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Yolanda Trillo es licenciada en veterinaria por la Universidad de Santiago (USC). Comenzó su doctorado en el 2011 (USC) realizando auditorias de bienestar animal en ganaderías de vacuno de leche de Lugo y que completó con una estancia de investigación de dos años en la UC Davis, California profundizando en temas de manejo alimentario. Parte de estos resultados de investigación y su experiencia está publicada en su página web http://lideresenbienestar.com . Actualmente trabaja como International Distribution Manager para la multinacional escocesa proveedora de ecógrafos, BCF Technology.
El pasado día 30 participó en Silleda en el II Encontro da Mocidade Gandeira, organizado por el Clube de Xóvenes Gandeiros de Galicia, con una ponencia sobre “El bienestar entre animales, ambiente y personas”.
El punto de partida de Yolanda Trillo es que los resultados de una explotación dependen de la interacción entre tres factores: las personas (desarrolladores del trabajo), el ambiente (o lugar del trabajo) y los animales (que son el reflejo del trabajo).
Las personas que trabajan en la granja, deben estar no solo bien formadas y coordinadas trabajando por objetivos definidos (protocolos de trabajo) sino también motivadas para conseguir una eficiencia en el desempeño;
El ambiente que rodea a los animales, el establo principalmente debe proporcionar el mayor confort para favorecer altos rendimientos.
Los animales, en este caso las vacas de las cuales se obtiene un beneficio por reproducción (terneros para venta o recría) y producción de leche.
Punto de partida: datos sobre el estado actual de la explotación
Para poder mejorar esos tres parámetros, que se traducirán en una mayor rentabilidad económica para la explotación, y como punto de partida, Yolanda Trillo incidió en la necesidad de contar con una auditoría que proporcione datos sobre parámetros medibles como Materia Seca (MS), Producción, Condición Corporal (CC), etc. que permita conocer el estado actual de una granja o rebaño en todas sus áreas de manejo: animales, alimentación, ordeño, descanso, paseo, ventilación, bioseguridad y trabajadores.
Para ello, la veterinaria expuso a modo de ejemplo las observaciones realizadas durante su doctorado en 73 establos de la provincia de Lugo. Los datos mostraron que:
– Camas húmedas en al menos un 10% en el 48% de los establos.
– Altura de la barra del cuello inferior a 110 cm en un 25% de los casos.
– Espacio frontal libre inferior a 90 cm en el 90%.
– Carga ganadera mayor al 110% de la capacidad en un 15% de las granjas.
– Espacio de bebedero por vaca escaso en un 47% de los casos analizados.
– Suelos resbaladizos o abrasivos en un 40%.
– Pendiente en la sala de espera mayor al 3.7% en un 25% de las granjas.
– Signos de ventilación escasa en un 26% de las explotaciones analizadas, y en todas las ganaderías visitadas había un punto del establo en que era perceptible olor a amoníaco, debido a establos muy cerrados (97%).
– Falta de rutina en determinadas prácticas de manejo: frecuencia en la limpieza de suelos, la limpieza de bebederos, el uso del baño de pezuñas, la aplicación de carbonato cálcico o marmolina sobre las camas o el uso de los sistemas mecánicos de ventilación.
Mejora del bienestar y salud de las vacas
En este artículo abordaremos los aspectos a mejorar en cuanto al bienestar y salud de los animales, dejando para una segunda parte un análisis de las condiciones del establo y como mejorarlas.
Como punto de partida analizaremos los principales parámetros medibles sobre las vacas y los objetivos a alcanzar:
Puntuación de la Locomoción:
Se puede medir en una escala de locomoción (L) del 1 al 5 (consultar referencia proporcionada por Zinpro). Las cojeras (L3, L4 y L5), pueden indicar problemas en el diseño de las instalaciones o en la alimentación. El objetivo es que en el 70% del rebaño se sitúe en la categoría L1, sin problemas podales, un 20% en la L2 y que solo el 10% lleguen a desarrollar cojeras, categoría L3.
En este sentido, y partiendo de que el objetivo teórica ronda el 15% de vacas cojas, el análisis realizado por Yolanda Trillo en 73 ganaderías lucenses indica que el 50% de las granjas tenían el 62% de las vacas sanas. Mientras que la incidencia media de cojeras fue del 12%, similar a la media mundial.
Lo que habría que destacar es que el 25% de las ganaderías tienen más del 35% de las vacas con locomoción 2, con riesgo de derivar en cojera debido a diversas causas de manejo si no se previene a tiempo (correcto uso del baño de pezuñas, revisión frecuente de pezuñas y recorte de cascos, limpieza de suelos y camas, diseño del establo, etc).
Estado de la pezuña:
El crecimiento o desgaste anormal de la pezuña puede indicar problemas en el estado del suelo o inadecuado recorte funcional de la misma, que debe favorecer el apoyo en la parte externa y evitar la presión en la cara interna de la pezuña.
El 50% de los ganaderos reportaron realizar el recorte funcional de las pezuñas cuando ellos lo consideraban necesario. Solo el 37% de las ganaderías auditadas afirmaron realizarlo de forma rutinaria 2 veces al año.
Puntuación de la higiene:
Se midió en una escala del 1 al 4, de más a menos limpias, a partir del análisis visual de ubres, extremidades y flancos. El objetivo es que menos del 15% de las vacas lleguen a las categorías de mayor suciedad (3 y 4). Solo el 35% de las ganaderías cumplieron el objetivo en ubres y flancos pero ninguna consiguió una limpieza aceptable en la parte baja de las extremidades.
Lesiones de corvejón:
Incluyen roces, abrasión en el pelo o heridas. El objetivo es que menos del 5% de los animales del rebaño presenten este tipo de lesiones. Sin embargo, el 25% de las ganaderías analizadas tenían más del 50% de las vacas con lesiones, por lo que se trata de un aspecto con un amplio margen de mejora.
Condición corporal (CC):
Se midió en una escala de 1 a 5, clasificando las vacas en CC baja, adecuada o alta, según los días de leche (DEL) en los que se encontraba el animal. El objetivo es que el 95% de las vacas tengan una condición corporal adecuada al estado de lactación en que se encuentran.
Los datos del estudio realizado por Yolanda Trillo revelan que el 50% de las granjas auditadas tenían más del 30% de las vacas gordas. EL 50% de las ganaderías tienen el 50% de las vacas con una condición corporal adecuada.
Comportamiento:
La actividad diaria recomendable para la vaca debe de ser de entre 3 y 5 horas comiendo (de 9 a 14 comidas al día); acostadas de 12 a 14 horas, de las que pasarían rumiando de 7 a 10 horas; 30 minutos para beber; de 2 a 3 horas para interacción social; y fuera del cubículo, para ordeño o paseo, de 2,5 a 3,5 horas.
El objetivo es que a las 2 horas del suministro de la ración, más del 80% de las vacas estén acostadas y menos de un 10% estén de pié sobre la cama.
¿Cuales son las oportunidades de mejora?
Yolanda Trillo pretende demostrar con su estudio que, no necesariamente los valores teóricos que están escritos en la bibliografía existente tienen porque servir de referencia para nuestras ganaderías y que debemos empezar a construir nuestros propios valores de referencia mediante la auditoria y monitorización periódica de los parámetros medibles en la ganadería.
De forma que ella ha desarrollado un simple método de clasificación con las 73 ganaderías de su estudio, en las cuales somete dichas ganaderías a una clasificación en 3 categorías, partiendo de que la A son los mejores valores del 25% de las ganaderías evaluadas (independientemente de que cumplieran el objetivo teórico o no, simplemente limitándose a sus datos reales de granja) y la categoría C muestra el 25% de los peores valores obtenidos en la auditoria de bienestar:
Los resultados de las observaciones sobre los animales recogidas por Yolanda Trillo en 73 ganaderías de la provincia de Lugo mostraron que:
1. El nivel de bienestar global de los rebaños presentó una gran variación, desde ganaderías con al menos tres de los parámetros evaluados en la peor categoría hasta otras con solo uno o dos parámetros en la categoría B.
2. Dicha variación puede deberse a las diferentes prácticas de manejo en cada una de las áreas de trabajo que afecta a los parámetros evaluados y que habría que tratar de forma particular en cada granja.
3. Ningún rebaño obtuvo la clasificación A (25% mejor) en los 4 parámetros evaluados (condición corporal, lesiones, higiene, cojera e higiene).
4. Con lo cual, todas las explotaciones tenían oportunidades de mejora en alguno de los parámetros.
