Cultivos alternativos para el pago verde de la PAC (V): la avena

El Centro de Investigaciones Agrarias de Mabegondo (CIAM) presentó este año una serie de fichas de cultivos forrajeros que podrían emplearse para cumplir con los requerimientos de diversificación del llamado pago verde. Seguimos la serie de cultivos de invierno con la avena.

Cultivos alternativos para el pago verde de la PAC (V): la avena

Campo de Avena Sativa

La avena es uno de los cultivos alternativos para cumplir con el pago verde que establece la PAC. En las explotaciones ganaderas de Galicia su cultivo está encontrando un hueco como cultivo de invierno, normalmente asociado con la veza, o con el triticale o raigrás.

Esta es la guía de cultivo de la avena para ensilar que elaboró el Centro de Investigaciones Agrarias de Mabegondo (CIAM).

Calendario:

Tal y como se muestra en el recuadro, la época de siembra de la avena es desde mediados de octubre a mediados de noviembre. Entre mediados de enero y mediados de abril se puede pastorear y desde esa época hasta finales de mayo, en caso de optar por el ensilado en verde, sería la época recomendada. Si decidimos dejar la avena para grano, la cosecha se hace en julio.

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Requerimientos de suelo y clima

La avena es uno de los cereales de menores exigencias climáticas y edáficas, posiblemente el segundo, después del centeno. Prefiere climas relativamente frescos y húmedos, adaptándose bien a las zonas costeras.

Es sensible a las oscilaciones de temperatura, afectándole bastante las heladas intensas de finales de primavera, y es sensible a las temperaturas cálidas durante la floración y maduración del grano. Las necesidades hídricas de la avena son las más elevadas de todos los cereales de invierno.

En el aspecto edáfico, prefiere suelos de ácidos a neutros (PH de 5 a 6), suelos medios y profundos, textura franco a ligeramente arcillosa y resiste mejor los suelos compactos que los demás cereales. No se recomienda su cultivo en suelos delgados (de 10 a 20 centímetros) o arenosos.

Fertilización

A efectos del cálculo de fertilización, las producciones medias de grano de avena están comprendidas entre 3,5 y 5,5 toneladas por hectárea. Para un suelo con niveles medios de fósforo y potasio y para una producción estimada de 4,5 tn/ha de grano de avena, deben aplicarse sobre 100-120 kg de N; 58 kg de P205 y 126 de K2O.

El abonado de fondo incluirá todo el fósforo y el potasio y entre un 25 y un 30% del total de nitrógeno. El resto se aplica entre el ahijado y el encanado.

Si la finalidad es obtener forraje, para una producción de 5 toneladas de materia seca por hectárea, la recomendación es aplicar 100 kg de N, 60 de P2O5 y 130 de K2O. El abonado nitrogenado se repartirá en un 30% en la siembra y un 70% en la salida del invierno.

La avena es más sensible al encamado que el trigo y el triticale.

Con respeto a la acidez del suelo, se recomienda que tenga menos de un 10% de aluminio. Para dosis de encalado, consultar el tríptico “La Fertilización de los cultivos”.

Variedades:

La especie más empleada para forraje y grano es la Avena Sativa. Se debe tener en cuenta la precocidad: las variedades más tardías son las más idóneas para el aprovechamiento forrajero ya que desarrollan una mayor biomasa y permanecen más tiempo en estado vegetativo para que puedan ser pastoreadas.

Se deben elegir variedades que se adapten bien a las condiciones agroclimáticas de la zona de siembra y a la fecha de aprovechamiento que deseamos realizar.

Siembra y preparación del suelo:

El laboreo tradicional consta de una labor profunda (de 20 a 30 centímetros) para alzar la tierra, enterrando los residuos del cultivo anterior, y un laboreo superficial con una fresa, un cultivador o una grade de discos en pase cruzado, para enterrar fertilizantes y obtener una cama de siembra idónea.

Avena seca

Avena seca

Para obtener una buena nacencia se necesita sembrar en un lecho fino y húmedo. La preparación del terreno será más cuidadosa cuanto más tarde se realice la siembra. Una mayor simplificación la proporcionan las máquinas combinadas, que realizan varias labores en un mismo pase, o la siembra directa, en la cual no se realiza laboreo y tan sólo se aplica un herbicida contra las malas hierbas, seguido de la siembra con una sementadora especial.

El momento de la siembra es fundamental para conseguir una buena producción. Por tanto, se recomienda en altitudes bajas realizar la siembra entre el 15 de octubre y el 15 de noviembre, ya que las siembras más tardías podrían mermar los rendimientos, al producirse daños por heladas en estado de plántula.

Si el destino es para aprovechamiento por pastoreo, la siembra se adelantará lomás posible.

La maquinaria que se utiliza en la siembra es una sementadora de línea, con separación de entre 12 y 17 centímetros, y profundidad de siembra de 2 a 4 centímetros. La dosis recomendada es de 250 semillas por metro cuadrado, para producción de grano y de 300 si se destina el forraje para ensilar.

Estas dosis de siembra pueden varias según el clima, variedad, tipo de suelo..etc. Las dosis de siembra tempranas siempre serán menores que las tardías. Si la siembra se realiza a boleo, la dosis tendrá que incrementarse en un 25-30%.

Cuando existan malas hierbas de hoja ancha, se debe utilizar un herbicida específico para avena en el período de nacimiento del cereal (bromoxinil, carfentrazona etil, dicamba, fluroxipir 20, tribenuron, bromoxinil + MCPA, ioxinil + MCPP, tifensulfuron metil 50 + tribenuron metil 25). Es importante eliminar la competencia en los primeros meses. No existen herbicidas para control de gramíneas después de nacer la avena.

Manejo fitosanitario: enfermedades y plagas

La avena, aunque es menos sensible que la cebada y el trigo, puede verse afectada por: roya de la avena (Puccinia coronata), oídio, septoria, pie negro, mal de pie, y mancha oval. La roya de la avena es la que puede producir mayor reducción de rendimiento.

En cuanto al tratamiento de las enfermedades foliares, destacan los siguientes productos: ciproconazol, mancozeb, metiltionafanto y triademol, entre otros. Para evitar las enfermedades del suelo, lo mejor son las rotaciones de cultivos.

Con respeto a las plagas, puede haber ataques de pulgones en las hojas, tallos y espigas. En este caso, si el ataque es severo, se puede aplicar alguno de los siguientes insecticidas: esfenvalerato 5%, lambda Cihalotrin 10%, cipermetrin 50%, alfacipermetrin 10% o deltametrin 10%.

Cosecha, rendimiento y valor nutritivo

La avena tiene un crecimiento vegetativo relativamente rápido en invierno, y produce un forraje abundante y de muy buena calidad, mejor que la cebada, muy apetecible y de gran valor nutritivo. Por esto, es idóneo para su aprovechamiento en pastoreos sucesivos desde el ahijado hasta el inicio de la maduración del grano.

También se puede hacer siega de la planta, entre la floración y el estado de grano lechoso -ya que después baja mucho la digestibilidad y el contenido en proteína- para aprovechamiento en verde o ensilado.

En este caso, el rendimiento que produce es y 8 a 12 toneladas de materia seca por hectárea, con datos de ensayos en el CIAM y abonados nitrogenados bajos. Además, la calidad fermentativa del ensilado de avena es muy buena.

Existe también la posibilidad de cosecha en grano seco -rendimiento de 3,5 a 5,5 tn/ha- para añadir como pienso a la ración de los animales, aunque debe recogerse con relativa rapidez para evitar pérdidas por caída del grano tras la madurez.

A veces, se emplean un sistema intermedio de los dos anteriores, consistente en un aprovechamiento ligero por pastoreo a finales de invierno, tras el cual la avena vuelve a brotar, y otro del grano, con una producción algo inferior al potencial.

El valor nutritivo y el rendimiento varían con la época de corte, fertilidad del suelo y variedad. En la siguiente tabla se muestran los parámetros de valor nutritivo observado en ensayos llevados a cabo en el CIAM. En ellos el forraje de avena se recogió para ensilar en fechas en las que el estado fenológico de la planta fue desde el inicio del espigado hasta grano en estado lechoso, en siembras a finales de noviembre, con una dosis de 300 semillas por metro cuadrado y sin abono nitrogenado:

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Descarga aquí la guía de cultivo de la avena elaborada por el CIAM. 

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