«Producir sólo madera en un monte vecinal lleva a que las comunidades vivan de espaldas al monte»

Diego Sánchez es uno de los autores de la guía “Casas con humo, montes sin fuego”, en la que se aborda la historia y el funcionamiento de los montes vecinales mancomunados en Galicia. Conversamos con él sobre las posibilidades y los retos de este tipo de organización del territorio

«Producir sólo madera en un monte vecinal lleva a que las comunidades vivan de espaldas al monte»

El ingeniero técnico forestal Diego Sánchez es uno de los autores del estudio.

El ingeniero técnico forestal Diego Sánchez acaba de publicar junto con Lara Barros, historiadora especializada en la investigación de montes vecinales, el estudio Territorios en Común. Casas con humo, montes sin fuego. Publicado por la asociación Frouma y financiada por la Deputación de A Coruña, esta guía hace un recorrido histórico sobre la evolución de las comunidades de montes vecinales y perfila las posibilidades y los retos que se le presentan.

¿Qué dificultades aprecias en la actualidad para los montes vecinales?
Su continuidad está amenazada en el sentido en que no se garantiza que esos montes sean gestionados por las comunidades de vecinos. Nosotros quisimos tratar en la publicación las comunidades de montes vecinales en mancomún porque no entendemos que pueda haber montes vecinales sin comunidad que los gestione. Siempre tiene que haber una comunidad detrás, ya que es la razón de ser de este tipo de montes y creemos que el futuro implica una buena gobernanza en común.

«Los montes vecinales en mancomún suponen en Galicia más de 600.000 hectáreas»

En esta publicación reivindicáis que los montes comunales son una herramienta muy importante en la gestión del territorio, ¿qué los convierte en idóneos?
Hay dos factores imprescindibles y que nosotros quisimos poner de relevancia en esta publicación. Por una parte, está la manera de gobernanza de estos montes, que no son de particulares sino la gestión es conjunta por la comunidad, que se supone va a buscar un bien común para los vecinos.

Por otro lado, son importantes por la superficie en conjunto que gestionan, ya no sólo en el territorio gallego, donde suponen más de 600.000 hectáreas -la cuarta parte de nuestro territorio-, sino que cada uno de estos montes tiene una superficie considerable para poder hacer muchos tipos de uso en el.

¿Es consciente la sociedad de la importancia del monte vecinal?
En general, aún hay mucho que trabajar para que se valore este tipo de sociedad y gestión. Pero, sí es cierto que las comunidades de montes activas y que sacan un fruto o rendimiento son conscientes de su valor.

En el estudio os centráis en la provincia de A Coruña, ¿a qué se debe que en esta provincia haya menos montes vecinales que en otras?
Sí es cierto que el número de montes vecinales en la provincia de A Coruña es menor que en el resto de Galicia y consideramos que puede estar relacionado con que la población de A Coruña es más urbana que en otras provincias. Además, en toda la franja atlántica no se dio esa fase de recuperación de los montes vecinales que habían sido usurpados en las desamortizaciones. Hay mucho monte que se dividió para los propietarios, esto se produjo ya en un inicio, como respuesta para que los montes no fueran usurpados, pero es verdad que aún hay muchos en manos de los ayuntamientos o que se dividieron a posteriori.

¿Quedan muchos montes por reclamar por parte de comunidades de vecinos en el resto de Galicia?
Aún quedan montes en esta situación en toda Galicia, pero especialmente en A Coruña este proceso de recuperación quedó muy incompleto. Aún hay muchos montes en Galicia por recuperar para que vuelvan a ser comunales y es preciso reactivar esta forma de gestión tan particular que tenemos. También hay mucho monte que está clasificado pero no hay una comunidad detrás que los esté gestionando o ni siquiera está constituida. Con esta guía, nosotros pretendíamos volver a atraer la mirada hacia los montes vecinales y, sobre todo, poner de manifiesto la importancia que tienen estos montes tanto para los núcleos rurales, con la prevención de incendios, como para la sociedad en general por el valor del paisaje, la diversidad y su aprovechamiento.

Uno de los retos que se le presentan a las comunidades de montes es la falta de relevo generacional, ¿cómo afrontarlo?
Es uno de los grandes problemas del rural y especialmente de estos montes vecinales, ya que su razón de ser está ligada a una gestión hecha por una comunidad. Si no existe una población en el rural y relevo generacional, no existe esa comunidad que pueda gestionarlo y el monte quedaría abandonado. En ese momento, el monte pasaría a manos de la Administración y podría ponerlo en manos de cualquier empresa para que lo gestione particularmente, y puede hacerlo por períodos de hasta 50 años, con lo que, si vuelve a haber población en ese lugar, sería difícil recuperarlo.

El relevo generacional viene dado por una política de fijación de población en el rural que implica apoyar y aumentar los servicios y apoyar la actividad agraria, ganadera y forestal, que precisan de un impulso importante y no de todas las trabas que se le están poniendo.

«Los montes vecinales son idóneos para que vuelva a haber un mosaico que intercala producción maderera con usos ganaderos y agrícolas»

El aprovechamiento forestal sigue siendo una de las opciones más socorridas por las comunidades de montes, ¿qué otras posibilidades les ves a estos montes?
La explotación maderera no tiene porque ser negativa, pero precisa de una ordenación. No podemos continuar con las grandes superficies de monocultivo y de especies de crecimiento rápido. Este tipo de gestión lleva a que se vaya al monte el día que se planta y no se vuelva hasta que parece que valen para cortar, ya que en los años intermedios hay muy poca actividad de silvicultura. Son rendimientos de largo plazo que hacen que el monte esté de espaldas a la sociedad.

Hay que recordar que todos estos montes vecinales tuvieron un aprovechamiento agrícola y especialmente ganadero, ya que la masa arbolada en los montes vecinales no era el paisaje de antaño. Creemos que los montes vecinales son idóneos para que vuelva a haber ese mosaico que intercala producción maderera con usos ganaderos, producciones de frutos y agrícolas. Esto lo que va a generar es que el monte esté de nuevo más integrado y vuelva a estar de cara a la sociedad, y que proporcione unos rendimientos intermedios con los que se constate que el monte puede ser una fuente de ingresos y de conservación del rural.

Presentacion--Diego-Sanchez-Lara-Barros-

Los autores del estudio durante la presentación.

¿Cuál es la clave para que los montes sean rentables?
En los montes que ya tienen una producción maderera instalada, se puede reestructurar, evitando las grandes superficies de monocultivos y diversificando, con la ayuda de la Administración y del tejido industrial, hacia otras producciones de madera que no sólo sean para triturar o para pasta de papel. Precisamos apostar por maderas de valor añadido y recuperar la producción de frondosas. En Francia, se está produciendo madera a turnos de 100 años, pero llevan mucho tiempo haciéndolo y tienen talas regulares, aquí en un monte particular y pequeño es muy difícil hacerlo, pero en un monte vecinal podría recuperarse. Tenemos muchas especies autóctonas que no estamos aprovechando, como es el caso del roble o el abedul, y que en otros países se están utilizando.

«Tenemos muchas especies autóctonas que no estamos aprovechando, como es el caso del roble o el abedul, y que en otros países se están utilizando»

A mayores, también se puede recuperar mucha superficie que es apta para pastos y que puede propiciar un aprovechamiento ganadero. Hay mucho soto de castaños para recuperar, no es solo plantar, ya que hay muchos que podrían estar produciendo en poco tiempo. También está la producción apícola que se puede generar en estos montes.

Todo este conglomerado nos hará diversificar las producciones del monte y reducir el número de fuegos forestales, ya que la mayor prevención es que el monte esté activo, generando rentas y que sea productivo. Todo esto permite una nueva puesta en valor del monte y que proporcione rendimientos para estas comunidades vecinales.

Los montes vecinales encaran un proceso de extinción de los convenios de gestión que mantienen con la Xunta, ¿qué papel crees que debe tener la Administración en estos montes?
La gestión de estos montes debe estar en manos de los vecinos y vecinas comuneros, pero puede darse algún tipo de convenio o contrato con la Administración cuando estos montes están descapitalizados o se acaban de recuperar por los vecinos y estos no tienen medios para ponerlos a producir. Lo que no vemos bien no es que los nuevos contratos pongan parte de la gestión en manos de la Administración sino que esta puede ser realizada por empresas. Reivindicamos que esta gestión debe ser asumida por la propia Administración.

¿Qué perspectivas de futuro tienen estos montes vecinales en mancomún?
Nosotros creemos que tienen un futuro muy viable con una producción maderera reorganizada y rentable, y combinada con una producción ganadera que puede servir para el incremento de la base territorial de las explotaciones, y que además contribuirá en la prevención de los incendios. El gran problema es que tiene que haber un apoyo decidido por parte de la Administración para la recuperación de estos montes vecinales y un relevo generacional.

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