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La helada que cayó esta pasada noche en comarcas del interior de Galicia provocó importantes daños en los viñedos, truncando una campaña vitícola que se había iniciado muy bien, debido a la práctica ausencia de enfermedades fúngicas y al avanzado desarrollo vegetativo.
Los brotes de las vides fueron quemados por este bajón de temperaturas de hasta menos seis grados, lo que provocará un importante descenso de la cosecha tanto este año como en el próximo. La práctica ausencia de seguros agrarios frente a la helada agrava la situación.
La comarca más afectada fue Verín, donde según José Luis Mateo, viticultor y bodeguero de “Quinta da Muradella” “en la zona del valle hasta el 90% de los viñedos quedaron arrasados y en la zona de montaña alrededor de un 70%”.
“Fue terrible e incluso afectó a viñedos de laderas ventiladas donde normalmente no afecta”, asegura. La situación se agrava porque las brotes ya estaban muy adelantados, con dos o más cuartas de longitud, lo que compromete la capacidad de la vid para renovar, especialmente en las más jóvenes.
“Ahora toca esperar a que esta noche no vuelva a helar y evaluar los daños y recuperar la planta para el próximo año porque este casi se da por perdido. Como cuidados habrá que repodar en algunos casos, aplicar un producto cicatrizante para cerrar las heridas y dar algún estimulante para recuperar las vides, que en este momento es lo más importante”, asegura José Luis Mateo.
Otra comarca vitícola que también se vio muy afectada fue O Ribeiro. Bernardo Estévez, un cosechero de A Arnoia, informa de que “en el Ribeiro hay zonas que están arrasadas, sobre todo en las zonas bajas”. “En la viña más grande que tengo el 50% de las vides están arrasadas y en las que están en ladera hubo menos problema”, reconoce.
“Que cayese una helada a estas alturas entra dentro de lo normal pero el problema es que cogió a las vides con la rama muy alta”, asegura.
En Valdeorras la helada también afectó, aunque menos. Francisco García, presidente del Consejo Regular de la DO. Valdeorras explica que “la helada afectó más a las zonas de valle y menos en las laderas. De momento los técnicos están haciendo una evaluación y a partir de ahí hacer unas recomendaciones”.
En el valle del Bibei, en la DO. Ribeira Sacra también la helada provocó mucha afectación. Fernando Álvarez, viticultor que cultiva unas 12 hectáreas en Manzaneda, reconoce que “en los bancales hay muchísimo daño, yo diría que quemó el 50% de las cepas, y además las cogió con el ciclo muy adelantado”. “Esperemos que esta noche no vuelva a helar porque sería catastrófico”, confiesa.
Importantes daños en la patata de temprano
Patata en Verín quemada por la helada
Otro cultivo que resultó muy dañado fue la patata de temprano. José Casales, un agricultor que siembra unas 8 hectáreas en el valle de Monterrei asegura que “quedaron totalmente quemadas por la helada, y lo mismo sucedió en las patatas que estaban ya germinadas en A Limia”.
De momento la Xunta de Galicia no hizo una valoración de los daños y si se va a establecer alguna línea de ayudas como la que se estableció el pasado año para los viticultores de la Ribeira Sacra afectados por el granizo en el mes de agosto.
Asaja demanda ayudas y que se declaren algunos ayuntamientos zona catastrófica
Ante los daños producidos en los viñedos en todas las Denominaciones de Origen gallegas por la fuerte helada de esta noche, ASAJA le pide a la Consellería de Medio Rural que «estudie la situación por si fuera posible aprobar algún tipo de ayuda para los viticultores afectados». «Incluso, -añade- en los ayuntamientos que sufrieron más los efectos del frío, habría que analizar si sería necesaria una declaración de zona catastrófica».
En los próximos días, la asociación asegura que «estará muy atenta la evolución de los acontecimientos, por si fuera necesaria la petición de algún tipo de ayuda institucional a nivel nacional.
Por otra parte, el vicepresidente de ASAJA, Francisco Bello, manifestó que «los agricultores profesionales que aún no cuenten con ningún seguro agrario, deberían recapacitar muy seriamente sobre la necesidad de contratarlo. Quien vive del campo no puede estar expuesto a los daños que las inclemencias climatológicas pueden ocasionar en sus cosechas».
