliptos nunha pradeira en Begonte

Plantación de eucaliptos en una antigua pradera en Donalbai (Begonte)

Hay poca investigación sobre las dinámicas de uso del suelo en Galicia y menos aún que lleguen hasta el día de hoy», asegura Quico Ónega, profesor del Máster Universitario en Gestión Sostenible de la Tierra y del Territorio de la USC y miembro del Laboratorio del Territorio (Laborate). Pero con independencia de los datos cuantitativos, una realidad parece clara: junto al descenso de la superficie agraria, el monte ha ido perdiendo en las últimas décadas su uso como aprovechamiento agroganadero y se centró en la producción forestal de madera.

Ese hecho tiene incidencia también sobre el cálculo de la superficie agraria útil. «Tendríamos que analizar la consideración del matorral, que hoy por simplificar consideramos superficie abandonada pero en otro tiempo no era así. En el 1987 comparado con hoy se pastoreaba más monte, y ese matorral era SAU, hoy se pastorea menos, pero habría que ver que vegetación hay en ese matorral y que uso se hace de ella», ejemplifica Quico.

Desde comienzos de la década de los 60 hasta los años 80 se fueron dejando de aprovechar por el ganado unas 820.000 hectáreas de monte

El profesor Francisco Sineiro ponía datos en el año 2006 a esa superficie agroforestal que se fue dejando de pacer y que poco a poco o bien fue quedando en situación de abandono o fue colonizada por las plantaciones de pinos y eucaliptos o invadida por la aparición espontánea de esas y otras especies. «Desde comienzos de 1960 hasta 1980 se fueron dejando de aprovechar por el ganado unas 820.000 hectáreas de monte», calculaba Sineiro.

Decisiones administrativas en favor del monte y en detrimento de la superficie agraria

Las plantaciones forestales de pinos y eucaliptos fueron ganando inicialmente terreno en el franquismo a medida que el ganado iba dejando de aprovechar el monte y posteriormente, a partir de la entrada en la UE, con la acelerada desaparición de explotaciones, que las hizo prescindir de sus tierras

Según datos del avance del cuarto Inventario Forestal Nacional, en el año 2011 había en Galicia 2.030.681 hectáreas de monte, de las que 1.424.094 estarían arboladas (eucaliptos, frondosas, pinos, bosques de ribera, etc). Si atendemos a los datos de los Inventarios Forestales anteriores, la superficie arbolada se habría duplicado en Galicia desde 1950 a 1975 a consecuencia de las campañas de reforestación del franquismo en montes tanto privados cómo abertales y comunales.

La escasez de cuota láctea establecida para Galicia en 1986 y la concesión de ayudas para la forestación de tierras agrarias a partir de 1992 tuvieron consecuencias en el proceso de pérdida de superficie agraria en Galicia

Fue quizás la primera gran transformación del paisaje gallego a consecuencia del cambio de uso del suelo. Pero las decisiones gubernativas en favor del monte tuvieron en más ocasiones claras repercusiones sobre el descenso de la superficie agrícola.

La entrada del Estado español en la Comunidad Económica Europea en el año 1986, el establecimiento de las cuotas lácteas que limitaron el crecimiento y desarrollo del sector lechero gallego o la primera gran reforma de la Política Agraria Común a partir del año 1992 y la concesión de ayudas a la forestación de tierras agrarias derivadas del Reglamento europeo 2080/1992 tuvieron también consecuencias en el proceso de pérdida de superficie agraria en Galicia.

grafico evolución Superficie Forestal en Galicia150.000 hectáreas plantadas en suelos agrícolas en los últimos 30 años

Desde el final del franquismo, el incremento de 294.733 hectáreas de monte arbolado experimentado en el últimos 40 años –los datos referidos a Galicia del primer Inventario Forestal Nacional (1.129.361 hectáreas) fueron tomados en el año 1973 y los más recientes, pertenecientes al cuarto Inventario Forestal Nacinal (1.424.094 hectáreas), son del 2010– no se habría producido todo la costa de plantar monte raso, como hasta entonces, sino que una parte de ese incremento (unas 150.000 hectáreas) serían consecuencia de la forestación de tierras con otros usos anteriores, mayoritariamente agrícolas, incluso con concesión de ayudas públicas para estas plantaciones en los años 90.

De la forestación realizada mediante plantaciones, cuando menos una parte tiene su origen en el régimen de ayudas derivado del Reglamento 2080/92 CE, activo durante el período 1994-2001. Ana Isabel García Arias y Mar Pérez Fra estimaron en el año 2001 el efecto de este programa, a partir de los datos del Ministerio de Agricultura, en 46.157 ha forestadas entre los años 1994 y 1998.

«Probablemente la importancia del programa fue mayor en la medida en que sirvió como ejemplo a seguir por muchos propietarios privados que decidieron realizar plantaciones por su cuenta, lo que supondría que la superficie forestada sin ayudas ocupó superficie agrícola en mucha mayor proporción que la que recibió subvenciones», afirma Eduardo Corbelle, del Laboratorio del Territorio. Por lo tanto, añade, «la ocupación de tierras agrícolas de buena calidad por plantaciones forestales, y en general la competencia entre el uso agrícola o ganadero y el de producción de madera, no parece haber sido una consecuencia directa de las políticas públicas de fomento de la forestación, sino más bien de la iniciativa privada en un contexto de escasa regulación de los cambios de uso».

Las ayudas a la forestación de tierras otorgadas de 1994 a 2001 serían las responsables directas de la plantación y desaparición de 50.000 hectáreas de superficie agraria

Desde 1986, año de entrada del Estado español en la CEE, la superficie ganada por las repoblaciones forestales sería incluso mayor a 378.718 hectáreas, mientras en ese mismo periodo se habrían perdido en Galicia cerca de 200.000 hectáreas de uso agrícola.

Más de tres cuartas partes del incremento de la superficie forestal arbolada en Galicia en las últimas tres décadas se produjo en las provincias de Lugo y de Ourense, donde la superficie plantada aumentó un 40 y un 30 por ciento respectivamente entre el primer y el tercer Inventario Forestal.

Los eucaliptales fueron sin duda los protagonistas de este cambio de uso en la tierra y en el monte producidos en Galicia desde el último cuarto del siglo XX, multiplicándose por 6 la superficie destinada a esta especie en nuestra comunidad, pasando de las 27.639 hectáreas del IFN1, a las 46.494 del IFN2, a las 174.211 del IFN3 y a las 248.169 hectáreas del IFN4 (más 39.814 hectáreas de repoblaciones nuevas). Además de estas masas monoespecíficas, el eucalipto aparece en otras 124.414 hectáreas mezclado con el pino del país (pinus pinaster) y comparte presencia con el roble en más de 21.517 hectáreas.

grafico distribucion monte arborado por especies e provincias

El mayor avance del eucalipto se habría producido en las provincias de A Coruña y Lugo, donde por ejemplo se habría multiplicado por 18 su presencia, pasando de 4.000 a más de 73.000 hectáreas en la actualidad. Los pinares de pinos del país alcanzan su mayor extensión en A Coruña, pero poseen mayor representación en Pontevedra. Finalmente, más de dos tercios de los pinares de pino insigne se concentran en Lugo y algo más de la cuarta parte en A Coruña. El pino insigne (Pinus radiata) ocupa actualmente casi 100 mil hectáreas, siendo la especie que más se ha expandido tras los eucaliptos durante el tránsito del pasado al presente siglo.

Las masas forestales productivas de eucaliptos y pinos ocupan en conjunto 690 mil hectáreas de extensión que representan casi la mitad del monte arbolado gallego, cerca de la tercera parte de la superficie forestal de Galicia y casi una cuarta parte del total del territorio gallego. En la actualidad, las plantaciones de eucaliptos son ya las masas forestales arboladas más abundantes en Galicia, constituyéndose en los principales protagonistas del paisaje forestal gallego, ocupan una extensión próxima a 300 mil hectáreas que representa más del 20% del monte arbolado gallego, casi 15% de la superficie forestal total y el 10% del territorio gallego.

La superficie arbolada gallega de masas productivas representa respecto al total del Estado solo el 3,9%. Sin embargo la producción anual de nuestra comunidad equivale a más del 50% de la madera cortada en España

Los pinares de pino del país (Pinus pinaster), que fueron los más extendidos hasta finales del siglo XX, son ahora la segunda formación arbolada más abundante de Galicia, representando más del 15% del monte arbolado gallego. Estos pinos gallegos que ganaron terreno muy rápido desde la segunda mitad del siglo XX, lo fueron perdiendo durante el último cuarto del siglo XX, para acabar cediendo al eucalipto su protagonismo en el paisaje forestal gallego del siglo XXI, según acreditan los datos registrados en el IFN4.

El porcentaje de superficie forestal que tiene Galicia respecto a su territorio (69%) es la misma que tienen Finlandia y Suecia. El monte arbolado ocupa el 70% de la superficie forestal gallega, lo que representa que casi la mitad del territorio gallego está plantado. El monte desarbolado ocupa a su vez una quinta parte del territorio total de la comunidad y representa casi una tercera parte de la superficie forestal de Galicia. «Gran parte del monte desarbolado gallego son montes vecinales en man común y cerca de la mitad del monte desarbolado de Galicia se encuentra en la provincia de Ourense», afirma la Consellaría de Medio Rural en el documento elaborado en el 2015 para la revisión del Plan Forestal de Galicia.

La Administración endureció los cambios de uso pero sigue sin haber control efectivo y actuaciones de oficio

La normativa es hoy mucho más estricta a la hora de permitir los cambios de uso del suelo rústico, aunque en muchos casos esos impedimentos para convertir tierras agrarias en forestales solo quedan en el papel. La falta de vigilancia de oficio y de control del cumplimiento de la norma por parte de la Administración llevaron a su incumplimiento sistemático hasta ahora, incluso con plantaciones de tierras que habían entrado en concentraciones parcelarias.

La Ley del Suelo de Galicia (Lei 2/2016) establece dentro del suelo rústico distintas categorías de protección, entre las que se encuentran la agraria y la forestal. De acuerdo con la norma, en el suelo rústico de especial protección agropecuaria (las fincas de concentraciones parcelarias tendrían todas esta consideración) está absolutamente prohibida la plantación de especies forestales como pinos o eucaliptos. Solo se podrían plantar especies destinadas a la producción de fruto (castaños, nogales) y en el caso de otras frondosas (robles, abedules) solo se autorizaría después de que la finca pase dos años en el Banco de Tierras sin que en ese plazo nadie solicitara su arrendamiento.

En el suelo rústico de especial protección agropecuaria está absolutamente prohibida la plantación de pinos y eucaliptos y para transformar suelo forestal a agrario es preciso un informe de impacto ambiental

En cuanto a los suelos de especial protección forestal, según la Ley de Montes de Galicia (Lei 7/2012) podrían reconvertirse a uso agrario previa comunicación a Medio Rural e informe de impacto ambiental de la Consellería de Medio Ambiente superficies de hasta 15 hectáreas que estén a matorral o de menos de 5 en el caso de estar plantadas con pinos, eucaliptos o frondosas de menos de 10 años.

Los Ayuntamientos tienen responsabilidad también en el establecimiento, vigilancia y mantenimiento de los suelos agrarios. Son las entidades locales las que, a través del Plan General de Ordenación Municipal o del Plan Básico Municipal (en el caso de ayuntamientos de menos de 5.000 habitantes), delimitan el suelo rústico, aunque la clasificación como agrario o forestal depende de la Xunta desde el 2016.

2 ideas sobre “(III) La presión del eucalipto sobre la superficie agrícola: 240.000 hectáreas plantadas desde la entrada en la UE

  1. Alberto

    Los montes tienen propietario y son ellos los que deben decidir.
    La gente hace bién plantar árboles, los árboles evitan el abandono rural, la gente sigue trabajando sus terrenos en una actividad totalmente compatible con otros trabajos y circunstancias vitales.
    Pero desde la comodidad de un puestecito del estado es facil ver (o creer ver) fallos en todo lo que hacen los demás.
    Y si la propiedad de los terrenos estuviese tan defendida como la propiedad de los puestos de trabajo en la administración, todo el mundo querría ser labrador, no funcionario.
    Y así nos va.

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