‘Cabras bomberas’ en el monte vecinal de Meira

Esta comunidad de montes del concello de Moaña introdujo en el 2016 un rebaño caprino con la idea de que ayudara en el control del matorralrral. Habilitó tres cercados, que suman una treintena de hectáreas, y los animales también pastorean otras partes del terreno comunal

‘Cabras bomberas’ en el monte vecinal de Meira

Cabras pastando en el lateral de una pista forestal en el monte vecinal de Meira.

El monte vecinal de Meira, en Moaña (Pontevedra), cuenta con una singular cuadrilla antiincendios, un rebaño de 120 cabras que pastorean a diario distintas zonas del terreno comunal. El proyecto se inició con la intención de que los animales ayudasen en el control del matorral de las alrededor de 400 hectáreas de las que dispone la comunidad. La iniciativa, que cumple en septiembre dos años, está pensada para llegar en un futuro a los 300 animales.

La introducción de las cabras en Meira se hizo al año siguiente de que el monte vecinal sufriera el último fuego de cierta relevancia, un incendio que en total calcinó alrededor de 25 hectáreas. En aquel momento, los comuneros vieron en las cabras una ayuda para controlar el matorral y reducir los riesgos de los incendios, así que se pusieron manos a la obra. Visitaron distintas explotaciones de cabras, contactaron con Ovica, la asociación de productores de ovino y caprino de Galicia, que los asesoró en el proceso, y en septiembre de 2016 introdujeron en el monte vecinal un centenar de cabras gallegas procedentes de un rebaño de los Ancares (Cervantes, Lugo).

Llegada de las cabras a Meira en septiembre de 2016. / Archivo de la comunidad de montes.

Llegada de las cabras a Meira en septiembre de 2016. / Archivo de la comunidad de montes.

La adaptación del rebaño a Meira fue buena, aunque los animales tuvieron que acostumbrarse al nuevo terreno y al nuevo clima. «En los Ancares, el rebaño estaba en un monte en el que se alimentaba sobre todo de uces y en el que tenía un clima más frío y más seco. En nuestro monte, hay tojos y pasto arbustivo, que es del gusto de las cabras, pero lo que más predomina es el helecho, que las cabras solo comen cuando es pequeño», explica Jesús Collazo, uno de los directivos de la comunidad de montes de Meira.

Manejo e instalaciones
El rebaño, que está en la actualidad en unas 120 cabezas, dispone de una nave con base de hormigón y estructura metálica y de madera, así como de dos cercados de monte, a los que se sumará en breve un tercero que se está ejecutando con el apoyo de la Xunta. En total, los cercados engloban unas 30 hectáreas que facilitan el manejo de los animales, aunque el alimento que les proporciona esta superficie es aún limitado.

Nave ganadera en la que pernoctan los animales, al pie de la Ría de Vigo.

Nave ganadera en la que pernoctan los animales, al pie de la Ría de Vigo.

«El monte vecinal, en general, tiene zonas con peñas y mucha pendiente en las que el matorral más habitual es el helecho. Pensamos que con el paso del tiempo las cabras irán moldeando el terreno y lograremos más pastos en los cierres, ya que no es posible implantar pastizales de manera mecanizada», valora Jesús Collazo.

El manejo de las cabras en los cercados se complementa con las salidas que hace el rebaño guiado por alguno de los dos trabajadores que tiene la comunidad de montes, así como por aportes de paja e hierba seca en la nave en la que pernoctan.

Durante el día, los animales recorren pastando distintas zonas del monte con la vigilancia de un trabajador, si bien el control del matorral bajo el arbolado es una tarea complicada. «El matorral se puede controlar bien en las zonas con cierres, pero es más complicado en otras partes del monte, pues se necesita que las cabras actúen en una zona concreta un tiempo continuado para que se note el resultado», señalan en la comunidad de montes.

Uno de los cercados del monte vecinal de Meira.

Uno de los cercados del monte vecinal de Meira.

Perspectivas
De cara al futuro, el objetivo pasa por aumentar animales, hasta los alrededor de 300 que puede albergar la nave construida para el descanso nocturno de las cabras. «Este es un proyecto que nació con el objetivo de mejorar el control del matorral, no priorizamos el objetivo económico en sí. Si hiciésemos números, está claro que no nos meteríamos en el proyecto porque llevamos gastados alrededor de 200.000 euros y no es una cifra que podamos recuperar en el corto plazo», explica Jesús Collazo.

Jesús Collazo, atendiendo los cabritos en el interior de la nave.

Jesús Collazo, atendiendo los cabritos en el interior de la nave.

Los cabritos que produce la comunidad se dedican en parte a la recría y otra parte tienen buena salida comercial, pues Meira (Moaña, Pontevedra) se ubica en una de las zonas más pobladas de Galicia, en el entorno de Vigo y Pontevedra. La comunidad también tiene prevista la comercialización del abono producido por los animales, otra vía que generará ingresos, pero echa en falta apoyos de la Administración que ayuden a cuadrar las cuentas.

«Por el momento, no tuvimos ayudas directas por el rebaño. El año anterior a que nosotros metiésemos las cabras había una ayuda de 30 euros por cada cabeza de la raza cabra gallega, pero esas ayudas desaparecieron y de momento no tenemos ningún apoyo directo», señala Jesús Collazo.

Lote de cabras próximo al parto en el interior de la nave.

Lote de cabras próximo al parto en el interior de la nave.

Organización del trabajo
Uno de los aspectos que más obligó a cambiar la introducción de las cabras en Meira es la planificación del trabajo de las dos personas contratadas en el monte vecinal, que ahora tienen que dedicar a diario parte de su jornada laboral a las cabras. «Antes podíamos acometer más trabajos forestales de podas y plantaciones, pero ahora esos trabajos se contratan casi en su totalidad» -apuntan en la comunidad de montes-. «El manejo de un rebaño grande es complicado, sobre todo en la época actual de partos, pues hay que estar pendiente de separar a los animales que van a parir, que quedan en la nave, a fin de no perder cabritos en el monte», valoran

Esta primavera, el tiempo que dejan las cabras se está centrando en trabajos forestales de desbroce del matorral en el entorno de las viviendas. Con los desbroces, se busca reducir los riesgos de posibles fuegos para los núcleos de población. Es un trabajo ingente, que hay que ejecutar manualmente, pues se trata de zonas no mecanizables. Las cabras, mientras, aportan su trabajo en el resto del monte.

Soto de castaños en el monte vecinal de Meira.

Soto de castaños en el monte vecinal de Meira.

Proyecto forestal
La comunidad de montes de Meira tiene la mayor parte de su superficie con arbolado de pinos y eucalipto. Hace años estaba muy orientada al eucalipto, si bien ante los fuertes ataques de la plaga del gorgojo, el monte vecinal se redirigió al pino y también creó un soto de castaños enfocado a la producción de madera. Otras áreas se dedicaron a bosque de ribera y a otras frondosas, como el abedul, entrecruzado con castaños en una plantación mixta.

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