Consejos para reducir las micotoxinas en los silos

Las buenas prácticas en el cultivo, en el ensilado y en el manejo de los silos son claves para reducir la presencia de micotoxinas, unos compuestos que pueden provocar importantes daños en la salud de las vacas y en la salud humana. Xoán Rodríguez Diz, técnico de Alltech, explicó en unas recientes jornadas de Agaca las claves para reducir su presencia.

Consejos para reducir las micotoxinas en los silos

Silo contaminado por hongos, que producen micotoxinas

Las micotoxinas son uno de los grandes retos futuro para la ganadería de vacuno de leche en el mundo. Estos compuestos tóxicos son producidos por hongos que crecen en los silos de forraje y en los cereales en condiciones de presencia de humedad y de oxígeno y constituyen un riesgo para la salud de los animales, y lo que es más importante, para la salud humana.

Conscientes de esta problemática, que va en aumento con el cambio climático, la Asociación Gallega de Cooperativas Agrarias (Agaca), celebró la pasada semana en Santa Comba, Chantada, Sarria y Melide unas jornadas formativas dirigidas a los ganaderos. Xan Rodríguez Diz, experto de la multinacional Alltech en el control y tratamiento de las micotoxinas, explicó las medidas que se deben poner en marcha para reducir su presencia en los forrajes.

¿Por que es tan importante reducir las micotoxinas en los silos?

De los numerosos hongos que producen micotoxinas -hay más de 500 conocidas- los principales son el Fusarium, el Penicillum y el Aspergillus, siendo este último el que produce la temida Aflatoxina B1 en la leche, con efectos cancerígenos en personas.

Frecuente en el Sur de España, esta micotoxina es conocida por provocar una crisis en el consumo de leche en el año 2013, a raíz de varias partidas de maíz contaminadas procedentes de Serbia. Además, el cambio climático -especialmente debido a las olas de calor- hace que su presencia sea cada vez más frecuente en latitudes Norte, llegando también a Galicia, siendo los silos de hierba los más sensibles a ella.

 “Con el cambio climático las micotoxinas cada vez serán un problema más frecuente”

En este momento es la única micotoxina que está regulada por la Comisión Europea, con unos límites de 5 partes por billón (ppb) en la ración del ganado; 20 ppb en las materias primas (cereales, piensos, forrajes…etc) y 0,05 ppb en la leche.

La transferencia de la Aflatoxina B1 a la leche comienza entre 12-24 horas después de comer la ración y puede llegar a eliminarse hasta 4-5 días desde la última ingesta.

¿Qué efectos tienen las micotoxinas en las vacas?

Aunque las vacas tienen capacidad para metabolizar un porcentaje de las micotoxinas sin daños aparentes, “no hay ningún nivel seguro, y el riesgo depende de su concentración, del efecto combinado de varias micotoxinas y del tiempo de exposición del animal”, explicó Xoán Rodríguez Diz.

En todo caso, como principales efectos en las vacas de la presencia en los forrajes o piensos que ingieren de estos compuestos tóxicos producidos por los hongos, el técnico de Alltech destacó el incremento del estrés, la reducción de los nutrientes para el animal -en parte ya consumidos por los hongos- y en general una bajada de las defensas en su organismo.

Además, el consumo prologando de micotoxinas a niveles bajos y durante períodos largos por la vaca lleva a veces a cuadros subclínicos que se manifiestan en bajo consumo de materia seca, descenso del peso del animal, mala respuesta a las vacunas e incuso problemas patológicos recurrentes y sin causa concreta.

¿Que hacer cuándo aparecen aflatoxinas en la leche?

Xoán Rodríguez Diz recomendó que, una vez detectada la Aflatoxina B1 en la leche por los controles oficiales del Ligal, “no esperar a la llegada de los resultados de análisis para comenzar el tratamiento, pues aunque es fácil que se muestren en la leche, no lo es tanto en la materia prima” y propuso medidas para evitarlo.

“Antes de conseguir los máximos legales, hace falta implementar absorbentes de amplio espectro, eliminar inmediatamente los ingredientes sospechosos de la contaminación, monitorizar la aflatoxina en la leche hasta que llegue a niveles normales y controlar el caso hasta la adopción de medidas correctoras, como pueden ser, entre otras, ensilados con correctas condiciones de temperatura, humedad y compactado”, subrayó.

“Hay que actuar cuando los niveles de aflatoxina superen los 2ppb en la ración o los 0,02 ppb en la leche”

En este sentido, el técnico de Allech incidió en la necesidad de establecer y aplicar un protocolo de actuación cuando los niveles de aflatoxina en granja o en leche superen los niveles de intervención: 2 ppb para la ración, 4 ppb para las materias primas y 0,02 ppb para las muestras de leche.

“El objetivo es detener lo antes posible la transferencia de la aflatoxina B1 a la leche; identificar la fuente de contaminación (cereal, pienso, alfalfa, paja o silo de maíz o de hierba), limitándola o eliminándola de la ración y establecer medidas correctoras”, explicó.

Entre estas últimas, el técnico de Alltech defendió la inclusión de secuestradores de micotoxinas en la ración, que actúan en el rumen de la vaca eliminando estos compuestos tóxicos. A este respecto, defendió los secuestradores orgánicos frente a los minerales, al ser de un espectro más amplio, tener más capacidad de absorción y provocar menos efectos secundarios en la vaca que los minerales, especialmente el zinc. En el caso de Mycosorb A´+, el secuestrador orgánico de Alltech, la ración recomendada es de un mínimo de 100 gramos por vaca y día. en caso de presencia de AFM1 en la leche, o niveles preventivos de entre 10 y 30 g por vaca y día, en la ración diaria.

Medidas preventivas que puede poner en marcha el ganadero para reducir la presencia de micotoxinas

Aunque el riesgo cero de presencia de micotoxinas no existe, Xoán Rodríguez Diz, defendió que los ganaderos sigan un programa de gestión integral de micotoxinas que debe comenzar desde el cultivo.

Durante el cultivo

-Evitar el estrés de la planta por baja fertilidad de la tierra, daños por insectos, sequía, exceso de humedad u otras dolencias.

-Evitar también el estrés durante la cosecha: cosechas tardías, ensilar maíz demasiado seco o el llenado lento del silo.

-En las praderas de hierba, una altura baja de corte incrementa el contenido en cenizas (clostridios y enterobacterias), y por lo tanto el riesgo de micotoxinas. Una solución de compromiso es cortar la hierba a una altura de entre 6,5 y 7,5 centímetros, con el cual también evitaríamos la parte menos digestible y nutritiva de la hierba.

Consejos para el ensilado

Todos los hongos, y por lo tanto las micotoxinas, precisan para crecer en los silos de cinco requisitos clave: un sustrato de alimento adecuado (almidón, proteína..), una humedad superior al 14%; temperatura superior a 15 grados, presencia de oxígeno (un mínimo del 0,5%) y un PH entre 4 y 8.

“Son condiciones que cumplen muchas explotaciones y sobre las que tenemos que actuar, empezando por reducir al máximo la presencia de oxígeno”, subrayó Xoán Rodríguez Diz.

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En este sentido, las recomendaciones son:

-Compactar entre 230 y 270 kilogramos de materia seca de silo de maíz por metro cúbico. Dicho de otro modo, la masa del forraje que entre en la trinchera en una hora debe ser como máximo de 3 o 4 veces el peso del tractor. Ejemplo: si estamos pisando con un tractor de 6.000 kilos el máximo que debería pisar en una hora deberían ser 24.000 kilos de materia húmeda.

-La capa que se extiende para pisar no debe tener más de 15 centímetros de grosor.

-Evitar acumulaciones y agujeros.

-Evitar que la fuerza debida a la comprensión se disperse hacia los lados. En este sentido, son preferibles los silos de hormigón en trinchera a las pilas, donde la entrada de oxígeno por los laterales o por la parte superior es mayor debido a una menor compactación.

-El final de los silos no debe ser en pico, sino en una línea casi recta con una ligera elevación en medio. De lo contrario, entraría más oxígeno por los laterales.

-Se recomienda utilizar plástico en las paredes del silo para prevenir el deterioro del forraje. En este sentido, el técnico de Alltech destacó que “el plástico Silostop es diez veces menos permeable al oxígeno que el plástico normal”.

-Una vez cerrado el silo, y para la comprensión estática, es preferible utilizar planchas de goma para tapar. Está estudiado que los neumáticos dispersos son la opción menos aconsejable, ya que ejercen un peso de entre 20 y 25 kilogramos por metro cuadrado, frente a los entre 150 y 200 kilos de una cobertura total con neumáticos o los 100 kilogramos por metro cuadrado de los sacos y mantas.

Manejo de los frentes de los silos y del comedero

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Silo dividido a la mitad para mejorar la conservación

-Se debe dimensionar el frente de los silos teniendo en cuenta el número de animales e ingesta de los animales. Todo con el objetivo de evitar pérdidas por fermentación aerobia en el silo mediante un consumo rápido y eficiente del frente de ataque.

En este sentido, se considera que una velocidad de avance adecuada en el silo son 15 centímetros por día en invierno y 20 centímetros en verano. Dividir un silo con una pared puede ser una alternativa para evitar frentes de ataque demasiado grandes y en los que se avanza lentamente, con la consiguiente pérdida de comida.

-Es recomendable el desensilado con fresa, frente al realizado con pala, ya que este último favorece la entrada de aire en el silo. Se ha observado en un mismo silo 30 grados de diferencia de temperatura entre el silo extraído con fresa y la parte desensilada con pala.

-En la parte superior del silo puede haber hasta 100 veces más de hongos que en el centro del silo, por la mayor exposición al oxígeno. Cubrir con el plástico después de cada desensilado debería formar parte del protocolo para reducir la presencia de micotoxinas.

-En cuanto al comedero, se debe evitar siempre su calentamiento. Como regla general, su temperatura nunca debería sobrepasar de los 8 grados de la temperatura ambiente. Se debe seguir un protocolo de limpieza.

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