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Jesús Ángel Lago Gancedo es un ganadero de vocación. Y es que la pasión y el apego por su trabajo son las que explican que su explotación sea hoy un referente en ganadería de vacuno de carne en Galicia.
Y, como en tantos otros casos, el camino para llegar aquí no fue fácil. Su explotación está en Fonlor, una aldea de Pedrafita do Cebreiro, en pleno corazón de Os Ancares. Prados en fuerte pendiente y en altitudes que llegan a los 1.000 metros, fragmentación y diseminación de las propiedades y la tradicional presión social para que marchara para la ciudad no lograron desanimar a este ganadero.
“Desde niño me gustó la ganadería, tuve oportunidades de marchar para la ciudad cuando era más joven, y visité explotaciones ganaderas en zonas con mejores condiciones que Os Ancares, pero yo tenía claro que mi futuro estaba aquí, en Fonlor, y por eso luché”, asegura.
Los comienzos no fueron fáciles: en el año 1996 se incorporó a la explotación familiar de vacuno de carne. Partía de unas diez cabezas de ganado que tenían la cuadra en la parte baja de la propia casa familiar. Hoy maneja él sólo alrededor de 130 cabezas de ganado de raza Rubia Gallega en régimen semiextensivo y con una moderna nave para cobijarlas en los meses de invierno.
“El problema aquí de la ganadería no es la montaña sino la falta de ordenación del territorio”
La clave para este salto fue asumir dos ceses anticipados en 2001 de dos explotaciones vecinas, que le permitieron aumentar la base territorial de su explotación hasta 80 hectáreas de pastos en un entorno próximo a la ganadería.
En este sentido, Jesús Ángel Lago subraya que “desde mi punto de vista, el mayor problema para la ganadería en zonas de montaña, aquí o en otra parte de Galicia, no es tanto la pendiente como la falta de organización del territorio, con parcelas pequeñas y diseminadas que complican mucho el manejo del ganado y encarecen los costes de producción”.
El paso al régimen semiextensivo, clave para facilitar el manejo
Otro cambio decisivo que introdujo este ganadero fue el paso a un sistema semiextensivo, en el que las vacas están en los prados entre los meses de marzo y noviembre. Se recogen de noche en el establo las vacas nodrizas para darle de mamar a los terneros. Las vacas secas y las novillas están permanentemente fuera, y la mayoría de los partos son también en exterior.
Para facilitar el manejo, Jesús Ángel Lago introdujo comederos y bebederos portátiles, así como cerca eléctrica en los prados.
Mantiene el sistema de riego de los prados en pendiente
Prados de irrigación de Fonlor.
Y es que los prados son prácticamente la única despensa de las vacas de este ganadero. “Entre marzo y noviembre -explica- las vacas se alimentan con pasto y hierba seca y silo de hierba recogidos en la propia explotación, y durante los meses de invierno que no pueden salir al prado la ración es silo de hierba y hierba seca”. “Sólo a las primerizas les doy pienso concentrado para ayudarles a recuperarse del parto”, añade.
Esto explica que el cuidado de los prados sea un aspecto fundamental en esta ganadería. Las especies predominantes en sus praderas son el raigrás, el dactylo y el trébol. Junto al abonado natural de las vacas, realiza un abonado mineral superfosfatado 8/24/16.
Sin embargo, el mejor sistema de abonado de esta ganadería es el de prados de riego, una verdadera obra de ingeniería tradicional en las zonas de pastizales en pendiente y que hoy en Galicia está en peligro de desaparición.
“Si en un prado sin riego el pasto tiene una altura de 5 centímetros, en uno con riego llega a los 30 centímetros”
“En esta zona nace el río Lor y hay riego constante durante todo el año, lo que mediante la distribución del agua a través de canales permite aumentar la producción de hierba de manera notable”, asegura Jesús Ángel Lago.
Reconoce que “mantener la red de canales es difícil porque es un trabajo de limpieza y conservación que hay que hacer a mano”. Sin embargo, destaca que “los resultados en el rendimiento del pasto se notan mucho: al inicio de la primavera si en un prado sin riego el pasto tiene una altura de 5 centímetros, en uno con riego llega a los 30 centímetros, y ya no digamos en verano”.
Selección de los ejemplares de Rubia Gallega por facilidad de parto
Otro aspecto que Jesús Ángel Lago cuida en su ganadería es el de la selección genética. Aunque empezó con razas de Cruce Industrial, finalmente optó por la raza Rubia Gallega “por ser más rústica y resistente, rendir más kilos en canal y tener más facilidad de parto”.
Realizó su propia selección de Rubia Gallega por facilidad de parto
Precisamente este último carácter fue el que lo decidió hace cuatro años a realizar una mejora del rebaño comprando un lote de novillas en la Granja Gayoso Castro, perteneciente a la Diputación de Lugo, y en varias subastas organizadas por Acruga. “Fui haciendo una selección de Rubia Gallega por facilidad de parto y ahora ya recrío en la propia explotación”, explica Jesús Ángel Lago.
La inseminación también se hace por monta natural por un buey de Rubia Gallega de la propia explotación.
Comercialización de la carne
Al final del año, este ganadero vende entre 50 y 55 terneros, con una edad de entre 8 y 10 meses y con unos pesos medios de 300 kilos. Como alrededor del 70% de los partos se concentran de forma natural en primavera, la venta de los terneros es sobre todo en los meses de otoño-invierno.
Su principal comprador es un carnicero de Pedrafita do Cebreiro, “con el que ya tengo una relación de confianza de años y que me ofrece un precio estable, algo que valoro mucho”. Puntualmente, sobre todo durante el invierno, también comercializa algunas canales a través de Ternera Gallega.
Sobre el futuro, Jesús Ángel Lago ve un gran potencial de las zonas de montaña de Galicia para la producción de pastos y , por lo tanto, de carne de calidad. Pero insiste en que “antes de animar a la gente joven a incorporarse a la ganadería, la Administración debería resolver el problema de la falta de ordenación del territorio para que las ganaderías fueran rentables”.
Fotos de la ganadería de Jesús Ángel Lago en Fonlor:
