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Manuel Iglesias Turnes (Cabanas-A Baña, 1950) no acaba de acostumbrarse a los compromisos de promoción de sus libros –”As rapazas de Xan” (2012) y “Que non te aten” (2016)- en los medios de comunicación. Y razón no le falta: los periodistas aun consideran “extraño” que este profesional de la mejora genética de la raza Holstein venda semen. Todo un síntoma del desconocimiento de la realidad del campo gallego actual por parte de la opinión pública, acostumbrada a recibir noticias del mundo rural, en su mayoría, anecdóticas o de crónica negra.
En este sentido, “Que non te aten” quiere dar a conocer al público gallego el día a día de varios jóvenes ganaderos actuales. Está ambientada en el año 2014, en un momento de bonanza en el sector lácteo antes de la desaparición de las cuotas.
En tu primera novela, “As rapazas de Xan”, describes la vida en tu aldea en el año 1955. En la segunda, “Que non te aten”, retratas a la juventud ganadera de hoy. ¿Que te impulsó a escribir sobre la situación actual de los productores de leche?
Lo que me impulsó fue dar a conocer un rural de gente trabajadora y con mucha formación que está al frente de muchas explotaciones ganaderas. Quería también poner en valor y darle visibilidad al mundo rural que hoy en los medios de comunicación sale de una forma deturpada y anecdótica. Quería dar a conocer al resto de la sociedad gallega este mundo rural moderno y modernizado.
Y es que se sigue asociando el rural con el retraso, se sigue estigmatizando, y en ese mismo paquete también va la lengua gallega.
Sin embargo, esa imagen deturpada a veces acaba siendo asumida por los propios habitantes del rural, y por el colectivo ganadero en particular….
Creo que en la juventud de ahora ya no. Los jóvenes ganaderos de ahora ya tienen conciencia de que son empresarios, de que tienen una muy alta formación y ven que muchos sus amigos y amigas de la ciudad tienen que emigrar por falta de trabajo.
La novela la escribí en el año 2014, antes de la supresión de las cuotas, y en aquel momento había una crisis profunda en las ciudades, pero en las ganaderías de leche, en el rural, se estaba creando empleo y era incluso un momento de precios de la leche más asumibles. Todo el sector estaba esperando la supresión de las cuotas para doblar el número de vacas y aumentar la producción.
¿Cómo valoras el show mediático que se montó con las vacas famélicas de una explotación de Chantada? ¿Entra dentro de esta visión anecdótica del campo que ofrecen los grandes medios de comunicación?
Con las vacas locas ya casi hundieron el sector del vacuno de carne, y con esto va en la misma línea. Tiene su valor como caso aislado, y es evidente que en esa ganadería había un problema grave. Pero lo que no se puede es extrapolar eso al resto del sector. Estos casos son anecdóticos, como los de las personas que mueren solas en las ciudades o de mascotas que están sin alimentar por parte de sus propietarios, y sin embargo en estos casos no se creó tanta revuelo mediático.
“El caso de las vacas de Chantada es anecdótico: la inmensa mayoría viven con un alto nivel de comodidad y bienestar”
Lo que tenemos que destacar es que las vacas en Galicia, en su inmensa mayoría, viven con unos altos índices de comodidad y bienestar: tienen sus especialistas, están bien alimentadas y nutridas, tienen sus sistemas de ventilación para que no pasen calor, duermen en camas esterilizadas, tienen una higiene diaria…No sé si se puede cuestionar que una vaca tenga que dar 13.000 litros al año. Pero en todo caso, el bienestar animal, aunque haya casos mejorables, en general es extraordinario.
Por tu profesión y por tu edad viste trabajar en el sector ganadero gallego a varias generaciones. ¿Qué cambios ves en los jóvenes ganaderos y ganaderas?
En primer lugar, pienso que hay que reconocer el mérito de los padres de estos jóvenes, porque ellos fueron los que pasaron hace unos treinta años de 10 a 100 vacas, mejoraron la genética y las instalaciones, y sus hijos se incorporan ya con todo ese trabajo y ese esfuerzo hechos.
“Los jóvenes ganaderos están más formados y conciben la aldea más como lugar de trabajo”
La principal diferencia para mí es el grado de formación, que es mayor en las nuevas generaciones, ya que tienen que saber mucho y de muchos ámbitos. Las condiciones de trabajo también mejoraron, con más días de vacaciones, mayor mecanización de todas las labores….. etc.
También es más común en las nuevas generaciones que vivan en las villas y que vayan a trabajar a la explotación ganadera en la aldea. Es decir, la aldea pasó para ellos de ser un lugar de residencia a un centro de trabajo.
Una parte importante de la juventud ganadera que retratas en “Que non te aten” está ahora en una difícil situación debido a que realizaron inversiones importantes de cara a unas perspectivas del mercado lácteo que no se cumplieron. ¿Que falló para llegar a esta situación?
Desde luego que el ganadero hizo lo que tenía que hacer: tener vacas eficientes, dimensionar la explotación y producir leche de calidad. Y las inversiones que realizaron estuvieron apoyados por ayudas públicas, con lo que la Administración avalaba las perspectivas que había.
Por el contrario, pienso que lo que falló fue la parte industrial y la Administración, tanto la Xunta de Galicia como el Gobierno Central, que no apostaron por proyectos industriales para crear productos lácteos de valor añadido y por la exportación. Es suficiente con ir al supermercado: intentan meterte leche en brik francesa y derivados lácteos y quesos que son en gran parte alemanes, franceses u holandeses.
Esto debería llevar al ganadero a ser él el que participe en la industrialización de su leche. Los productores deben implicarse en la transformación de su leche. Proyectos como los de Leite Noso, propiedad de los ganaderos, son un ejemplo a seguir.
“No me gustaría ver el rural gallego en manos de multinacionales”
El sector lácteo es el motor del rural gallego, si falta él detrás quedará un desierto poblacional en las comarcas rurales gallegas que ahora aún mantienen algo de dinamismo.
Pienso que en Galicia falta un proyecto de país para el sector lácteo. Sí que hay planes estratégicos para el sector naval, para el Camino de Santiago pero no para el sector lácteo, y eso es un síntoma.
El sector agroganadero emplea en este momento al 4% de la población activa gallega. ¿Consideras que este menor peso electoral explica que deje de considerarse como algo prioritario para la Administración?
Desde luego. De hecho, el sector lácteo está dejando de estar presente en la agenda de las campañas electorales y no se pierden unas elecciones por haber ralizado una mala gestión en este sector, como puede suceder con otros. Ni siquiera en campaña electoral se acuerdan del ganadero.
Lo que queda en el rural, fuera de estos ganaderos empresarios y emprendedores, es gente mayor, con una actitud más conservadora y menos proclive a castigar en las urnas esta dejadez con el sector lácteo.
El rural tiende a masculinizarse debido a la marcha de las mujeres jóvenes hacia las ciudades. En la novela tocas también cuestiones como la igualdad de género ¿Consideras que están cambiando también las cosas en este sentido?
La realidad está cambiando mucho. Sirva como ejemplo que en el año 1955 la mujer se sentaba a la mesa si había sitio, mientras que ahora, en “Que non te aten”, retrato a unas mujeres que llevan una explotación en pie de igualdad con el hombre. En muchos casos son ellas las que se responsabilizan de los trabajos más complejos como pueden ser el ordeño o cuestiones de papeleo. Lo que pasa es que no se procura su visualización como se debiera. Los medios siempre hablan de los ganaderos.
Por otra parte, también cambió el tipo de parejas en las explotaciones. Es decir, antes lo normal es que un ganadero compartiera su vida con una mujer ganadera, pero ahora ya es muy común ver parejas de ganaderos y mujeres funcionarias, trabajadoras del sector servicios…etc.
En tu primera novela, “As rapazas de Xan” retratabas el rural gallego del año 1955, con una forma de vida que había variado poco con respecto a siglos atrás. En “Que non te aten”, sesenta años después, das un salto a la modernidad. ¿Cómo ves el rural gallego del futuro?
Viví con el arado romano y no estoy arrepentido. Como no me gustaría ver el rural gallego es en manos de multinacionales que tengan vacas y asalariados, pero donde no haya explotaciones de labradores y de ganaderos. Me gustaría que se potenciara la agricultura y la ganadería familiar y que eso permitiera fijar población en el rural gallego.
“Quedaría satisfecho si mi obra contribuye a fomentar el orgullo de ser ganadero”
¿Qué estrategias crees que se deberían utilizar los ganaderos para defenderse?
Galicia es un país productor y tenemos que tener políticas idóneas para el sector. Los ganaderos tienen que utilizar la imaginación y valorar sus productos. Deberían aprovechar que la marca Galicia vende y que los productos gallegos son valorados aquí y fuera.
Como no van a cambiar las cosas es si seguimos haciendo lo mismo. En este sentido, pienso que los ganaderos deberían irse introduciendo progresivamente en los procesos de transformación de la leche y recuperar productos como la leche fresca de calidad, como hacen en los países europeos más desarrollados.
¿Cómo te gustaría que fuera recordada tu novela “Que non te aten”?
Pues como una obra que contribuyó a fomentar la autoestima y el orgullo de ser ganaderos y ganaderas y de vivir en la aldea. Sin ganaderos y sin agricultores no hay país, porque ahí sobrevive el idioma y las tradiciones. Las ciudades, en general, muestran poco interés en mantener los signos que nos definen como pueblo.
