Bioca: el vino Godello más premiado del mundo

Visitamos la bodega Bioca, en Petín, en la Denominación de Origen Valdeorras. Su Godello tiene el palmarés de ser el más premiado a nivel mundial. Contamos la historia de esta bodega.

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Bioca: el vino Godello más premiado del mundo

Celestino Naveira en su viñedo

Bioca es cómo se denomina en el gallego de Valdeorras a una cañón profundo formado por un río o un riachuelo. Y precisamente en la aldea de A Barxiela, en las laderas de los riachuelos Bioca y Olivedo, en las tierras altas y soleadas de Petín, es donde se cultiva el vino godello más premiado del mundo.

La historia de esta bodega es la de la vuelta a las raíces y la de puesta en valor del trabajo de nuestros antepasados. Comienza allá por el año 1954 cuando el padre de María Teresa Núñez Vega se establece en esta zona, construye una bodega, y planta los viñedos. Los siguientes años fueron de bonanza para esta explotación vitícola familiar, centrada entonces en la venta de vinos a granel.

Sin embargo, tras más de 40 años de actividad, la falta de relevo generacional llevaron al abandono de la bodega. Fue Celestino Naveira, un betanceiro casado con María Teresa Núñez el que relanzó la bodega. “Vivíamos en Madrid, donde trabajaba de director financiero en una empresa. Hice un curso de enología, y como veía que tras la muerte de mi suegro las viñsa estaban quedando abandonadas, una cosa me llevó a otra. Así en el año 2000, cuando me jubilé, volvimos para Petín, para volver a poner en marcha a bodega de mi suegro”, explica Tino Naveira.

De director financiero de una empresa en Madrid y viticultor y bodeguero en Petín

Los comienzos no fueron fáciles porque gran parte de las fincas estaban en estado de abandono y muchas de las vides eran irrecuperables. “Teníamos alrededor de 2 hectáreas alrededor de la bodega, y tuvimos que plantar casi todo, conservando sólo unas cepas viejas de Garnacha Tintorera”, reconoce.

Para la nueva plantación apostaron por la variedad reina de Valdeorras, la Godello, y por la Mencía para el tinto. En los siguientes años fueron ampliando los viñedos, tanto por compra como por la vía de alquiler a viticultores que iban abandonando la actividad. Así, a día de hoy la bodega de María Teresa Núñez Vega trabaja un total de 6 hectáreas con tres variedades que se reparten de la siguiente manera: un 50% de Godello, un 40% de Mencía y un 10% de Garnacha Tintoreira.

“Las variedades que tenía mi suegro eran la Garnacha Tintorera, el Palomino, a Grao Negro, algo de Mencía y cuatro cepas de Godello. Quisimos apostar por variedades autóctonas, como la Godello y la Mencía, pero decidimos mantener las de Garnacha Tintorera porque tanto por su edad, alrededor de 60 años, como por la tipo de uva permiten elaborar unos vinos con mucha personalidad”, explica Tino Naveira.

La salida al mercado fue en el año 2004 con 6.000 botellas y el reconocimiento no les tardó en llegar. “Desde el segundo año presentamos nuestro vino a concursos y nos sorprendió el éxito que tuvo”, confiesa. Hoy van por las 50.000 botellas y su Godello ya acumula en lo que va de año 13 premios a nivel internacional, entre ellos la Medalla de Oro del International Wine and Spirits Competition de Londres.

Desde el 2007 el Godello de Bioca acumula más de 70 premios a nivel internacional

¿Y cuál es el secreto de este Godello que desde el año 2007 acumula más de 70 premios a nivel internacional, entre ellos en 2013 el de Segundo Mejor Vino del Mundo en todas las categorías para la Asociación Mundial de Escritores y Periodistas del Vino? Celestino Naveira no duda en que la clave está en el terroir y en la variedad. “Mi suegro eligió una zona muy buena, en ladera, con orientación al este y un sol que le da todo el día, especialmente por la tarde”. Prueba de eso, es que esta bodega y esta zona es en la que más pronto madura la uva en toda la Denominación de Origen Valdeorras, con un adelanto todos los años de entre una semana y diez días respecto al resto.

La altitud, a 360 metros, y la disposición en bancales, también ayudan a la maduración y a unas óptimas condiciones sanitarias, con muy poca afectación de hongos.

El saber hacer de los antepasados respecto a la ubicación de los viñedos también se hace notar en años de adversidades climatológicas como este. “Las venías situadas en la ladera se salvaron de la helada, pero las que alquilamos en la zona del valle les afectó mucho”, explica Tino Naveira.

Apuesta por Godello joven y por la crianza para el Mencía

Con estos mimbres elaboran tres monovarietales: unas 30.000 botellas de Bioca Godello, 15.000 de Bioca Mencía y alrededor de 5.000 de Bioca Garnacha Tintorera.

Su apuesta es por vinos monovarietales y jóvenes, sin crianza. La razón para Celestino es que “el Godello si se consume en el año mantiene las características de frescura y de aromas afrutados naturales, algo que pierde cuando se somete a guarda, lo que no quiere decir que haya Godellos de 3 años que son grandes vinos”.

Sin embargo, en el caso de los tintos sí que hacen guarda, y de hecho estos días sacarán al mercado 3.500 botellas de su mencía de la cosecha 2016 con 6 meses de crianza en barrica.

En cuanto al mercado, la mayor parte se concentra en Galicia, pero también venden en Asturias, Bilbao, Asturias, Madrid y Cataluña. Y el 15% de las ventas van para la exportación, principalmente a Londres y a Bélgica, y en menor medida a Estados Unidos y a Australia. “No hacemos ninguna publicidad, solamente la que nos dan los premios a los que acudimos, y nuestra apuesta por la calidad, que muchas veces nos obliga a sacrificar cantidad de uva”, reconoce.

En este sentido, Celestino Naveira asegura convencido de que “el Godello está de moda y es una variedad con la que Valdeorras puede competir en calidad con cualquier vino a nivel mundial”.

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Relevo generacional: cada vez menos viticultores pero más superficie de viñedo

Lo que sí le preocupa a Celestino es el relevo generacional en la viticultura. A sus 73 años y medio sigue trabajando la viña con la ayuda de un empleado “porque para mí es una pasión, no valgo para estar parado y mientras tenga salud seguiremos”. Pero ni su hijo ni sus sobrinos quieren tomar el relevo en esta actividad.

En este sentido, pronostica que “si bien se reducirá el número de bodegas y de viticultores, porque será preciso tener un tamaño medio para vivir de la viticultura, la superficie de viñedo en Valdeorras seguirá aumentando con bodegas más profesionales y de mayor tamaño, porque es un sector con mucho futuro y atractivo económicamente”.

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