El valor fertilizante del purín

El purín del ganado es un óptimo fertilizante, contribuyendo a reducir los gastos de abonado. La investigadora del Centro de Investigaciones Agrarias de Mabegondo (CIAM) explica en este artículo como medir el valor fertilizante del purín

El purín presenta variabilidad tanto estacional como de unas explotaciones a otras, por eso es conveniente caracterizarlo en el momentos de su aplicación, mediante un análisis o mediante una estimación a partir de medidas indirectas (densidad y/o conductividad).

En el caso de no poder hacer esta caracterización podemos utilizar unos valores medios como puede ser el promedio de más de 200 muestras de purín de vacuno analizadas en los últimos años en el CIAM. El valor fertilizante de este purín medio es de 3.02 Kg de N/m3 de purín, 1.42 kg de P2O5/ m3 de purín y de 3.54 kg de K2O/ m3 de purín.

La muestra de purín para análisis en el laboratorio debe tomarse de la fosa removiendo previamente el purín, o directamente de la cisterna. La cantidad de muestra estará en torno a medio litro, el envase será de plástico y no se llenará en su totalidad. Se deberá almacenar en lugar fresco y durante no más de tres días antes de enviarla al laboratorio.

Estimación de la composición mediante densímetro:

La toma de muestras será igual que para el análisis de laboratorio, depositando el purín recogido en una probeta o en un cubo con la suficiente profundidad, se removerá el purín, y se deposiará un densímetro, haciendo la lectura a los cinco minutos.

La densidad del purín está en relación con la materia seca, y esta con su valor fertilizante. (tabla. A)

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La estimación de la composición química del purín de vacuno se hace también a partir de la medida de la conductividad y la densidad, lo que mejora la predicción de los contenidos de nutrientes. Esta estimación la hace la aplicación RAX de Recomendación de Abonado con Purín en el maíz forrajerro (www.ciam.es) mediante la introducción de los valores de la conductividad y de la densidad. La conductividad (mS/cm) se determina removiendo previamente el purín y tomando una muestra de 100 ml de la cisterna o de la fosa que se introduce en una probeta de 1000 ml de capacidad que después se llena con agua hasta los 1000 ml y se introduce el electrodo de un condutímetro previamente calibrado.

Mejora de la eficiencia de utilización del nitrógeno (N) de los purines 

Pérdidas por volatilización:

Se debe enterrar el purín para evitar las pérdidas del nitrógeno amoniacal. Si no se entierra se podrá volatilizar hasta la totalidad del nitrógeno amoniacal, que representa aproximadamente de un 50% hasta un 75% del nitrógeno en el purín de vacuno y porcino respectivamente. El 50% de las pérdidas de amoniaco ocurren dentro de las 4-12 horas después de la aplicación, la incorporación con grades puede disminuir las pérdidas alrededor del 80% y la inyección en profundidad en su totalidad.

Las pérdidas por volatilización serán mayores cuanto mayor sea la materia seca del purín (purines espesos) y menores en purines diluidos debido a la mayor facilidad de infiltración en el terreno de estos últimos. Si el terreno está labrado antes de echar el purín la infiltración será mejor y, por lo tanto, las pérdidas serán menores.

La temperatura, la humedad y el viento en el momento de la aplicación también influyen en esta volatilización:

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Para mejorar la utilización del nitrógeno también conviene disminuir al mínimo las pérdidas por lixiviación. Así, a ser posible, desde un punto de vista práctico deben evitarse aplicaciones en invierno (período de precipitaciones elevadas) puesto que la lluvia puede lavar los nitratos antes de ser asimilados por los cultivos. El retraso de las aplicaciones del purín para el maíz forrajero a finales de invierno-comienzo de la primavera, aproximándose a la siembra, incrementará la utilización del nitrógeno.

Planes anuales de abonado con purín en función de la intensificación de la explotación

Las explotaciones de vacuno de leche gallegas pueden ahorrar mucho dinero en la compra de abonos minerales y en muchos casos pueden prescindir totalmente de ellos. La compra de abonado mineral debe calcularse como complemento del purín.

Una forma bastante aproximada de conocer la cantidad de abono anual que disponemos en el purín es sabiendo la leche producida por hectárea de SAU. La excreción media de fósforo está en la proporción de 30% en la leche, y 70% en el purín mientras que la excreción de nitrógeno se distribuye, normalmente, de esta forma: 30% en la leche, 40% en el purín y 30% de pérdidas en el establo y en la fosa

En la siguiente figura se representa la cantidad de nitrógeno y fósforo disponible por hectárea de SAU para abonar anualmente con purín en función de la producción de leche por hectárea:

Disponibilidad de abono en el purín por ha de SAU en función de la producción de leche:

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A partir de una producción de 15.000 litros de leche por hectárea de SAU no sería necesario comprar ningún tipo de abono fosfórico.

A diferencia del nitrógeno, el fósforo aportado con el purín se acumula en el terreno y no se pierde aunque se haya aplicado meses antes de la siembra del maíz. Tampoco hará falta comprar abono mineral potásico, ya que el purín de vacuno es rico en potasio, que al igual que el fósforo, se acumula en el suelo y no se pierde como el nitrógeno.

El programa RAX: una herramienta para una correcta fertilización del maíz forrajero

El CIAM en colaboración con la Cooperativa Agraria Provincial de A Coruña desarrolló un programa de recomendación de abonado con purines (Aplicación RAX) dentro del proyecto FEADER 2007/08 “Reducción del consumo de fertilizantes minerales sintéticos en las explotaciones de vacuno de leche mediante la valorización del purín como abono” y del proyecto FEADER 2012/31 “Elaboración de tablas y de programa on line de recomendación de fertilización nitrogenada en las rotaciones forrajeras de las explotaciones lecheras gallegas en función del contenido de nitrógeno en el suelo”.

Dicho programa está colgado en la página web del CIAM, y tiene la gran ventaja de integrar y valorizar los nutrientes producidos en las explotaciones, ya que los programas existentes se limitan a dar una dosis de abono mineral sintético en función de las extracciones de los cultivos y de los análisis de tierra, sin tener en cuenta que la principal fuente de nutrientes en las explotaciones de ganado vacuno lechero está en el reciclaje del purín como abono orgánico.

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