Hacia una viticultura con menos uso de cobre: Retos y alternativas

El cobre es el principal producto para combatir las enfermedades fúngicas en viñedo, especialmente el mildiu. Sin embargo, desde el 31 de este mes su uso estará aún más limitado en viticultura ecológica y en algunos países ya se aplican restricciones para su uso en convencional. Analizamos las alternativas que se presentan

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Hacia una viticultura con menos uso de cobre: Retos y alternativas

Vid tratada con cobre

El cobre es el principal producto fitosanitario que se emplea para combatir las enfermedades fúngicas en la viticultura, especialmente el mildiu. Sin embargo, su acumulación a lo largo de los años puede provocar problemas de toxicidad en los suelos, por lo que la Comisión Europea ha decidido intervenir para limitar más su utilización, empezando por la viticultura en ecológico, donde el cobre es el fitosanitario autorizado más eficaz del que disponen los productores.

Así, el pasado 27 de noviembre los estados miembros de la Unión Europea acordaron renovar la autorización de esta sustancia en viticultura en ecológico por un período de 7 años, a contar desde el 31 de este mes, pero con un límite máximo de 4 kilogramos de cobre por hectárea de viñedo, en vez de los 6 kilogramos actuales. Este límite podrá superarse en un año concreto si en los anteriores se utiliza una cantidad menor y siempre y cuando no se superen los 28 kilogramos por hectárea en el conjunto del período 2019-2025.

Por otra parte, en países como Alemania o Suíza los propios viticultores en convencional se están autoimponiendo límites a la utilización de cobre como fitosanitario, apostando por medidas alternativas, que van desde tratamientos culturales al uso de vides más resistentes al mildiu y demás enfermedades fúngicas, y cuyo máximo exponente es el movimiento PIWI.

Rosa Pérez, técnica de la Estación Fitopatolóxica de Areeiro: “Algunos de los nuevos fungicidas pueden permitir ir a una viticultura sin cobre”

Rosa Pérez Otero

Rosa Pérez Otero

El cobre si viene empleando en la viticultura desde finales del siglo XIX cuando desde Norteamérica llegó a Europa el hongo del mildiu, que asoló los viñedos del viejo continente. Hacia 1882 el científico francés Alexis Millardet descubrió por casualidad que el cobre resultaba efectivo para combatir el mildiu y desde entonces, y hasta la aparición de los fungicidas de síntesis, este producto se ha vuelto casi imprescindible para el viticultor europeo.

Hablamos con Rosa Pérez Otero, técnica de la Estación Fitopatolóxica de Areeiro, centro dependiente de la Diputación de Pontevedra.

¿El uso del sobre es imprescindible en las condiciones actuales de la viticultura en Galicia?
Pienso que imprescindible es un término demasiado estricto, porque hay en el mercado otros fungicidas de contacto que se podrían emplear hasta el final, y de hecho en algunas parcelas de nuestros ensayos no empleamos el cobre.

En todo caso pienso que a los agricultores más tradicionales, a los que no están asesorados e incluso a otros viticultores que cuentan con la ayuda de un técnico, les va costar abandonarlo, porque somos gente de costumbres….

Pero también es cierto que las empresas de fitosanitarios están procurando fungicidas cúpricos que sean menos residuales en el suelo, lo que permitirá poder seguir contando, creo, con la participación del cobre y con sus ventajas en los programas de tratamientos a corto-medio plazo.

En cuanto a las dosis medias utilizadas, quiero pensar que siempre estarán dentro de los límites de las que marcan las etiquetas, aunque sé que la gente suele emplear las más elevadas y todos sabemos que a veces, sobre todo los viticultores más tradicionales y algunos inadecuadamente asesorados, superan las indicaciones de la etiqueta.

¿Cómo valoras los nuevos límites de uso de cobre en viticultura ecológica que acaba de acordar la Comisión Europea de un máximo de 4 kg por hectárea y año o 28 kg en un período de 7 años?
Estos límites los tiene que establecer la Comisión porque la preservación del medio ambiente es una parte de sus competencias y porque si no los fijan tan bajos la gente puede seguir utilizando cantidades incompatibles con la preservación del medio.

 “En Europa estamos perdiendo muchas materias activas que podrían ser alternativas al cobre”

Yo pienso que están bien que se haga por ese motivo, aunque sería conveniente también que no incluyeran a todos los cobres si, como parece que se está demostrando, hay otros planteamientos de cobre menos residuales.

También considero que no debería exigirse desde Europa unos procedimientos de revisión de los fitosanitarios, o de registro de los nuevos, que supongan un coste tan elevado para los fabricantes, porque así estamos perdiendo muchas materias activas que podrían ser alternativas.

Precisamente, ¿Qué alternativas ves más efectivas y viables para reducir el uso del cobre en la viticultura e incluso para ir hacia una viticultura libre de este producto?
Considero que utilizando el sentido común e interviniendo sólo cuando es preciso en función de las condiciones climáticas (anteriores, actuales y futuras), del estado fenológico más o menos sensible de la viña y de los conocimientos sobre el hongo, se podría reducir el número de intervenciones y también las dosis empleadas, no sólo de los cobres sino también de la totalidad de fitosanitarios.

En algunas ocasiones se interviene por costumbre o porque no se quiere perder ni un kilogramos de uva, sin considerar que los beneficios son la diferencia entre ingresos y gastos, que es una máxima que sé que no se aplica. También hay que perder el miedo «a lo que piensen los vecinos» en el sentido de que no pasa nada porque tengamos una viña con cierta presencia de enfermedad, que no estará tan «bonita» como una tratada repetidamente (o sí, porque los tratamientos reiterados tampoco garantizan la sanidad total), pero que no tendrá mayores problemas.

Por último, algunos de los nuevos fungicidas pueden permitir ir a una viticultura sin cobre. Otra cosa es que se quiera prescindir de esta sustancia y a medio plazo lo veo complicado.

¿Algo más que quieras añadir?
Había querido añadir que está demostrado que una buena lucha contra las plagas y enfermedades en las plantas en general y en los viñedos en particular pasa no solo por hacer aplicaciones de fitosanitarios (que ademáis deben ser hechas en condiciones ambientales adecuadas, con la maquinaria o equipos de aplicación bien calibrados, etc), sino también por practicar operaciones culturales que favorezcan un ambiente menos propicio a los parásitos y que favorezcan también unas plantas más fuertes. Aquellos que siguen los avisos fitosanitarios de Areeiro sabrán que es algo que repito en numerosas ocasiones y que puede ayudar mucho mucho en la búsqueda de una buena cosecha final.

Bernardo Estévez, viticultor en ecológico en O Ribeiro: “Es muy difícil producir en ecológico con los problemas del cambio climático y sin alternativas eficaces”

Bernardo Estévez es uno los primeros productores de vino en ecológico en Galicia, en concreto en la Denominación de Origen Ribeiro. Su método de trabajo es la viticultura biodinámica, un paso aún más por delante de la agricultura ecológica. Sin embargo, las primaveras y comienzos de verano húmedos de los últimos años, inusuales en esta zona de Galicia, le están complicando mucho lograr una producción.

El cobre es uno de los productos que utiliza para combatir las enfermedades fúngicas, pero incluso con poca eficacia en este escenario de cambio climático. “En unas condiciones meteorológicas normales empleo entre 1,5 y 2 kilogramos de cobre por hectárea de viñedo y año, pero en las nuevas condiciones climáticas, incluso trabajando con 4 kilogramos en ecológico pierdes la cosecha seguro”, explica.

“Intento que las plantas estén fuertes para que cuando ataque el hongo puedan resistirlo mejor, y emplear el cobre como último recurso, pero en los últimos años las nuevas condiciones del verano y de la primavera en O Ribeiro son casi tropicales, con mucha humedad y calor, es muy difícil lograr una cosecha en ecológico”, añade.

En este sentido, Bernardo Estévez critica que desde las Administraciones públicas no se investigue para hallar tratamientos alternativos eficaces en ecológico para enfermedades como el mildiu o el black rot y que esos conocimientos se transfieran al sector productor.

“Somos los viticultores en ecológico los que tenemos que soportar las pérdidas y realizar las investigaciones por nuestra cuenta” lamenta.

En este sentido, un grupo de viticultores en ecológico de la Península Ibérica se han unido en un grupo de trabajo para buscar tratamientos alternativos al cobre y a los fungicidas de síntesis. De momento están conociendo experiencias en Hispanoamérica, donde los centros públicos llevan años investigando en substancias eficaces para combatir el mildiu o el black Rot en viticultura ecológica.

Joaquín Martínez Rodiño, responsable técnico de viticultura y mecanización en Bodegas Martín Códax: “Sabremos adaptarnos a las nuevas circunstancias”

Joaquín Martínez Rodiño es responsable técnico de viticultura y mecanización en Bodegas Martín Códax. Reconoce que le preocupa que estén cayendo muchos de los productos fitosanitarios de la lista de los autorizados por el Ministerio, “y especialmente que puedan caer también el Folpet o el Mancozeb”.

“Estamos en un período de transición y de incertidumbre pero confío en que los viticultores sepamos adaptarnos para cumplir con la normativa. Los fabricantes están trabajando en una nueva generación de productos antifúngicos penetrantes cada vez más respetuosos con el medio ambiente, y creo que para la viticultura en convencional son una alternativa para lograr una cosecha de uva con garantías y respetar el medioambiente”, concluye.

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