Sistemas de protección de los viñedos frente a la helada

Las heladas son uno de los factores limitantes para el cultivo de la vid en Galicia, tal y como se puso de manifiesto en abril del 2017. Xosé Carballido Presas, ingeniero técnico en Explotaciones Agropecuarias y Máster en Viticultura y Enología explicó en una jornada de la EVEGA las medidas para prevenir o paliar sus daños

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Sistemas de protección de los viñedos frente a la helada

Viñedo dañado por la helada

Las heladas son uno de los factores más limitantes para el cultivo de la vid en Galicia, tal y como se puso de manifiesto en abril del 2017, cuando un masa de aire muy frío arrasó buena parte de los viñedos del interior de Galicia.

Para mejorar la formación de los viticultores frente a esta adversidad climatológica, la Estación de Viticultura y Enología de Galicia (EVEGA), organizó unas jornadas técnicas bajo el título “Obtener el mejor rendimiento y proteger el cultivo de la vid de las heladas”. Uno de los ponentes fue Xosé Carballido Presas, ingeniero técnico en Explotaciones Agropecuarias, Hortofruticultura y Jardinería y Máster en Viticultura y Enología, que explicó claves para prevenir o paliar los daños de las heladas.

Mapa del riesgo de heladas en Galicia:

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“Es decir, como punto de partida el viñedo debe procurar implantarse en zonas con bajo riesgo de heladas”, subraya Xosé Carballido, quien también aconseja que “independientemente de los sistemas de prevención que implantemos, deberíamos evaluar también la posibilidad de contratación de seguros agrarios para este tipo de eventualidades, tanto helada como el granizo”.

Tipos de heladas y como repercuten en los viñedos:

Entendemos por helada aquellas temperaturas que por estar próximas al punto de congelación, pueden producir daños a las plantas, normalmente cuando son inferiores a 0 grados.

Podemos clasificar las heladas en:

Débiles: De 0ºC y -3ºC
Moderadas De -3ºC a -8ºC
Fuertes: Menos de -8ºC

“Ya por debajo de 10ºC las plantas ralentizan sus funciones vitales y consecuentemente el crecimiento y multiplicación celular. Entre 6º C y 3ºC se produce normalmente un parálisis de los procesos vegetativos de la planta, pero no hay daños desde un punto de vista agronómico. Sin embargo, por debajo de +3ºC de temperatura ambiente ya pueden existir daños, pues la temperatura en la superficie foliar puede ser menor”, advierte.

Según la época del año, las heladas pueden clasificarse en heladas de otoño, de invierno y primavera. Xosé Carballido explica que “las dos primeras, y sobre todo las de invierno no ocasionan problemas en el viñedo, por estar en reposo vegetativo. Incluso presentan un efecto mecánico positivo en la mejora de la estructura del suelo”.

Sin embargo, las heladas de primavera o “heladas tardías” son las más preocupantes para el viñedo, fundamentalmente cuando se producen con la primavera ya bien entrada, pues encuentran el cultivo en plena fase de desarrollo vegetativo, en brotación o incluso en floración, tal y como sucedió en la madrugada del 26 al 27 de abril de 2017.

 

Del Marquete al Miguelete: Los 4 obstáculos que tiene que pasar el viñedo en O Ribeiro para salvarse de las heladas

En algunas zonas, como en el caso de la comarca de O Ribeiro, los últimos días de abril y primeros de mayo que tiene que pasar el viñedo para salvarse de las heladas tardías son conocidos tradicionalmente como los “portelos”.

Marquete : 25 DE ABRIL (SAN MARCOS)
Pedrete : 29 DE ABRIL (SAN PEDRO MÁRTIR)
Crucete : 3 DE MAYO (SANTA CRUZ)
Miguelete : 8 DE MAYO (SAN MIGUEL)

Las heladas negras y las heladas blancas

Por la manera de producirse, son preocupantes para el viñedo las heladas de advección y heladas de radiación. Las heladas de advección se producen por la llegada de corrientes de aire frío próximas al punto de congelación. En este caso, no se produce inversión térmica, sino que la temperatura ambiente enfría por la llegada de estas corrientes.

“Este tipo de heladas pueden producirse en cualquier momento, tanto de día como de noche, resultando poco eficaces medidas preventivas. Ciertamente, son episodios esporádicos de aparición poco frecuente y que afectan a zonas muy localizadas”, en opinión de Carballido. Incluso puede afectar a una viña quedando intacta la de al lado. Son heladas “negras”, ya que no aparece la característica escarcha.

Las que sí son preocupantes, por recurrentes, son las heladas de radiación, que pueden ser un factor limitante para el cultivo del viñedo. En ausencia de nubes que limiten la radiación hacia las capas altas, el calor escapa a niveles superiores, y se produce un enfriamiento de las capas de aire más próximas al terreno, produciéndose una estratificación de las temperaturas en distintas capas.

Por lo tanto, el mayor riesgo de heladas de radiación son las noches despejadas, en calma (con ausencia de viento) y escasa humedad ambiente. Se produce frecuentemente un desplazamiento de las capas más frías que sedimentan en los horizontes inferiores, de forma que el horizonte inmediatamente superior presenta mayor temperatura que el inferior (el conocido proceso de inversión térmica). Las plantas aparecen cubiertas de la típica “helada”, por eso que se denominan “heladas blancas”.

Daños que provocan las heladas en el viñedo

En el caso de las heladas primaverales los daños que provocan las heladas son la congelación de las partes hidratadas de los tejidos (áreas citoplasmáticas) -brotes-, lo que produce un aumento de volumen que puede llegar a romper la membrana de las células vegetales de los brotes, con la consiguiente muerte o necrosis.

Además, en el caso de descongelación rápida (noches despejadas con amanecer soleados) el hielo intracelular formado puede dar lugar a aristas cortantes que producen desgarro de la membrana citoplasmática y celulósica y, consecuentemente, mayor riesgo de necrosis.

“A parte de los daños producidos por la propia destrucción mecánica de los tejidos, las roturas epiteliales son foco de contaminación de patógenos y favorece la aparición de enfermedades o plagas”, advierte Xosé Carballido.

Métodos de prevención pasiva:

-La utilización de suelos con cubierta vegetal durante la primavera aumenta el riesgo de heladas, ya que aumenta la radiación nocturna. La propia cubierta vegetal disminuye la absorción de la radiación solar diurna, y por lo tanto, la acumulación de calor también es menor.

Los terrenos labrados aumentan la superficie de radiación térmica e incrementan el riesgo de heladas. “Conviene por lo tanto un terreno limpio de vegetación pero sin labrar”, subraya.

-Los acolchados con material inerte (corteza, paja, hierba seca o semejante) también pueden contribuir a evitar a la disipación del calor acumulado.

-También los terrenos húmedos tienen menor radiación calorífica nocturna.

-Puede ser interesante retrasar el reinicio del período vegetativo y de la floración, con podas tardías, que eviten la vegetación temprana en zonas de alto riesgo.

-El empleo de variedades de vid menos precoces puede también contribuir al retraso en la brotación en los períodos de alto riesgo.

-Orograficamente, las zonas cóncavas y de valle son las más proclives a la sedimentación de las capas frías. Por el contrario, las zonas convexas permiten la dispersión de estos horizontes de menos temperatura.

Las laderas son lugares normalmente libres de heladas de radiación, porque facilitan el deslizamiento de las masas de aire frío valles los valles y hondanadas.

En zonas de ladera, la existencia de obstáculos (edificaciones, setos o cortavientos de alta densidad, aumenta el riesgo de helada en el lado de arriba de la pendiente. Las laderas y valles de orientación sur reciben más insolación y consecuentemente más acumulación de energía, por lo que tienen más capacidad de radiación sin alcanzar temperaturas de helada.

“En definitiva, no cabe duda que el mejor método preventivo es la elección del lugar de plantación, evitando las plantaciones en zonas con alto riesgo de heladas”, subraya Xosé Carballido.

Métodos de prevención activa:

Existen distintos métodos de protección activa de eficacia dispar, “en cualquier caso cuestionable, pues debemos tener presente que el viñedo es un cultivo que ocupa grandes espacios abiertos, por lo que determinadas técnicas tienen elevados coste y compleja implantación y hay que tener presente el balance entre riesgos asumibles y resultado económico final”.

1) Calefactación

Consiste en elevar ligeramente la temperatura hasta superar el punto critico de congelación mediante la quema de combustibles fósiles, pudiendo emplear gasóleo, propano o incluso estufas de leña o quemadores de biomasa.xeada_velas

“En todo caso, -matiza- la correcta ubicación de los elementos calefactores es fundamental, y en grandes espacios abiertos resulta una técnica de elevado coste y compleja implantación, y medioambientalmente cuestionable”.

2) Niebla artificial

Existen equipos capaces de crear nieblas artificiales, con lo que se consigue un ligero aumento de temperatura (de entre 1ºc y 2ºc) que pueden ser suficientes en el caso de heladas no muy intensas.

También se emplean elementos productores de humo para que las partículas en suspensión ralenticen la radiación a capas superiores

3) Riego por aspersión

El aporte de agua en forma de aspersión o microaspersión en el momento de bajadas importantes de temperatura minimiza el riesgo de helada, por la absorción del frío por parte de las partículas de agua y la consiguiente liberación del calor latente de congelación.

En todo caso, Xosé Carballido recuerda que “sigue siendo necesaria la disponibilidad de agua en cantidad y oportunidad, así como equipos de almacenamiento y riego, y necesidad de energía para bombeos y dispersión”.

“También es cuestionable la creación de ambientes excesivamente húmedos en viñedos, singularmente sensibles a enfermedades criptogámicas”, añade.

4) Corrientes forzadas de aire

Torres de ventilación contra as xeadas.

Torres de ventilación contra as xeadas.

Se trata de provocar la mezcla de los horizontes inferior y superior en las situaciones de inversión térmica, mediante la creación de corrientes de aire, homogeneizando las temperaturas.

Se utilizan torres ventiladoras para impulsión o succión que provocan estas corrientes de aire que pueden conseguir una mezcla suficiente para evitar la temperatura de congelación. “Pueden resultar eficaces en zonas llanas, con una correcta distribución”, reconoce Xosé Carballido.

Además del costo de la propia infraestructura es necesario la disponibilidad de energía o equipación de generación autónoma.

5) Aislamiento térmico

Se trata de evitar la radiación hacia el exterior de la radiación infrarroja de onda larga mediante la utilización de materiales aislantes (polietilenos, mantas térmicas …) Sin embargo, reconoce que “este procedimiento, de uso frecuente en horticultura, resulta impensable para explotaciones vitícolas o frutícolas”.

6) Riego por inundación

Los suelos con alto grado de humedad mantienen un menor enfriamiento de la atmósfera circundante por radiación. Sin embargo, teniendo presente que el viñedo es un cultivo de secano, este tipo de prácticas agronómicas son prácticamente inviables, pues necesitan volúmenes de agua no disponibles normalmente.

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