“El vino español puede quedarse fuera del mercado si no apuesta por variedades de vid resistentes a mildiu y oídio”

Entrevista a Félix Cabello Sáenz de Santa María, director del Departamento de Investigación Agraria del IMIDRA de la Comunidad de Madrid. Recientemente participó en las jornadas de la EVEGA sobre “Nuevas perspectivas en el control del oídio y del black rot en el viñedo”

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“El vino español puede quedarse fuera del mercado si no apuesta por variedades de vid resistentes a mildiu y oídio”

Félix Cabello Sáenz de Santa María, director del Departamento de Investigación Agraria del IMIDRA

“El vino español se puede quedar fuera del mercado si no apuesta por variedades híbridas resistentes a enfermedades fúngicas, o si no potencia las variedades autóctonas resistentes para cada región”.

Quien afirma esto es Félix Cabello Sáenz de Santa María, director del Departamento de Investigación Agraria del Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario (IMIDRA) de la Comunidad de Madrid. Recientemente participó en las jornadas de la EVEGA sobre “Nuevas perspectivas en el control del oídio y del black rot en el viñedo”, donde advirtió que en países como Alemania, Austria, Italia, Suíza o Francia ya están trabajando con variedades de vid resistentes a enfermedades fúngicas que requieren 0 tratamientos fitosanitarios.

¿Cómo podemos reducir el uso de tratamientos fitosanitarios en el viñedo en España?
Lo primero es hacer una selección de variedades lo más resistentes posibles dentro de las variedades tradicionales y autóctonas que tenemos. A continuación, deberíamos hacer buenos tratamientos preventivos, con productos no sistémicos, tratando de evitar que se generen resistencias de los hongos a los fitosanitarios. Y en último caso, recurriríamos al uso de fungicidas sistémicos cuando la situación sea complicada, tratando de aplicar los menos posibles.

¿Cuáles serían las variedades más resistentes a las enfermedades fúngicas?
Las más resistentes al odio y al mildiu en variedades blancas son Loureira, Parellada y la Quirat, esta última de origen Balear. Entre las tintas, las que presentan mayor resistencia a las enfermedades fúngicas son el Carrasquín y Pedral, variedades gallegas; Ondarrabi Beltza, del País Vasco; la Pampolat Girat, de nuevo de Beleares. Como se puede observar las variedades más resistentes son o bien de la costa mediterránea o de la costa atlántica.

Con estas variedades de vid resistentes a mildiu y oídio, se pueden elaborar buenos vinos, especialmente en tinto la Ondarrabi y la Carrasquín, aunque sean poco productivas; o con Loureira que es muy aromática y resistente a mildiu y oídio, aunque sus vinos son algo oxidativos.

¿Estamos aprovechando nuestra riqueza de variedades de vid?
España es el quinto país en diversidad de variedades viníferas del mundo, tras Italia, Portugal, Grecia y Croacia, y somos el primer país productor de vino del mundo. Tenemos 239 variedades de vid registradas a nivel nacional; sin embargo, solamente la superficie de cultivo de 8 variedades autóctonas, representa más del 80% de la superficie nacional. No confiamos en lo nuestro y preferimos traer variedades de fuera como Cabernet, Syrah o Petit Verdot antes que explotar nuestro patrimonio plantando nuestras variedades propias.

Es cierto que se trata de variedades menos productivas, pero si con ellas haces un buen vino ecológico, con color y que está rico lo podrás vender más caro. Es decir, en vez de vender la uva a 1,20 euros el kilo, lo puedes vender a 2 euros y con el precio y el menor gasto en fitosanitarios compensas el descenso de producción.

 “La frase de que el mildiu se vencerá por el uso de variedades híbridas y no por el cobre, está de plena actualidad”

Hablas de que el mildiu y el odio se combatirán de forma más efectiva por variedades híbridas que con el uso de fitosanitarios. Explícate…
Es una frase que dijo Georges Couderc en 1911, en el sentido de que la filoxera fue vencida con variedades americanas y no con sulfuro de carbono, y el mildiu será vencido en el corto o largo plazo mediante el uso de variedades híbridas que lo resistan y no por el uso de cobre o de otros productos fitosanitarios. Esta frase está de plena actualidad y de hecho un siglo después la puso de moda el movimiento PIWI.

¿En qué consiste este movimiento?
Viene del alemán y significa variedad de vid resistente a enfermedades fúngicas. Se trata de una asociación que apoya el intercambio de información entre institutos de investigación, viticultores y bodegas para introducir variedades de vid resistentes a hongos en zonas donde estos atacan mucho, como Alemania, Suíza o Norte de Italia. De hecho, estas variedades híbridas se han reconocido en el norte de Suíza, en Alemania, en el Trentino y en el Tirol de Italia, en Austria y en algunas zonas de Francia. Es decir, en las zonas de clima atlántico y están permitiendo cultivar uva con 0 tratamientos fitosanitarios en el viñedo.

¿Por qué consideras que puede ser una amenaza para la viticultura  española?
Porque si hacen un cruzamiento por ejemplo de Albariño con variedad americana, que luego retrocruzan con Albariño cinco veces, lo que salga no será albariño, será otra cosa. Pero le pondrán Albariño Natur o lo que sea y la gente no lo distinguirá. Estarán produciendo un Albariño sin tratamientos fitosanitarios, prácticamente ecológico, que no es Albariño pero que sacará provecho del renombre y del trabajo que se ha hecho con el albariño.

Veamos a fondo este ejemplo: Albariño en el año 1981 según el Registro Vitícola del Ministerio de Agricultura ocupaba una superficie de 220 hectáreas en toda España, sobre todo en Pontevedra, con 202. En el año 2016 la superficie de Albariño en España era casi 6000 hectáreas, de las que 5.691 se cultivan en Galicia. Con esto quiero decir ahora que se trata de una variedad famosa pero que hace 30 años apenas tenía importancia, esta se ha conseguido gracias al esfuerzo de viticultores y bodegueros haciendo bien las cosas desde el punto de vista técnico y comercial. Sin embargo, si en Alemania o Suíza cruzan Albariño con catalán u otro tipo de Vitis americana y sacan un “Albariño” resistente a mildiu y oídio van a producir un vino distinto, con menores costes de producción, pero tratándose de posicionarse en el mercado con el nombre de nuestra variedad de tradicional, suponiendo así una grave amenaza en el mercado.

“En Alemania o en Italia ya están elaborando vinos con variedades híbridas usando 0% de fitosanitarios”

Y en España, ¿Que estamos haciendo o que deberíamos empezar a hacer para afrontar los cambios que se avecinan?
Es una decisión de alta política científica y agraria. Sólo se están realizando cruzamientos de variedades españolas con híbridos para lograr vides resistentes a nivel privado en una bodega catalana, que está cruzando Xarello, Macabeu y Parellada con variedades resistentes. Y el IMIDA, (Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrícola), que están cruzando Monastrell con variedades resistentes. Esto es lo que está haciéndose oficialmente en España en hibridaciones. No hay nada más.

Creo que deberíamos trabajar en España de forma coordinada y en bloque para acordar que vamos a hacer para que nuestra viticultura sea competitiva en la segunda mitad del siglo XXI, y decidir si vamos a ir a variedades híbridas como están haciendo en Italia, Alemania o Austria o no. Tanto España como Portugal somos los únicos grandes productores de vino que no lo estamos haciendo.

“El vino español puede quedarse fuera del mercado si no apuesta por variedades de vid resistentes a mildiu y oídio”

De lo contrario nos quedaríamos fuera del mercado. Pero si lo hacemos es posible que en 10 o 15 años se puedan perder las variedades tradicionales españolas y la forma de elaborar el vino como lo entendemos actualmente.

Es posible que ambos mercados puedan pervivir durante un tiempo. Es decir, por una parte una viticultura tradicional, con procesos de selección clonal como método de mejora dentro de cada variedad o potenciando el cultivo de variedades minoritarias más adaptadas al medio ambiente y al cambio climático. Junto a una viticultura muy competitiva con precios de productos muy bajos pero sin historia ni tradición.

En tu opinión, ¿Cuáles serán las tendencias de la viticultura en Europa en la segunda mitad de este siglo?
Sin duda alguna los vinos ecológicos están creciendo a pasos agigantados. Por ejemplo, en la Comunidad de Madrid en 1996 había 5,2 ha de viñedo en ecológico y ahora ya estamos en 499,8 ha.

En toda España ahora mismo ya hay 106.719 ha de viñedo ecológico, de las cuales la mayoría, 59.337 ha están en Castilla La Mancha, seguida por Cataluña, con 13.851, Murcia con 12.360 y Valencia con 10.355 hectáreas. En Galicia hay solo 89 ha de viñedo en ecológico. Hay más superficie de viñedo ecológico en el Levante quizás porque es lo que demanda el consumidor europeo.

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