Cinco formas sencillas de mejorar la gestión de una ganadería de vacuno de leche

Resumen de la ponencia de Alfonso Goris, técnico de CLUN, sobre “La importancia de la gestión en las explotaciones de vacuno de leche”, presentada en Vilalba en el Foro Agroganadero.

Cinco formas sencillas de mejorar la gestión de una ganadería de vacuno de leche

Vacas en Gandería Sar.

La gestión integral de las granjas de vacuno de leche cobra más importancia para ser rentables en un mercado cada vez más desregulado, donde se prevé que el precio de las materias primas (pienso, fundamentalmente) y de la leche experimenten importantes oscilaciones.

Sin embargo, siguen siendo minoría las ganaderías de vacuno de leche que participan en un programa de gestión, en el que técnico y ganadero definan conjuntamente los datos reales de punto de partida y marquen un objetivo realista a alcanzar.

Conscientes de esta importancia, la última edición del Foro Agroganadero celebrada recientemente en Vilalba analizó las estrategias para mejorar la gestión en las ganaderías de vacuno de leche, de la mano de Alfonso Goris, técnico de Clun, una de las cooperativas que realiza gestión a parte de sus socios.

Punto de partida: conocer el cash flow y el punto de equilibrio de una granja

En este sentido, Alfonso Goris aseguró que cinco buenas prácticas que deberían realizar todas las ganaderías, independientemente de si están en un grupo de gestión o no, son:

1) Conocer el cash-flow

“El cash-flow o el flujo de caja es el dinero que queda en la ganadería tras cubrir los gastos (alimentación, recría, amortizaciones, salarios y demás gastos fijos y variables), tanto a día de hoy como de forma estimada en los próximos 8 o 9 meses”, explicó el técnico de CLUN.

Explicado de forma sencilla, podríamos conocer el flujo de caja que tenemos sumando los ingresos por venta de leche, por venta de terneros y de vacas y por las ayudas de la PAC, y restarle los gastos de alimentación, el coste de la recría, los préstamos, el gasto sanitario -se pueden coger los datos del año anterior-, y los demás gastos fijos, y con eso podemos conocer la liquidez con la que cuenta la explotación. También se pueden realizar simulaciones de distintas situaciones variando el precio de la leche o el del pienso, y en función de eso ver que decisiones tomar.

2) Saber cuál es el punto de equilibrio de la granja.

Sería aquel en el que se cubren los gastos con los ingresos que genera la ganadería. “Por ejemplo, en una ganadería con 500.000 litros de producción, podemos saber que es capaz de generar una renta digna con un precio de la leche por encima de 0,30 euros, aunque una mejora de la productividad siempre es necesaria para ser capaces de tener un punto de equilibrio más bajo”, subrayó Alfonso Goris.

Todas las decisiones, como la compra del robot de arrimado o de un robot de ordeño, deben tomarse en base a datos objetivos y con un trasfondo económico que las justifique.

 “Es mejor ser primero bueno manejando una ganadería y luego tener una granja grande”

Índices objetivos de eficiencia en una granja de vacuno de leche

Otros índices que el ganadero puede aplicar en su granja para mejorar su gestión son, según Alfonso Goris:

3) Conocer cuál es la eficiencia alimentaria:

Es el resultado de dividir la cantidad de leche que producen las vacas, expresada en kilos de leche corregida, dividido entre los kilos de materia seca ingerida.

“Una eficiencia por enzima de 1,45 kilos de leche por kilo de materia seca ingerida sería un buen resultado, (para 2 ordeños), y de hecho cada vez hay más granjas que suben de 1,6. Por el contrario, todo lo que sea bajar de 1,4 es negativo, y puede ser debido a diversas causas ( malos datos reproductivos, malos forrajes, raciones mal balanceadas, mal manejo en general)”, explicó el técnico de CLUN.

4) Ingreso sobre el Coste de Alimentación (ISCA):

Se obtiene restándole a los ingresos por la venta de leche los costes de alimentación del rebaño presente, no solo de las vacas en lactación, sino también de las secas. No tenemos en cuenta el coste de alimentación de las novillas para este cálculo.

“Nos permite conocer si los costes de alimentación están acorde con la producción, así como poder establecer distintos escenarios, establecer umbrales de rentabilidad, y ver como afectan a las decisiones de manejo a nuestro ISCA, que es el verdadero motor de la economía de la granja”. El ISCA lo podemos referir a litro de leche o a la vaca presente.

Sin embargo, el técnico de Clun advirtió de que uno de los principales problemas es que “muchas ganaderías no tienen datos de cuanto le cuestan sus forrajes”. “En estos casos -añadió- se podría coger el coste de oportunidad del precio en el mercado de los forrajes”.

5) Reducir al máximo el número de animales no rentables.

El objetivo debe ser tener animales sanos y bien alimentados, optimizando el número de vacas en lactación. “En muchas granjas es un lastre no saber manejar las vacas secas y tienen demasiadas, o también tienen demasiada recría”, subrayó Alfonso Goris.

“Es un riesgo tener mucho dinero en carne -en recría- o bajo el plástico -silo de maíz- porque eso resta liquidez, resta cash flow”, advirtió.

Por último, el técnico de Clun recomendó “no quedarse solo en los problemas superficiales de una granja, sino ir a los subyacentes, como pueden ser la mala gestión del tiempo y de los recursos humanos, el mal manejo….etc.; en definitiva, problemas de mala gestión”.

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