Alternativas para una mecanización sostenible del viñedo

Monterrei acogió una jornada para dar a conocer maquinaria que se puede adaptar a las distintas tareas de la viña, desde la poda hasta la recogida de la uva

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Alternativas para una mecanización sostenible del viñedo

La viticultura tradicional exige una mano de obra especializada que o bien genera unos costos de producción significativos o bien obliga a una dedicación intensa en horas por parte del productor. La necesidad de avanzar hacia una viticultura más competitiva, que incorpore a nuevas generaciones y que mantenga la calidad de la uva y del vino, llevó a la Estación de Viticultura y Enología de Galicia (Evega) a organizar unas jornadas en la DO Monterrei para presentar alternativas de mecanización sostenible del viñedo.

El evento, que se desarrolló ayer en el Castillo de Monterrei, presentó alternativas de mecanización que se adaptan a las distintas tareas de la viña, desde la poda de invierno hasta la vendimia. La jornada suscitó un alto interés en el sector, con más de un centenar de asistentes, entre viticultores, técnicos, bodegueros y estudiantes de ramas agrarias.

Repasamos algunas de las tecnologías que expusieron los distintos ponentes, todos ellos técnicos o responsables de casas de maquinaria.

Prepodadoras
Los tractores viñeros pueden equiparse de un apero frontal para ejecutar una prepoda de invierno, de forma que se retire el grueso de la madera y se agilice la poda final con las tijeras de poda. En las jornadas, la firma Pellenc presentó su prepodadora de discos, que permite procesar las parcelas en espaldera a una velocidad de hasta 5 km./ hora.

Las labores finales de poda y atado tendrán que ser manuales, pero en el sector ya están ampliamente distribuidas las tijeras de poda con gatillo óptico y las atadoras automáticas, que agilizan los trabajos.

Otro apero que se podrá acoplar al tractor en primavera es una despuntadora, de cara a eliminar los excesos de vegetación del viñedo.

Gestión de los restos de poda
Un proyecto liderado por el CIS Madera está ensayando la recogida mecanizada de restos de poda de viñedo y kiwis. El sistema consiste en un equipo remolcado que hace una recogida mecánica de los restos de poda y procede a su trituración y almacenaje. Es suficiente con un tractor de 70-80 caballos, que a un ritmo de 5-6 kilómetros, puede procesar una hectárea de viñedo en menos de una hora.

Su eficiencia media en viñedo ronda el 65%, con una recogida media de 2 toneladas de restos de poda por hectárea, de las 3 toneladas por hectárea que se generaron de promedio en las parcelas de ensayo. La eficiencia fue menor en aquellas parcelas en las que se hizo prepoda, pues los fragmentos pequeños de la poda final, que quedan además al pie del cordón, permanecen casi todos en la parcela.

Los restos de poda triturados pueden tener uso directo en calderas de biomasa o destinarse a la fabricación de pellets para uso industrial. “Es una alternativa a la quema de los restos de poda en la parcela. En países como Italia ya hay zonas en las que está prohibida la quema de restos de poda y hay que pensar que quizás aquí en un futuro sea también así”, valora el equipo impulsor del proyecto, en el que colaboran distintas instituciones de Galicia y del Norte de Portugal.

Equipos atomizadores electrostáticos
La aplicación de tratamientos fitosanitarios con atomizadores o nebulizadores neumáticos tiene una alternativa en los equipos de tratamiento electrostáticos, que presentó en las jornadas Isidoro Abal, gerente de una firma comercializadora de maquinaria para viñedo. Los atomizadores electrostáticos tienen la particularidad de incorporar un equipo que carga de manera negativa la solución fitosanitaria. Como la viña tiene una carga positiva, ambas partículas se atraen “como un imán”, comparó Abal.

Inauguración de las jornadas.

Inauguración de las jornadas.

“El objetivo de los atomizadores electrostáticos es lograr un impacto mayor en las hojas, con una distribución uniforme y sin corrimiento del producto al suelo”, destacó Abal. Los equipos electrostáticos no incorporan las tradicionales boquillas, sino que la distribución se hace por mangueras que lanzan chorros de líquido sobre la viña.

Son equipos que evitan la deriva por viento de los tradicionales atomizadores y con los que “no cae producto al suelo si la dosis es la idónea. En los ensayos que hicimos en viñedos con mucha vegetación, en los meses de junio y julio, una aplicación de 500 litros por hectárea es ya excesiva. Con menos, se logra una aplicación eficaz de los tratamientos”, subrayó Isidoro Abal, quien reconoció que por ahora en Galicia no se comercializan estas máquinas, de mayor costo que las convencionales.

Otra alternativa de aplicación que minimiza el impacto ambiental son pulverizadores tipo túnel, que recuperan aquella parte del tratamiento que no queda en las hojas, evitando su deriva.

Vendimiadoras autopropulsadas

En España hay cerca de un millón de hectáreas de viñedo, de las que alrededor de un 25% están plenamente mecanizadas, según calcula Javier Calvo, de New Holland, que presentó en las jornadas de Monterrei las vendimiadoras autopropulsadas de la marca. “En España habrá ahora mismo unas 900-1.000 vendimiadoras autopropulsadas”, calcula.

Estas máquinas, que pueden operar en espalderas de hasta 2 metros de altura, recogen y despalillan la uva, teniendo capacidad para trabajar en terrenos con importantes desniveles, pues incorporan mecanismos antideslizantes y otros que les permiten trabajar horizontalmente al operar en laderas en el mismo sentido de las curvas de nivel.

Existe también la posibilidad de vendimiadoras arrastradas, si bien presentan mayores dificultades de funcionamiento en terrenos escarpados.

La jornada contó con una gran asistencia.

La jornada contó con una gran asistencia.

El calibrado del atomizador, en la búsqueda de la optimización de los tratamientos

Joaquín Martínez, técnico de la cooperativa Martín Codax, expuso en las jornadas de Monterrei la forma correcta de trabajar con los equipos atomizadores, en la búsqueda de una mayor eficiencia y eficacia.

Dos cuestiones previas a tener en cuenta son los productos a aplicar y el momento adecuado de aplicación. “En productos y mezclas tenemos cada vez mayores restricciones. Lo que servía hace cinco años ahora ya no es válido”, advirtió Martínez, que señaló la necesidad de leer el etiquetado de los productos y de cubrir adecuadamente el libro de campo de tratamientos. “Hace años no había sanciones por no tener el libro de campo, pero ya está habiendo sanciones. Sobra decir que el libro de campo tiene que reflejar la realidad, pues es previsible que en el caso de inspección, se pidan las facturas correspondientes a los fitosanitarios que se indican en el mismo”, apuntó.

Sobre el momento de la aplicación, para evitar la deriva del producto el viento tiene que ser inferior a 3 metros por segundo (10,8 km. / hora). “En las Rías Baixas, esa condición no se da el 70% de los días, con lo cual si eliminamos también los días de lluvia, quedan muy restringidos los días en los que se debe tratar”, valoró.

¿Cómo hacer la aplicación con un atomizador?. “Pueden hacerse las cosas de tres maneras, bien, mal o como siempre. Si lo hacemos como siempre, igual no nos equivocamos mucho, pero si las hacemos bien, ganaremos en eficacia”, valora Martínez.

Aplicaciones móviles
Para una correcta aplicación, será precisa una calibración idónea del atomizador, verificando que las boquillas son las idóneas y que trabajan con una presión y volúmenes correctos, adaptados a la vegetación existente.

Aplicaciones como DosA3D o G-Spraytech facilitan los cálculos para la calibración del atomizador

En definitiva, se trata de lograr una aplicación uniforme del producto en la viña, con las mínimas pérdidas al suelo y por deriva. Martínez presentó en las jornadas cinco aplicaciones móbiles que permiten definir los parámetros de trabajo del atomizador de forma sencilla: DosA3D, Fede, G-Spraytech, Albuz y Snapcard.

Las cuatro primeras presentan un formulario de parámetros a cubrir, como los litros por hectárea a aplicar, la superficie de vegetación de cada línea, la velocidad de avance del tractor, las boquillas empleadas o la distancia entre líneas. En base a esos datos, la aplicación define los litros / minuto con que tiene que trabajar cada boquilla y el volumen de aire preciso. “Se pueden hacer los cálculos de forma manual, pero estas aplicaciones facilitan mucho el trabajo”, apuntó Martínez.

La quinta aplicación, Snapcard, se orienta a comprobar si la aplicación del atomizador fue uniforme. Previamente hay que grapar en una línea del viñedo unos papeles sensibles al agua, que cambian de color en aquellos puntos en los que impactó el tratamiento. La aplicación lee los papeles y valora los errores del tratamiento, si bien también puede hacerse una interpretación de los mismos a simple vista.

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