“La sociedad tiene que conocer que detrás de un litro de leche hay una persona que trabaja los 365 días”

Retratar un mundo poco tratado por los medios y los fotógrafos como es el de las salas de ordeño de vacuno de leche, un espacio en el que el ser humano establece una relación especial con la vaca: el tesoro blanco que alimenta a la humanidad sólo es ofrecido por este mamífero en buenas condiciones si el ganadero o ganadera sigue una rutina y le transmite tranquilidad al animal. Un rito milenario que estos profesionales realizan con el primer amanecer del día y vuelven a repetir al atardecer, con los últimos rayos de sol, los 365 días y sea cuál sea su estado anímico.

Para rendir un homenaje a los millares de ordeñadores que por todo el mundo realizan este trabajo, el veterinario de Seragro y apasionado de la fotografía, José Luis Míguez, acaba de presentar en la Semana Gandeira de Mazaricos el libro fotodocumental “El ordeño: lo que es”, editado y distribuido gratuitamente por Laboratorios Calier.

¿Cómo surgió la idea de este libro fotodocumental?
Hace tiempo que estoy haciendo fotografía y visitando exposiciones y tenía la inquietud de hacer un libro de fotografía relacionado con mi trabajo. Además, quería cubrir un hueco que no está tratado desde el punto de vista artístico como es lo del ordeño.

Las fotos fueron todas sacadas en ganaderías de la provincia de A Coruña y de todo tipo: desde explotaciones con 4 vacas a otras con 400 animales en ordeño.

¿Cuál es la característica que, desde tu punto de vista, une a todas estas ganaderías?
Todas ellas viven de la leche, un producto al que dedicaron toda su vida. Parto de que estos ganaderos y ganaderas hacen de su profesión una forma de vida al servicio de toda la sociedad, para producir un alimento básico como es la leche, cuidar el medioambiente y mantener vivo el medio rural.

No introduje en las fotos ningún tipo de filtro o de matices a la hora de retratar a los ganaderos y ganaderas durante el ordeño, y por eso meto todo tipo de establos y en condiciones reales.

“Este libro está hecho desde la sala de ordeño, mostrando lo que hay”

¿Que te llevó a especializarte como veterinario en sanidad de la ubre?
Empecé en el año 1997 haciendo clínica libre y unos ocho años después entré en la empresa Seragro, un poco motivado porque era la mejor escuela para sacar adelante un trabajo cada vez más exigente y pluridisciplinar como son los servicios veterinarios para vacuno de leche.

Durante este período viví el momento en el que se pasó en Galicia de haber 70.000 ganaderías a unas 12.000. Viví también como ayuntamientos como Oza o Cesuras pasaron de ser de una tradición ganadera a especializarse exclusivamente en el sector forestal del eucalipto. Por entonces aún se ordeñaba en cántaras o en pequeños circuitos en las casas de labranza y todo eso desapareció.

¿Le falta al ganadero ser reconocido por la sociedad como un artesano más, al mismo nivel que tiene en Francia y en otros países?
No digo que la sociedad no lo reconozca, sino que no está trabajado. El de la leche es un sector que está olvidado y que sólo es noticia cuando hay problemas. Al contrario de otros sectores como el del vino, que se asocian a prestigio y tradición e incluso al glamour y que es ampliamente fotografiado.

La sociedad debería tener también conciencia de que detrás de un litro de leche hay una persona, el ganadero o la ganadera, que trabaja los 365 días del año y que ve el amanecer y el atardecer todos los días trabajando desde la sala de ordeño.

Desde un punto de vista técnico, y dada tu ya amplia trayectoria profesional, ¿En que aspectos del ordeño crees que aún hay margen de mejora?
Hay mucho que mejorar aún en la calidad de la leche, en la estimulación de las vacas antes poner la ordeñadora, para transformar la leche del estado de glándula al sistema de cisterna en la ubre.

También intentamos combatir el sobreordeño porque cuanto antes posible se ordeñe mejor, y si le podemos arañar a una vaca 10 o 20 segundos de colapso de pezonera para extraer la misma leche, mucho mejor. La vaca nos lo va a agradecer y vamos a tener un animal con cuatro pezones en buen estado hasta el final de su ciclo.

La introducción de los robots de ordeño, ¿Despersonaliza esa estrecha relación de la persona y la vaca en el momento del ordeño?
Todo lo que sea tecnología y progreso está bien. El robot de ordeño es una solución a la falta de mano de obra y es una opción más. No tiene porque quitar relación, aunque sí es cierto que se pierde ese estado anímico de la persona que palpa y toca la vaca en el ubre todos los días. Pero la relación emotiva del ganadero con sus vacas sigue ahí porque es quien las cría, el que las cuida y vive de su leche.

 “Hay que evitar que los problemas personales acaben parando en el foso de ordeño”

¿El estado anímico del ordeñador influye de forma decisiva?
Efectivamente. Los problemas y preocupaciones que tiene una persona en el día a día van a parar al foso de ordeño. En este sentido, el tener la cabeza en lo que se hace, lo que se llama línea de pensamiento activo, de pensar en lo que se está haciendo para hacerlo bien, es fundamental durante este trabajo.

Muchos de los errores que se cometen durante el ordeño son porque se realiza el trabajo con el piloto automático.

¿Qué fotografía del libro te tocó más emocionalmente?
Una fotografía de la mano de una persona mayor acariciando una vaca. La hice con un teléfono móvil hace tiempo en un prado de un tío de mi mujer. Esa foto para mí sigue siendo una de las mejores que llevo hecho y le tengo mucho cariño por el significado que tiene de relación profunda entre el ser humano y la vaca.

Me da mucha lástima cuando una explotación cierra, porque tienes una relación con los ganaderos de ir a visitarlos todos los meses y ves como se va cerrando la ganadería cuando no hay relevo generacional. Es duro porque le acabas cogiendo cariño a la honestidad que ponía la persona con aquella actividad.

¿La gente joven no se incorpora a la ganadería por lo sujeto que es el ordeño?
Creo que es un tópico. A la gente joven le gusta el rural y el problema es que estamos en una crisis de precios y de infravalorización de lo que hay detrás de un litro de leche. Ejemplos en positivo los tenemos en Eu Son Mazaricos, un grupo de jóvenes que apuesta por quedar en el rural o juventud que se está incorporándose a la agricultura y a la ganadería en distintas partes de Galicia. Lo que quiere la gente joven es que se valorice lo suyo y luchar por sus derechos porque el rural tiene que dar calidad de vida y la da, el problema es quien no lo ve así

¿Donde se puede conseguir tu libro?
El libro es de distribución gratuita, yo no gano nada con él y lo hice por pasión y porque me gusta este mundo y la fotografía. El libro lo distribuirá Laboratorios Calier, que incluso va a destinar una partida a Sudamérica, un mercado emergente en el que esta empresa también está presente. Va a ir llegando poco a poco a los ganaderos a través de los distribuidores de Calier.

Por último, quiero agradecer a Calier que una multinacional farmacéutica como ella rompa con la línea estética con este libro. Es decir, siempre que se ofrece propaganda en el mundo de la ganadería se enseña un mundo totalmente aséptico que no es el real. Este libro, por el contrario, está hecho desde allí dentro, desde la sala de ordeño, mostrando lo que hay.