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Cadena de custodia, madera certificada del monte al consumidor

La certificación de la cadena de custodia garantiza la trazabilidad de los pies que se extraen del monte durante todo el proceso de transformación y comercialización. Hablamos con el Grupo Alvariza, uno de los que trabaja en Galicia en el ámbito de la certificación forestal

Cadena de custodia, madera certificada del monte al consumidor

La certificación de la cadena de custodia garantiza la trazabilidad

La certificación forestal está creciendo de forma progresiva en Galicia por la exigencia de los mercados internacionales. El consumidor quiere garantías de que la madera o papel que utiliza procede de una gestión sostenible del monte, cuestión que se garantiza a través de los sellos de certificación forestal FSC o PEFC, visibles en el producto final. Hablamos con el Grupo Alvariza, uno de los que opera en Galicia en el ámbito de la certificación forestal, para conocer más del proceso de certificación de la cadena de custodia.

La cadena de custodia garantiza la trazabilidad de la madera certificada que se extrae del monte, de forma que haya un seguimiento de la misma desde el cargadero a pie de monte hasta el consumidor final. Todos los operadores que intervienen en el proceso, desde el rematante que corta la madera en el monte hasta el aserradero y la industria que transforma la madera, tienen que estar certificados en la cadena de custodia.

«Básicamente, la cadena de custodia obliga a llevar un registro de todas las entradas y salidas de madera, con indicación de la que está certificada, siempre con la justificación de los correspondientes documentos de origen», explica Raquel González, de Asefor, la firma que gestiona el Grupo de Certificación Alvariza.

Trazabilidad
Tanto FSC como PEFC ofrecen diferentes sistemas para garantizar la trazabilidad en la cadena de custodia, de cara a que cada empresa elija el que mejor se adapta a su actividad. De este modo, por ejemplo un aserradero no tendrá que separar físicamente el material certificado del que no lo está, pudiendo utilizar un sistema de créditos para la venta de material certificado. Cuanta mayor sea la cantidad de madera certificada introducida en la cadena, mayores serán los créditos de los que dispondrá la línea de producción.

El sistema es «sencillo», valora el Grupo de Certificación. «Nuestra filosofía es que la cadena de custodia no le suponga una carga a las empresas. Tratamos de solucionarles el trabajo y que no les suponga un esfuerzo añadido a mayores, o el menos posible» -subraya Raquel González.- «El asesoramiento es continuo, bien en persona o telefónicamente, y nos encargamos de todas las tramitaciones y auditorías internas, cuando tocan. También acompañamos a la empresa en las auditorías externas que hacen tanto FSC como PEFC», detallan.

En caso de rematantes o pequeños autónomos que no estén acostumbrados a llevar un registro digital de las entradas y salidas de madera -cuestión exigida en la cadena de custodia FSC-, el Grupo Alvariza incluso se ocupa de la gestión del registro digital.

Certificación doble
La certificación se suele hacer siempre doble, tanto en el sello FSC como PEFC, a fin de que la empresa pueda satisfacer la demanda de cualquier cliente. «El sistema de certificación funciona a la inversa. El cliente final es el que hace presión sobre toda la cadena, hasta llegar al propietario forestal, en demanda de madera certificada. En un principio, la certificación comenzó con el eucalipto, pues los sellos FSC y PEFC son hoy en día imprescindibles en la venta internacional de pasta de papel, pero en la actualidad la demanda de la certificación se está extendiendo al pino. Las industrias y los aserraderos tienen clientes que ya les demandan, por ejemplo, tableros o palés de madera certificada», apunta Raquel González.

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