Ganadería SAT Iglesias: Un modelo de eficiencia en vacuno de leche y de relevo generacional

Esta ganadería de A Baña (A Coruña) es un referente en eficiencia en vacuno de leche, con una media de 42 litros por vaca en dos ordeños y menos 130.000 RCS. La familia Iglesias-Tojo es también un ejemplo de relevo generacional entre padres y hijo. Contamos como trabajan

Ganadería SAT Iglesias: Un modelo de eficiencia en vacuno de leche y de relevo generacional

De izquierda a derecha: Manuel, Alonso, Rufina, Cándido y Ana

Ganadería SAT Iglesias, situada en la parroquia de Cabanas, en el ayuntamiento coruñés de A Baña, es un modelo de eficiencia y bienestar animal en vacuno de leche en intensivo. Los datos así lo corroboran: Durante los dos últimos años esta ganadería registró un promedio de 42 litros por vaca y día en 2 ordeños y lactaciones vitalicias por encima de los 48.000 litros.

“Para que una vaca produzca mucho tiene que estar aburrida; es decir, tener tranquilidad y estabilidad. Ahí es cuando expresa todo su potencial genético”, explica Alonso José Iglesias Tojo, un ganadero vocacional, hijo y sucesor de Cándido Iglesias Turnes y de Rufina Tojo Botana, dos ganaderos de referencia en la provincia de A Coruña.

Pasillos anchos y buena ventilación

Alonso se incorporó en el año 1999 y reconoce que su primer objetivo fue mejorar el bienestar de las vacas. “Cuando vine para aquí lo primero por lo que luché fue por darle altura y claridad a las naves, abrir el establo para que hubiese más ventilación porque entonces había la falsa creencia de que las vacas tenían frío. También para que los pasillos fueran anchos, de 4 o 5 metros, con el fin de que las vacas circulen y las dominantes no sometan a las otras. Hice dos viajes a Canadá y a Estados Unidos en el 2008 y en el 2009 y ahí comprobé como las naves eran abiertas, muy ventiladas y con mucha claridad, a pesar de estar en Wisconsin, un estado con mucho frío en invierno”, explica.

Ahora mismo en SAT Iglesias cuentan con 215 animales: 130 vacas adultas, de las que unas 120 están en ordeño que el año pasado produjeron 1,8 millones de litros de leche, y 95 novillas. Además de Alonso, en esta granja trabajan dos empleados: Ana y Manuel.

Base territorial: La principal limitación para crecer

Cabanas es una parroquia con mucha tradición ganadera y 4 explotaciones dimensionadas y profesionales gracias a que en los años 60 ya se hicieron las concentraciones parcelarias.

En el caso de SAT Iglesias cuenta con 65 hectáreas de base territorial, de las que 13 son en propiedad y 52 en alquiler, a un precio medio de 275 euros la hectárea. La superficie agrícola que queda es escasa y sin posibilidad a medio plazo de aumentarla, por lo que en esta ganadería no se plantean aumentar la cabaña ganadera, sino en mejorar la rentabilidad veía mejora genética y bienestar animal.

Una situación que, como cuenta Alonso, frena el potencial de crecimiento que tiene el sector lácteo gallego: “Estuve viendo explotaciones en otros países y ahí es donde ves la singularidad de Galicia. Por ejemplo, en el 2007 viajé a Canadá y una granja de 70 vacas contaba entonces con 200 o 300 hectáreas de base territorial, por lo que eran prácticamente autosuficientes en comida para el ganado. En el 2015 fui a Bretaña y veías muchas explotaciones con 100 o 200 hectáreas, y fincas de 10 y 15 hectáreas y alquileres a 150 euros la hectárea, algo impensable aquí, lo que nos obliga a ser más competitivos vía alta producción de las vacas y menores costes laborales”.

“Lo que esto nos indica es que en Galicia hay extraordinarios ganaderos con granjas que no le envidian nada en eficiencia a las más punteras del mundo. Lo que nos faltan son los medios: base territorial y que esté cerca de la explotación”, reflexiona.

Cortan el maíz a 50 centímetros de altura para mejor las calidades del silo

En cuanto a la gestión de su base territorial, en SAT Iglesias siembran unas 35 hectáreas de maíz forrajero, que rotan con raigrás híbrido como cultivo de invierno. Y otras 30 hectáreas a pradira permanente de raigrás inglés, que pasan a maíz cada ciertos años.

Una de sus claves para mejorar la calidad de los forrajes es , en el caso del maíz, cortarlo alto, a 50 o 60 cm del suelo. Las razones las explica Alonso: “Llevamos varios veranos secos, con lo que esa parte de abajo es sobre todo lignina, y además suele estar contaminada por tierra, por lo que si tenemos falta de fibra en la ración preferimos meter algo paja. De este modo, cortando más alto el maíz, conseguimos que el silo también tenga mayores calidades y digestibilidad”. Las calidades suelen estar en un 35% de materia seca y en un 35% de almidón.

Analizando el rendimientos de las parcelas, suelen estar en un promedio de entre 38 y 40 toneladas de materia húmeda por hectárea, para ciclos 300 o 350.

Por lo que respecta a la hierba, en el primer corte rondan entre un 28% y un 30% de materia seca y entre un 17 y un 18% de proteína; en el segundo se sitúan en un 33% y en un 15% y en el tercero, que destinan para alimentar a las novillas, bajan las calidades a un 14% de proteína y aproximadamente un 40% de materia seca.

En SAT Iglesias hacen ellos una parte de los trabajos agrícolas y también tienen carro propio, después de estar 10 años en una CUMA que al final dejó de funcionar por ser pocas ganaderías y tener un coste de mantenimiento muy alto.

Además, ahora mismo esta ganadería participa en un estudio de la Cooperativa Agraria Provincial ( CAP) de A Coruña para pesar toda la comida y optimizar el coste de los forrajes.

Sat Iglesias en imágenes:

Producir 42 litros por vaca con un coste de alimentación de 5,2 euros.

“Hasta hace nada, que nos subió la colza, nuestro coste de alimentación estaba en unos 5,2 euros por vaca y día, para lograr una producción media de 42 litros de leche en dos ordeños, con un 3,65% de grasa y un 3,30% de proteína, y menos de 130.000 células somáticas”, adelanta Alonso.

Así, la ración de las vacas en producción consta de 14 kg de silo de hierba, 28 de silo de silo de maíz, 0,5 kg de paja, sobre 7,75 kg de núcleo (harina de maíz y correctores), 5,75 kg de harina de colza y 7 kg de bagazo de cerveza. “Son unos 63 kg de comida en materia fresca, y entre 25 y 26 kg de materia seca, las vacas son de alta producción y se nota en el consumo de comida, que es alto”, reconoce.

En cuanto al bagazo, destaca que “aporta un poco de humedad a la ración, liga bien la comida, con lo que las vacas seleccionan menos, y le da más apetencia, sobre todo en verano”. “Por otra parte, supone meter otro tipo de proteína, con lo que diversificamos la alimentación”, añade.

En el maíz y en la colza emplean materias primas que vienen del puerto, con un coste más barato: “El núcleo de maíz, que se lo compramos a Progando, lo estamos pagando a 230 euros más IVA la tonelada, y la colza, que compramos a través de la Cooperativa Agraria Provincial de A Coruña, también nos sale en unos 224 euros más el IVA, aunque ahora la colza subió unos 40 euros la toneladas”.

Las novillas las alimentan con silo de hierba para que no engorden y lleguen mejor al parto

“Llevamos unos 4 años utilizando esta materia prima de proteína en exclusiva y logramos abaratar bastante el concentrado, al suprimir pasos intermedios al traerla directamente desde el puerto. Sobre el paso de la soja a la colza, no notamos diferencia, ni en la producción ni en la fertilidad, y con una diferencia de precio notable”, destaca Alonso.

Para las vacas secas la ración consta de paja de avena, 2,5 kilos de harina de maíz y otros 2,5 kg de harina de colza. Y para las novillas, desde el destete a los 2 meses hasta los 4 meses están a pienso y paja de avena; de los 4 a los 8 comen la mezcla de la ración unifeed de las vacas y a partir de ahí se les hace un carro para ellas, que consiste en 4 kilos de paja, 15 kg de silo de hierba, 1,5 kg de harina de maíz, y 2,5 kg de harina de colza. “Esta ración permite que las novillas no engorden de más y lleguen mejor al parto, y dependiendo de la calidad de proteína del silo de hierba subes o no el pienso”, asegura este ganadero.

Promedio de 3,5 partos y más de 48.000 litros de lactación vitalicia

La longevidad de las vacas es uno de los aspectos que más preocupa en SAT Iglesias. Están en unos datos bastante altos para una ganadería en estabulación: una media de 3,5 partos por vaca y más de 48.000 litros de producción vitalicia, según los datos de los dos últimos años. “Creo que ahí está la clave de la rentabilidad de una granja: intentar que las vacas duren lo máximo posible siendo productivas”, subraya Alonso.

En cuanto a los acoplamientos, para los toros miran sobre todo el índice GTPI. “Utilizamos toros genómicos tanto en las novillas cómo en las vacas: en el caso de las terneras los más punteros y semen sexado, y en las vacas empleamos genómicos convencionales que tengan una alta fertilidad”, explica.

Los caracteres que más tienen en cuenta en SAT Iglesias son vida productiva, bajas células somáticas, alta tasa de preñez de las hijas, sin olvidar la morfología ( ubres y patas). En este sentido, Alonso reconoce que “me fijo bastante en los caracteres secundarios de longevidad, tasa de fertilidad de las hijas, RCS ..”.

”Sé -aclara- que son caracteres con baja heredabilidad, y que dependen mucho del manejo, pero soy muy creyente de la genética y a la larga estoy viendo los resultados, a base de ser constante en los criterios de los acoplamientos durante varios años. Todas las vacas se tratan igual, pero unas tienen más longevidad, más producción y menos células somáticas que otras, y ahí es donde entra la genética”.

“Esta es una granja volcada hacia la producción y tengo un rebaño homogéneo, con 82 puntos de promedio, 13.300 litros de promedio en Control Lechero, un ICO de 2.350 y en general estoy bastante satisfecho con su rentabilidad”, subraya.

De cara al futuro, le gustaría empezar a tener en cuenta otros caracteres de los toros como que produzcan leche A2A2 o hijas que nazcan sin cuernos.

Genotipan las terneras e inseminan un 50% del rebaño con raza Angus

Por otra parte, desde hace un año están haciendo genotipado en todas las terneras, para emplear semen sexado en las mejores, y en las peores emplean semen convencional e incluso razas cárnicas. “Tenemos en este momento mucha recría y lo podemos hacer. Aun es temprano para ver los resultados, pero confiamos en que permita mejorar la genética del rebaño en unos años”, asegura.

Inseminan con carne el 50% de los animales de la granja, “fundamentalmente porque no queremos crecer, y prefiero criar menos animales, que sean más productivos y duren más”. “Ahora mismo -añade- quizás teníamos demasiados animales, y como no estamos sobrados ni de comida ni de sitio preferimos tener menos”.

Trabajan desde hace 4 años como raza cárnica con la Angus, de la que destaca que “es una raza que si bien la cría no la suelen valorar tanto como las de cruce con Limousin o Rubia Gallega, sin embargo las gestaciones duran menos que con otras razas cárnicas y los partos son más fáciles, con crías de menos tamaño que también le tiran menos de las reservas a la vaca”.

Futuro: Ir a 3 ordeños y mejorar la calidad de vida

En cuanto a los planes para el futuro, reconoce que “siempre se puede mejorar todo lo que sea cow confort”. Así, el año pasado instalaron un sistema de ventilación y este año han previsto instalar más ventiladores para reducir el estrés por calor, que considera que cada vez le afecta más en verano a las vacas, sobre todo a las de alta producción.

Por lo que respeta al tamaño, Alonso asegura que “no voy a aumentar porque aquí es difícil aumentar la base territorial y no quiero crecer sin tierra”. Lo que sí están valorando es en instalar 2 robots, si no dan conseguido más mano de obra, para ir a 3 ordeños. “Sería bueno para esta granja ordeñar 3 veces al día, pero para una ganadería de tamaño pequeño cómo esta supondría que los tendría que hacer una sola persona y sería un sacrificio muy grande, tanto para los empleados como para nosotros, sobre todo en las campañas del maíz o de la hierba”, explica. “Por tanto, -añade- solo iría a 3 ordeños instalando robots, aunque económicamente es más rentable la sala, pues tiene menos coste de adquisición, de mantenimiento, y también menos gasto de alimentación”.

“En definitiva, nuestro objetivo es que las vacas produzcan la máxima leche posible durante el máximo tiempo, y para eso queremos seguir siendo muy eficientes”, concluye.

Cándido Iglesias Turnes: “Una granja no tiene futuro si el ganadero quiere mantener el control de la explotación hasta el final y no pasárselo a los hijos”

Alonso junto a sus padres: Rufina y Cándido

Alonso junto a sus padres: Rufina y Cándido

Hablamos con Cándido Iglesias Turnes, que junto a su esposa, Rufina Tojo Botana, fueron pioneros y protagonistas de la modernización del sector lácteo en Galicia, hasta convertirlo en el motor económico del rural gallego.

¿Como fueron tus primeros comienzos en la ganadería de vacuno de leche?
Soy de una casa en la que éramos 5 hijos y yo quedé en casa, aunque soy el  segundo hermano más joven de la familia. A finales del 1968 comencé en la ganadería y en el 70 me casé con Rufina, que procede de Oroso. No tenía otra noción del campo que el sistema tradicional, por lo que al volver de la mili me apunté al plan del IRIDA en Negreira e hice un cursillo de formación agroganadera gracias al que comencé a tener un mínimo conocimiento de abonos, de maquinaria agrícola…; en definitiva, de lo que es la agricultura y la ganadería moderna.

“Construir la explotación fuera de la aldea fue de las mejores decisiones que tomamos”

En el año 1972 compré con dos primos un tractor y en el 1974 construimos nosotros mismos el primer establo en la aldea. Hicimos la nave nosotros para 11 vacas estabuladas, pero con salida al pasto, y con ordeño en cántaros. Pero necesitábamos aumentar porque teníamos dos hijos y éramos jóvenes.

En la parroquia había pequeñas explotaciones en toda la aldea, era un minifundio total, de forma que de 60 vecinos el 90% teníamos vacas. En el 1986 vimos que para crecer la explotación en la aldea era muy difícil, por lo que trasladamos el establo para una finca de 5 hectáreas que teníamos en el monte, fruto de la concentración parcelaria del 1964, e hicimos una nave para 40 vacas, en estabulación libre pero con salida al pasto, y sala de ordeño de espina de pescado. Fue de las mejores decisiones que tomamos, por higiene y porque en la aldea no había para donde crecer.

Coincidió que en la Oficina de Extensión Agraria de Negreira había técnicos de mucha valía en asesoramiento en asesoramiento y nos ayudaron mucho a crecer.

En el 1999 nuestro hijo Alonso estaba estudiando en Lugo agrónomos pero decidió volver para la granja para continuar. Constituimos una SAT, formada por él y por nosotros. Fue entonces cuando decidimos ampliar la nave para 57 cabezas, en el 2011 hicimos otra ampliación para 89 y en el 2015 hicimos otra para 115 cornadizas y 140 cubículos. Además, en el 2002 hicimos la nave de las novillas.

¿La parcelaria fue clave para que se mantenga la ganadería en esta aldea?
La parcelaria de la tierra laborable en Cabanas se realizó en el año 1962 y la del monte en el 64 y eso fue el éxito para que a día de hoy haya explotaciones ganaderas competitivas en esta parroquia. Todo vino de ahí. Las pistas siguen siendo las entonces, con 4 metros de ancho, y quizás habría que ir a otra nueva concentración.

¿Fuisteis de los primeros en incorporar genética Frisona?
Sí, pero la mejora genética que hicimos fue a golpe de inseminar. Compramos vacas de alta producción procedentes de Alemania, pero los cubículos y las infraestructuras de los establos que teníamos no eran las idóneas y fracasaban. La mejora que hicimos fue a base de inseminar, hablábamos de los toros como de las novias ja ja.

Mi conclusión es que el éxito de una explotación está en el ganadero, en el bienestar animal y en una buena alimentación.

¿Que os gustó más de vuestra vida de ganaderos?
Se trabajó mucho, pero somos de mucha vocación: Rufina tiene una capacidad de trabajo enorme y yo participé también en la fundación de la Asociación Nacional Frisona, fui fundador también de Afriga, de Fefriga y de Africor Coruña.

También soy socio fundador del Sindicato Labrego Galego, y creo que el sindicalismo fue una herramienta fundamental para defender los intereses de los ganaderos ante la cuota empresarial, las sanciones por la cuota láctea..etc. Ahora estoy participando en la organización de una asociación de jubilados del SLG.

«El sindicalismo fue una herramienta fundamental para defender los intereses de los ganaderos»

Además, tengo el título de juez ganadero y reconozco que la morfología me encanta, así como asistir a los concursos. Por otra parte, siempre fui algo morriñas, por lo que siempre pensé que no había que salir de Galicia para ser alguien.

¿Le insistieron a Alonso para que se quedara en la explotación?
No lo queríamos en la casa pero no hubo manera. Hasta que fue a estudiar la Santiago y luego a Lugo no se apasionó por la ganadería, si bien es cierto que ayudaba e iba a los concursos. Pero le insistíamos en que antes de venir aquí primero tenía que tener una buena formación, porque tienes mucha presión comercial y si no tienes un buen criterio te pueden vender de todo.

¿Como fue el relevo? ¿Le dejaron poder de decisión?
Desde luego que hubo discrepancias entre nosotros, sobre todo al inicio. Pero los avances para que la explotación esté donde está fueron gracias a sus decisiones.

El ganadero que se agarre al poder en una ganadería y no deje tomar el relevo a los hijos hará que la granja sea un proyecto unipersonal, y no habrá continuidad, por lo que cerrará con él.

¿Cómo lleváis la jubilación?
Desde el año 1970 no sabemos el que es coger una semana libre. La primera semana me despertaba a las 6:30 y me dolía que Alonso fuera a hacer el primer ordeño y no ayudarle, pero a la segunda semana ya fui más práctico y asumí que estaba jubilado y que mi vida de ganadero había finalizado, por lo  que tenía que disfrutar del descanso. Sigo viniendo por aquí a la mañana y a la tarde, para mirar las vacas, mirar algo en el ordenador y pasar el tiempo. Pero hacemos viajes, este año vamos a ir a los viajes del INSERSO y siempre voy el fin de semana al fútbol y por la semana a las partidas de dominó. Le ayudo a Alonso si lo precisa de forma puntual, pero mi compromiso laboral finalizó.

Alonso: “Mis padres tienen una mentalidad muy avanzada y me dejaron poder de decisión pero siempre y cuando trabajara”

Alonso, ¿por que decidiste volver para continuar con la ganadería de los padres?
Fui a estudiar peritos a Lugo pero vi que aquello no era lo mío y veía que si no volvía para la granja iba a perder el paso de hacerla avanzar para seguir siendo puntera. Tuve mucha suerte de que mi padre tiene una mentalidad muy abierta. Es cierto que tuvimos choques, porque yo volví para la explotación con 23 a los y él aún estaba en la flor de la vida, con 49 años.

Tanto mi padre como mi madre tienen una mentalidad muy avanzada y eso fue muy importante. Y aunque no querían que volviera para la granja, cuando vieron que no hacía tonterías y que las cosas iban bien me dieron margen para decidir, aunque siempre consulté y consulto con ellos las decisiones. Siempre me ayudaron muchísimo y les estoy muy agradecido.

También destacaría que mis padres me dieron la capacidad de decisión pero también la responsabilidad de hacer el trabajo, de ordeñar y atender el ganado. Y pienso que eso es clave.

«Hay que incidir sobre todo en la alimentación y en el confort de las vacas, porque es ahí de donde sale la leche y la rentabilidad»

En cuanto a la formación, gran parte de lo que aprendí fue leyendo, estoy suscrito la varias revistas, sobre todo americanas. A mi padre le gustaba mucho el tipo de las vacas y los concursos, pero yo me centro más en la producción y en la vida productiva de las vacas, aunque sin descuidar la morfología, sobre todo ubre y patas. Creo que hay que incidir sobre todo en la alimentación y en el confort de las vacas, porque es ahí de donde sale la leche y la rentabilidad.

Finalmente quería darle las gracias a Manolo y a Ana cómo actuales trabajadores de la granja, y a Pepe, que también lo hizo. Sin ellos SAT Iglesias no sería lo que es.

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