Métodos de protección de las viñas ante la helada

Las heladas que hace dos semanas que arrasaron buena parte de los viñedos gallegos ponen en evidencia la necesidad de sistemas de alerta meteorológica para los agricultores y de métodos de protección del viñedo. Repasamos los sistemas que se vienen aplicando en Francia en los últimos años.

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Métodos de protección de las viñas ante la helada

Sistema de protección del viñedo contra la helada mediante velas.

Las heladas tardías que hace dos semanas arrasaron gran parte del viñedo gallego ponen en evidencia un año más la necesidad de sistemas eficaces de alerta meteorológica que permitan a los viticultores disponer de tiempo para utilizar algún método de protección del viñedo.

En Francia y Suíza llevan años de adelanto en la implantación de estos sistemas, siendo los más utilizados el riego por aspersión y las “bougies” o candiles. En Galicia las pocas bodegas que tienen algún sistema de protección antihelada son grandes ventiladores, que en caso del instalado en O Ribeiro en esta ocasión ni siquiera llegó a ponerse en marcha.

La eficacia de estos sistema se ve limitada por la dureza de la helada, y así se ha puesto de manifiesto en Francia donde los hasta -10 °C han provocado que los daños en los viñedos sean muy cuantiosos, por encima del 50% en zonas como Burdeos. Pero si se han mostrado muy útiles para heladas menos severas, en las que ta temperatura no baje de menos 4 o menos 5 grados, dando margen a subir entre dos y tres grados mediante la utilización de alguno de estos sistemas de protección directa.

Hay que recordar que los brotes de la vid se pueden congelar -quemar, dicen los viticultores- a partir de -2 o -3°C, aunque en condiciones con humedad ambiental inferior al 60% pueden resistir hasta menos 4 e incluso menos 5 grados.

¿Qué métodos de protección contra las heladas utilizan en Francia y en Suíza?

Realizamos a continuación un repaso por los sistemas de protección directa contra las heladas en viñedo que estos días han vuelto a poner de actualidad los medios de comunicación franceses y suízos.

-Los calentadores o “chaufferettes”: son calentadores colocados entre las filas del viñedo que permiten ganar entre 2 y 3 °C. En muchos casos se utilizan bidones en los que se quema leña o las vides de la poda, aunque en los últimos años también se ha utilizado fuel.

Los calentadores de propano son una alternativa menos contaminante, menos costosa y más fácil de automatizar. Son necesarios unos 150 calentadores por hectárea.

-Las velas o “bougies”. En la actualidad muchos viticultores emplean gruesas velas de parafina colocadas en botes de latón. Es, junto con la aspersión, la técnica más utilizada en Francia, con el mismo fin de elevar la temperatura entre 2 y 3 grados.

Los viticultores encienden las velas cuando el termómetro desciende hasta los 0 grados en un día húmedo o los -2,5 grados en un día seco. Se utiliza solamente en los viñedos más expuestos a las heladas debido al coste de esta operación: unos 10 euros por vela y unas 400 velas por hectárea, que arden durante alrededor de 8 horas.

-El riego por aspersión. Consiste en regar las viñas por aspersión para que los brotes de la vid queden atrapados en una burbuja de agua congelada, evitando así el agua de las paredes celulares de los brotes se congele. Es una técnica delicada pues es necesario que para que no se quemen estos brotes que el proceso de descongelación no sea rápido, por lo que los viñedos tienen que seguir siendo regados hasta la temperatura suba por encima de los 0 grados. Otro de los hándicaps de este sistema es su coste, ya que exige un la instalación de un sistema de tubos y aspersores.

-Los ventiladores: con el movimiento de sus aspas, situadas a unos 11 metros de altura, hacen descender el aire caliente para que suba la temperatura de las viñas en noches de helada. Uno de los pocos instalados en Galicia está en la cooperativa de O Ribeiro pero en estas pasadas heladas no se puso en funcionamiento.

-Los helicópteros: en Francia y en Suíza algunos viticultores contratan helicópteros para que, volando a baja altitud -menos de 20 metros- agiten el aire encima de los viñedos, ayudando así a calentar el aire a la altura de las cepas. Una operación de riesgo debido a la escasa visibilidad al alba, y también costosa, pues el precio ronda los 200 euros por hectárea en Francia.

Tal y como señalaban diversos expertos estos días pasados en los medios de comunicación franceses “ninguno de estos sistemas es perfecto, y casi ninguno funciona eficazmente cuando las temperaturas caen por debajo de los 5 grados”.

Al igual que en Galicia, en Francia también se habla de que la mejor protección es contratar seguros agrarios -en el país galo solamente un 15% de los viticultores tienen póliza- ante unos episodios de fuertes heladas u olas de calor que se prevén cada vez más frecuentes con el cambio climático.

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