¿Cómo reduce las emisiones de amoniaco una granja de Holanda?

Conocemos el caso de una ganadería de vacuno de leche holandesa que consiguió reducir sus emisiones de amoniaco a base de aplicar medidas concretas en el manejo. El control de las emisiones se tradujo en un ahorro y una mayor rentabilidad de la granja

¿Cómo reduce las emisiones de amoniaco una granja de Holanda?

Vista de la granja de Rudie Freriks situada en una pequeña aldea de Holanda.

Rudie Freriks es un ganadero holandés que consiguió reducir las emisiones de amoniaco de su granja de vacuno de leche en los últimos cuatro años a base de aplicar medidas específicas en los procedimientos que llevaba a cabo. Con estas actuaciones consiguió que su granja fuera más eficaz sin necesidad de una gran inversión, como reconoce.

En el 2011, cuando decidió participar en un proyecto, asesorado por la Universidad de Wageningen, para reducir las emisiones de amoniaco, Rudie tenía en su explotación 80 vacas y 35 animales de recría y disponía de unas 37 hectáreas de tierra ( 32,5 ha de hierba y 4,9 ha de maíz). Su producción de leche en aquel entonces se situaba en los 720.000 kilos de leche al año.

Situada en Luttenberg, una pequeña aldea en la provincia de Overijssel, al este de los Países Bajos, el futuro de la granja de Rudie estaba condicionado por las emisiones de amoniaco, ya que la legislación holandesa puso especial interés en la preservación de los espacios naturales protegidos bajo la Red 2000. “Si reducía con medidas de control las emisiones de amoniaco no tendría que invertir en mi granja”, justifica el ganadero. Pero más allá de la reducción de las emisiones, otro de los objetivos de Rudie era que su granja siguiera siendo rentable.

¿Dónde se producen las emisiones de amoniaco en la granja?

“Si quieres controlar las emisiones de amoniaco, lo primero es conocer de dónde proceden en tu explotación, y yo gasté tiempo en eso”, explica el ganadero. Las principales fuentes donde se concentra el amoniaco son en la granja y en los purines. Pero también en los campos y en la producción de sus forrajes.

En la granja se producían unas emisiones de amoniaco de 3,93 kilos por tonelada de leche

Dado que su intención no pasaba por reformas en las instalaciones y ya empleaba un equipo de bajas emisiones para inyectar los purines, procuró una estrategia para reducir el amoniaco en sus campos.

Fontes-de-amoniaco_explotacion-Holanda-

Zonas donde se localiza el amoníaco en la explotación.

 

Las emisiones totales de la granja en el comienzo del programa eran de 2.891 kilos o de 3,93 kg por tonelada de leche. Una vez que se conoce las emisiones de amoniaco que se producen en la granja, el ganadero comienza a trabajar en una reducción potencial de las emisiones. Inicialmente estipula una reducción del 12% de las emisiones, aunque su objetivo era lograr conseguir un 20% menos de emisiones de amoniaco.

Para conseguir esta reducción de las emisiones, Rudie incidió en controlar cuatro factores en su granja:

-Incrementar la edad de sus vacas de leche en medio año. Para eso redujo el número de la recría, pasando de 7 a 5 por cada 10 vacas en ordeño. También procuró hacer que sus vacas de leche fueran más eficientes. Con esto pretendía reducir un 5% las emisiones.

-Controlar el aporte de energía y proteína en la ración. La clave estaba en conseguir más energía con la misma proteína para que la ración fuera más eficiente lo que se traduciría en un 5% menos de emisiones de amoniaco.

-Reducir la proteína de la ración de la recría que supondría el 2% menos de emisiones.

-Además, en su primera estimación, el ganadero procuraba mejorar la productividad de sus praderas, aunque probablemente no tuviera efectos adicionales. Rudie contemplaba esta mejora, ya que el año anterior había sido especialmente malo para la recogida de forrajes puesto que sólo había recogido 7 toneladas de hierba seca por hectárea luego de una primavera y de un verano muy húmedos. El ganadero marcaba este objetivo también para garantizar la viabilidad de su explotación.

La urea, un indicador sensible a las emisiones de amoniaco

A la hora de llevar a la práctica estos objetivos de reducción del amoniaco, Rudie detectó que precisaban contar con algún indicador diario en el que ir viendo cómo se traducían en la explotación los cambios que se iban haciendo, sin tener que esperar un año para comparar los datos. “Después de tanto tiempo ya no sabes lo que hiciste y lo que pudo ser positivo o negativo”, apunta.

Por eso, a pesar de que contaba ya con programas con los que recoger diversos datos de su explotación, la urea, la proteína que la vaca no utiliza para su mantenimiento y que se descompone en amoniaco, resultaba un buen indicador de los cambios, sobre todo, de aquellos introducidos en la ración. Así, controlando la urea podía valorar tanto los cambios de la ración en la salud de la vaca y ver si estaba siendo efectiva al tiempo que le permitía valorar las reducciones de amoniaco que se producían.

Recopilación de los datos de producción de leche, grasa, proteína, urea y amoníaco en la granja.

Recopilación de los datos de producción de leche, grasa, proteína, urea y amoníaco en la granja.

La analítica de sus resultados le permitió al ganadero establecer que, si los valores de urea se encontraban entre 15 y 20 el resto de los valores, como la producción de leche y las calidades de la misma, también se mantenían estables. Sin embargo, en algunos períodos en los que el amoniaco se redujo hasta valores de 11 y 10 sus vacas dejaron de producir tanta leche y el nivel de proteína también disminuyó.

Medidas a aplicar para reducirlas emisiones

El largo de estos cuatro años algunas de las medidas que Rudie llevó a cabo en su granja para reducir el amoniaco fueron evolucionando.

En el primer año, los cambios se centraron en:

– Mejorar la eficiencia de la alimentación de la recría centrándose en aportar la proteína precisa para que no se malgastara y se incrementara la tasa de amoniaco.

– Incrementar la producción de hierba, ya desde el primer corte.

– Cambió la composición de la ración.

– También adecuó la alimentación de las vacas secas, centrada en paja y concentrado.

Ya en los siguientes dos años, el ganadero continuó a hacer modificaciones que afectaron sobre todo a la ración:

-Optó por emplear un plan de fertilización. Aunque ya planificaba sus abonados, este plan le permitió organizarlos en base a las estaciones, consiguiendo en cada época que se tradujera en lograr una reducción del amoniaco.

-Redujo la fertilización en primavera para reducir también la proteína cruda que estaba incrementando los valores de amoniaco, al producirse un exceso de ella en la dieta de sus vacas.

-En la ración, se concentró en controlar la proteína cruda para que no hubiera picos de urea.

-Comenzó a limitar menos el pastoreo de sus vacas.
Estos cambios también le permitieron incrementar el número de vacas en ordeño, pasando a 96, diez más que al principio del programa, e incrementar su producción. Mientras los cambios en la ración no afectaron ni a la grasa ni a la proteína, las emisiones de amoniaco se redujeron.

-También apostó por mejorar la eficiencia de su ganadería apostando por la fertilidad y reduciendo la recría.

Los efectos de la reducción en la explotación

Luego de la recopilación de datos y poner en práctica las distintas medidas para la reducción del amoniaco, Rudie también evaluó los costes que el programa y las acciones llevadas a cabo habían tenido en su explotación para valorar cuáles son las más efectivas y rentables. En la siguiente gráfica se detalla el coste de cada una de ellas y la eficiencia en el ahorro de emisiones de amoniaco.

Gastos e ingresos que conllevaron las medidas para reducir las emisiones de amoníaco.

Gastos e ingresos que conllevaron las medidas para reducir las emisiones de amoníaco.

Reducir las emisiones en las instalaciones es una de las actuaciones con la que se consigue mayor efecto sobre el amoniaco, aunque también supone una importante inversión y fue una de las que Rudie descartó desde un principio. Sin embargo, las acciones desarrolladas en su explotación se convirtieron no solo en una manera de reducir las emisiones sino, en algunos casos, también fue el modo de aumentar los ingresos. Es el caso, por ejemplo, de la reducción de la recría, una medida con la que sumó beneficios y restó emisiones. Otra de las medidas que más beneficios dejaron fue el incremento del tiempo de pastoreo.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Solicitamos su permiso para obtener datos estadísticos de su navegación en esta web, en cumplimiento del Real Decreto-ley 13/2012. Si continúa navegando consideramos que acepta el uso de cookies. OK | Más información