Recomendaciones para la plantación de patata

Servando Álvarez Pousa, director técnico del Centro Agroganadero de A Limia, dependiente de la Diputación de Ourense, ofrece una serie de recomendaciones de abonado, preparación del terreno y selección de la variedad de patata.

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Recomendaciones para la plantación de patata

Campo de ensayo del Inorde en A Limia

Pocos cultivos están tan extendidos en la geografía gallega como es el caso de las patatas, no hay huerta en la que no estén presentes ni prácticamente comida o cena en la que no esté reflejada su presencia en la mesa. Galicia es un país, parafraseando el título del libro de Manuel Rivas, de “comedores de patatas”.

Pero esto no es todo, unos de los pilares de la economía agraria gallega es este cultivo, especialmente en la provincia de Ourense en la que más de 3000 hectáreas anuales de este tubérculo se plantan todos los años en la comarca de A Limia. En este punto hay que especificar que a diferencia del resto de Galicia, más del 99% de la producción se destina a la comercialización y no al autoconsumo.

Pese a que el estudio del cultivo de la patata requeriría muchas más consideraciones de las que se van a proponer a continuación, valgan las mismas para ofertar una visión generalista de los aspectos más relevantes del cultivo de la patata.

Variedades

La creación de nuevas variedades de patata es un negocio que sigue en auge en los principales países productores de patata de semilla, así Holanda, Bélgica, Dinamarca, Escocia y Francia siguen teniendo la predominancia en este sector.

Por desgracia, en España no se siguió esta tendencia e iniciativas tales cómo las de Appacale en el sentido de creación de variedades españolas propias se malogró quedando sólo el Neiker vasco como el único organismo en la Península que se dedica a la creación de variedades nuevas adaptadas a los requerimientos de un mercado cada vez más especializado.

La realidad actual le permitirá escoger al agricultor profesional entre más de un ciento de los miles de variedades de patata que existen en el mercado (en el caso de la agricultura de autoconsumo es más complicado conseguir variedades fuera de las más comunes).

En general, la elección final se reducirá a una elección inicial y esta dependerá del destino que le queramos dar a la producción, bien sea para consumo (venta encaminada a surtir la demanda de patata en hogares y sector de restauración) o patata para industria (industrias de patata frita, de transformados de patata, de precocinados….) Esta primera elección condicionará aspectos del cultivo tales cómo el abonado, el riego, o la época de recolección.

La época de recolección está claramente relacionada con el ciclo vegetativo de las distintas variedades de tal manera que en aquellas zonas en las que debido a las condiciones meteorológicas y los condicionantes morfológicos del terreno exista riesgo evidente de problemas en la cosecha (en zonas de cultivo extensivo, lluvias importantes en septiembre pueden dificultar o imposibilitar la recolección mecanizada), en estas condiciones la elección de variedades de ciclo corto nos permitirá adelantar la recolección en prácticamente un mes con respecto a las variedades más tardías.

Temperás

Semitardías

Tardías

Menos de 120 días

120 – 150 días

Máis de 150 días

-Monalisa.

-Red Pontiac.

– Kennenbec.

– Desiree.

– Agria.

– Baraka

Otro aspecto a considerar de cara a la elección de la variedad a plantar serán condicionantes fitopatológicos ya que el mercado actual nos va a permitir disponer de patatas más o menos resistentes a las diversas enfermedades o plagas. En este aspecto, sin embargo, hay que indicar que las condiciones agroclimáticas de Galicia condicionan que la resistencia varietal hacia las enfermedades fúngicas se vean muy limitadas.

Sin embargo, sí que hay dos casos específicos en los que la resistencia de la variedad hacia un problema fitopatológico nos va a ser de utilidad en la mejora productiva y ahorro de productos fitosanitarios). Estos son la resistencia hacia la Sarna Común y la resistencia hacia el nematodo de la patata que se comentará en otro artículo.

Estado de la semilla

La semilla certificada es la única que otorgará a nuestra plantación garantía de salubridad y como su nombre indica, nos certifica la ausencia en la misma de enfermedades de cuarentena.

Lo ideal en el momento de la plantación es que la semilla se encuentre pre-germinada, con varios brotes firmes de pequeño tamaño. Deberemos evitar emplear semilla muy arrugada, con los brotes largos y débiles o con la formación de pequeños tubérculos en el exterior o interior de la semilla, ya que dichos síntomas son indicadores de que la semilla se encontraría en un estado fisiológico no idóneo (edad fisiológica vieja).

Como consejos hacia el manejo de la semilla, se podrán aplicar el reflejado por la Consellería de Medio Rural en el reglamento técnico para la producción integrada de patata.

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En el caso de querer emplear semilla cortada, pese a que esta práctica no es muy recomendable, nos deberemos asegurar que cada pedazo cortado cuente con dos o más brotes y que el corte se encuentre bien suberizado antes de la plantación.

Estado del terreno

Un buen estado del terreno a plantar será fundamental a la hora de conseguir una producción rentable y de calidad. Además de favorecer operaciones posteriores del cultivo, evitará futuros problemas durante el ciclo del mismo (por ejemplo, una mala preparación podrá causar problemas por encharcamientos a la hora del riego).

Lo óptimo sería que la tierra se encontrara en un buen tempero a la hora de plantar, entendiendo por esto como el suelo suelto, sin apelmazar, con algo de humedad y, dentro de lo que cabe, libre de terrones (si bien los terrones no influyen en el cultivo, la presencia de los mismos dificultarían muy mucho la operación de cosecha mecanizada).

En cultivo de patata extensivo, de manera habitual, y siempre dependiendo del estado inicial de la parcela, las labores habituales a realizar serían:

-Arado de vertedera para incorporar al suelo la cobertura vegetal del invierno.
-Pase de grada para allanar el terreno y eliminar terrones.
-Pase de fresa para favorecer la plantación mecanizada y eliminar terrones.

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Sin embargo, hay que resaltar que deberemos cuidar muy mucho la estructura del suelo, sobre todo para evitar que un exceso de mecanización cause problemas de formación de suela de labor (compactamiento de las capas profundas del suelo que causan una impermeabilización de las mismas y provocarán problemas de encharcamiento a lo largo del ciclo). Para evitar esta situación, el agricultor deberá seguir el código gallego de buenas prácticas agrícolas.

Nutrición

No hace falta ni que decir que la operación de abonar, de nutrir la tierra nos va a condicionar el correcto desarrollo del cultivo. Es por esto que el agricultor, así sea profesional o de autoconsumo, se deberá tomar su tiempo a la hora de establecer una estrategia nutricional acorde con su explotación.

La patata es un producto exigente en lo referente al consumo de nutrientes, especialmente en casos de explotaciones intensivas con aporte de agua de riego y con expectativas de altas producción (por encima de los 50.000 kg/ha).

En referencia a los nutrientes más generalistas:

Nitrógeno: Es el elemento que confiere vigor a las plantas, aumenta el desarrollo de las mismas y está íntimamente relacionado con el área foliar de las plantas y por tanto en la capacidad fotosintética.

Un aporte deficiente en este elemento producirá clorosis claras en hojas y una merma en la producción, de tal manera que se puede considerar como el elemento limitante en términos de producción total. Por el contrario, un exceso de nitrógeno causará alteraciones tales como la aparición de corazón hueco, manchas en la carne, merma de la materia seca y, por otro, lado una mayor susceptibilidad a enfermedades fúngicas.

El consumo habitual de nitrógeno por tonelada producida variará entre los 3.5 y los 5 kg/ha y año, si bien los altos contenidos de materia orgánica de los suelos gallegos y la capacidad de mineralización de la misma marcan un consumo medio para Galicia de 4 kg/ha de nitrógeno para explotaciones intensivas muy productivas y en torno a los 3 kg/ha de nitrógeno para explotaciones de autoconsumo, sobre todo en régimen de secano.

Xeito de Producción.

Producción kg/ha

Consumo de Nitróxeno kg /ha

Autoconsumo en secano

< 20.000

60 – 80

Explotación intensiva secano

20.000 – 30.000

60 – 120

Explotación intensiva regadío

30.000 – 40.000

120-160

Explotación intensiva regadío

40.000 – 50.000

180 – 200

Explotación intensiva regadío

> 50.000

220 – 250

-Fósforo: Es un elemento directamente relacionado con el sistema radicular de la planta y con la capacidad de misma de incrementar el número de los elementos de almacenamiento que son los tubérculos. Además, mejora la calidad de las patatas y adelanta el ciclo de cultivo.

La carencia en fósforo causará un enraizamiento deficiente con poco número de tubérculos, en especial en el caso de aquellas variedades que no suelen producir gran número de los mismos como es el caso de la Agria.

Las extracciones de cultivo nos hablan de entre 1.5 kg/tn a 2 kg/tn lo que implicaría unos consumos medios por ha y año que variarían entre los 30 y los 100 kg de fósforo.

Sin perjuicio de lo anterior, en relación con el fósforo hay que indicar una cuestión relacionada con la tipificidad de los suelos gallegos. Los suelos gallegos se caracterizan entre otros factores por el alto contenido en materia orgánica y relacionada con dicho contenido, el nivel de pH, en Galicia predominan los pH ácidos con un valor en prácticamente todos los casos por debajo del 5.50 y en muchos casos situados en el intervalo 4.50- 5.00.

Tal y como se aprecia en el diagrama adjunto, la disponibilidad de fósforo a disposición de las plantas al intervalo de pH referido es muy baja. Esto indica que gran parte del abonado fosfórico que añadimos al suelo se va a insolubilizar formando fundamentalmente fosfato de hierro y de aluminio. Por esta razón, la cantidad de fósforo a añadir al cultivo debería ser superior a las extracciones del cultivo hasta conseguir en el caso de explotaciones muy productivas (en torno a los 50.000 kg/ha) los 200 kg/ha y año.

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-Potasio: Como tercer elemento prioritario en la nutrición del cultivo el potasio se muestra como un elemento por el que la patata tiene grand predilección ya que de los tres es del que mayor cantidad requiere.

El potasio se muestra cómo fundamental durante el proceso de maduración de los tubérculos y en los de formación de azúcares y materia seca. Disminuye los daños por golpeo de la producción y ayuda en la conservación de la patata. Además mejora la resistencia de la planta a las enfermedades y la situaciones de estrés como la sequía o la helada.

Las carencias de potasio en planta se muestran cómo oscurecimiento de las hojas y enrollamiento de los foliolos, pero es sobre todo en tubérculo donde se ven las consecuencias más evidentes. Estas van desde falta de uniformidad en la carne, problemas de vitriosidad, e incluso, conjuntamente con un exceso de nitrógeno, episodios de oscurecimiento del anillo vascular y corazón hueco. Las alteraciones que provoca la carencia de potasio son especialmente graves en el caso de las variedades destinadas a industria y fundamentalmente en las destinadas a la transformación en chips.

Las extracciones de cultivo se sitúan entre los 6 y los 10 kg de potasio por tonelada producida, siendo especialmente exigentes las producciones destinadas la industria.

Xeito de Producción.

Producción kg/ha

Consumo de Potasio kg /ha

Autoconsumo en secano

< 20.000

180-200

Explotación intensiva secano

20.000 – 30.000

200-270

Explotación intensiva regadío

30.000 – 40.000

250-350

Explotación intensiva regadío

40.000 – 50.000

350-450

Explotación intensiva regadío

> 50.000

> 500

En la nutrición del cultivo tienen especial relevancia, además, los siguientes elementos.

-Magnesio: Los suelos gallegos son especialmente deficitarios en magnesio debido a la acidez que presentan. Así pues, es especialmente interesante dotar al cultivo de una cantidad anual de magnesio que ayuden al correcto desarrollo del mismo. El magnesio, además de ser básico para el proceso de fotosíntesis de las plantas, en patata es básico para dotar de resistencia a las plantas hacia enfermedades (mención especial merece el control de la Alternaria) y a mejorar de manera espectacular el aspecto externo de los tubérculos.

En términos generales, aportaciones de 50-70 kg/ha de magnesio/ha suelen ser bastante para una correcta nutrición.

-Calcio: Fuera de las necesidades básicas que todos los vegetales presenta en relación al calcio y su papel en la estructura celular, la patata no se muestra demasiado exigente en el mismo y sólo en condiciones de carencia extrema se muestran daños evidentes tales como el necrosamiento de la zona donde el tubérculo se une a los espolones.

Sin embargo, el calcio desempeña un papel fundamental en la estructura del suelo, en especial a la manera en el que el complejo arciillo-húmico es capaz de fijar los cationes de cambio y sobre todo el fósforo.

Además, tal y como se dijo cuando se habló del fósforo, el pH del suelo es fundamental en lo relativo a la asimilación de los nutrientes por parte de las plantas, de tal manera que a valores cercanos al 7.00 la asimilación sería óptima.

Práctica habitual para subir el pH del suelo es el encalado, de tal manera que mediante el empleo de calizas elevaríamos el nivel del mismo al mismo tiempo en que aportaríamos calcio. Sin embargo, en el caso del cultivo de patatas la práctica del encalado puede llegar a ser desaconsejable por la aparición de una enfermedad bacteriana conocida como Sarna Común, Stremptomyces spp. Esta bacteria causa alteraciones en la piel de la patata formando manchas corchosas y pústulas de diversa afectación que restan calidad comercial a la producción. La bacteria de la sarna ataca fundamentalmente a un pH del suelo superior a 5.5 por lo que en parcelas con inicio de síntomas no se deberá encalar (por menos en el año en el que se planten patatas).

Empleo de materia orgánica

El empleo de los abonos orgánicos cabe definirlo como una buena práctica agrícola, ya que con ellos además de corregir carencias de contenido de materia orgánico en el suelo (no sería el caso de Galicia, donde los porcentajes de materia orgánica suelen ser elevados) sí mejora el perfil de ácidos húmicos, se favorece la vida microbiana y además es una manera de añadir nitrógeno al suelo.

PATACA__ESTERCO_INORDE_5Los abonos orgánicos más empleados para este fin son estiércoles provenientes de explotaciones ganaderas, dependiendo del tipo de abono, de la carga ganadera de cada comarca. Así, en el centro-norte de Galicia el abono mayoritario será el de vacuno, mientras que en el sur de Galicia (A Limia) predomina el de explotaciones avícolas.

Las cantidades a añadir de este tipo de insumo variarán desde los 40 m3 de estiércoles de vacuno o productos compostados hasta los 20 m3 de abono de pollo (siempre refiriéndonos a una ha).

En cualquier caso, ante el empleo de abonados orgánicos deberemos tener la precaución de no incorporarlos al suelo cuando aún no alcanzaron una cierta evolución o en el mejor de los casos un cierto compostaje. El empleo de abonos frescos, recién sacados de los establos o de las explotaciones llevarían asociados, en el caso de la patata, posibles problemas por la aparición de podredumbres causadas por bacteriosis o, sobre todo en el caso de empleo de gallinazas o abono de pollo, por el favorecimiento de la ya comentada sarna común.

Práctica del abonado

Desde luego, antes del comienzo de los trabajos de abonado, será prioritario la realización de una analítica de suelo que nos indique las posibles carencias (o excesos del terreno a plantar).

Una vez conocida la realidad nutricional de nuestro suelo habría que articular una estrategia de fertilización considerando, el terreno, la variedad a plantar y la producción estimada que queramos cosechar.

El abonado de fondo lo realizaremos lógicamente antes de la siembra con el fin de aportar al cultivo una reserva de nutrientes que cubra todo el ciclo vegetativo. Tanto fósforo como potasio están considerados en principio como elementos poco lábiles en el suelo por lo que la aportación de ambos en fondo cubriría el ciclo arriba mencionado. En lo referente al nitrógeno, por lo menos un 50 % de la cantidad a aportar también se haría en este abonado de fondo.

¿Que pasa entonces con el restante 50 % de nitrógeno? El nitrógeno es un elemento que por acción de las condiciones meteorológicas es fácilmente lavable del suelo; es decir, a causa de la lluvia o incluso de las practicas de riego es muy difícil que la cantidad que aportamos con el abonado pre-plantación llegue al fin del ciclo, con lo cual por una parte someteríamos al cultivo a una escasez de nutrientes y por otra parte, estaríamos fomentando la eutrofización de las redes de agua.

¿Solución? Aplicar el restante 50 % en cobertera cuando el cultivo esté establecido. Lo recomendable sería aplicar dos coberteras, una antes del primer riego y otra cuando el cultivo alcance la floración. Para la realización de estas operaciones los productos más empleados serían los nitratos amónicos cálcicos o los nitratos potásicos, entre otros.

En el caso de no querer, o no nos ser posible aplicar nitrógeno en cobertera, nos podríamos decantar por el uso de los abonos orgánicos, ya que estos nos liberarán el nitrógeno progresivamente al largo del ciclo vegetativo de las patatas (no olvidar las precauciones mencionadas anteriormente hacia el empleo de este tipo de abono en relación especialmente con la sarna común de la patata).

Otra opción para sustituir las coberteras sería el empleo en abonado de fondo de productos de liberación gradual de nitrógeno (abonos de baja solubilidad, inhibidores de la nitrificación, microencapsulados…).

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