Leche de ‘rebajas’, la oferta que disgusta

El sector demanda soluciones frente a los bajos precios que impone la distribución en los supermercados, ya que repercuten sobre fabricantes y ganaderos

Leche de ‘rebajas’, la oferta que disgusta

Leche semi a 56 céntimos y con calcio a 66, esta semana en Galicia.

El uso de la leche como producto reclamo en supermercados y grandes superficies es una situación que lleva enquistada desde hace más de una década, sin que haya perspectivas de grandes cambios. La venta de la leche a bajos precios, como estrategia de la distribución para atraer clientes, beneficia a los consumidores, pero en el sector ganadero se preguntan cómo va a subir el precio en origen de la leche si en los lineales de la distribución el brik de litro está por debajo de 60 céntimos.

Cinco grandes cadenas acaparan alrededor del 70% de las ventas en el sector de la distribución alimentaria, con lo que presentan una posición de dominio en la negociación con el resto de los eslabones de la cadena alimentaria. Otro elemento que refuerza el papel de los grupos de supermercados en el mercado de la leche es el crecimiento de la marca del distribuidor –más barata para el consumidor-, que pasó de una cuota de mercado del 24% en el 2000 a cerca de un 60% en el 2011.

La Ley 12/2013 de Mejora de la Cadena Alimentaria entró en vigor en agosto del 2013 con el objetivo de reequilibrar el poder de negociación entre las distintas partes de la cadena, de forma que se evitaran situaciones como el uso de la leche con precios ‘gancho’. Año y medio después, a la vista de los precios en los lineales, todo aparenta seguir sin grandes cambios. En cuanto a sanciones derivadas de la nueva ley, sólo han trascendido multas de 3.000 euros a varias cadenas en Murcia, aunque el Ministerio de Agricultura asegura que en el 2015 se resolverán numerosos expedientes en trámite que podrían finalizar o no en sanción.

Ventas irregulares
Uno de los problemas de fondo, según análisis del sector, radica en que la Ley de la Cadena Alimentaria no entró a prohibir el uso de precios ‘gancho’ ni la venta a pérdidas, es decir, la venta de leche a un precio inferior al que le pagó el supermercado al fabricante. En determinadas circunstancias, la venta a pérdidas es una situación permitida por la actual legislación de competencia, un aspecto que no cambió con la nueva regulación.

Un 43% de las industrias lácteas considera que los supermercados venden leche a pérdidas

Un informe de Competencia advertía en el 2011 de los peligros que llevaba consigo la venta a pérdidas, pero también tenía en cuenta los beneficios para el consumidor y concluía que no se trataba de una práctica que se pudiera prohibir con carácter general: “En último término, la venta a pérdidas (…) somete a una fuerte presión a todos los fabricantes de esa categoría, por lo que, en un contexto en el que el distribuidor disponga de poder de compra y de una marca propia, la venta a pérdida puede ser utilizada para reforzar su poder de negociación frente a los fabricantes de esa categoría (…) Cuando las ventas a pérdida no van acompañadas de alguna de las condiciones establecidas en la normativa de competencia desleal o no incurren en una figura de abuso de la posición de dominio, suponen una ventaja para el consumidor”, estimaba la Comisión.

De lo extendido de la práctica de la venta a pérdidas, da cuenta una encuesta de la Comisión Nacional de la Competencia a fabricantes de leche: un 43% de las industrias lácteas consideraba en el 2011 que los supermercados vendían la leche por debajo del precio que les había costado comprarla. Ante esta situación, Competencia reconocía la situación, pero dudaba de las posibilidades de sancionar tales prácticas: “La evidencia disponible permite afirmar que, en determinados casos, los distribuidores podrían estar realizando venta a pérdidas, pero no es suficiente para determinar si esa práctica (…) puede considerarse prohibida”.

«Hay que solucionar esto, pero entre tanto, debemos competir en costes de producción» (Xosé Turnes, Terra e Leite)

Diferencial de precios
A mayores de las posibles situaciones de ventas a pérdidas, la Interprofesional Láctea advertía también en el 2012 sobre los ‘precios gancho’ en las marcas de la distribución. La Interprofesional, que agrupa a industrias y ganaderos, entiende que existe un diferencial artificial de precios entre las marcas de fabricante y las marcas de la distribución, pues el margen de beneficio de la marca de distribución es menor, una situación que los supermercados compensan ‘inflando’ los márgenes de las marcas de fabricante, de forma que estas ‘subvencionan’ a las otras, según la valoración de la Interprofesional.

El director general de Feiraco, José Luis Antuña, hasta hace pocos meses presidente de la Interprofesional, advierte de que España es el país comunitario con mayor diferencial entre los precios de la marca de fábrica y los precios de la distribución. Del poder de las cadenas de distribución dan cuenta también las dificultades para hacer repercutir sobre el consumidor las subidas del precio en origen de la leche: “Industrias de Alemania, Holanda o Dinamarca tienen más capacidad para repercutir esas subidas. Si la leche sube en origen un 20%, en esos países se le encarece la leche al consumidor un 7-8%, en tanto en España la repercusión al consumidor ronda el 0,4-1%”, compara.

«Las industrias europeas tienen más capacidad para repercutirle al consumidor las subidas en origen» (José Luis Antuña, Feiraco)

Ante esta situación, desde la asociación Terra e Leite, que se esfuerza por valorizar el papel de la producción láctea en Galicia, inciden en la necesidad de un marco de entendimiento entre todos los implicados para que el precio de las marcas de la distribución mantenga un nivel que permita la viabilidad de todo el sector. “En Francia esto está mejor organizado; debemos hacer algo parecido” -valora el presidente de la asociación, Xosé Turnes-. “Entre tanto, tenemos que competir por costes, tanto en la producción como en la industria con la comercialización de leche líquida. Eso no quiere decir que se deba renunciar a la producción de derivados lácteos de mayor valor añadido, pero resulta difícil penetrar en esa parte del negocio” -advierte-. “En cuanto no aparezcan otras alternativas, esto es lo que hay y tendremos que sacar el mayor beneficio posible”.

Precio mínimo
Desde las organizaciones agrarias se plantea la estabilización de los precios en origen vía contratos como estrategia que puede servir para que la industria no pueda repercutir hacia atrás posibles negociaciones a la baja con la distribución: “Precisamos un precio razonable y negociado por todos, algo que no solucionó ni la etiqueta de Producto Lácteo Sostenible (PLS) ni la Ley de la Cadena Alimentaria”, valora el secretario general de Unións Agrarias-Upa, Roberto García.

Ya en el 2009, un trabajo del Ministerio de Agricultura sobre la formación del precio de la leche líquida concluía que el precio mínimo razonable en el supermercado era de 75 céntimos, de forma que se remunerase adecuadamente a todos los actores participantes en la cadena. Hoy en día, las ofertas de los supermercados continúan en el entorno de los 55 céntimos.

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