«Es tiempo de recuperar la conexión que siempre hubo entre la aldea y la ciudad»

Celtia Traviesas reclama un mayor entendimiento entre lo urbano y el rural y para eso, entre otras acciones, aboga por la recuperación de saberes. Para esta asesora política y periodista la soberanía alimentaria es la clave que une estas dos realidades

«Es tiempo de recuperar la conexión que siempre hubo entre la aldea y la ciudad»

Celtia Traviesas en las jornadas sobre el Rural Imaxinado celebradas en Ourense.

«Puede que tú ya no seas ningún «Balbino», pero tus padres o tus abuelos aún se identifican con aquel niño labrador de Neira Vilas». Así comenzaba a desgranar Celtia Traviesas, ingeniera técnica, periodista y asesora política, la relación que existe entre la ciudad y el campo en las jornadas organizadas por la Rede de Agroecoloxía Revolta en Vilar de Santos, Ourense.

Traviesas lleva tiempo trabajando sobre el diálogo necesario entre la ciudad y el rural para garantizar un consumo y una producción responsables. Reafirma que el «rural es fuente de inspiración para las políticas más vanguardistas de las ciudades», por lo que defiende que no se deben descartar las experiencias del rural que se vuelven necesarias para las ciudades.

«Nuestro pasado agrario es tan próximo que sigue determinando el devenir del país aunque vivamos en las ciudades»

«Nuestro pasado agrario es tan próximo que sigue determinando el devenir del país aunque vivamos en las ciudades», concreta. Celtia recordó como en la década de los 60 el 80% de la población vivía de la agricultura en Galicia. Hoy el 71% del territorio sigue a ser rural, sin embargo sólo vive en él el 18% de la población, de la cual una cuarta parte se dedica a la agricultura.

Soberanía alimentaria

El poder de decisión en las políticas alimentarias es para Traviesas el nexo de unión clave entre las ciudades y el rural, ya que esta soberanía alimentaria determinará el devenir de ambas. Para ejemplificar la importancia de estas decisiones en materia alimentaria, la experta recurre al caso de Benín, un país del oeste de África, que contaba con una agricultura de subsistencia semejante a la de la Galicia de los años 50. En la década de los 90, el gobierno del país decidió apostar por los cultivos de algodón, siguiendo las recomendaciones internacionales, lo que transformó a los labradores en jornaleros, después de perder también las tierras. Fue un proceso que provocó la pérdida de la soberanía alimentaria del país y en el 2008, la subida de precios del mercado mundial de alimentos llevó la hambruna a esta sociedad.

En este contexto de abordar la dependencia alimentaria, Traviesas citó al ex-presidente uruguayo José Mujica: «El pueblo que abandona la agricultura abandona la comida. La despensa tiene que estar cerca de la cocina», para explicar la necesidad de que las ciudades no dejen de lado al rural.

El acceso a la tierra

En la búsqueda de la soberanía alimentaria, otro de los factores claves para Traviesas es el acceso a la tierra, «un debate tan rural como urbano», puntualiza. Disponer de la tierra es, como en el caso de Benín, la herramienta para lograr poder de decisión en las políticas alimentarias. En este sentido, en la ciudad también están surgiendo iniciativas inspiradas en el rural que procuran una tierra en la que cultivar, son los llamados huertos urbanos.

«La frontera entre lo rural y lo urbano en Galicia es difusa, por lo que es preciso explorarla, expandirla y tejer diálogos»

Tomando mano de la filosofía del experto en desarrollo rural, Jaime Izquierdo, Traviesas insiste en la importancia de ruralizar lo urbano y a la par recuperar saberes, tanto por lo que aportan a la sociedad directamente como por ser parte de la identidad de las sociedades. «Hoy en día toda la juventud asturiana se maneja con las nuevas tecnologías, pero muy pocos saben ya cómo hacer sidra, ¿que pasará con Asturias si los jóvenes ya no hacen sidra?», comenta.

Para Traviesas, las políticas de desarrollo rural estuvieron basadas en intentar trasladar lo urbano al rural y «estamos en el momento de recuperar la conexión que siempre hubo entre la aldea y la ciudad», apunta como receta también para frenar la sobrepoblación y el crecimiento ilimitado, que «nos llevará al borde del colapso», augura.

En definitiva, «la frontera entre lo rural y lo urbano en Galicia es difusa por lo que es preciso explorarla, expandirla y tejer diálogos», concluye Traviesas.

Encuentros de las jornadas Rural Imaxinado.

Encuentros de las jornadas Rural Imaxinado.

Propuestas que buscan combatir el abandono del rural

La idealización del rural puede ser una lacra tan peligrosa como el abandono, por eso, en las jornadas que la Rede de Agroecoloxía Revolta organizó recientemente en Vilar de Santos (Ourense) los participantes, alrededor de una treintena de personas, quisieron dejar atrás tópicos y centrarse en valorar el rural como una alternativa de presente y futuro. Echaron mano de experiencias apegadas al rural que están funcionando pero también reflexionaron sobre algunos de los condicionantes que son decisivos, como la dependencia de la ciudad o la despoblación.

Más que una despensa

La primera de las mesas de debate estuvo centrada en abordar el rural desde la perspectiva de la agroalimentación. Así, Nelson Alonso y Eva González, vecinos de Vilar de Santos, dieron cuenta de su propuesta apegada al rural: Carabuñas. Se trata de un proyecto alrededor del sauco, en el que llevan case ocho años trabajando, centrado en la producción de conservas a base de los frutos y flores de este arbusto. Una iniciativa que incluye también una parte más didáctica que se centra en ahondar sobre el conocimiento del sauco en Galicia de manera que no sólo se limita a una explotación productiva sino que también buscan aportar contenido sobre la tradición de esta especie en la cultura gallega.

Nelson y Eva no fueron los únicos vecinos de Vilar de Santos que aportaron su experiencia en el rural, así Noemí Vázquez, explicó en qué consiste el Arca da Noe, una apuesta por la agroalimentación pero que también está interesada en ser un brote de cultura en el rural, con una amplia programación de conciertos, exposiciones y actividades de divulgación.

El alcalde de Vilar de Santos, Xoán Jardón, reflexionó por su parte sobre los procesos de participación que se dan en las aldeas y que difieren de los presentados en las ciudades, ya que están mucho más condicionados por la confianza. Para Jardón la transparencia y la rendición de cuentas son la clave para que en las aldeas se produzca una participación efectiva.

Otro foco de las jornadas estuvo en los controles y normativas a las que se deben ajustar en la actualidad los productos agrarios a la hora de su comercialización. El veterinario Luis Couto puso de manifiesto que estos controles procuran proteger la salud pública sin que afecte a las producciones, por lo que la tensión por conseguir ese control equilibrado es una constante. Los controles por parte de la administración autonómica están enfocados principalmente a la comercialización que se realiza por locales que cuentan con la autorización del Registro Gallego Sanitario de Empresas y Establecimientos Alimentarios (Regasa), así como para aquellas que cuentan con Registro Sanitario o para la venta por internet.

El abandono y la vuelta

Uno de los condicionantes que está siendo decisivo en el devenir del rural a día de hoy es el abandono que están sufriendo buena parte de las aldeas gallegas. Esta jornada también profundizó en este campo desde dos perspectivas: por un lado analizando cómo está siendo la despoblación y, por otra parte, conociendo experiencias de aquellos que decidieron regresar al rural y asentarse en él.

Unos de estos testimonios fueron los de Frank Buschmann y María Bella, procedentes de Corcubión (A Coruña) donde llegaron hace tres años. En su caso, ellos no regresaron a la aldea, la suya fue una elección en base a lo que les aporta a su producción vivir en el rural y en contacto con la naturaleza. Él es ebanista y esta relación con lo natural intenta transmitírselo a sus diseños y piezas. Entretanto María aborda la producción cultural también condicionada por encontrarse en un espacio rural.

Con la crisis Cristina Collazo y Pilar Abades regresaron a la aldea donde, pese a las dudas iniciales, le surgieron oportunidades laborales en sus áreas

Quienes sí regresaron a la aldea donde se habían criado fueron Cristina Collazo (actriz) y Pilar Abades (fotógrafa). La crisis las obligó a dejar atrás la ciudad y regresar a la aldea. Confiesan que ambas tenían dudas de cómo afrontar el futuro en este nuevo espacio, pero descubrieron que el rural les brindó oportunidades laborales, de hecho, se conocieron gracias a un proyecto profesional y desde entonces colaboran habitualmente.

Araceli Macías le puso voz a las últimas que van quedando en las aldeas y que dan buena cuenta de la despoblación. Macías se centró en el caso de dos experiencias que conoció de buena tinta, la de su aldea de Valdín (A Veiga, Ourense) y la de una comunidad en Nicaragua, que tuvo la oportunidad de conocer en una estancia. El cruce de estas experiencias le permitió ahondar sobre el rural y sobre las similitudes que guardan y problemáticas comunes de ambas comunidades por el hecho de ser rurales.

En Portugal se produce una «desertización de la poboación» rural hacia las ciudades, pero aún se mantiene la relación con la aldea al tener huertos

Ricardo de Campos y Ema Pires presentaron otro caso de abandono del rural, en este ocasión centrado en una aldea del interior de Portugal, donde se está produciendo una “desertización de la población” que emigra a Lisboa y otras villas portuguesas. En este caso, los expertos concretaron que se está produciendo una agricultura sentimental, en la que buena parte de los vecinos que marcharon para la ciudad aún conservan una huerta que atienden aunque cuentan con sistemas de riego informatizados que les permiten ausentarse más. Pese a ese abandono de la aldea, aún se están conservando incluso algunas de las prácticas más tradicionales en el ámbito más cultural. También surgió el debate sobre la utilización del monte vecinal por parte de aquellos que ya no son vecinos pero aún conservan un vínculo con la aldea como es el cuidado de una huerta.

Frente a la despoblación, algunas zonas rurales, debido a su ubicación, están experimentando un incremento de la población, es el caso, por ejemplo, de O Pino, donde la cercanía a Compostela y su situación en pleno Camino de Santiago le brindó una oportunidad. Rocío Toxo se encargó de hacer una radiografía de cómo fue cambiando el perfil de los habitantes de esta zona y que permite también dar cuenta de la idiosincrasia del rural.

La pérdida de la biodiversidad autóctona y de la tracción animal

El abandono del rural también se está constatando en la pérdida de la biodiversidad autóctona frente a una homogeneización como resaltó el profesor de la Universidad de Vigo, Xavier Simón. En este sentido los espacios más activistas que están recuperando tanto los saberes más tradicionales como variedades del país son la clave a tener en cuenta para Simón, quien recordó el secado de la Laguna de Antela (A Limia, Ourense), como uno de esos hechos que cambió por completo la manera de relacionarse con el medio rural. El experto también destacó el papel de la agroecología al recuperar una relación más directa con el producto al reducir la mecanización.

En esa misma línea, Davide Outeiro, de la Asociación Gallega de Tracción Animal, incidió en que hay muchos ámbitos en que el empleo de animales es aún factible a la par de suponer un método sostenible. Outeiro insistió en que esta opción debe estar siempre ligado a uno idóneo bienestar del animal, garantizado por la normativa.

Así, la jornada permitió hacer un análisis del rural desde distintas perspectivas y al mismo tiempo crear un espacio de conocimiento y debate en el propio rural para continuar a generar contenido y de una manera activa combatir las problemáticas que acusa.

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