“Cada vez tenemos menos productos para combatir las plagas”

Entrevista a Pedro Mansilla, jefe del Servicio de Fitopatología de la Estación do Areeiro. Destaca que la legislación europea restringe cada vez más el uso de pesticidas en agricultura, lo que obliga a utilizar métodos alternativos como bioestimulantes o hongos antagonistas “que son de acción más lenta, pero funcionan”.

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“Cada vez tenemos menos productos para combatir las plagas”

Pedro Mansilla

Pedro Mansilla (Madrid, 1952), es ingeniero jefe del Servicio de Fitopatología de la Estación do Areeiro -dependiente de la Diputación de Pontevedra- desde 1986. Además, es profesor de profesor de Entomología Forestal en la Escuela de Lourizán y profesor asociado de Fitopatología Forestal en el Campus Universitario de Lugo.

¿Como se está presentando esta temporada en cuanto a la sanidad vegetal en Galicia?
Ha comenzado la brotación y, en la provincia de Pontevedra, que es lo que más conozco, han empezado los primeros síntomas de mildiu en la patata. En los viñedos de la DO Rías Baixas de momento la situación no es preocupante en cuanto a mildiu, con las primeras manchas que también eran esperables.

En manzano de momento no tenemos grandes preocupaciones y en el cerezo si que están apareciendo problemas de monilia y botritis.

¿Cuales son las enfermedades más virulentas a las que se están enfrentando los agricultores?
En viticultura, sobre todo las enfermedades radiculares y de la madera. Se están incrementando por varias causas: desde los viveros que venden planta en condiciones dudosas, a la prohibición del arsenito sódico para combatirlas, sin que haya una alternativa clara de tratamiento.

En cuanto a las enfermedades de raíces, la armilaria es de las más comunes y se ha agravado porque ya tenemos pocos productos fitosanitarios para combatirla. Se nos ofrece como alternativa los tratamientos con bioestimulantes, y es cierto que la planta está en mejores condiciones pero no controla la enfermedad.

Estas limitaciones en cuanto a tratamientos también se dan en el mundo forestal, donde también está habiendo un repunte de enfermedades. Junto a estos patógenos que ya conocíamos también nos preocupan los de nueva aparición.

¿La globalización está extendiendo también las plagas de los vegetales?
Está claro que si. El intercambio comercial es hoy más activo que nunca y quizás debería haber inspecciones sanitarias más drásticas y un mayor control.

Una opinión extendida entre los agricultores es que cada vez hay más enfermedades y es más difícil controlarlas ¿Comparte esta opinión?
Es cierto que hay resistencias de las plagas a los tratamientos pero porque se saltan los consejos de los propios fabricantes de productos fitosanitarios en cuanto a no repetir tratamientos.

Lo que si que es cierto es que cada vez tenemos menos materias activas par combatir las enfermedades porque la legislación sobre pesticidas es cada vez más estricta y muchos productos también van desapareciendo del mercado porque al vencer el período de registro y liberalizarse la patente los fabricantes no ven rentable seguir comercializándolos.

«En viñedo cada vez tenemos más enfermedades de la madera y radiculares»

Trabajamos cada vez más con nuevos productos como bioestimulantes, hongos y bacterias antagonistas. Lo que pasa es que son productos de acción más lenta porque la lucha biológica no da resultados inmediatos pero es eficaz y

Después de una larga experiencia trabajando con el sector ¿Como valoras los cambios que se han producido en la agricultura gallega en las últimas décadas?
Desde mi punto de vista el mayor boon ha sido el de la viticultura. Cuando llegué a Galicia casi no podías conseguir una botella de albariño con etiqueta y hoy es un sector que se ha desarrollado muchísimo y no tiene que envidiarle a ninguna región vitícola del mundo. Vamos a tener competencia pero contamos con una tierra y unos técnicos maravillosos.

En otras áreas, la floricultura prácticamente ha desaparecido de la provincia de Pontevedra y la fruticultura no se ha desarrollado como debería. En el caso del kiwi es una pena porque es un producto espléndido pero quizás los agricultores han apostado más por la viticultura y porque para hacer grandes plantaciones de kiwi en Galicia es muy difícil conseguir terreno.

Vivió la época de los servicios públicos de extensión agraria ¿Se echan en falta?
Había unos servicios pioneros en muchos casos y que realizaron una labor ingente, por lo que fue una lástima su pérdida porque eran el nexo entre la investigación práctica y el agricultor.

Es cierto que ahora mismo toda la información está en internet, pero desbrozar lo importante no es fácil. Eso antes lo hacían los agentes de extensión agraria, que conocían el terreo y al agricultor y este confiaba en ellos porque estaban a pié de campo.

¿Como está la situación de la investigación agraria en Galicia?
La investigación agraria en Galicia, al igual que en el resto de España, está sufriendo recortes desde hace años. Sin embargo, soy optimista: todos tenemos problemas presupuestarios y de falta de personal pero espero que superemos esta coyuntura y hacer nuestro trabajo del mejor modo posible.

En investigación lo fundamental son los equipos, las personas y lo que es lamentable es que cuando tienes formada a una persona, después de 4 o 5 años, se tengan que ir por falta de presupuesto.

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