¿Cómo tiene que cotizar la agricultura a tiempo parcial?

Los agricultores esporádicos están en el punto de mira de Hacienda y Trabajo por sus cotizaciones, unas exigencias que hacen que algunos barajen incluso abandonar la actividad. Analizamos la situación con organizaciones agrarias y cooperativas

¿Cómo tiene que cotizar la agricultura a tiempo parcial?

El cultivo de hortalizas, la cosecha de castañas y manzanas o el viñedo son algunos ejemplos de agricultura a tiempo parcial en Galicia. Son los llamados agricultores esporádicos o de fin de semana, que tienen la agricultura como un ingreso complementario y una actividad puntual. Pero, ¿es rentable este trabajo a tiempo parcial?. Esta es la pregunta que se hacen muchos de estos productores y, sobre todo, en los últimos tiempos después de que se hayan producido varios expedientes por parte del Ministerio de Trabajo, obligándolos a darse de alta unos meses como autónomos.

Es una medida que incluso tiene carácter retroactivo y que se aplica aunque estén ya cotizando por cuenta ajena al desarrollar otra actividad, y pese a tener declarados los ingresos procedentes de estos cultivos.

La cotización y la fiscalidad de la agricultura a tiempo parcial es un tema a debate en el Consello Agrario de Galicia. Los principales sindicatos agrarios gallegos reivindican la necesidad de reclamar a Hacienda y a la Seguridad Social un tratamiento adecuado para que esta agricultura se mantenga, puesto que temen que estos procedimientos desincentiven a los productores.

Los sindicatos reivindican la importancia de la agricultura a tiempo parcial como una forma de revitalizar el rural

«Este tipo de actividad agrícola tiene una importancia vital tanto a nivel social como económico en el rural. Son una herramienta para mantener activo y vivo el rural y no se está valorando como debería», reafirma Antón Villarino, del Sindicato Labrego Galego (SLG).

«Si obligamos a darse de alta como autónomos a mucha de esa gente, que tiene unos rendimientos muy bajos procedentes de este tipo de agricultura, corremos el riesgo de que estas producciones, que le están dando vida al rural, que evitan incendios y la despoblación, que generan ingresos y que se declaran fiscalmente, puedan tener la tentación de desaparecer», reconoce Félix Porto, de Unións Agrarias.

Incluso el abandono de la actividad implica ciertas responsabilidades para el productor, como en el caso del viñedo, donde a pesar de que se decida dejar la actividad, el propietario sigue estando obligado a tratar sanitariamente su finca. «Si no la va a cuidar, debe arrancar la viña o se arriesga a ser sancionado si sufre algún problema que suponga un riesgo sanitario», informó el jefe de servicio de Sanidad y Producción Vegetal de la Consellería de Medio Rural, Víctor Novo, en el transcurso de una jornada organizada por la Asociación Galega de Cooperativas Agroalimentarias (Agaca) la semana pasada en Santiago. En esta sesión se abordó la situación de la agricultura a tiempo parcial, y en concreto el sector vitivinícola.

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Jornada sobre la agricultura a tiempo parcial y la vitivinicultura organizada por Agaca.

«Estos procedimientos de exigencia de cotizaciones por parte de la Administración dejan a los productores en una situación de indefensión total donde sólo les queda pagar o, en el caso de querer recurrir, afrontar el riesgo de que el desembolso, en algunos casos, sea el doble», apunta Higinio Mougán, responsable de Agaca.

Obligados a darse de alta

Aunque la fiscalidad también se podría mejorar en algunos aspectos puntuales, una de las mayores dificultades que se están presentando para los agricultores a tiempo parcial tiene que ver con las cotizaciones a la Seguridad Social. En este sentido, se están tramitando expedientes iniciados por el Ministerio de Trabajo que les obligan a darse de alta como autónomos en el tiempo en el que realicen la actividad. Estos periodos pueden ir desde los tres meses para los trabajos en los viñedos, a cinco en la huerta o incluso todo el año, ya que también varían en función de los ingresos que perciban en cada caso.

Trabajo obliga a darse de alta varios meses o incluso todo el año en función del nivel de ingresos y del tipo de actividad

Esta situación se produce cuando el organismo estatal, tras contrastar datos con la Agencia Tributaria, detecta unos ingresos procedentes de la agricultura de gente que no está dada de alta en el régimen agrario en la Seguridad Social, sobre todo en aquellos casos que los ingresos brutos superan al salario mínimo interprofesional, es decir 7.500 euros, y no se registra otra actividad.

«El problema es que se están teniendo en cuenta los ingresos brutos y no el rendimiento neto, es decir, no se descuentan los gastos que implica la actividad», comenta Samuel Lago, responsable de Unións Agrarias en O Salnés, donde están tramitándose algunos de estos expedientes.

Este es el caso, por ejemplo, de un joven de Cambados que se encarga del viñedo familiar para sufragar los costes de los estudios y que recibió un requerimiento con carácter retroactivo, lo que le obliga a cotizar por varios meses en los últimos cuatro años.

Los requerimientos de alta son con carácter retroactivo, abarcando los últimos cuatro años

Incluso aunque ya se esté cotizando por otra actividad, si los ingresos brutos superaron los 7.500 euros, Trabajo entiende que debe darse de alta como autónomo. Así le aconteció a un agricultor de la zona de O Salnés que compatibiliza la producción de huerta con otro trabajo y que en el 2017 superó la cifra límite. El requerimiento le obliga a darse de alta ya desde el 2015 pese a que, a excepción del 2017, en ninguno de los otros años superó esa cantidad. Así, el carácter retroactivo de la medida lo obliga a cotizar 5 meses en 2015, 2016 y 2018 mientras que en 2017 debe pagar todo el año.

Ahora valora si el rendimiento de la actividad de este año le compensa seguir con el cultivo, teniendo en cuenta los gastos a los que también tuvo que hacer frente para el mantenimiento de los invernaderos, el sistema de riego u otras inversiones derivadas del cultivo y por las que tampoco percibió ningún tipo de subvención.

«No se entiende que haya esta presión sobre los productores cuando se trata de una actividad de carácter familiar que no supone grandes ingresos y que, además, ya están declarando y tributando por ellos», apuntan desde Unións.

Propuestas para rebajar la presión sobre la agricultura a tiempo parcial

Frente a esta situación, los sindicatos coinciden en señalar que es preciso encontrar soluciones intermedias que permitan la continuidad de esta actividad. Recogemos algunas de las propuestas a la hora de regularizar la situación de los trabajadores agrarios que no están dados de alta.

-Establecer unos criterios claros y fijos que determinen en qué situaciones es preciso darse de alta. «Estamos viendo que no hay un criterio claro, con lo que se están produciendo distintas interpretaciones que llevan a que en unos casos haya expedientes y en otros no, en función del inspector que lo evalúe», concretan desde el Sindicato Labrego.

En este sentido también apuntan a la necesidad de definir qué se encaja dentro de una dedicación a tiempo parcial para concretar aquellas actividades por las que deba cotizarse. «Tampoco es una tarea sencilla porque existe una amplia casuística que complica definirla, pero la Administración debería afrontarlo», inciden desde el SLG.

Estipular el tiempo que deben cotizar en función de la actividad que desarrollan adaptándose a sus características y al tiempo que le dedican. Debe tenerse en cuenta por ejemplo que, en casos como la castaña el agricultor sólo tiene trabajo un mes, durante la recogida. Un caso similar ocurre en el viñedo, donde las tareas se concentran principalmente en la época de la poda, el sulfato y la vendimia.

Eliminar el carácter retroactivo de la medida. Este es uno de los puntos en el que tanto los sindicatos como los afectados más insisten puesto que está suponiendo mayores perjuicios para los productores. El hecho de tener que cotizar, en algunos casos los últimos cuatro años anteriores, incrementa el desembolso aunque en esos ejercicios no se alcanzaran ingresos superiores.

Además, al tener que darse de alta de este modo tampoco permite que puedan acceder a ningún tipo de bonificación como los autónomos que se dan de alta por primera vez.

Computar los rendimentos netos y no los ingresos brutos como se está realizando actualmente. Uno de los aspectos más a tener en cuenta es la necesidad de que no computen sólo los ingresos brutos sino que se deduzcan los gasto que genera la actividad.

Para eso, desde Unións apelan a que se pueda utilizar el sistema de módulos que emplean en el régimen agrario también para realizar este cálculo. Así, si tras el calculo superan el mínimo establecido deberán cotizar por esa actividad. «Lo que no se puede es obligar a cotizar a aquellas personas que tengan unos ingresos brutos de 12.000 euros porque el propio cómputo de Hacienda, una vez que se descuentan los gastos, evidencia que realmente esta cuantía es un complemento», concretan desde el sindicato.

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