Manejo de las masas de pino: plantación, podas y claras

La producción de madera de calidad exige una gestión enfocada a conseguir pies rectos, libres de nudos y de buen diámetro. Resumimos unas recomendaciones básicas a tener en cuenta con la ayuda de Esteban Gómez García, Dr. Ingeniero de Montes del Centro de Investigación Forestal de Lourizán

Manejo de las masas de pino: plantación, podas y claras

Pinar procedente de regenerado natural en el que se abrieron calles para facilitar los trabajos forestales.

La especie de pino Pinus pinaster, conocido como pino del país, pino marítimo o incluso pino gallego, representa aproximadamente las dos terceras partes de las masas de coníferas de Galicia. Repasamos criterios a seguir en el tratamiento de las plantaciones o de las regeneraciones naturales de este pino a raíz de un curso sobre técnicas y tratamientos para el monte gallego celebrado en el Centro de Investigación Forestal (CIF) de Lourizán (Pontevedra).

De cara a mejorar la gestión silvícola en Galicia, la Xunta legisló la obligatoriedad de que todos los montes cuenten con un instrumento de ordenación o de gestión forestal (Decreto 52/2014). Aquellos propietarios con menor superficie de monte (menos de 15 hectáreas), que son la mayoría de los propietarios particulares gallegos, pueden optar en su lugar por adherirse de manera expresa a alguno de los modelos silvícolas ofrecidos por la Administración a través de la Orden de 19 de mayo del 2014.

Desbroce mecanizado en un pinar.

Desbroce mecanizado en un pinar.

Los modelos silvícolas son programas de actuación forestal que fijan cuestiones como la densidad inicial de plantación, la altura a la que se han de acometer las podas o el peso del sistema de claras. Sobre las orientaciones de los modelos silvícolas, se pueden efectuar variaciones de un máximo del 25%. Conviene tener en cuenta que a partir del año 2020, aquel propietario que no tenga un instrumento de ordenación ni se adhiriera a un modelo silvícola, no podrá hacer aprovechamientos comerciales en el monte, según señala la Disposición transitoria sexta de la Lei de Montes de Galicia (Lei 7/2012, de 28 de junio).

Para la producción del pino del país Medio Rural ofrece dos modelos silvícolas, el PP1, orientado a madera de trituración, con un pequeño porcentaje para sierra, que tiene el objetivo de conseguir el máximo volumen de productividad por hectárea; y el PP2, dirigido a lograr madera para trituración, sierra y chapa, con un mayor turno de tala (35-50 años en lugar de los 30-35 años del modelo anterior) y con una menor densidad final de pies por hectárea. Los modelos ofrecen una planificación de las principales labores a tener en cuenta, como la plantación, los desbroces, las podas o los clareos y claras.

Plantaciones

En las plantaciones, la separación mínima recomendada entre filas es de 3 metros, al fin de permitir la mecanización de los trabajos posteriores a la plantación, tales como desbroces. “Incluso es mejor disponer de mas de 3 metros entre filas, por ejemplo 3,5 metros, ya que hay que tener en cuenta factores como el crecimiento en diámetro de los árboles o pequeñas variaciones en la distancia entre filas para adecuarse al terreno” -valora Esteban Gómez-. “Si la separación entre filas queda muy ajustada, se va a dificultar el acceso posterior de la maquinaria”.

Trabajos de poda./ Imagen: CIF.

Trabajos de poda./ Imagen: CIF.

La distancia entre plantas en la misma fila recomendada por los modelos silvícolas de Medio Rural oscila entre 2 y 3 metros. Es decir, los marcos de plantación mínimos serían de 3×2 o 3×3, resultando entre 1.670 y 1.110 plantas por hectárea, respectivamente.

Por lo tanto, la orden deja libertad para decidir una mayor o menor densidad inicial, siempre respetando una distancia mínima entre filas. Con mayores densidades, la repoblación será un poco más costosa y habrá que hacer clareos de pies, sin aprovechamiento comercial, al cabo de unos años. Como ventajas, se logran árboles con un fuste más recto, con menor ramosidad y se dispone de un mayor número de árboles de cara a seleccionar los mejores pies.

Desbroces
Entre los 2 y los 5 años, conviene hacer desbroces mecanizados cuando sea preciso, a efectos de evitar que el matorral domine en altura a los pinos e introduzca un exceso de competencia por luz y nutrintes. En regeneraciones naturales, se recomienda efectuar un clareo sistemático (y desbroces) por calles y entre calles en el período de los 3 a los 6 años, de manera que la densidad final sea similar a la del modelo. Este clareo será preferiblemente mecanizado y las calles que se abran procurarán tener un mínimo de 3 metros de ancho.

Las podas

La primera poda del pino se realiza cuando el árbol tiene entre 5 y 7 metros de alto y un diámetro normal medio de unos 10 centímetros. La poda eliminará ramas sólo en los 2 primeros metros del tronco. Una actuación mayor, como las que se pueden ver en ocasiones en el monte, retrasaría el crecimiento del árbol. Como norma general, la poda no debe afectar a la mitad superior del tronco y sólo se actuará en el primer tercio o, como máximo, en la primera mitad del tronco.

Poda correcta./ Imagen: CIF.

Poda correcta./ Imagen: CIF.

Esta poda inicial, además de contribuír a evitar nudos en la madera, facilitará la accesibilidad a la plantación y reducirá los riesgos de los incendios forestales. El modelo PP2 señala una segunda poda alta, hasta unos 6 metros, cuando los pies consigan una altura de 12-15 metros y un diámetro de 18 centímetros. El modelo también señala que esta segunda actuación puede evitarse en el caso de regeneraciones naturales de pino con buena poda natural.

Época de poda y selección de pies
La poda no se hará en todos los pies, sino sólo en aquellos que se haya previsto dejar hasta el final. Los árboles que se van a eliminar en clareos no precisan de poda, pues aun en el caso de tener aprovechamiento comercial, irán destinados a la trituración. En cuanto al periodo de poda, hay varias posibilidades. “Se puede hacer a finales de otoño – invierno o en primavera. La ventaja de la primavera es que hay más movimiento de savia en la planta y cicatrizan antes las heridas de corte. Por el contrario, también existen más riesgos de ataques de patógenos y la presencia de maquinaria y de restos vegetales en el monte genera más riesgo de fuegos forestales” -valora Esteban Gómez-. “La tendencia es a podar los pinos a finales del otoño o en invierno”, apunta.

Poda mal realizada./ Imagen: CIF.

Poda mal realizada./ Imagen: CIF.

Herramienta de poda
Para las podas, el material aconsejado son las tijeras, de una o dos manos, y el serrucho de poda. También se puede emplear motosierra, siempre que no se use por encima de la altura del hombro por cuestiones de seguridad y de ergonomía, y motosierra sobre pértiga para las podas altas. En cualquier caso, cuando se acometan trabajos silvícolas se debe contar con el EPI (Equipo de Protección Individual) oportuno, que en el caso de la motosierra incluye, entre otros elementos, casco, pantalón anticorte y guantes. En general, para la poda se deben descartar herramientas de impacto como son las hachas.

La poda en las coníferas se hará con un corte paralelo al tronco, no perpendicular a las ramas, respetando las ‘arrugas de cicatrización’ y evitando las heridas en el tronco por ajustar el corte en exceso.

Clareos y claras

En castellano se diferencia entre clareos -sin aprovechamiento comercial- y claras, en pies dirigidos a la trituración, bien para tableros, bien para biomasa (pellets). En gallego, aunque el término rareo suele designar tanto la eliminación de pies sin aprovechamiento comercial como de aquellos que van a tener salida en el mercado, en los modelos silvícolas de Medio Rural se hace la distinción entre rareo y clara para diferenciar ambos.

Los clareos potenciarán los mejores árboles, eliminando los pies con peor forma o que menos crecieron, por lo que también se denominan clareos por lo bajo. Esos clareos se deben cuidar en especial en zonas ventosas, ya que un clareo excesivo puede comprometer la estabilidad de la plantación y provocar la caída de árboles por una mayor penetración del viento.

En Galicia no hay mucha tradición de hacer clareos por la falta de rentabilidad directa de la operación. Son trabajos, sin embargo, que redundan en una mayor calidad de la madera final. Los modelos silvícolas de la Xunta ofrecen las siguientes recomendaciones:

Clareos (Rareos)
Se puede hacer un primer clareo a los 8-10 años hasta una densidad de 1.000-1.200 pies por hectárea, siendo evitable si se partía de una densidad inicial baja.

Claras
En el modelo silvícola PP1, orientado principalmente a la madera para trituración, la primera clara, por lo bajo y selectiva, se hará entre los 10 y 20 años con el objetivo de dejar entre 750 y 900 pies por hectárea. Si hay riesgos de derribo por viento u origen de los pies de regenerado natural, se debe moderar la clara hasta los 900-1.100 pies por hectárea. Se puede hacer una segunda clara opcional a los 20-25 años si las perspectivas de madera para sierra así lo justifican, para dejar 650-700 pies por hectárea, o algunos más si la primera clara fue moderada. La edad de tala final será a los 30-35 años.

En plantaciones más orientadas a la producción de madera para sierra y chapa (modelo silvícola PP2), la segunda clara, a los 20-30 años, reduce la densidad hasta los 550-700 pies por hectárea. De forma opcional, se propone una tercera clara, si la calidad de la madera lo aconseja, a los 25-35 años para dejar 400-500 pies por hectárea. La tala final se hará a los 35-50 años.

2 ideas sobre “Manejo de las masas de pino: plantación, podas y claras

  1. Daniel abarzua

    muy buena y clara la información gracias y felicitaciones soy nuevo compre un campito dode hay varios pinos nuevos 5 a 10 años

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