¿Cómo pueden contribuir las explotaciones ganaderas a incrementar la biodiversidad?

Dos explotaciones de producción de cabrito y cordero de Lugo son las primeras de Galicia en sumarse la un proyecto de custodia del territorio. Una iniciativa que afianza un compromiso con el entorno que llevan años forjando y que ahora formalizan con un acuerdo a diez años

¿Cómo pueden contribuir las explotaciones ganaderas a incrementar la biodiversidad?

La Cabreta, es una de las primeras ganaderías que suscribe el convenio de custodia del territorio en Galicia. Joan Alibés.

Las explotaciones La Cabreta y Veiga de Luaces, situadas en el ayuntamiento de Pol, en Lugo, llevan años especializados en la cría de cabrito y cordero de calidad y apostando por medidas respetuosas con el medio. Ahora  han decidido a dar un paso más con un acuerdo de custodia del territorio, que están a punto de formalizar pero del que ya tienen algunos resultados.

Son las primeras ganaderías en formalizar este acuerdo en Galicia, tal y como explica Martiño Cabana, técnico de la Asociación Gallega de Custodia del Territorio. Sin embargo, no son los primeros pasos que dan juntos. La colaboración entre la asociación y estas explotaciones comenzó hace ya cinco años y ahora empieza a dar sus frutos. «Este acuerdo hace que seas consciente de que la explotación está incluida en un espacio natural, un entorno que existe e importa», reconoce Joan Alibés, propietario de La Cabreta, una de las explotaciones participantes.

Este acuerdo de custodia es un documento que sella el compromiso de continuar desarrollando prácticas que favorezcan la biodiversidad a largo plazo, en concreto por diez años. Un trabajo conjunto en el que los ganaderos se comprometen a llevar a cabo en sus explotaciones acciones que mejoren su entorno. Entretanto, desde la asociación les muestran las pautas y actuaciones que pueden seguir para preservar la diversidad de especies en la zona y sumar valor a la explotación, al asentarse en prácticas sostenibles con el medio, cada vez más apreciadas y demandadas por los consumidores.

Actuaciones para favorecer la biodiversidad

A lo largo de estos años se llevaron a cabo distintas acciones en estas dos explotaciones, que ya tenían una honda conciencia medioambiental, asentadas en prácticas no intensificadas e industrializadas. Así, en estos casos ya partían de un manejo sostenible y este programa les permitió potenciar esas rutinas respetuosas. Las actuaciones que se propusieron y desarrollaron son diversas y a la par de favorecer el medio también supusieron mejoras significativas para las explotaciones:

  • Creación y recuperación de charcas de riego

Las charcas son una de las actuaciones que más efectos visibles aportan tanto al medio, puesto que favorecen la presencia de anfibios e insectos; como a los ganaderos, proporcionándole espacios para que sus animales beban sin necesidad de acarrear el agua. Ambas explotaciones cuentan ya con charcas. Precisamente la recuperación de una charca cubierta por la maleza en los terrenos de Veiga de Luaces hace cuatro años fue una de las primeras actuaciones realizadas.

Una de las charcas construídas en los terrenos de la ganadería La Cabreta. Imagen: Joan Alibés.

Una de las charcas construídas en los terrenos de la ganadería La Cabreta. Joan Alibés.

Por otro lado, en La Cabreta, al no contar con ninguna charca, se llevó a cabo el año pasado la creación de una en la que también se incluyó un bebedero para el ganado.

«Estas charcas de riego eran un hábitat muy común hace años pero que con la ganadería moderna fueron quedando relegadas. Son un lugar idóneo de reproducción de anfibios y, pese a su importancia, no cuentan con ninguna medida de protección específica», explica Martiño Cabana.

  •  Restauración de muros

La restauración de antiguos muros sirve para proporcionar refugios para los anfibios a la par que ofrece un sistema de cierre para el ganadero. En este caso, se procedió a la recuperación de una valla en la explotación de Veiga de Luaces y está pendiente de continuarse con esta labor.

No se contemplan actuaciones de esta índole en La Cabreta puesto que se asienta en una zona donde la concentración parcelaria eliminó buena parte de estos cierres. Estos espacios son un hábitat específico para refugios con zonas frescas para salamandras y reptiles.

La restauración de estos muros ofrece refugios para anfibios y reptiles o especies vulnerables como el caracol de Quimper

Además, se localizó en esta zona el caracol de Quimper -propio de la Bretaña francesa, de la costa atlántica y de Galicia- que en la actualidad se encuentra en una situación de vulnerabilidad. Así, la recuperación de estos espacios le ofrece un hábitat adecuado que contribuye a preservarlo.

  • Podas para favorecer la diversidad vegetal

Se procedió ya a una poda selectiva para favorecer la diversidad de la cubierta vegetal. Estas podas permiten que, tanto en las praderas de siega como en las dedicadas a pasto, afloren plantas e hierbas más diversas debido la existencia tanto de zonas de sol como de sombra. Este acuerdo incide también en la necesidad de evitar un sobrepastoreo que agote la tierra.

«Los prados de siega típicos de hace 30 o 40 años eran muy variados con especies como la árnica o las orquídeas, que están desapareciendo. Los prados están cada vez más intensificados, encaminados a producciones homogéneas como Ray Grass y con poca diversidad de especies», detalla Cabana.

En estas zonas la mera existencia de este tipo de praderas es también positivo al ser una alternativa al avance de plantaciones homogéneas, sobre todo de eucalipto, así como al abandono del campo, que merma también la diversidad de especies.

  • Refugios para las aves y los murciélagos

Tanto las podas controladas de árboles como la colocación de refugios y cajas nidos favorecen la presencia de aves y murciélagos, cuya existencia en una zona muchas veces está limitada por la falta de árboles que se les ajusten para estas labores.

Una propuesta para distintas explotaciones

Estas dos explotaciones que suscriben ahora el acuerdo de custodia del territorio son muy diferentes, con modelos bien distintos de trabajar, aunque las dos comparten intereses por una producción sostenible.

La Cabreta se asienta en una zona homogeneizada tras un proceso de transformación parcelaria y con apenas estructuras tradicionales que es preciso construir. Entretanto, en Veiga de Luaces las directrices del acuerdo están más enfocadas a la recuperación de técnicas y espacios tradicionales que favorecen la diversidad y que aún se conservan.

Tanto para los promotores del acuerdo como para los propios ganaderos este modelo de custodia del territorio puede ser aplicable a otras explotaciones que tengan esa voluntad ecológica, independientemente del modelo en el que estén asentadas.

«Hay muchas explotaciones sensibles que ya están demostrando con su manera de trabajar que podrían participar en la custodia del territorio»

«Estas son las primeras pero ya estuvimos colaborando en tareas de diversificación de las praderas en otra explotación en Rábade. Hay muchas explotaciones sensibles, que ya están demostrando con su manera de trabajar, ofreciendo productos de calidad, con el compromiso de no intensificar su producción, con el manejo que están haciendo… que podrían participar en esta custodia del territorio. En estos casos podríamos ofrecerle pautas para mejorar en aspectos que muchas veces desconocen, pero son explotaciones que ya mostraron una gran sensibilidad con el territorio», expone Martiño Cabana.

Pequeños gestos que suman

Aunque este proyecto contó con financiación por parte de la Fundación Biodiversidad, «el objetivo es proponer técnicas y mejoras para favorecer la biodiversidad que puedan ser asumibles por los propios ganaderos, por eso nos centramos en medidas sencillas y que tampoco supongan una gran inversión», concreta Cabana. Si bien, estas actuaciones podrían optar a subvenciones se se llevan a cabo, por ejemplo, en terrenos de la Red Natura, puntualiza el técnico.

Por el de ahora descartan apostar por un serlo que identifique estas producciones respetuosas con el medio y apuestan por trasladar su compromiso de una manera directa a sus clientes, puesto que lo consideran una forma más eficaz de garantizar que llegue el consumidor.

Sobre la mesa también está la posibilidad de ampliar esta custodia del territorio a la explotación forestal del monte, una propuesta que consideran «muy interesante» pero que por el de ahora no ven viable. «En cuyo caso no está fallando el productor, sino el mercado y deberían ser las administraciones las que hagan frente a la que es la peor degradación del territorio de los últimos años tanto de Galicia como del norte de España y buena parte de Portugal: el eucalipto, un auténtico desierto verde», sentencia Cabana.

 

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