«El descenso del consumo de leche en la adolescencia puede tener consecuencias en la salud»

Entrevista a Jaime Dalmau, especialista en Pediatra en la Unidad de Nutrición y Metabolopatías en el Hospital Infantil La Fe de Valencia. Defiende la necesidad de suplementar la leche con vitamina D y advierte de las carencias nutricionales que presentan las mal llamadas “leches vegetales” frente a la leche de vaca.

«El descenso del consumo de leche en la adolescencia puede tener consecuencias en la salud»

Jaime Dalmau Serra. Foto: pediatriaintegral.es

Jaime Dalmau Serra es unos de los más destacados especialistas en nutrición infantil en España. Es especialista en Pediatra y doctor en Medicina por la Universidad de Santiago de Compostela. Además, ha sido miembro y coordinador del Comité de Nutrición de la Asociación Española de Pediatría y es director de Acta Pediátrica Española, entre otras responsabilidades.

En esta entrevista aborda la importancia de la leche en la alimentación humana, especialmente en la infancia y los riesgos que pueden representar la sustitución en los últimos años de este alimento por las mal llamadas “leches vegetales”.

¿Por qué es imprescindible la leche para la alimentación humana en determinadas etapas?
La leche es el principal alimento para que el ser humano pueda tomar calcio. Por lo tanto, si no se toman lácteos hay riesgo, por lo menos, de no ingerir suficiente calcio.

Centrándonos en la infancia y en la adolescencia, ¿Que beneficios aporta la leche de vaca y cuales serían las dosis recomendables?
Soy pediatra y en la alimentación infantil debemos saber que nutrientes estamos recomendando. En este sentido, a un niño cuando le recomiendo leche quiero darle fundamentalmente calcio. Además, es un alimento que tiene una cantidad de proteínas muy adecuadas por volumen, aunque no es algo que nos preocupe a los pediatras ya que en estos momentos en España los niños toman proteínas en exceso.

“La leche debería estar suplementada con vitamina D”

Por tanto, recomendaría que desde la infancia y hasta el período de edad adulta se tome leche, por su importancia como aporte de calcio, y aconsejaría que estuviese suplementada con vitamina D. Los datos científicos indican que esta vitamina es muy importante para la salud ósea y para prevenir diversas enfermedades (enfermedades autoinmunes, infecciosas, complicaciones de la obesidad, etc.) y es muy difícil obtenerla en una dieta normal.

En cuanto a las dosis recomendadas, entre el año y los 3 años el consumo recomendado es de 2-3 raciones diarias; durante la etapa preescolar y escolar, los niños deben tomar unas 2 raciones diarias y los adolescentes deben ingerir entre 3 y 4 raciones del lácteos al día.

El consumo medio de leche en España ha bajado notablemente desde algo más de 120 litros por persona adulta y año a poco más de 70. ¿Le preocupa este descenso? ¿Que efectos puede tener sobre la infancia y la adolescencia?
Sobre todo ha descendido en la adolescencia, que es junto con los 2-3 primeros años de vida el período más importante para la población infanto-juvenil desde el punto de vista nutricional. Ambos períodos se caracterizan por la necesidad de calcio, por lo que si en estos dos períodos no se consume suficiente leche podría ser un factor de riesgo de osteoporosis que se manifestaría en el periodo de adulto. Esto no está ocurriendo en los niños de 0 a 3 años pero si en la adolescencia.

“Me preocupa el descenso en el consumo de leche en la adolescencia”

¿Las llamadas «leches vegetales» son más saludables y nutricionales que la leche de vaca, tal y como anuncian las campañas de publicidad?
Hay que recordar que la leche se produce en las glándulas mamarias de los animales mamíferos, por lo tanto lo que sale de una planta no es leche. Esto es peligroso porque las bebidas vegetales no son un alimento completo y equilibrado como la leche. Por ejemplo, carecen de lactosa, que es un hidrato de carbono que ayuda mucho a la absorción del calcio.

Además, muchas leches vegetales tienen menos calcio o carecen de suplemento de vitamina D. Según estudios recientes que hemos realizado, se concluye que estas bebidas, incluso en algunas suplementadas con calcio, su cantidad es inferior a la de la leche.

También se ha visto, de acuerdo con la composición expuesta en el etiquetado que desde el punto de vista nutricional no son bebidas equilibradas, por lo que necesitan ser complementados en la dieta con alimentos que contengan los nutrientes deficitarios de cada bebida vegetal. A título de ejemplo y en general, se ve que la mayoría que las bebidas vegetales a base de soja tienen pocas calorías y con proteínas de bajo valor biológico; las elaboradas a partir de arroz presentan poca cantidad de proteínas, las de almendra tienen poco sodio y cloro…etc. Otra característica común es el exceso de azúcares, la carencia de ácidos grasos de cadena larga y falta de vitamina D y de calcio, excepto cuando están suplementadas correctamente.

“Detectamos carencias nutricionales en las leches vegetales”

Es decir, las bebidas vegetales no sustituyen a la leche desde el punto de vista nutricional en ningún caso. Lo cual no quiere decir que no se puedan consumir o que son malas, pero deben ser complementadas con otros alimentos para una alimentación equilibrada y completa.

Sin embargo, ante un problema de colesterol o incluso de problemas intestinales, lo primero que hacen muchos médicos es retirar la leche y los productos lácteos. ¿Hay una base científica para estas decisiones? ¿Realmente la grasa de la leche es tan mala?
Hay estudios recientes que concluyen que los ácidos grasos de la leche no son tan malos como se pensaba hasta hace unos años. Recomendaría en la infancia consumir leche desnatada solamente en dos casos: cuando hay niños con obesidad y en niños con colesterol alto (dislipemia y hipercolesterolemia). En los demás casos, no hay por qué retirar la grasa de la leche si el resto de la alimentación es equilibrada

¿Que características deberían reunir las leches nutricionales? ¿Hay margen de mejora?
Cuando no es posible la lactancia materna, existen las llamadas fórmulas 1 o de inicio y la fórmula 2, de continuación, para a partir del sexto mes. El problema son las leches junior, de crecimiento o de fórmulas 3, para niños de 1 a 3 años. La composición de las dos primeras está regulada por ley, no así las leches junior.

La cantidad de proteínas que toman los niños no nos preocupa a los pediatras, ya que ingieren entre 2 y 3 veces más de las cantidades que necesitan. Sin embargo, hemos detectado una ingesta baja de alimentos que contienen hierro , y escaso consumo de verduras y de pescado. En este sentido, las leches tipo Junior suplementadas con hierro, ácidos grasos de cadena larga (DHA), y también quizás en algunos casos con vitamina C y ácido fólico, son una opción para conseguir ingestas adecuadas de estos nutrientes

“La Administración debería regular las leches junior”

El problema de las leches de junior es que no existe legislación y la Comisión Europea ha decidido este mismo año no regular las cantidades de nutrientes que deben llevar. Esto dificulta el trabajo de los pediatras. De hecho, según un estudio que hemos realizado existen en el mercado algunas leches junior que tienen bajo contenido en hierro y proteínas, en otros casos están suplementadas con DHA pero carecen de ácido fólico….etc. Por eso, los pediatras si recomendamos leches junior, -lo cual debe hacerse si el resto de alimentos que se toman a lo largo del día no son adecuados-, deberíamos recomendar marcas concretas de fórmulas 3 ya que varían mucho las cantidades de muchos nutrientes. Algo que no ocurre con las leches 1 y 2, donde los ingredientes son muy parecidos.

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