“A Limia es una comarca ideal para vacuno de leche”

Visitamos una de las pocas explotaciones de vacuno de leche que quedan en la provincia de Ourense: SAT Jasma, en Xunqueira de Ambía. Sus socios destacan el alto potencial de la comarca de A Limia para este tipo de ganadería, con rendimientos de maíz que llegan a las 65 toneladas por hectárea.

“A Limia es una comarca ideal para vacuno de leche”

De izquierda a derecha: Ángel, Dina, Mercedes y Augusto

La ganadería Jasma, situada en la aldea de Casasoa, en Xunqueira de Ambía, es una de las pocas de vacuno de leche que quedan en la provincia de Ourense, la mayor parte concentradas en las comarcas de A Limia y de Maceda. El declive de este sector se produce a pesar de contar con condiciones que, en el caso de A Limia, son óptimas para la producción de forrajes.

Así lo reconoce Augusto Cid Cabido, fundador de SAT Jasma, junto a su hermano Ángel y las parejas de ambos, Mercedes y Dina, en el año 1989. Reconoce que su decisión de apostar por el vacuno de leche fue a contracorriente en una comarca orientada casi en exclusiva a la producción de patata. “Por entonces cultivaba patatas y tenía 6 vacas -explica- y un día un comerciante de maquinaria agrícola de Lugo me recomendó dedicarme a leche y no a las patatas, porque me dijo si quieres darles una carrera a los hijos con la leche, aunque es más sujeto, tienes un sueldo todos los meses y la patata es más aventurera”.

Y hoy, a sus 63 años, reconoce que “nos fue bastante bien”, logrando tener una ganadería de unas 150 cabezas, de las que 75 están en ordeño y el resto son vacas secas y novillas.

La clave de su competitividad a lo largo de estos años está, según Augusto, “en un buen manejo, vigilando mucho la detección de celos y los partos; en cuidar la la calidad de los forrajes, y en tener una buena base territorial”. Así, en Jasma trabajan unas 85 hectáreas, de la que la mitad son en alquiler. Cultivan unas 25 hectáreas de maíz forrajero, 30 hectáreas de praderas y unas 25 de cereal (10 de trigo de invierno y unas 15 de trigo de primavera). “El trigo lo vendemos y la paja la aprovechamos para utilizar como cama para las novillas y las vacas secas, evitando así tener que comprarla y mejorando el bienestar de los animales”, explica Augusto.

Consiguen rendimientos del maíz forrajero de hasta 65 toneladas por hectárea

La tierra no es un factor limitante para la ampliación de las explotaciones en esta comarca: “A Limia es excelente para la ganadería y en nuestro caso no trabajamos más superficie porque no queremos, porque tierra hay bastante y en buenas condiciones económicas de alquiler”, destaca este ganadero.

Así, mientras el promedio de rendimiento del maíz forrajero en Galicia se sitúa en alrededor de 40 toneladas de materia húmeda por hectárea, en Jasma ronda las 65 toneladas, una cifra extrapolable al resto de A Limia. La clave: el regadío. “El riego la hacemos con dos cañones y en un año normal aplicamos unos cinco riegos puntuales, sobre todo desde finales de junio hasta el mes de agosto”, explica Augusto. La otra ventaja es la importante oferta de abono de origen animal en esta comarca que hace prescindible el uso de abonos químicos. “En el caso del maíz el abono es purín de las vacas, estiércol de las novillas y abono de una granja de pavos, con lo que prácticamente no empleamos fertilizantes químicos”, aseguran desde Jasma.

“Aplicamos unos 5 riegos al maíz mediante cañón”

Trabajan con maíz forrajero de ciclo 260 -unos 125 días de cultivo-, y debido a las diferentes condiciones climáticas del sur de Ourense, el cultivo se adelanta casi dos semanas respeto a A Coruña o a Lugo. Así, suelen realizar la siembra entre el 8 y el 15 de mayo y el ensilado a mediados del mes de septiembre.

“El precio de la leche debería estar en un mínimo de 35 céntimos el litro para el ganadero”

La genética es otro de los aspectos que cuidan en Jasma para mejorar su competitividad. Hacen la selección y la recría en la propia explotación y en este momento están en un promedio de producción de 36 litros por vacas y día, con unas calidades de 3,5 de proteína y 3,7 de grasa.

Su producción, algo más de 900.000 litros al año, se la venden a Leche Celta con la que firmaron un contrato a un año por 0,27 euros el litro, más calidades e IVA. “En nuestro caso somos una explotación familiar, no debemos nada ya que tenemos todo amortizado y podemos aguantar mejor la situación, pero el precio es muy bajo; por lo menos debería estar en un mínimo de 35 céntimos”, asegura Augusto.

En cuanto al futuro, este ganadero por elección reconoce que “de momento no tenemos relevo, pues los hijos cogieron otro camino”. La recomendación que le había hecho el comercial de maquinaria a Augusto hace 27 años se cumplió, ya que la leche permitió vivir con dignidad de su trabajo a los dos matrimonios y también darles estudios universitarios a los tres hijos, que hoy tienen su vida laboral en Vigo y en Madrid.

“Seguiremos trabajando hasta que nuestras mujeres se jubilen, pero reconozco que nos gustaría que la explotación tuviese continuidad porque hay muchos millones, ilusiones y trabajo invertidos en ella”, concluye Augusto.

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