Ganadería Bargueiras, ordeñando a contracorriente

¿Es posible sacar un salario digno y tener calidad de vida con 25 vacas en ordeño? Xosé Regueiro, un ganadero de A Pastoriza, demuestra que sí, apostando por la producción en ecológico y a muy bajos costes. Nos cuenta cómo trabaja.

Ganadería Bargueiras, ordeñando a contracorriente

Xosé Regueiro Yáñez. Foto: Camilo Friol

A Pastoriza es el municipio que más leche produce de todo el estado español. Este ayuntamiento de la provincia de Lugo ordeña más litros, por ejemplo, que toda la comunidad autónoma de Aragón junta. En la parroquia de Baltar y rodeado de ganaderías en intensivo, como una especie de isla en medio del océano, se encuentra la de Xosé Regueiro Yáñez, empeñado en demostrar que puede ser viable una pequeña granja de 30 cabezas.

Tiene 37 años y se incorporó con solo 20 a la explotación familiar regentada por su madre Victoria. Cuando ella se jubiló él siguió adelante. En el año 2006 se incorporó su hermano Juan pero la pequeña explotación no daba para los dos, así que tenían que tomar una decisión: o comprar cuota para poder crecer (tenían sólo 164.000 kilos) o cambiar de filosofía. “A mí lo de comprar cuota no me parecía una buena decisión, así que optamos por pasarnos a ecológico”, recuerda Xosé. Era el año 2008 y aquello no era el habitual.

Un año más tarde, en el 2009, hacían una inversión de 150.000 euros en un establo y una sala de ordeño nuevas, una nave sobredimensionada que aún está pagando. “Aún estoy pagando el crédito hoy, unos 1.200 euros al mes, y es algo que condiciona la viabilidad de la explotación. No fue una decisión acertada, si fuera hoy habría hecho de otra manera, con mucho menos inversión, sin establo y comprando una sala de ordeño móvil, que podría llevar a los prados en los que pastan las vacas, en vez de traer todos los días las vacas a ordeñar al establo”, reconoce una vez vista la experiencia de estos casi 10 años transcurridos. Pero “en aquel momento no había quien te aconsejara en esto, en Extensión Agraria no sabían de ecológico y aun hoy la Administración sigue teniendo únicamente una visión de modelo muy intensivo”, considera.

Ahora, con él sólo como titular desde hace un año, la explotación no es todo lo rentable que podría precisamente por esa importante carga financiera que aún soporta. Pero Xosé demuestra que se puede vivir de una granja de leche de 31 cabezas (contando el toro de la explotación), de las que 25 están normalmente en ordeño, la carga habitual por persona en este modelo.

“Agrupa los partos en dos lotes para coincidir con la máxima existencia de pasto”

Ganadería Bargueiras realiza agrupamiento de partos en dos lotes coincidiendo con el otoño y la primavera para aprovechar mejor la disponibilidad de pasto y entrega sobre 800 litros de leche cada dos días. Desde octubre del año pasado tiene contrato anual con Leche Celta y está cobrando la leche a 50 céntimos el litro más calidades.

Xosé reconoce que la entrada de Leche Celta como competidor en el mercado de la leche ecológica sirvió para subir de golpe el precio unos 10 céntimos a todos los productores y situarlo “en un nivel aceptable de entre 49 y 52 céntimos el litro”.

En este momento hay demanda de leche ecológica porque es un mercado en el que sube el consumo. “Somos 35 productores certificados en toda Galicia y hay otros tantos inscritos en los últimos dos años que están en período de adaptación. Todo esto desde la entrada de Leche Celta en el mercado de la leche ecológica, que coincidió en el tiempo con la crisis más dura de precios de la leche convencional”, explica Xosé Regueiro.

Algunos, como él, se pasaron al ecológico por convencimiento, en otros casos fue por simple necesidad, buscando una mayor margen que salvara del cierre a muchas explotaciones con precios de venta de la leche por debajo de los costes de producción. Calcula que en su caso el cambio de modelo de intensivo a extensivo ecológico supuso una merma de producción por animal de unos 2.000 litros por cabeza al año pero, a pesar de esto, la rentabilidad por vaca aumentó porque el margen coste-beneficio por litro producido se incrementa notablemente.

Aislarse del entorno y resistir la presión de las plantación de eucaliptos

Ganadería Bargueiras está rodeada de explotaciones en intensivo, en algunos casos con cientos de vacas. En su parroquia, Baltar, hay 6 explotaciones de leche y sólo la de Xosé está en ecológico. En el conjunto del ayuntamiento de A Pastoriza hay otras dos (Casa Ánxel, en Crecente, y Garridiño, en A Rigueira) y otras dos más en período de adaptación. “Cuando das el paso, aunque sea convencido, tienes que aislarte un poco del entorno porque vas a contracorriente”, reconoce.

El principal cambio en su caso fue el del pastoreo, que casi no hacía antes de pasar a ecológico. Ahora tiene que tener cuidado con la posible contaminación, pero en su caso dice que “los vecinos que están en intensivo hacen las cosas bien y no tengo problemas con eso, mi principal problema son las plantaciones de eucalipto, que en esta zona eminentemente agrícola aumentan la presión sobre la tierra y suben los arrendamientos”, afirma.

“La entrada de Celta en la leche ecológica subió los precios 10 céntimos de promedio”

Xosé Regueiro tiene 28 hectáreas de superficie agraria útil, de las que 10 son propias y el resto arrendadas. En torno a 10 hectáreas, las más próximas al establo, son las que usa para pastoreo. Su cabaña está formada por animales de raza frisona, fleckvieh y cruce de las dos, para buscar animales más rústicos y resistentes. Están en régimen de pastoreo día y noche, como máximo dos días en cada parcela de entre 4.000 y 5.000 metros cuadrados, y tardan en volver a la misma parcela entre 20 y 30 días, dependiendo de la época del año.

La alimentación diaria se completa con hierba seca de producción propia y entorno a 2 kilos de pienso ecológico diarios por animal. Ganadería Bargueiras sólo recurre a silo de hierba en rollos cuando no hay pasto y eso en esta zona sucede muy pocas semanas en el año. “Este año menos en el mes de febrero y algo en verano, tuve pasto todo el año”, explica Xosé.

Lo único que usa para abonar es purín y algo de cal. “En el modelo intensivo el purín es un grave problema pero en este modelo es un recurso más, porque produces mucho menos y abonas con él”, justifica.

El resto de las fincas, las que no destina a pastoreo, están en un radio de entre 3 y 4 kilómetros del establo. Hasta el año pasado tenía en ellas la recría, pero entre diciembre de 2015 y octubre de 2016 sufrió cuatro ataques del lobo, que le mató 4 novillas (3 de un año y 1 de 17 meses), así que tuvo que moverlas para cerca de la casa.

Vacas da súa gandería volvendo dos pastos para o muxido. Foto: Camilo Friol

Vacas da súa gandería volvendo dos pastos para o muxido. Foto: Camilo Friol

Incremento del período de lactancia materna para las becerras

Desde hace año y medio Ganderia Bargueiras optó por aumentar el período de lactancia de la recría, de forma que las terneras están hasta los 3 o 4 meses con las madres. “Pierdo en leche, pero gano en trabajo y en salud de las crías, que casi no enferman”, explica Xosé.

La tasa de reemplazo en la granja es muy baja, con animales que duran entre 7 y 9 partos. “Desde 2009 no volví a comprar una vaca y no mando más de 2 o 3 al matadero cada año”, dice. Así que cómo le sobra recría, insemina una parte con limusín para vender para carne y obtener más precio. “Hasta que los vendo con 20 días, los novillos están también con las madres”, cuenta.

Xosé vive en A Pontenova e intenta tener la mayor calidad de vida posible. Está en la explotación desde las 8 de la mañana a las 9 de la noche. “La rutina es siempre ña misma: voy a buscar las vacas al prado, ordeño, cuando acabo les doy la hierba seca y el pienso y vuelven para fuera. Después limpio el establo, cambio pastos, etcétera. No me da para tener a nadie contratado permanentemente pero intento librar un día a la semana y tengo una persona que me viene a hacer las libranzas”, explica.

«El objetivo es tener una explotación que sea viable y que pueda atender una sola persona”

Todas las decisiones que toma Regueiro están encaminadas al mismo objetivo: “tener una explotación que sea viable y que pueda atender una persona sola”. Por eso sus perspectivas de futuro no pasan por crecer, sino por mantenerse y aumentar los beneficios con el mismo número de cabezas a medida que vaya liquidando la carga financiera de la explotación. Y también por eso la única inversión en maquinaria que hizo fue comprar un tractor hace dos años. “No compensa tener máquinas para usar una o dos veces en el año”, dice.

Así que a 200 metros del castro de Saa, Xosé y sus dos ayudantes, Rufo y Dori, dos cruce de border collie con pastor alemán y pastor belga, cuidan del ganado libres de estrés, de pesticidas y de abonos químicos y aprovechan los ratos de tiempo libre para jugar a la billarda, otra de las pasiones de Regueiro.

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