¿Es preciso regar el viñedo en Galicia?

Conocemos los resultados obtenidos por el investigador José Manuel Mirás en distintas experiencias de riego en viñedos de Albariño, Treixadura o Godello en diferentes zonas de Galicia

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¿Es preciso regar el viñedo en Galicia?

Las experiencias de riego se realizaron tanto con sistemas superficiales como soterrados.

A pesar de que el riego del viñedo no es una práctica habitual en Galicia, las consecuencias del cambio climático están llevando a estudiar el aporte de agua a las cepas, en función de las condiciones de los viñedos y del tipo de producción que se procure. El investigador José Manuel Mirás Avalos, durante su etapa profesional en la Estación de Viticultura y Enología de Galicia (Evega), llevó a cabo distintas experiencias de riego de viñedo en Galicia, que aportan información sobre los cambios que provoca el aporte de agua puntual en el viñedo.

“El riego es una de las herramientas que los viticultores podemos emplear para paliar algunos problemas causados por el cambio climático”

“El riego es una de las herramientas que los viticultores podemos emplear para intentar paliar algunos problemas causados por el cambio climático”, explica el investigador José Manuel Mirás, al tiempo que justifica que se proponga esta práctica en una región con una climatología tan húmeda como es Galicia y donde el viñedo no acostumbra a regarse, a diferencia de otros cultivos. “Algunos estudios recientes apuntan a que los viñedos se están desplazando hacia el norte para lograr rebajar la temperatura y mitigar la sequía”, concreta el investigador.

Sus experiencias de riego se centraron en viñedos situados en tres de las cinco denominaciones de origen gallegas. En concreto, los trabajos se realizaron en viñedos que la Evega tiene en el Ribeiro así como en fincas de bodegas comerciales en Rías Baixas y Valdeorras entre 2012 y 2014.

Conocer el estado hídrico del viñedo

“Aunque en Galicia el volumen de precipitaciones no ha variado mucho por el momento, sí se están observando cambios en la distribución de las lluvias y un incremento de la temperatura”, explica el investigador, echando mano de estudios realizados con datos tomados en la Estación Meteorológica de Lourizán.

Estas variaciones en el régimen de lluvias llevan a tener en cuenta el estrés hídrico que soportan los viñedos y optar por prácticas que puedan mitigarlo, como puede ser el riego. “No en todas las etapas de desarrollo de la vid el estrés hídrico resulta igual de perjudicial para el viñedo, ya que hay momentos como el desarrollo de la vegetación en el que las vides son muy sensibles y puede provocar problemas a posteriori en la maduración”, indica Mirás.

Conocer las consecuencias del estrés hídrico en el viñedo en cada etapa es fundamental a la hora de evaluar realizar riegos

Conocer las consecuencias del estrés hídrico en el viñedo en cada etapa es fundamental a la hora de evaluar realizar riegos. “Para que el riego sea efectivo hay que conocer las necesidades de la planta, distintas estrategias de riego y tener en cuenta variables meteorológicas. Regar el viñedo no es solo echar agua a las cepas”, concreta el investigador.

Además, Mirás recuerda que, pese a que en Galicia no suele haber problemas durante el desarrollo de la vegetación, ya que abundan las precipitaciones precisamente uno de los años del estudio, en el invierno de 2012, la situación de sequía que se estaba dando hacía peligrar algunos viñedos. “En el mes de febrero llevaba 50 días sin llover, y en viñedos jóvenes estaban inyectando agua a las cepas con camiones cisternas”, recuerda. El alto contenido en arena y la baja capacidad de retención de agua de buena parte de los suelos dedicados a la viticultura en Galicia hace que se contemple el riego en casos puntuales.

Por el contrario, durante la fase de envero y cuajado de la uva, un estrés hídrico moderado puede resultar muy beneficioso para el viñedo. “En esta fase permite controlar un crecimiento vegetativo excesivo sin afectar al desarrollo de la uva”, explica Mirás.

Con el objetivo de lograr un estrés hídrico idóneo, sin tener pérdidas en la producción, ni en la calidad de los vinos, Mirás apunta distintos métodos para determinar el estrés hídrico. El reconocimiento visual de la planta es ya un indicativo de si está sometida a un estrés hídrico excesivo. Sin embargo, “cuando comienzan a verse indicios en la planta puede ser ya un poco tarde para actuar”.

Uno de los métodos más eficaces para conocer el estrés hídrico del viñedo es la colocación de una red de sensores en el suelo

Los datos meteorológicos pueden contribuir a la estimación de las necesidades hídricas, pero al estar limitados a las estaciones meteorológicas, puede haber desajustes con la finca donde se sitúa el viñedo. Uno de los métodos más eficaces es la colocación de una red de sensores para estimar la cantidad de agua presente en el suelo. “Es preciso contar con una red y no solo con un sensor porque puede haber mucha diferencia entre las distintas zonas de una misma parcela”, puntualiza el experto.

También se pueden tomar mediciones en la propia planta, en las que se evalúa su capacidad para retener el agua. Aunque no existe un rango de valores específicos para determinar los umbrales de estrés hídrico para la planta, Mirás recomienda emplear los utilizados en Francia donde los valores por debajo a 0,6 megapascales indican que la planta no sufre estrés hídrico.

Experiencias de riego en Galicia

Las experiencias de riego de viñedo en Galicia ofrecieron resultados diversos al tratarse tanto de variedades diferentes como de zonas con características climáticas diversas. El resultado de los riegos, aunque con variaciones entre las DO, deja mínimos incrementos de la producción, así como mostos más ácidos y con variaciones organolépticas. Conocemos las investigaciones en detalle:

Rías Baixas

La investigación realizada en las Rías Baixas la llevó a cabo en una finca comercial de O Rosal con cepas de Albariño, lo que les obligó a utilizar una metodología un poco diferente. “No podíamos permitir que la producción se viese afectada, por lo que en este caso vimos las diferencias con unas cepas que empleamos como testigos de secano, en comparación con las prácticas que llevaban a cabo en el resto de la parcela”, explica.

Precisamente en el tiempo de estudio, entre marzo y octubre, las condiciones meteorológicas fueron muy favorables para el viñedo, puesto que la distribución de las lluvias fue abundante y homogénea, con picos que incluso llegaron a 50 milímetros diarios, mientras los riegos hubo años en los que no supusieron más de 16 milímetros, lo que en palabras del experto son valores muy insignificantes. “Nuestra experiencia nos demostró que, al menos bajo las condiciones del estudio, el riego del viñedo en las Rías Baixas no está justificado”, concreta.

Ribeiro

En los estudios realizados en el Ribeiro evaluaron el riego de 3 variedades: Albariño, Godello y Treixadura, en la parcela experimental de la Evega. En este caso, apreciaron diferencias entre las cepas de secano y las de riego, así como entre las variedades.

De las tres campañas de estudio, el año 2013 fue en el que constataron un mayor estrés hídrico, siendo la mayor parte del ciclo seco. Pese a eso, sólo detectaron un ligero estrés hídrico para el viñedo en las zonas de secano y durante la última fase de la campaña, por lo que la estrategia de riego tampoco marcó una gran diferencia con aquellas plantas que permanecieron en secano. “El riego incrementó el vigor vegetativo de las cepas y la producción, en cuanto al peso medio de los racimos, para el promedio de las tres campañas”, detalla Mirás.

También observaron diferencias entre las variedades de Godello y Treixadura. Los niveles de estrés fueron moderados e incluso llegaron a ser severos en el caso de la Treixadura, en la última fase de la campaña del 2013. Precisamente, en el caso de esta casta con el riego consiguieron que el peso del racimo fuera mayor, con lo que consiguieron una mayor producción, además de contar con plantas con mayor vigor.

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En el caso de Treixadura, en el Ribeiro, con el riego de las cepas se consiguió incrementar el peso del racimo.

La investigación, además de las pruebas en el viñedo y en la bodega, también incluyó catas de profesionales y consumidores, y fue en esta valoración donde se observaron mayores diferencias en el caso de los vinos de Godello. “Los consumidores preferían los vinos procedentes del tratamiento de secano antes que los del riego, a pesar de que había muy poca diferencia entre ellos”, detalla el experto.

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Diferencias entre las cepas de secano y de riego de Godello en el Ribeiro.

Valdeorras

En el caso de los viñedos de Valdeorras, emplearon dos sistemas de riego diferentes: soterrado y superficial. Pese a que en esta zona las condiciones climáticas habían sido más limitantes, también la capacidad de retención de agua del suelo es superior, lo que también influyó en los resultados, tal y como concreta el experto.

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En el 2013 se detectaron mayores diferencias entre las cepas de secano y las de riego en Valdeorras.

Las diferencias entre el tratamiento de secano y los que tenían riego se produjeron, sobre todo en el segundo y en el tercer año, donde se observaron valores de estrés hídrico ligero y elevado, respectivamente. “Con el riego hubo una tendencia a conseguir mayores producciones por el peso de los racimos, al tiempo que los mostos fueron más ácidos y con menor grado de alcohol”, concreta el experto.

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