“El cambio climático puede ser beneficioso para la viticultura gallega”

Entrevista a José Manuel Couto Silvestre, investigador portugués del Instituto Nacional de Investigaçao Agrária e Veterinária (INIAV), especializado en estrés hídrico y térmico de la viña.

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“El cambio climático puede ser beneficioso para la viticultura gallega”

Medición de la evotranspiración en viña por el método de las fluctuaciones instantáneas.

José Manuel Couto Silvestre  participó recientemente en el I Workshop Internacional sobre Consumo y Producción Agraria Sostenible organizado por la Universidad de Santiago en el Campus de Lugo. El investigador del INIAV ofreció una charla sobre innovación en viticultura, sostenibilidad y ecología.

¿Cuales son sus líneas de trabajo en el INIAV-Polo Dois Portos?
Mi actividad investigadora se ha centrado en el estudio de la ecofisiología de la vid. En los últimos años he trabajado en casi todos los aspectos relacionados con los estreses abióticos, en particular la escasez de agua, pero estamos empezando a evaluar los estreses térmicos.

Ha venido a Galicia a participar en una jornada de trabajo sobre sostenibilidad en la agricultura. ¿Cuales son los principales retos para una viticultura sostenible?
Sostenibilidad en viticultura debe entenderse como la estrategia en el nivel de producción que tiene como objetivo conseguir vinos de calidad basados ​​en las prácticas ambientales y sociales adecuadas, la promoción de la economía y el territorio del sector.

En este sentido, los principales desafíos para los cuales el INIAV – Dois Portos es capaz de responder están en el nivel de la enología. En concreto, en ofertar o desarrollar métodos analíticos para el control de calidad y seguridad alimentaria de los productos vitivinícolas, así como la trazabilidad, la autenticidad y caracterización de vino y productos terroir, así como el desarrollo de nuevos productos vitivinícolas, como nuevos tipos de vino de uvas autóctonas o cepas nativas de levaduras enológicas, nuevos productos enológicos obtenidos a partir de subproductos vínicos, etc.

Si hablamos de la viticultura, nuestro trabajo se centra en las estrategias de adaptación de la viticultura, en el corto y mediano plazo, al cambio climático, así como la preservación, recuperación y certificación de variedades autorizadas para la producción de vino.

De hecho, tenemos más de 340 variedades autorizadas para la producción de vino, la mayoría son autóctonas y algunas están mal documentadas. Muchas aún no han sido objeto de selección por lo que la conservación de esta biodiversidad es importante para el futuro de la viticultura.

¿Qué desafíos supone el cambio climático para el cultivo de la vid en la Península Ibérica, y en concreto en el norte de Portugal y Galicia, una región climática y geográfica con muchas similitudes?
Como se sabe, la industria del vino está fuertemente influenciada por el clima, siendo muy vulnerables al cambio climático. Para las regiones del centro y sur de la Península Ibérica, con un clima típicamente mediterráneo, que ya están sujetas a un importante estrés hídrico y térmico, las proyecciones apuntan a un futuro mucho más cálido y seco, así como al aumento de la variabilidad interanual y la frecuencia de los fenómenos extremos, aumentando aún más el riesgo para el cultivo de la vid.

«El cambio climático puede ser positivo para la viticultura en Galicia y en el Norte de Portugal»

Así que tenemos que promover medidas de mitigación y adaptación que minimicen los efectos del cambio climático, tanto en la producción como en calidad de la uva con el fin de mantener el cultivo de la vid de forma sostenible en estas regiones.

En el caso del norte de Portugal y Galicia, así como las zonas costeras, podemos ser más optimistas ya que los efectos del cambio climático serán menos evidentes y, eventualmente, puede incluso conducir a mejores condiciones para la maduración de la uva, con un aumento correspondiente en calidad.

¿A qué cambios en el sistema de cultivo y del tipo de vid obligará el cambio climático?
Creo que hay que tener en cuenta medidas a corto plazo y medias a largo -medio plazo. Dentro de la primera destacaría el riego, como el más obvio, ya que la escasez de agua va a suponer uno de los principales obstáculos, y se va a utilizar para mitigar los efectos de las olas de calor.

Sin embargo, debemos tener en cuenta otras prácticas agrícolas, por ejemplo, las podas en verde, el ajuste de la carga a la poda o la aplicación de protector solar para minimizar el escaldado de hojas y uvas.

«A medio plazo el cambio climático obligará a cambiar variedades  de vid, e incluso la ubicación de los viñedos»

josemanuelcoutosilvestre_INIAV

José Manuel Couto Silvestre.

A medio plazo, con los aumentos de la temperatura que se prevén, tendremos que cambiar las variedades, en busca de variedades (y porta-injertos) más eficientes en términos de consumo de agua y más resistentes a las tensiones térmicas. Dado que ya se está constatando una anticipación de la fenología de la vid, tendremos que elegir variedades con ciclos vegetativos más largos, para que la maduración se produzca en las condiciones climáticas más favorables.

Esta situación ya se plantea en la actualidad. Por ejemplo, en la región de Alentejo (sur de Portugal) se cosechan algunas variedades tintas en agosto, cuando tenemos temperaturas (máximas y noche) más desfavorables para la fotosíntesis y la síntesis de compuestos fenólicos y aromáticos.

Así que para la sostenibilidad y la competitividad de este sector en un futuro próximo es esencial que investiguemos la capacidad de adaptación de las variedades que hoy tenemos disponibles para, finalmente, escoger las variedades de las regiones más cálidas y secas.

En última instancia, y en el peor de los casos, tendremos que cambiar los viñedos de altitud y latitud, o buscar la exposición al sol más desfavorable.

Una de sus áreas de trabajo es la respuesta de viña al estrés hídrico. ¿Cuales son las principales conclusiones a las que han llegado?
Tanto nuestro trabajo como la mayor parte del trabajo realizado por otros equipos tienen como objetivo tanto evitar tanto un fuerte stress hídrico para la vid como la ausencia de estrés.

Debemos recordar siempre que queremos promover el aumento de los ingresos de los agricultores sin dañar la competitividad del sector, es decir, no debemos perjudicar la calidad y la tipicidad del vino.

«El riego debe estar orientado a manter un nivel de estrés hídrico moderado y controlado en la viña»

En este sentido. El riego debe ser utilizado como una herramienta para gestionar un nivel de estrés hídrico en la planta moderado y controlado, lo que permite el control del crecimiento vegetativo y el vigor la vid, la inducción a la producción de hormonas que actúan en el control estomático (optimización de la fotosíntesis y la reducción de las pérdidas de agua por transpiración) y la síntesis de metabolitos secundarios (por ejemplo, fenólicos). Esto se logra mediante la aplicación de estrategias de riego que necesariamente tendrán que ser deficitarias.

En cuanto al uso del riego para aumentar la producción puede ser deseable, siempre que no perjudique la calidad del vino. En el caso de Portugal, las producciones unitarias son muy bajas y, en mi opinión, hay margen para un aumento de productividad en situaciones en las que el agua sigue siendo el principal factor limitante. Esto bien puede ser cierto para los climas cálidos y secos, como la región del Alentejo, como puede ser para otras regiones.

En resumen, debemos examinar la cuestión de riego como un equilibrio entre las condiciones climáticas de una región determinada, la disponibilidad de agua subterránea y las necesidades hídricas de la vid.

Medição da transpiração da videira  e das variações do diâmetro do tronco  (indicadores do estado hídrico  de medição automatizada)

Medição da transpiração da videira e das variações do diâmetro do tronco (indicadores do estado hídrico de medição automatizada)

¿En qué medida influye el estrés hídrico de la vid en calidad de uva?
Comenzando por las situaciones en las que no hay estrés hídrico o este ocurre muy tarde tendremos situaciones de exceso de vigor (la primera respuesta del estrés hídrico vid es la detención del crecimiento), exceso de producción, desequilibrado y maduración tardía, así como un mayor riesgo de problemas fitosanitarios.

«Entre el envero y la vendimia recomendamos un estrés hídrico moderado a severo»

Para analizar la influencia del estrés hídrico en la calidad de la uva debemos tener en cuenta el momento en que el estrés se inicia y su intensidad, así como la fisiología de la maduración de la uva. Por ejemplo, un estrés por sequía muy temprano que ocurra en la etapa de la división celular, al reducir la tasa de proliferación celular, disminuirá el tamaño de las bayas (pérdida de producción), pero va a promover una mayor concentración de metabolitos secundarios, tales como antocianinas y taninos.

En general podemos decir que hasta el cuajado del fruto es obligatorio mantener la viña sin estrés hídrico. Entre el cuajado y el enverado la viña puede pasar de la ausencia de estrés a un estrés leve progresivo con el fin de controlar el vigor, pero sin interrumpir la síntesis de metabolitos secundarios.

Entre el envero y la vendimia recomendamos un estrés hídrico moderado a severo. Esto detendrá el crecimiento vegetativo y puede reducir la fotosíntesis. Como ya no habrá competencia con el crecimiento, la reducción de la fotosíntesis permitirá una mayor acumulación de azúcares en la uva, que también experimentará una reducción de su crecimiento y un aumento de la concentración de metabolitos secundarios, tales como, por ejemplo, las antocianinas.

Lo que siempre deberemos evitar son graves niveles de estrés hídrico que causen amarillamiento y caída de las hojas de la base de los zarcillos, con fuertes reducciones de las tasas de fotosíntesis porque esto aumentaría el el riesgo de quemaduras en las uvas, paralización de la maduración e interrupción de la síntesis de metabolitos secundarios.

¿Que recomienda para el riego y fertirrigación?
Para el riego recomiendo analizar los indicadores del estado hídrico de la viña, como el contenido de humedad del suelo o el potencial hídrico de las hojas y calcular las dotaciones en función de la investigación atmosférica.

Para eso, recomendamos la metodología de la FAO (http://www.fao.org/docrep/X0490E/X0490E00.htm) para el cálculo de la evapotranspiración de referencia.

A continuación necesitamos calcular los coeficientes de cultivo para calcular la evapotranspiración máxima y aplicar los coeficientes de estrés hídrico en función del tipo de vino que buscamos. Los primeros se pueden calcular con observaciones del vigor de la viña. Para áreas más grandes podemos recurrir al índice de vegetación estimados por tele-detección, tales como, por ejemplo, el NDVI (Índice de Vegetación por Diferencia Normalizada).

Para áreas más pequeñas podemos recurrir a estimaciones del área foliar o del grado de cobertura del suelo por la vegetación. Para coeficiente de estrés (Ks) tenemos que apoyarnos más en resultados experimentales, en particular en la la relación entre Ks y la calidad del vino, así como en las relaciones entre Ks y los indicadores de estado hídrico del cultivo. Sólo entonces podemos extrapolar los resultados obtenidos en un contexto determinado a otras situaciones. Para el cálculo de los cantidades a aplicar tendremos que tener en cuenta también la eficiencia del sistema de riego.

En cuanto a la fertirrigación , aconsejaría realizar un diagnóstico adecuado, como el análisis de pecíolos o limbos y seguir las recomendaciones de las autoridades.

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