Primeros pasos para recuperar tierras abandonadas en el Valle de Lemos

En la comarca del Valle de Lemos se puso en marcha un proyecto piloto para movilizar las tierras desaprovechadas. Ahora esta iniciativa encara su recta final con el diseño de las áreas para lograr un mayor aprovechamiento por parte de profesionales agrarios. Conocemos este plan de movilidad de la tierra

Primeros pasos para recuperar tierras abandonadas en el Valle de Lemos

Una de las parcelas que se incluye en el proyecto para un mayor aprovechamiento productivo de la tierra.

El Proyecto de Movilización productiva de tierras en el Valle de Lemos echó a andar de mano de la Fundación Juana de Vega y el Laboratorio del Territorio de la USC, el LaboraTe, con el objetivo de detectar las necesidades de tierra de los profesionales agrarios de la zona del Valle del Lemos. La importante superficie de terreno abandonado era una dificultad para el desarrollo de la actividad productiva en la zona y con este plan pretendían movilizar superficie improductiva en los ayuntamientos de la comarca.

En la actualidad, el proyecto se encuentra en plena fase de diseño de las zonas en las que consiguieron el consenso de los propietarios para facilitar el aprovechamiento de las tierras. Estas gestiones se están realizando ya por la Consellería de Medio Rural, después de que en el 2017 se haya firmado un convenio de colaboración. En estos momentos están trabajando tanto en el procedimiento de los futuros arrendamientos de estos terrenos como en la valoración de los costes de un acondicionamiento de las tierras para que resulten idóneas y atractivas para todas aquellas personas que necesiten terrenos para usos agrícolas y ganaderos.

Trabajan sobre un perímetro inicial de 80 ha en el Ayuntamiento de Bóveda para conformar piezas que se puedan aprovechar en continuo

Hoy por hoy, trabajan sobre un perímetro inicial de 80 ha en el Ayuntamiento de Bóveda para conformar piezas que se puedan aprovechar en continuo. Procuran ofrecer conjuntos de parcelas que sumen en torno a 5 o 6 ha para que además resulten cómodas para su aprovechamiento. “Al ser un programa voluntario, aunque tenga buena aceptación, como está siendo el caso, es preciso conseguir garantías de participación durante un tiempo concreto”, explica María Pérez Folgueira, jefa de servicio de Infraestructuras Agrarias de Lugo, implicada en la realización del plan.

Localizar a los propietarios

Uno de los retos que afrontó esta experiencia piloto fue localizar a los propietarios. La investigación de la titularidad de los terrenos improductivos para poder emplearlos supuso un esfuerzo importante para el cual echaron mano de la colaboración del Ayuntamiento ya que “había gente que al vivir fuera de la zona de actuación, no podía asistir a las convocatorias ni recibía las cartas que se enviaban a los propietarios porque en muchos casos son herederos”, explica Pérez.

Pese a la dificultad de localizar algunos propietarios, el plan suscitó un interés notable, y buena parte de los interesados contactaron directamente con los encargados de la gestión de esta experiencia piloto.

Beneficios mutuos

El plan se asienta en conseguir un beneficio mutuo y busca unos beneficios tanto para los propietarios de las tierras como para aquellos que precisan de base territorial para su actividad. “Los propietarios se mostraron muy satisfechos inicialmente porque, aunque participar de esta iniciativa no le remita unos ingresos económicos importantes, al menos reduce los gastos del mantenimiento de estas parcelas para dar cumplimiento a las normativas de la lucha contra incendios, poniendo en valor sus terrenos”, comenta Pérez.

Gestión a través del Banco de Tierras

La gestión de estas tierras abandonadas corresponderá directamente al Banco de Tierras para así permitir un intercambio con todas las garantías, como una mayor protección frente a los impagos o facilidades a la hora de los pagos. Contemplan que se realicen arrendamientos pactados. En cuanto a la valoración de los terrenos, están trabajando para fijar un precio por hectárea a partir de los precios de referencia que ha publicado el propio Banco de Tierras.

Experiencia piloto

María Pérez destaca además que esta experiencia piloto está proporcionando un bagaje en la gestión del territorio desaprovechado que se puede incorporar a otros procesos para conseguir que sean más ágiles. “Nos permiten valorar las dificultades con las que nos encontramos y aprender de ellas para hacer que estas iniciativas lleguen a más gente y podamos ir proponiéndoles herramientas más idóneas”, concluye.

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