“Intento volver a la viticultura que se hacía en O Ribeiro en el año 1800”

Entrevista a Bernardo Estévez Villar, viticultor de vocación de A Arnoia, en O Ribeiro. Apuesta por la recuperación de las variedades autóctonas y por practicar una viticultura tradicional adaptada al medio. Su vino Issué, elaborado de forma ecológica y biodinámica, ya ha recibido varias distinciones. Para el próximo año sacará al mercado dos nuevos vinos: “Cepas Vellas” y “Mai”

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“Intento volver a la viticultura que se hacía en O Ribeiro en el año 1800”

Bernardo Estévez Villar en uno de sus viñedos

Bernardo Estévez Villar es viticultor por elección y por vocación. Y eso se nota en la sabiduría y cariño con que habla de la viticultura en O Ribeiro, la Denominación de Origen más antigua de Galicia, y de sus viñedos en los valles de A Arnoia. Es uno de los pioneros en la aplicación de la biodinámica y de la agroecología a la viticultura, que para él no es más que recuperar la viticultura antigua. Sus vinos plurivarietales -cultiva 24 castas autóctonas- son cada vez más valorados tanto dentro como fuera de España.

Eres una persona que nació y creció en Vigo. ¿Como decidiste dedicarte a la viticultura en A Arnoia, en O Ribeiro?
Fue una decisión progresiva. Mi abuelo y mis tíos tenían viñas y bodegas en el Ribeiro y fue una atracción que fue creciendo poco a poco hasta que se convirtió en demasiado fuerte. Decidí ir combinando el trabajo que tenía en Vigo con plantar algunas viñas aquí en A Arnoia, hasta que tuve un mínimo de superficie para dedicarme al 100% a la viticultura y a elaborar vinos y entonces fue cuando decidimos venirnos a vivir aquí. Comencé a trabajar las viñas en el año 2001 y en el año 2009 elaboré mi primer vino.

Ahora mismo cultivo alrededor de 3 hectáreas, aunque el marco de plantación es tradicional y el número de vides es bastante denso, por lo que obliga a un importante trabajo de mano de obra.

Cuentas con 24 variedades tradicionales de vid. ¿Por qué apostaste por estas variedades minoritarias?
Me preocupé por investigar y por hablar con los viejos viticultores y con expertos como Paco Rego, que me animaron a enriquecer mis viñedos recuperando las variedades antiguas y autóctonas de Galicia. Se entiende que están más adaptadas al territorio y el trabajo de recuperación lo hice fundamentalmente por reinjerta, pero también plantando alguna viña con estas variedades minoritarias.

El resultado es que los vinos son más ricos en matices, más expresivos, con varias variedades que le van a dar al vino mucha más amplitud.

“Antes había una variedad para cada sitio. Es lo que intento recuperar”

Por otra parte, la orografía aquí es extrema, con muchos tipos de orientaciones y de suelos, por lo que antes había una variedad para cada sitio. A día de hoy es un trabajo de recuperación lento, de ir probando, pero voy adaptando cada variedad a cada terreno.

En cuanto a las variedades que cultivo son Lado, Treixadura, Silveiriña, Verdello Antigo, Albilla, Loureira y Godello en las blancas y Brancellao, Tinta Amarilla, Carabuñeira, Caiño da Terra, Caiño Bravo, Ferrol, Sousón , Mencia, Garnacha Tintureira, Espadeiro, Tinto Serodio, Corbillón, Caiño Longo, Caiño Redondo y alguna más en las tintas.

Apostaste también por la viticultura ecológica y biodinámica. ¿Por qué elegiste esta forma de trabajar?
Los cultivos en la viticultura actual son excesivamente dependientes de abonos tanto químicos como animales, de tratamientos fitosanitarios que en buena parte son potencialmente cancerígenos y yo no quería seguir con esa dinámica.

Por otra parte, el producto de esta viticultura biodinámica más cercana al natural, es un vino mucho más respetuoso con la zona en la que están, en este caso son una expresión de los valles del Arnoia. Pienso que optar por la biodinámica y por la ecología es una cuestión de conciencia para que no le dejemos a la humanidad del futuro una naturaleza estropeada.

¿Que vinos elaboras en este momento?
De la cosecha de 2015 elaboro tres vinos: “Issué”, el primer vino que hice, que es una mezcla de variedades blancas y de mezcla de uvas de distintos suelos de los dos valles que hay en A Arnoia, el valle de San Vicente y el de San Amaro. En el 2015 elaboré “Cepas Vellas”, procedente de cepas de mis suegros y de mis abuelos con una edad media superior a los 75 años. Y también elaboro un tinto, “Mai”, mezcla de uvas tintas de los dos valles de Arnoia y con 11 variedades diferentes (Caiño Longo, Caiño Redondo, Brancellao, Sousón, Tinta Marela…etc).

Estos tres vinos no saldrán al mercado hasta finales del año que viene, después de un envejecimiento en la bodega. Si las uvas proceden de una viticultura natural y lo más natural posible, una vez que el vino fermentó, su evolución es muy larga: durante ocho o nueve meses el vino en las pipotas está evolucionando continuamente, por lo que embotellarlo rápido sería cortar ese proceso de evolución. Y después envejece en botella entre 8 meses y un año, para completar ese proceso de evolución. El vino es quien dice si precisa ese proceso de envejecimiento para seguir evolucionando. En este momento tengo disponible para la venta el Issué 2014.

“Vendo el 50% fuera de España, con muy buena acogida en Estados Unidos y Reino Unido”

¿Como está acogiendo el mercado tus vinos?
El mundo del vino es bastante más complicado de lo que puede parecer exteriormente y determinados tipos de vinos, como los míos, tienen un mercado determinado y lleva tiempo llegar a ellos. Pero poquito a poco y con esfuerzo lo estoy consiguiendo. A día de hoy vendo sobre todo en Inglaterra y en Estados Unidos, pero también en Galicia y en otras partes de España. En total, vendo un 50% fuera de España, en Galicia alrededor de un 10% y en el resto de Comunidades alrededor de un 40%, sobre todo en Barcelona, Valencia, Cantabria, Asturias o el País Vasco.

Hablas de la necesidad de volver a los sistemas tradicionales de poda y de plantación, con filas más estrechas y mayor densidad de plantación. ¿No es ir contra la modernización?
En las viñas que planté las cepas están en alambre pero imitando la poda el vaso de estacado, con guyot abiertos para abrir la cepa y mejorar la maduración.

En O Ribeiro, como mínimo, se llevan trabajando las viñas desde el siglo XII de forma documentada, y seguramente desde la época de los romanos, por lo que la sabiduría y la adaptación al medio que hay en esa viticultura tradicional no la podemos comparar con 40 o con 50 años de viticultura moderna.

Esos viticultores pasaron crisis ecológicas y climáticas y sabían cuáles eran las podas más interesantes y las variedades más adaptadas a cada parcela. Intento volver a hacer una viticultura como la que se hacía en O Ribeiro hacia el año 1800, básicamente porque es una viticultura con más experiencia, más adaptada al medio.

La gente que podría hablar de esa viticultura antigua tendría hoy entorno a los 110 años. Aún hay gente que recuerda trabajar con cobre de piedra, que no se deshojaba ni se despuntaba, y se fertilizaba con tojo y rastrojos del monte…pero hablar de viticultores que recuerden cultivar las variedades antiguas ya no. En O Ribeiro, el Palomino y la Garnacha se implantaron tras la Guerra Civil porque eran más productivas y la gente tenía que subsistir.

¿Debe resultar muy complicado trabajar en ecológico en un clima húmedo como el de O Ribeiro, donde los hongos campan a sus anchas?
Hay que matizar que antes de mediados del siglo XIX no había ni Mildiu ni Oídio ni Black Rot. Su gran preocupación era la labor de fertilización, que se hacía sobre todo con tojo y otros restos de monte. También se incidía mucho en la orientación de la viña y en la adaptación de la variedad al terreno.

Para combatir las enfermedades fúngicas trabajo fundamental con cobres y con algo de azufre, y sobre todo con extractos hidroalcohólicos de plantas, que más que una labor antifúngica, lo que hacen es reforzar y fortalecer la vid para que sea más resistente a los ataques de los hongos. Además, también se puede trabajar con arcillas, bentonitas y principios activos de plantas, pero yo procuro trabajar más con extractos de plantas que elaboro yo mismo.

Se habla mucho de que cada vez se nota más el cambio climático en la viticultura. ¿Cómo lo estás notando?
Aquí en O Ribeiro se nota en que en pleno verano tenemos una semana con lluvias y 20 grados de temperatura y a la semana siguiente tenemos temperaturas por encima de los 35 años. La adaptación desde mi punto de vista es volver a la viticultura muy antigua. Si nos fijamos en las densidades altas de plantación que había tradicionalmente en O Ribeiro, de entre 7.000 y 10.000 plantas por hectárea, eso generaba unos microclimas dentro de las viñas que evitaban la degradación de los suelos y facilitaban la retención de humedad. Junto a eso aconsejaría trabajar con cubiertas vegetales en el suelo para mantener la estructura y la fertilidad de la tierra y también trabajar con extractos de plantas para mitigar el estrés que van a sufrir las vides con los picos de calor.

“Adaptarse al cambio climático es volver a la viticultura antigua”

¿Como se está comportando el 2016 para la viticultura?
Está siendo complicado en toda España y en toda Europa. En zonas de Andalucía llegó el mildiu y arrasó con bastantes plantaciones. Fue un año en el que no hubo frío en invierno, con lo que la población de hongos se mantuvo bastante viva, y vino una primavera muy lluviosa…con lo que el 2016 está siendo tremendamente complicado.

El gran reto que tenemos en la viticultura en Galicia es el relevo generacional y quien va a trabajar la viña en el futuro. Se da la paradoja de que tenemos unos vinos que están consiguiendo un reconocimiento fantástico a nivel internacional, pero al mismo tiempo la viticultura en Galicia está en regresión, con un promedio de edad muy elevada.

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