La tuberculosis bovina: Claves para entender esta enfermedad

Cada vez más próximos al objetivo de erradicar la dolencia de las ganaderías, la tuberculosis aún es hoy una enfermedad temida por las consecuencias que ocasiona en las granjas. Galicia camina hacia su erradicación con paso firme. El doctor en veterinaria experto en la infección Ramón Juste Jordán aporta algunas de las claves a tener en cuenta

La tuberculosis bovina: Claves para entender esta enfermedad

La tuberculosis bovina es una enfermedad contagiosa y persistente. En la actualidad su incidencia varía mucho por regiones con algunas zonas donde se registra una prevalencia relativamente alta, que hacen que el cómputo general del estado se mantenga a niveles bajos pero por encima de lo que sería de esperar después de tantos años de control, como concluyen los expertos. Tanto Galicia como Asturias se aproximan al objetivo de situarse por debajo del 1 por 1.000 de forma continuada cuya meta es conseguir mantenerla durante al menos seis años para poder ser reconocida como espacio libre de tuberculosis. En el conjunto de España su incidencia se sitúa cerca del 3% debido a un repunte desde 2015 tras haber llegado al minimo de 1,31% en 2012.

Atrás queda un largo camino que comenzó a mediados de los años 1950 cuando se empezó a combatir la enfermedad de forma individual y puntual en las explotaciones ganaderas en España. No sería hasta el año 1986 cuando se impulsaron y comenzaron a aplicarse obligatoriamente las estrategias conjuntas del Programa Nacional de Erradicación de la Tuberculosis. En esos comienzos la tasa de incidencia de la enfermedad se situaba en valores de alrededor del 15%.

Prevalencia de la tuberculosis bovina por Comunidades Autónomas: 

Evolución de la prevalencia de la tuberculosis bovina por CCAA. Se observa que hay 3 CCAA por debajo del 1 por mil y que más de la mitad se encuentran por debajo del 1 por cien

Evolución de la prevalencia de la tuberculosis bovina por CCAA. Se observa que hay 3 CCAA por debajo del 1 por mil y que más de la mitad se encuentran por debajo del 1 por cien

Identificar la enfermedad

La enfermedad se manifiesta con síntomas respiratorios principalmente. La tos y la expectoración de sangre de las mucosas son evidencias de la afección. Aunque también puede presentar síntomas variados que puedan afectar a otras partes del cuerpo. La enfermedad acaba por consumir al animal. Las lesiones que provoca se centran en consunción y nódulos pulmonares y en otras zonas.

La infección se produce por bacilos de Koch que se adquieren después de ser excretados a través de las lesiones abiertas. Hay una transmisión directa pero no es la más importante, sino que estos bacilos sedimentan y siguen en el entorno por lo que contaminan agua o comida como explica el experto en la infección, Ramón Juste Jordán, doctor en veterinaria experto en tuberculosis y gerente del Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario (SERIDA) Asturia.  Eso explica su presencia en granjas de mayor tamaño donde no es tan factible una contaminación directa por vía aérea y resulta más lógico que la contaminación se haya producido a través de la comida. Esto también explica lo que ocurre con la fauna silvestre, convertida en el principal reservorio de la enfermedad.

El gran control que se ha hecho de la enfermedad a lo largo de estos años dificulta una valoración del impacto productivo real que puede tener en las explotaciones. Con las tasas de prevalencia tan bajas que se están registrando ya no se pueden recoger muchos datos para poder hacer estimaciones productivas. Pese a ello, sin duda, si se dejase sin control, la tuberculosis causaría perdidas económicas importantes y sería una fuente de riesgo para la población humana.

El saneamiento

El control de la enfermedad, para la cuál no existe tratamiento, viene de la mano de las campañas de saneamiento. Las pruebas de diagnóstico ofrecen “resultados muy fiables” como matiza Juste. En la actualidad estas prácticas de detección se centran en dos procedimientos:
Intradermorreacción: Es la respuesta de hipersensibilidad de tipo retardado tras la inoculación intradérmica de tuberculina, un extracto proteico de la bacteria causal M. bovis.
Prueba de liberación de Interferon: La prueba se realiza en sangre, pero ya en el laboratorio lo que la hace más controlable. Sin embargo, esto exige un traslado rápido de las muestras al laboratorio.

Las vacunas de paratuberculosis pueden interferir en la detección de la tuberculosis por eso no están permitidas en ganado vacuno

Existen dificultades para su identificación por las interferencias producidas por las vacunas de la paratuberculosis, por eso no están permitidas estas en España en el ganado vacuno.

El saneamiento sigue siendo “traumático para los ganaderos, por las implicaciones de control que tendrá en la explotación y la pérdida de animales. Volver a la situación anterior requiere, al menos 2/3 años, reconoce el experto.

La fauna salvaje, el reservorio de la enfermedad

Uno de los principales obstáculos que se presentan en la erradicación de la enfermedad es la colaboración de la fauna salvaje en su persistencia al convertirse en auténticos reservorios de la infección. Tanto los jabalís como los tejones se convirtieron en herramientas claves para la propagación de la enfermedad y su contagio al ganado vacuno. Su presencia en pastos o abrevaderos empleados para abastecer a las vacas puede ser una fuente directa de contagio. Una dificultad añadida que afecta en mayor medida a las explotaciones de extensivo.

Por este motivo, algunos expertos incluso ponen en entredicho la posibilidad de la verdadera erradicación de la enfermedad, puesto que puede persistir en la fauna salvaje, sobre la que es muy difícil llevar un control, pese a que ya existe un programa oficial para hacerlo. Incluso se llega a contemplar la posibilidad de vacunar a la fauna salvaje, sobre todo en aquellos espacios donde cuentan con una gran presencia y representan una actividad económica al ser reservas de caza.

También la propia caza es una herramienta útil para realizar un control de la población de estos animales e intentar así lograr una reducción de la presencia de la enfermedad en esta fauna.

Una enfermedad con historia

La tuberculosis es una enfermedad contagiosa y persistente que fue detectada ya en bisontes de hace 17.000 años y en humanos de hace 9.000 años. Existen incluso evidencias documentales de su presencia en el Antiguo Egipto. Es una enfermedad que se conoce muy bien y que tuvo un impacto mayor en los últimos años de los siglos XVIII y XIX. Tanto el sedentarismo como la explotación productiva de los animales pudo haber provocado esa relación entre humanos y animales que lleva a ambas especies a compartir la infección, lo cual seguramente habrá ejercido una presión selectiva para desarrollar un sistema inmune más potente que permita la vida en colectividades en estrecha convivencia.

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