“El agro tiene un gran futuro, por mucho que haya la idea de lo contrario”

Hablamos con Lourenzo Fernández, coordinador de Histagra, un grupo de investigación sobre la historia agraria de Galicia que propone el conocimiento del pasado como vía para descubrir oportunidades futuras

“El agro tiene un gran futuro, por mucho que haya la idea de lo contrario”

Lourenzo Fernández, coordinador de Histagra.

¿De qué sirve la historia? “La gente piensa que la historia no sirve para nada” -reconoce Lourenzo Fernández-. “Sin embargo, la historia nos da una gran capacidad para pensar los problemas del presente desde el pasado”. En Histagra (Universidad de Santiago), un grupo de investigación de historia agraria que coordina Lourenzo, trabajan 25 personas, entre personal docente e investigadores, que están produciendo un ingente conocimiento sobre el pasado del agro gallego, un material que, aseguran, puede contribuir a la búsqueda de oportunidades de futuro en el rural.

Histagra coordina además la rede Revolta, en la que participan otros cinco grupos de investigación de universidades gallegas, todos ellos con una preocupación común, reflexionar sobre los problemas del agro. En su labor, cuentan, se encontraron con un mundo rural potente y con mucha gente en el agro que está desarrollando iniciativas innovadoras. “Descubrimos que el agro tiene un gran futuro” –asegura Lourenzo-, “por mucho que esté extendida la idea de lo contrario, de que está en retroceso, abandonado y de que no entra por nuevas vías”.

«Uno de los principales lastres que arrastramos es sobre todo de percepción»

La progresiva reducción del peso del sector lácteo generó en parte esa idea derrotista de que nada se puede hacer.
– Uno de los principales lastres que arrastramos es sobre todo de percepción. Hay muchos tópicos alrededor del agro, como la percepción del atraso, la idea de que no podemos entendernos, que no es posible cooperar o esa frase machacona de que el trabajo en el agro es muy esclavo. Será esclavo, ¿pero qué trabajo no es esclavo hoy en día? Estas ideas, que actúan como limitaciones, son una herencia recibida, pero la herencia también cuenta con elementos que pueden funcionar como impulsores.

Por ejemplo.
– Si alguien no hubiese conseguido en el pasado la propiedad de la tierra, hoy no existirían las explotaciones lecheras que tenemos. ¿Qué pasó en Galicia con todas las propiedades de los señores que tenían las casas fuertes y los pazos, y antes las fortalezas?. Todo ese mundo desapareció y esa propiedad vino para nosotros. Hoy por hoy tenemos en Galicia 1,7 millones de propietarios rústicos. ¿Cómo explicas esa diferencia con otros sitios, como Andalucía? El pasado explica esta situación, que es positiva, como también había elementos positivos en el manejo del territorio y en el manejo agrario que merecen ser recuperados. Si quisiéramos avanzar hacia explotaciones menos intensivas, eso lo tenemos muy fácil porque los viejos aún saben cómo hacerlo. No necesitamos que los catalanes o los finlandeses nos vengan a explicar qué es la agricultura ecológica porque la tenemos en nuestro pasado reciente.

«La idea del atraso en el agro es de los años 70. Hasta 1935 teníamos una agricultura puntera a nivel europeo»

En vuestros trabajos analizáis la agricultura orgánica gallega del primer tercio del siglo XX y concluís que consiguió unos niveles de produtividad por encima de la media española. Habláis de una agricultura puntera a nivel europeo que choca un poco con esa idea del atraso en el agro.
– La idea del atraso en el agro es de los años 70, no es la historia. En aquel entonces lo que diagnostican los economistas y los servicios de Extensión Agraria es que estamos atrasados y Beiras lo explica muy bien. Dice, ‘estamos atrasados porque estamos en los mismos niveles en 1970 que en 1935’. Pero si miras los indicadores de 1935 y miras la evolución anterior, te das cuenta de que estábamos en una agricultura hiperprodutiva, con un crecimiento modélico en el conjunto español y europeo, y en un marco de agricultura orgánica que incorporó la ciencia y fue capaz, por ejemplo, de crear la raza rubia gallega y de mejorarla y hacerla específica para Galicia. Hacen una raza para carne, que es lo que exportábamos. De aquella se introduce también la máquina de trillar y los maíces híbridos. Teníamos una agricultura productiva e innovadora.

«Me llama la atención que después de 60 años, la gente siga defendiendo las concentraciones parcelarias»

Tras la Segunda Guerra Mundial llegaría la llamada revolución verde, con la progresiva mecanización, la introducción de agroquímicos y la especialización lechera en Galicia.
– A diferencia de antes de la Guerra Mundial, había un modelo, el de Extensión Agraria, que va ligado a la concentración parcelaria. Lo que me llama la atención es que después de 60 años de aquello aún haya gente que siga defendiendo que la concentración parcelaria es fundamental en Galicia. No podemos seguir diciendo lo mismo que hace 60 años. Si la máquina es muy grande para una finca, habrá que hacer como los italianos, que meten una máquina más pequeña. ¿Cuál fue la gran revolución de la agricultura a tiempo parcial de las Rías Baixas? El chimpín. Quién lo inventó? Los italianos, porque la agricultura de la zona norte de Italia es muy parecida a la gallega. El minifundio en Galicia permitió hasta los años 30 una agricultura hiperproductiva, que estaba basada en la rotación de muchos productos distintos y en el estiércol.

«Hay que devolverle el aprecio de la aldea a la gente. La cuestión es si no nos servirá el pasado para pensar el futuro»

Hablas en positivo de un pasado que a nivel social es un poco desconocido o que directamente es desprestigiado. ¿Crees que de aquello se puede recuperar algo?
– No es un problema de desprestigio, es un problema de desprecio. A la gente hay que devolverle precisamente el aprecio de la aldea y está habiendo muchas iniciativas en ese sentido que están saliendo de la gente joven. La pregunta a estas alturas es si no nos servirá el pasado y el reconocimiento de cosas que se hicieron en el pasado para pensar en un futuro sostenible, en una agricultura más ecológica. Tenemos un saber y una capacidad endógena en nosotros mismos que no estamos aprovechando. Sólo con preguntarles a las viejas cómo hacían el estiércol ya no tiene que venir nadie a explicarnos cómo se hace el compost.

A veces la idea de la agricultura ecológica tiene mala prensa entre parte de los productores convencionales, que no consideran que sea un modo de producción viable como forma de ganarse la vida.
– Esa visión hay que cambiarla. Estamos en un país de una agricultura ecológica que era potente y productiva hasta anteayer. A eso siempre le llamamos agricultura tradicional. Hoy en día no sirve tradicional y hay que llamarle orgánica, que es lo que es, una agricultura exenta de agroquímicos y sostenible, que se sigue practicando en los huertos del rural. Pensar que la agricultura ecológica no es viable es un error, como demuestra Andalucía, que es el primer productor de Europa en agricultura ecológica, principalmente gracias al olivar. El vacuno de carne, con un modo de producción en extensivo, es nuestro olivar.

«Si tú vas a ver los huertos de los mayores, ya nadie te tiene que venir a explicar la agricultura ecológica»

Sin embargo hay como una escisión entre los dos mundos, el ecológico y el convencional.
– Total. Hay una escisión absoluta, que es un error brutal. Las explotaciones que principalmente manejan el territorio en Galicia, que son las lácteas, de las que viven muchas familias y que para mí merecen todo el respeto, son compatibles con lo otro. Donde hay abandono sobra sitio para proyectos de base ecológica. También en parte de los productores ecológicos hay un alejamiento de nuestro saber tradicional. Si tu vas a ver los huertos que tienen los viejos, ya no tienes que preguntarle a ningún ecologista cómo se hace, ya te dice como hay que hacer las cosas. Mira, yo recuerdo un agente de Extensión Agraria que me contaba hace 20 años, ‘no hay forma de convencer a esta gente de que deje de sembrar maíz; con lo barata que está la soja, están locos’. Y yo le decía, ‘pero tú no crees que lo harán porque saben tanto como tú?, o por qué les sale a cuenta?’.

La idea hegemónica en el agro, más que por la agroecología, da la impresión de que va por la línea de la última década. Hiperespecialización, explotaciones de gran tamaño, etc.
– El futuro no es ese. ¿De qué te enteras en la universidad? Te enteras de como va a ser el futuro porque sabes lo que se va a financiar. Qué va a financiar la UE, qué medidas se adoptan en la cumbre de Río. Todas estas cuestiones apuntan a que no se va a financiar ni se está financiando ya una agricultura hiperintensiva. Eso es una rémora del pasado. A estas alturas, ¿cuál es el futuro? El futuro de la leche en Galicia tiene que ser un futuro más sostenible. Yo estoy en la asociación Terra e Leite porque creo en los lecheros, pero también pienso que hay que ponerles deberes sociales, ambientales y de género. No es que lo diga yo, es que lo dice el mundo.

Esa es un poco la vía que se comienza a abrir en la nueva PAC con el pago verde, o con las medidas de bienestar animal.
– Claro. Recuerdo cuando a inicios de los 90 estuve en una estancia en el Reino Unido y allí ya se planteaba el problema del bienestar animal, que era algo que aquí entonces nos podía sonar a debate de señoritos. Pasaron 25 años y aquí también estamos en las mismas. Si hablas del bienestar animal con cualquier profesional del agro, te dirá que nadie trata tan bien a los animales como el que tiene animales. Entonces, se trata de acomodar un rasgo cultural nuestro con una norma.

«Nadie trata tan bien a los animales como el ganadero. Acomodemos un rasgo nuestro a una norma, la del bienestar animal»

Hay normativas que igual ahora nos parecen ridículas, pero también nos parecía ridículo el cinturón de seguridad en el coche o no fumar en las cafeterías. El mundo va por ahí y yo creo que nuestro deber es poner a la gente delante del futuro que viene. La leche tenemos que salvarla como sea, no puede perderse una explotación más, pero los ganaderos deben pensar que tienen que revertir en la sociedad. Tienen una gran responsabilidad porque manejan el principal territorio productivo que hay en Galicia. La alternativa a la leche es que se expanda la superficie abandonada y que nos coman los incendios.

“Los ganaderos tienen que asociarse para algo más que ponerle precio a la leche”

Hablas de responsabilidad ambiental de los ganaderos de leche, pero también de responsabilidad social. Explícanos esa idea.
– Cuando baja la leche, los ganaderos protestan y podemos decir que estamos de acuerdo, pero cuando sube la leche a veces a la puerta de las casas parece que tocó la lotería. Si de verdad se comportan como una empresa, tienen que repartir. ¿Dónde está la acción social de la leche en Galicia? El último congreso en el que estuvimos en Suiza estaba financiado por la asociación suiza de ganaderos. ¿Aquí se asocian? ¿Le dan algo a la sociedad? La sociedad tiene que poder dialogar con los ganaderos. Yo creo que tienen que comenzar a asociarse para algo más que para ponerle precio a la leche. Aparte que no se asocian, llaman al sindicato para que llore por ellos.

Esa cultura de la queja está también muy afincada.
– La cuestión es que la gente aprendió que quejarse funciona. Y si funcionó durante más de doscientos años, ¿por qué lo van a dejar ahora? Cómo se defendían nuestros tatarabuelos con los señores que manejaban la política, los ayuntamientos, tenían los foros y tú eras el esclavo. Pues se defendían con la queja, con la lástima y también con la protesta, porque el agrarismo –que luchó por la redención de los foros- no es queja, es protesta y organización social.

«Hay gente que está haciendo cosas en el agro que ya llegó a una conclusión. No quiere saber nada de la Administración»

Ese es otro de los mitos del pasado, que el agro no protesta.
– Es lo que decía Castelao, el agro no protesta, emigra. Eso es verdad cuando él lo dice, en el año 1935, pero no a nivel general. De todas formas, en la actualidad encontramos una cosa que me llama mucho la atención y es que hay gente que está haciendo cosas en el agro que ya llegó la una conclusión, que no quiere saber nada de la Administración, que piensa que el camino que le marcan desde arriba es una rémora y que decide hacer las cosas por sí mismo, con un crédito y adelante. A mí eso me parece un triunfo, un triunfo social. Tenemos gente en el grupo que dice que eso no es de todo cierto porque ese profesional si puede tener acceso a ayudas, las gestiona. Sí, pero lo que es importante es la actitud, es una actitud nueva de querer hacer cosas a pesar de las dificultades que haya.

«Tuvimos un pasado cooperativo potente. ¿Fracasamos? Hombre, sí. Hubo una guerra civil y se cortó un tipo de modelo»

Siguiendo con el tema de los tópicos del agro gallego, también está aquel de que el cooperativismo no es posible. Recuerdo que Higinio Mougán (Agaca) cuando intenta convencer a la gente del potencial del cooperativismo lácteo, siempre pone el caso del cooperativismo vitivinícola, que también es gallego…
– ¿Sabes la diferencia? Que el vino es una experiencia nueva que ocurre sin que nadie diga ‘No vais a poder. Eso ya lo intenté yo y no fui capaz’. El vino comenzó en los años 80, en los años 90. ¿Qué pasa en Galicia con la leche? Lo de la leche ya comenzó en el primer tercio del siglo XX y va a ser interrumpido en 1936. Había un modelo empresarial –la factoría de Nestle se implanta de aquella en Galicia- y también un modelo cooperativo, con casos como el del matadero del Porriño, que nace a finales de los años 20 y que se llamaba Marucoga (Mataderos Rurales Cooperativos Gallegos). Marucoga fue creado por las cooperativas agrarias del sur de Pontevedra; es un ejemplo de un pasado cooperativo potente. ¿Fracasamos? Hombre, sí, hubo una guerra civil, se cortó un tipo de modelo y se establecieron un tipo de cooperativas que son otras distintas, que son las Uteco, del sindicato vertical, y en un contexto que ya no tiene nada que ver con el del libre mercado, libertades, asociacionismo, sino con una dictadura. Y ahí de que cooperativa hablamos. De la de Franqueira (Coren), y luego en ese mismo contexto nace Feiraco. ¿Por qué nacen? Porque en ambos casos hay un gran hombre, un maestro y un registrador de propiedad, que creen en eso. ¿De dónde vienen los dos? De antes de la guerra.

Una idea sobre ““El agro tiene un gran futuro, por mucho que haya la idea de lo contrario”

  1. RAMON FRAGA LIÑARES

    CREO QUE ES NECESARIO QUE SI NO SE HACE LA PARCELARIA AL MENOS TRATAR DE JUNTAR LAS FINCAS PEQUEÑAS POR QUE HAY FINCAS CON 300 M- QUE SON IMPOSIBLES DE HACERLAS PRODUCTIVAS POR SALIR DEMASIADO CARO HACER UNA PLANTACCION Y MISMAMENTE LIMPIARLA EN MI CASO TENGO UN MONTON DE FINCAS QUE SUMAN UN TOTAL DE MAS DE 20000 M Y QUE ESTAN ABANDONADAS POR SER TAN PEQUEÑAS Y NO SOY CAPAZ DE SABER EN DONDE EMPIEZAN Y DONDE TERMINAN POR LO QUE NO PUEDO MANDAR LIMPIARLAS TENGO UN GRAN INTERES EN PODER PONERLAS A PRODUCIR UN SALUDO R FRAGA

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