5 jóvenes que se incorporaron al campo con éxito y sin complejos

Cinco jóvenes explicaron este viernes en Santiago como fue su experiencia de incorporación a la actividad agroganadera durante la jornada “Incorpórate!”, organizada por la Asociación Gallega de Cooperativas Agroalimentarias (AGACA) y Obra Social La Caixa.

5 jóvenes que se incorporaron al campo con éxito y sin complejos

Trabajar en el campo es una profesión de presente y sobre todo de futuro, en un país y en un planeta cada vez más necesitado de profesionales que produzcan alimentos de calidad para alimentar a la humanidad.

De hecho, la falta de relevo generacional en el campo es una preocupación prioritaria para la Unión Europa y así está previsto que se traslade a la futura PAC. Dos datos reveladores de la magnitud del problema: según un informe del Consejo Europeo de Jóvenes Agricultores, solo el 7% de los agricultores de la UE tienen menos de 35 años, un porcentaje que en el caso de España baja al 5,3%.

La Asociación Gallega de Cooperativas Agrarias (Agaca) y la Fundación La Caixa organizaron este viernes en Santiago de Compostela la segunda edición de la jornada “Incorpórate!”, en la que, precisamente, se demostró que, a pesar de las dificultades, el campo es hoy una tierra de oportunidades para la gente que decida emprender.

Así, lo demostraron los 5 jóvenes que participaron en una mesa redonda para relatar sus experiencias. Todos ellos tienen en común que son integrantes de la Comisión Juventud Cooperativista Emprendedora, órgano creado desde AGACA, y lo más importante: están orgullosos de su trabajo y en la mayoría de los casos fueron animados por sus familias a continuar con la ganadería o con la huerta familiar.

Estas son sus historias:

Manuel Iglesias (SAT O Chope, Silleda): “Desde pequeños nuestros padres contaron con nosotros para tomar decisiones, y eso fue un gran acierto”

Manuel Iglesias es un ganadero de 37 años de Silleda que junto con su hermano y un otro socio llevan una ganadería de vacuno de leche y una granja de porcino.

“Tuve oportunidades de trabajar en la construcción ganando mucho más, pero lo rechacé porque en el campo es donde me siento realizado, me gusta el trabajo con los animales y tener mi propio negocio”, asegura como declaración de principios.

Incide en la importancia de la formación, de mecanizar las actividades y de emplear las nuevas tecnologías para mejorar la calidad de vida. “Recuerdo a mío padres decir que a veces de noche soñaban con apretarle un botón para que se hiciese el ordeño solo y no tener que levantarse para hacer el primer ordeño de la mañana. Hoy tenemos un robot de ordeño y es una realidad”, bromeó.

 “Tuve la suerte de que mi padre me dijera que lo que hacía era rentable”

Además, Manuel Iglesias aconseja visitar otras explotaciones ganaderas que sean punteras para coger ideas. Eso es lo que hace a través de la European Dairy Farmers, una asociación de ganaderos europeos, que organiza visitas e intercambia datos entre los socios y que, según él, “nos permitió ser más selectivos y menos influenciables a la presión comercial que tenemos los ganaderos”.

¿Y cuál fue la clave para que él y su hermano siguieran con la ganadería familiar? ?Tuve la suerte de que mi padre desde pequeños nos dijo que lo que él hacía era rentable. Desde pequeños nuestros padres contaron con nuestra opinión para tomar decisiones en la ganadería y eso fue un gran acierto”, subrayó.

Carlos Lede, productor avícola, de huerta y de viña (Vilanova de Arousa): “Estar en una cooperativa fue un gran acierto”

Carlos Lede tiene 36 años y hace 9, debido a la crisis, se incorporó a la explotación agraria familiar en Vilanova de Arousa (Pontevedra). Hoy tiene una producción diversificada que combina producción de huerta tanto al aire libre como bajo invernadero (lechuga y tomate, principalmente); el viñedo y una granja de pollos.

“Apostamos por la diversificación porque en nuestra zona hay mucho minifundio y sería complicado ampliar superficie para poder vivir solo de una de estas actividades”, explica.

En este sentido, incide en la importancia de avanzar en los procesos de concentración parcelaria y en la mejora de la mecanización. Como aspectos que más valora de su trabajo, Carlos destaca “la tranquilidad de trabajar con menos presión, aprender cosas nuevas cada día y la ventaja de estar en una cooperativa, que nos facilita mucho el trabajo, ya que se ocupa de la comercialización y nos facilita asesoramiento”.

Darío Lema, ganadero en Mazaricos: “Mis padres al principio tomaron mal que quisiera seguir con la ganadería familiar”

Darío Lema es un joven ganadero, de 20 años de edad que, después de criarse en la ciudad de A Coruña decidió volver al rural para continuar con la ganadería familiar en Mazaricos. “Sí que es posible que un chorbo de A Coruña como yo acabe ordeñando vacas. Es algo que me gusta y de lo que valoro especialmente la tranquilidad”, asegura convencido.

El principal obstáculo para que este joven tomara el relevo en una ganadería moderna con 240 vacas de leche fue precisamente su propia familia. “Mis padres no querían que me metiera en la ganadería, rematadamente no, y mis abuelos no tanto. Pero yo me empeñé y ahora empiezan a aceptarlo”, explica.

“Sí que es posible que un chorbo de A Coruña como yo acabe ordeñando vacas”

Al pertenecer a un medio urbano, Darío tiene la ventaja de tener también el punto de vista más urbanita sobre el campo, “y mi percepción es que hay una idea muy desfasada y sesgada en las ciudades de lo que es el campo gallego”. “Aquí hay más tranquilidad y si te organizas bien puedes tener tiempo libre y calidad de vida”, valora.

¿Lo que más hecha en falta? “El cine y un programa de inserción social en el campo para darle una oportunidad de trabajar a gente en riesgo de exclusión social. Pienso que sería algo muy positivo”, valora.

Fernando Fernández, apicultor de Lalín: “Nos falta saber vender y estar orgullosos de lo que producimos”

Fernando Fernández es un apicultor de Lalín con unas 300 colmenas en la comarca del Deza, y acaba de plantar también 2 hectáreas de castaños. Empezó prácticamente de cero, pues sus padres solo tenían unas pocas colmenas para autoconsumo. Su objetivo es vender directamente su miel con una marca de calidad. “Me parece muy importante que haya una mayor compenetración entre los productores y el consumidor final y también comercializar bajo una denominación de calidad”, explica.

En este sentido, se muestra convencido de que “en Galicia tenemos productos buenísimos, pero nos falta saber venderlos y estar muy orgullosos de lo que producimos”.

¿Y cuál es el principal problema al que se enfrenta? “La Vespa Velutina, que diezma las colmenas y por parte de la Administración no se nos ofrece una solución”.

Avelino Souto, ganadero de Lalín: “Precisamos un cambio de mentalidad y estar orgullosos de nuestro trabajo”

Avelino Souto es un joven de 19 años de Lalín que compatibiliza los estudios en la Efa Fonteboa con el trabajo durante los fines de semana en la ganadería de vacuno de leche familiar.

Afirma convencido de que uno de los principales obstáculos a la incorporación de gente joven al campo es la presión social negativa. “Precisamos un cambio de mentalidad, que tiene que partir del sector, para que transmitamos esa nueva imagen a la sociedad”, asegura.

 “Tenemos que transmitir una nueva imagen del sector”

En este sentido, explicó que “hace poco estuve en una estancia en ganaderías de Canadá y allí es un orgullo decir que eres ganadero o hijo de ganadero, porque hay una conciencia y una valoración social de lo que representan para el país”.

“Aquí, por el contrario casi es una vergüenza, y es algo que los propios profesionales del sector transmiten en muchos casos a sus hijos para que no tomen el relevo en la ganadería familiar”, advierte.

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