¿Qué se puede hacer para reducir el estrés por calor en las vacas de leche?

Recogemos medidas a corto y largo plazo centradas en la alimentación, el manejo o la adaptación de las instalaciones para reducir la incidencia de las altas temperaturas en el ganado de vacuno de leche

¿Qué se puede hacer para reducir el estrés por calor en las vacas de leche?

Es fundamental proporcionar agua fresca, limpia y abundante a las vacas.

Las altas temperaturas suelen ocasionar problemas en las vacas de leche provocándoles una situación de estrés que afecta a su alimentación, producción o incluso a la reproducción. Aunque los animales en producción son los que más acusan los efectos del calor también las vacas secas o los becerros sufren de este estrés que afecta a su desarrollo.

Algunas de las claves para abordar esta problemática las detalló el profesor del Departamento de Ciencia Animal de la Universidad de Florida, Albert De Vries, en una videoconferencia de la red europea de ganaderos de vacuno de leche, EuroDairy.

El experto incide en que a las vacas les resulta sencillo regular su temperatura corporal mientras la temperatura del aire sea inferior a la suya, que suele situarse en un valor medio de 38,5 grados centígrados. También hace falta que la humedad sea baja, así como que puedan protegerse de la radiación directa del sol o que durante las noches refresque. Cuando alguno o todos estos factores, en los casos más extremos, se ven alterados, la vaca centra buena parte de su energía en intentar regular su temperatura corporal.

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Valores de temperaturas y humedad que pueden provocar un estrés en las vacas.

Consecuencias del calor en las vacas lecheras

Cuando las vacas acusan una situación de estrés por el calor reducen su ingesta de materia seca lo que se deriva en una menor producción de leche y este contiene menos grasa. También hay un menor crecimiento y se produce una pérdida de peso y una reducción de la condición corporal. Además, tal y como señala el profesor De Vries, también suelen darse más trastornos de salud como la retención de placenta, se incrementan las cogeras, las metritis y las mastitis.

Con el calor, la fertilidad de los animales baja y no se recupera hasta un mes después de que las temperaturas enfríen

A estas consecuencias se añaden otros efectos directos del calor centrados en la reproducción del animal. El calor provoca una merma de la lívido, la fertilidad y se incrementa el riesgo de perder el embrión. Los problemas derivados del estrés por calor no sólo afectan a las vacas sino a los terneros, ya que es habitual que las gestaciones se acorten varios días y los becerros nazcan más endebles y aumente la mortandad de las crías.

«Muchos ganaderos no son favorables a los partos en verano y buscan programarlos para épocas más frescas sobre todo en zonas como Florida donde durante 4 o 5 meses las temperaturas están por encima de los 30 grados», indica De Vries . De hecho, el experto apunta que el calor provoca que la fertilidad de los animales baje y no se recupere hasta, al menos, un mes después de que las temperaturas enfriaran.

Recomendaciones nutricionales

Para atajar los efectos del calor a corto plazo unas de las maneras en las que se puede incidir es en el manejo y en la alimentación del ganado. El experto recopila una serie de medidas que pueden reducir el estrés de los animales y conseguir mitigar las consecuencias que este le provoca:

-Darle la mayoría de la ración por la mañana temprano o a la tarde ya que son las horas en las que las vacas están más activa.

-Tratar de alimentarlas con la mayor frecuencia posible para proporcionarle una alimentación lo más fresca posible. «Aunque esto no sea un pasto, procuraremos que se asemeje lo máximo posible ofreciéndoles comida fresca», compara el profesor.

-Se incrementa el riesgo de acidosis ruminal por lo que es fundamental incrementar la fibra de calidad en la ración. «La gente piensa que sus vacas están comiendo menos y lo que hace es subir el contenido energético de la ración pero hace falta incrementar el aporte de fibra», señala De Vries. El experto aboga por incrementar desde un 28-30% a un 31 -34% la fibra en la ración según la Neutral Detergent Fiber (NDF).

-Si la calidad del forraje es un problema, a veces puede substituirse el amidón con fibra altamente digestible como las cáscaras de soja.

-Incluir algunas grasas en la ración, hasta un máximo del 3%, puede incrementar la ingesta de energía puesto que la energía del animal baja con el gasto que le produce regular el calor. «En dietas con un alto contenido en fibra aportar más grasa puede ayudar a mantener la energía y mejorar la eficiencia pero hace falta tener cuidado con el aporte de grasas insaturadas», explica De Vries.

-Emplear levaduras o un cultivo de levadura también puede mejorar la ingesta cuando hace calor.

-Es preciso asegurar la ingesta de minerales claves para la vaca como el potasio, el sodio y el magnesio por lo que recomienda incrementar las dosis:
Potasio: hasta un 1,5% de carbonato de potasio
Sodio: hasta un 0,5% de bicarbonato sodio
Magnesio: hasta un 0,35% en la dieta.

-Aunque es una recomendación básica, el experto recuerda la importancia de que cada animal disponga de agua suficiente ya que es clave para garantizar la supervivencia del animal. Además de proporcionarle agua limpia, fresca y abundante, De Vries apunta que es recomendable que cada vaca tenga un bebedero con entre 12 y 15 centímetros de profundidad de agua.

-A la hora de combatir el calor es importante proporcionarle espacios con sombra cuando el animal está en el pasto. Sacar las vacas a comer fuera en comederos con cubiertas para generar sombra, una vez ordeñadas, puede favorecer la regulación de la temperatura.

Medidas a largo plazo

En un horizonte a más largo plazo, a la hora de procurar soluciones para los animales frente al calor, el experto tiene claro que se deben combinar cuatro elementos para conseguir resultados: sombra, ventilación, agua y tiempo. «El mejor método para reducir la radiación solar es la sombra y para combatir la pérdida por evaporación lo mejor es combinar el remojo y la ventilación», explica De Vries.

Cuando las vacas están en pastoreo, es fundamental procurarle espacios con sombra. Las zonas de arbolado suelen cumplir esta función pero es preciso tener en cuenta que deben contar también con agua fresca y limpia y valorar que estos espacios pueden rematar contaminados por los excrementos de los animales afectando incluso a las aguas.

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Empleo de aspersores para el riego de praderas y refrescar el ganado en zonas de Norteamérica.

En ganaderías de pastoreo de Florida, aunque no son muy habituales, los ganaderos colocan grandes aspersores en los prados para que a la par que riegan el campo también vayan enfriando las vacas.

Mientras, en las granjas optan por combinar distintos elementos como hicieron en la granja con la que cuenta la Universidad de Florida, con unas 500 vacas. En este caso disponen de ventiladores sobre las camas programados para que funcionen una vez que la temperatura supera los 20º. «Es habitual que en Florida, los ventiladores acaben funcionando alrededor de 8 meses al año», detalla el experto.

Al combinar la ventilación y los aspersores puede reducirse más de un grado la temperatura corporal de las vacas

El experto incide en que para conseguir un funcionamiento óptimo de los ventiladores es preciso dotar las instalaciones de maquinarias potentes para conseguir unas corrientes de viento de 8 kilómetros por hora en la dirección del viento predominante. Además, deben colocarse lo más bajos posible, fuera del alcance de los animales, personal o maquinarias. «Es importante asegurar el mantenimiento y limpieza adecuada de los ventiladores porque sino se reduce su capacidad de ventilación hasta en un 40%», señala el experto que también recomienda disponer de estos equipos en los espacios de espera antes del ordeño.

En esta granja de la universidad, al igual que en buena parte de las del estado, cuentan con aspersores sobre las líneas de alimentación que mojan a la vaca durante 1 minuto y permanecen apagados 5 minutos. «El desperdicio de agua que se hace es muy importante ya que se precisa alrededor de 3 litros de agua por minuto de remojo y boquilla», concreta el experto.

La combinación del uso de ventiladores y aspersores reduce en mayor medida a temperatura de los animales.

La combinación del uso de ventiladores y aspersores reduce en mayor medida la temperatura de los animales.

Hay también otros sistemas de enfriamiento de los animales que se centran en crear túneles de aire en vez de mojar a los animales pero que también combinan el riego y la ventilación. Se trata de mantener el viento en movimiento dentro de las granjas, creando corrientes de aire que combinan con aspersores para que este viento sea más fresco. En estos casos emplean distintos cierres parciales de las granjas para conseguir mantener una ventilación en las instalaciones. De Vries incide en la importancia de reducir el uso de agua y electricidad a la hora de mitigar el calor para conseguir granjas más sostenible con una huella ambiental lo más reducida posible.

A largo plazo también se valora ya otras razas de animales que puedan soportar mejor el calor, como unas vacas procedentes del Caribe, las Slick, que tienen un pelo mucho más corto que las frisonas. Estas vacas tienen una producción menor, aunque eso no condiciona que ya comiencen a ofertarse por su resistencia térmica.

Sin olvidar las vacas secas

Aunque suele ser habitual centrar los esfuerzos en mitigar el calor de los animales en producción, De Vries insiste en la importancia de prestar atención también a las vacas secas ya que los efectos del calor pueden verse a más largo del plazo del que inicialmente pudiese parecer.

De hecho, el experto insiste en que si se enfrían las vacas tan pronto como comienzan a producir leche se consigue un incremento de hasta 5 kilos más de leche en la lactancia. Además, atendiendo a los terneros, el peso de los animales y su inmunidad es menor cuando la vaca está estresada por el calor en la gestación. Pero, además, en el caso de las becerras esto puede traer efectos incluso dos años después como una menor producción de leche y dificultades en la reproducción.

Efectos del estrés por calor en las vacas secas.

Efectos del estrés por calor en las vacas secas.

Segundo recoge De Vries, se estima que en Florida, las pérdidas por calor en las vacas secas podrían llegar a los 233 dólares por vaca y año. Mientras, en otras zonas donde la época de altas temperaturas ronda los 3 meses estas pérdidas alcanzan los 68 dólares por vaca al año.

Al igual que en las vacas secas, el manejo de los novillos también debe adecuarse para mitigar el calor. En el caso de las ganaderías que tengan los animales en cubículos exteriores, es fundamental proporcionarle sombra por encima de ellos así como permitir que los becerros tengan espacio para moverse para que ellos mismos puedan buscar sombra. También es preciso maximizar los flujos de aire en estas zonas y proporcionarle agua abundante y alimento fresco y limpio.

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