¿Por qué, cuándo y cómo controlar la presencia de moscas en la granja?

A parte de la incomodidad que suponen para las vacas, las moscas elevan el riesgo de contagio de enfermedades, por lo que su control en las ganaderías es fundamental. El farmacéutico Carlos Guada y el veterinario César Ramos ofrecen unas recomendaciones para reducir la presencia de estos insectos

¿Por qué, cuándo y cómo controlar la presencia de moscas en la granja?

Carlos Guada y César Ramos durante la celebración de los Encuentros Ganaderos de la ADS Xundeva, en Lalín.

La presencia de moscas en las granjas es inevitable, pero la falta de un plan de control de estos insectos incrementa el riesgo de contagio de enfermedades para las vacas, además de crear una situación de malestar y estrés para los animales, lo que repercute directamente de forma negativa en los índices productivos y reproductivos.

El farmacéutico Carlos Guada y el veterinario César Ramos, ambos de la firma S.P. Veterinaria, ofrecieron en días pasados algunas recomendaciones, en el marco de los Encuentros Ganaderos de la ADS Xundeva en Lalín, para atajar la presencia de los insectos en las ganaderías.

“Jamás conseguiremos eliminar al 100% la población de moscas en la granja por la presencia de materia orgánica”, Carlos Guada, farmacéutico

“Jamás conseguiremos eliminar al 100% la población de moscas en la granja por la elevada presencia de materia orgánica en sus instalaciones, pero hay estrategias para reducir, de forma notable, su carga de infestación”, apunta Guada.

Aunque no se consiga su erradicación total, el control de su población a un nivel tolerable contribuye a reducir los riesgos sanitarios en la granja. “Las moscas actúan como vectores de la transmisión de un gran número de bacterias, por lo que al controlar su población se reduce la incidencia de enfermedades”, explica el farmacéutico.

Elegir el momento adecuado

A la hora de trazar un plan de actuación para reducir la presencia de moscas, los dos expertos coinciden en tener en cuenta aspectos como el momento de la aplicación para incrementar su eficacia. “Por norma general, hay la mala costumbre de actuar sobre las formas adultas del insecto, cuando ya son moscas”, indica Guada.

“Hay que actuar sobre el ciclo biológico de la mosca hembra, ya que ponen huevos en zonas de difícil acceso”, Carlos Guada

Centrarse sólo en aplicar insecticidas con acción adulticida contra las moscas adultas condiciona que realmente se consiga una reducción de estos insectos en la granja. “Hay que actuar sobre el ciclo biológico de la mosca hembra, ya que pondrán huevos en muchas zonas a las que no tenemos fácil acceso, como los estercoleros”, concreta Carlos Guada. “Conocer el ciclo biológico del insecto nos ayuda a decidir qué tratamientos emplear en cada fase, para obtener mejores resultados”, reafirma el veterinario César Ramos.

Desde los huevos, las larvas eclosionan pasando por tres estadios larvarios hasta transformarse en pupa y terminar siendo una mosca adulta, una fase en la que ya están capacitadas para el apareamiento, realizando puestas de entre 100 y 150 huevos. Atendiendo a este ciclo, los especialistas recomiendan actuar también en las fases en las que los insectos son aún larvas, con larvicidas, que permitan reducir la presencia de adultos y su reproducción.

Los especialistas recomiendan actuar en las fases en las que los insectos son aún larvas, sin esperar a que lleguen a adultos

Con los larvicidas, como el diflubenzurón, se impide directamente el desarrollo de las larvas, que no llegan a eclosionar y mueren dentro de los huevos. No el caso de que la hembra adulta no lo haya ingerido, las larvas eclosionan e ingieren el diflubenzurón impidiendo el paso al siguiente estadio larvario, es decir, se rompe el ciclo biológico “Se trata de un principio activo con una toxicidad nula, que resulta inocuo para aves, mamíferos y abejas”, por lo que se puede aplicar en presencia de animales y no necesita plazo de seguridad», apunta Carlos Guada.

Humedad y temperatura, marcan el momento de aplicación de tratamientos

Según la fase en la que se encuentre el insecto se ubican en unas zonas u en otras de la ganadería, de ahí que sea fundamental conocer su ciclo para también localizarlas. Así, cuando son adultos suelen estar en zonas con animales y residuos orgánicos. La temperatura óptima son los 35 grados pero soportan un rango de variaciones que va desde los 13 grados hasta un máximo que puede llegar a los 45 grados.

Mientras, para los huevos prefieren zonas sombrías, frescas y con humedad. También las larvas migran y se alimentan en zonas húmedas y sombrías hacia zonas secas, donde entran en fase de pupa. “En Galicia, tenemos la humedad necesaria, incluso en los meses de verano, para propiciar la eclosión de los huevos y el desarrollo larvario”, indica César Ramos.

Recomiendan empezar con tratamientos contra las moscas cuando se alcanza una temperatura de 16 grados

Sin embargo, a medida que aumenta la temperatura se reduce el tiempo de eclosión y desarrollo, lo que favorece un incremento del número de moscas adultas listas para reproducirse. Con una temperatura de 16 grados, el ciclo del insecto se prolonga durante entre 40 y 49 días. Si bien, cuando se alcanza una media de 30 grados, el ciclo se acorta hasta situarse en 9 o 10 días. “En poco más de una semana tendremos más insectos adultos listos para realizar nuevas puestas”, incide el veterinario.

En este sentido, el experto recomienda comenzar a aplicar tratamientos para frenar la incidencia de las moscas cuando se alcanza una temperatura de entre 15 y 16 grados para mantener un control sobre todas las fases de los insectos. “Con los aumentos progresivos de las temperaturas medias y máximas que estamos experimentando a causa del cambio climático, los tratamientos deben condicionarse a la temperatura y ya no a una determinada época del año”, concreta César Ramos.

Aplicar los tratamientos en horas poco calurosas o al atardecer prolonga su efecto hasta en 2 semanas

“Antes los larvicidas solían aplicarse en los meses de marzo o abril, ahora es más complicado fijar una época debido a las variaciones de humedad y al incremento de la temperatura, por lo que suele recomendarse aplicarlos tempranamente”, apunta Guada.

De igual manera, la aplicación de los tratamientos en las horas menos calurosas permite prolongar su efecto e incrementar su eficacia. “Si se aplican al atardecer su persistencia es mayor y se puede conseguir incrementar su efecto incluso hasta 2 semanas”, concreta Guada.

Zonas en las que aplicar tratamientos

Una de las reglas para conseguir una mayor eficacia a la hora de aplicar tratamientos contra las moscas es asegurarse de utilizarlos en zonas oscuras, húmedas y con acumulación de materia orgánica, ya que son los ecosistemas vitales de los insectos. Pero también hay otras zonas que son propicias para el desarrollo de los insectos en distintas fases y que pueden pasar desapercibidas. Es el caso, por ejemplo, de las zonas entre pasillos, donde la arrobadera no llega y que son un acceso bueno a las camas de los animales, un lugar que escogen la pupas, al ser una zona seca.

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Las zonas próximas a las camas y de los pasillos donde no llegan las limpiezas automáticas son espacios proclives para que críen las moscas.

También los bordes de los cubículos y los comederos son zonas para la puesta de huevos y las larvas. Las partes bajas de los bebederos o las entradas al área de ordeño son espacios que hay que tener en cuenta para aplicar tratamientos, y que muchas veces se olvidan.

Zonas oscuras, con acumulación de restos de comida, estiércol o fosas de purín son espacios proclives para las moscas

Las zonas en las que se produzcan lixiviados de los silos o acumulación de restos de comida o limpieza de estiércol son favorables para el desarrollo de los insectos. “En cualquier superficie de cama caliente, paridera o con animales enfermos hay que utilizar tratamiento en toda la superficie, ya que son propicios para el desarrollo de las moscas”, apunta Ramos.

Del mismo modo, la fosa del purín es habitualmente uno de los focos más destacados para la aparición de moscas. En estos casos, Ramos incide en la importancia de aplicar correctamente los larvicidas, que además suelen ser los tratamientos con un coste más elevado frente a un adulticida clásico. “Las larvas suelen estar en las zonas de la periferia en aquellas partes en las que la fracción líquida y sólida se mezcla, por lo que nuestros esfuerzos deben concentrase en estos espacios”, recomienda el veterinario.

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