¿Como está afectando el cambio climático al vino?

Uvas con mayor grado alcohólico y menor acidez, vendimias cada vez más tempranas, problemas de maduración...etc. Estos son algunas de las consecuencias del cambio climático en la viticultura. Diversos expertos analizaron esta semana como paliar estos efectos en una jornada organizada por la Evega.

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¿Como está afectando el cambio climático al vino?

Uvas quemadas por el sol.

El cambio climático ya es está aquí también para el mundo del vino. Uvas con mayor grado alcohólico y menor acidez, vendimias cada vez más tempranas, problemas de maduración…etc. Estos son algunas de las consecuencias del cambio climático en la viticultura. Diversos expertos analizaron esta semana en Ourense como paliar estos efectos en una jornada organizada por la Estación de Viticultura y Enología de Galicia.

Los retos que plantea el cambio climático para la viticultura son de un importante calibre, no solo por los mayores dificultades para producir uva en la cuenca mediterránea, el área originaria de la Vitis Vinífera, debido a un clima que se prevé cada vez más extremo, sino también porque a consecuencia del cambio climático los vinos están siendo vez más alcohólicos, justo lo contrario de lo que demanda el mercado: vinos frescos con un equilibrio entre acidez y grado alcohólico, como el que que ofrecen hasta ahora los vinos gallegos, por ejemplo.

Conscientes de la gravedad de este problema, la Organización Internacional de la Viña y del Vino (OIV) ha creado en 2016 un grupo de trabajo, ZOTERO,sobre Viticultura y Cambio climático en el que participan expertos de diversos países.

Precisamente, el vicepresidente de la OIV y catedrático de Viticultura de la Universidad Politécnica de Madrid, Vicente Sotés, recordó en la jornada de la Evega que “el clima de un lugar determina la tipicidad de un vino, y aunque hay mucha incertidumbre sobre cuales van a ser los efectos del cambio climático, sus efectos en el sector vitivinícola ya los estamos notando”.

Efectos del cambio climático en la viña:

Entre ellos, Vicente Sotés destacó:

-Mayor estrés térmico, con olas de calor y de sequía estivales.

-Disminución de las horas de frío y del riesgo de heladas.

-Disminución de la amplitud térmica diaria, algo que perjudicaría a la uva en la fase de maduración. “Para que madure bien la uva y tenga acidez en las últimas semanas de maduración debe haber una diferencia de 15 grados como mínimo entre el día y la noche”, recuerda Vicente Sotés.

-Un efecto positivo para la viña sería la mayor presencia de CO2 en la atmósfera, lo que incrementará la actividad de fotosíntesis de la vid.

-Períodos de crecimiento de las vides más rápidos.

-Aparición de nuevas plagas y menor incidencia de las enfermedades fúngicas, como mildiu u oídio.

-Estados fenológicos más tempranos, tanto en brotación, floración como en envero. La uva madura también antes, lo que perjudica su calidad. “Es algo que ya se está observando en países como Francia, en los que se ha constatado un adelanto de la vendimia de hasta tres semanas en las últimas décadas respecto a los comienzos del siglo XX”, advierte Vicente Sotés.

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A estos respecto, Emilia Díaz Losada, doctora en Biología y tecnóloga de la EVEGA añade que en las uvas los efectos del cambio climático que ya se están notando son, entre otros:

Mayor acumulación de azúcares en la uva e incremento del grado alcohólico.

-Desacoplamiento entre maduración tecnológica y fenólica en viñedo.

-Perfiles aromáticos atípicos.

-Mayor cantidad de bayas quemadas por el sol.

-Agotamiento rápido de los ácidos orgánicos.

Como efecto positivo, el riesgo de enfermedades fúngicas es menor y también aumenta la calidad de la uva en las zonas de valle.

¿Como se puede adaptar la viticultura al cambio climático?

¿Como pueden adaptarse los viticultores a la realidad del cambio climático? Vicente Sotés enumera las principales medidas que se están barajando:

Cambios de zonas de producción, tanto en altitud (por cada 100 metros la temperatura media baja 0,6 grados), como en latitud, con viñedos que se podrán cultivar en países del norte de Europa como Inglaterra o Dinamarca. En todo caso, reconoce que “lo veo muy complicado y en la práctica el cambio de viñedos sería muy difícil”. “Hay muchas otras medidas que se pueden adoptar antes y no va a haber un desplazamiento de los viñedos de Borgoña hacia Inglaterra”, subraya.

-Variedades más adaptadas a la sequía y de ciclo más largo, que maduren más tarde: cultivo de variedades que consumen menos agua, de ciclos más largos para que maduren bien y que broten más tarde. La adaptación también se debe extender a los portainjertos. “En España tenemos una variedad propia como la Garnacha que es altamente resistente a la sequía. Pero incluso dentro de una misma variedad, como la Tempranillo, contamos con hasta 490 clones distintos, con diferencias de maduración de casi 2 meses entre ellos”, añade.

-Nuevas prácticas vitícolas, con sistema de plantación y de poda que favorezcan un retraso de la maduración. En este sentido, en la zona de los vinos del Douro, en el norte de Portugal, han concluido que el sistema de poda Guyot está más adaptado al estrés hídrico y térmico que el sistema de cordón royal. Además, los sistemas de conducción tradicionales como el vaso están también mejor adaptados para proteger la uva en situaciones de olas de calor que el de espaldera, aunque existe el hándicap de la dificultad de mecanización. El deshojado también podría replantearse, ya que no sólo protege a los racimos de las quemaduras del sol sino que permite reducir la temperatura hasta 4 grados respecto a la uva que no está sombreada.

“Muchas de las prácticas de la viticultura moderna, incluido el deshojado, aceleran la maduración, y en las condiciones del cambio climático nos interesa justo lo contrario, retrasarla, por lo que habrá que replantearlas”, subraya Vicente Sotés.

-Cambios normativos: Las normas actuales de los consejos reguladores de las Denominaciones de Origen y de las Indicaciones Geográficas Protegidas obedecen a una situación pasada que está cambiando y se deberían adaptar a la nueva realidad, tanto en la cualificación de calidad de los terrenos como de los vinos.

-Implantación de sistemas de regadío de precisión.

-Educación de productores y de consumidores.

-Técnicas enológicas, con soluciones correctivas que reduzcan el grado alcohólico e incrementen la acidez. Son las técnicas, como la nanofiltración, más baratas para mitigar los efectos del cambio climático en viticultura pero su utilización es cuestionada por la alteración que provoca en la calidad del vino (reducción de color, de aromas…etc).

-Utilización de levaduras que reduzcan el grado alcohólico. La EVEGA ha realizado un estudio sobre las levaduras que durante la fermentación del vino provocan que se produzca menos etanol y más glicerol, con lo que, partiendo de la misma uva, los vinos resultantes tienen menos grado alcohólico.

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